Elia Maqueda López
Elia Maqueda López. (Badajoz, 1984). Tiene publicado el libro Recortables (Anidia Editores, 2008) y Papilas analógicas. Paisaxe sur tex (Progesele/Diminutos salvamentos, 2014). Música, poeta, traductora.
Es Licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Salamanca y posee el título de Máster Oficial en Traducción Literaria por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente, se encuentra realizando su tesis doctoral en la Universidad de Salamanca y pertenece al Grupo de Investigación en Traducción Literaria INTRAL de la Universidad Complutense de Madrid.
Desde 2006, se dedica de forma profesional al mundo de la traducción, especialmente en el ámbito de la traducción editorial y comercial y el de la localización de videojuegos. Traduce del inglés, del francés, del italiano y del portugués. Desde 2013, combina su actividad profesional como traductora con la docencia universitaria, y actualmente imparte clases en el Grado de Traducción e Interpretación de la Universidad Complutense de Madrid, además de cursos y talleres en otras universidades y centros privados. <emaqueda@ucm.es>
POÉTICA
Sois todos tan,
tan guapos.
Se os cae la belleza de los bolsillos.
Y discutir qué es la poesía,
con la lengua de trapo y enormes las pupilas,
es lo más grande que os ha pasado nunca.
Me gustaría hacer una galaxia
con todos nuestros lunares.
La llamaría, por supuesto, Poesía.
Allí seríamos,
todos,
insultantemente felices.
Adivina quién viene a cenar...
esta noche...
todos llevamos un poema en la entrepierna
como todos nos hemos arrastrado alguna vez
a las horas más altas del alba
por los umbrales más bajos
borrachos de vergüenza
a veces terminaba acurrucada contra el cabecero de la cama
de cuyos dueños dueños no recuerdo más que ráfagas
de recuerdos
todos hemos llorado después de una mala noche
con la luz gris repartida por las extremidades
y un sudor extranjero en el paladar
y los ojos cerrados tan fuerte
que no puedan escaparse las lágrimas
no siempre suena música fúnebre en las pesadillas
a veces hay actores en blanco y negro
bailando canciones de moda
que dan más miedo, si cabe
(Del número 1, diciembre 2007, de la Revista poética "es hora de embriagarse (con poesía)")
El retorno del rey
Nada auguraba el regreso inminente del rey a palacio
las piernas cruzadas de los súbditos
las manos en las bocas, el infierno, las epidemias,
el miedo a no volver a escuchar el galopar de los caballos.
Temporada otoño-invierno en los bosques del reino
los ciervos vagaban tristes por los claros desolados,
tan sólo quedaba el frufrú de las hojas besando la hierba
y un pueblo entero sin brillo en los ojos.
Hasta que un día, de repente,
apareció la figura del monarca en lo alto de una loma,
montado en su burro blanco, resplandeciente de heridas.
– Todo vuelve – dijo, con su boca de arce y su voz complicada.
– Todo vuelve.
operación detectives salvajes
La bella Elia por pepeltenso..
(New paragraph)
– Observa, querido amigo,
guarda bene com’è che finisce l’amore,
como la sopa, a sorbos de pena de viejo de triste y de frío.
Se termina el amor y nos llevamos
la nostalgia de las ceras de color en los bolsillos.
Y yo, salvaje, tomando decisiones:
pasearé tantas ciudades como otoños,
romperé la soledad de la alacena,
seré detective: investigaré el final de los amores.
Tan violento como un dios con gabardina
vigilaré los restaurantes;
los comensales gordos que sorben el caldo,
la intensificación del tintineo de las cucharas,
el final irremediable de la carta de postres.
Presenciaré todos los finales
para redactar el epílogo definitivo…
Estoy preparada,
escondida bajo el ala del sombrero.
No me cogerán nunca más por sorpresa
los puntos y aparte.
Y cayó el primer copo de nieve del milenio.
Veinticuatro costillas
Hoy tengo una vida atada a los cordones
mañana dos docenas de pecados capitales
del mundo en mapas mudos. Siempre
ha consistido en eso,
en conquistarme los sueños a puñados
y los puños enzarzados en un beso bipolar;
la inconstancia tiene que ser un problema de páncreas
o un daño colateral de aquella insuficiencia hepática
que apenas recuerdo.
No tengo más que mis cinco lenguas favoritas
y veinticuatro horas como veinticuatro costillas,
un día entero con su noche rimando en mi caja torácica.
Qué bonita es la palabra “disyuntiva”,
me encantaría saber bailar.
Llevo más tiempo del que creía recorriendo
esta eternidad de carreteras secundarias del viejo continente
y se me atasca esta impresión de tener siempre
un par de cosas a medias,
y la vida en la guantera de un coche
que no es ni muchos menos mío
que el moreno de estos párpados.
Hoy tengo mis terrores agrupados,
los encantos afilados, y mañana
mañana no me duelen los ayeres.
Simplemente uñas y cabello diferentes
cada año, y sin embargo
este pecho, cavidad y corazón,
piel y alfombra de palabras,
este pecho es el único que va conmigo
hasta la última puesta
de todos los soles.
Veinticuatro costillas
Hoy tengo una vida atada a los cordones
mañana dos docenas de pecados capitales
del mundo en mapas mudos. Siempre
ha consistido en eso,
en conquistarme los sueños a puñados
y los puños enzarzados en un beso bipolar;
la inconstancia tiene que ser un problema de páncreas
o un daño colateral de aquella insuficiencia hepática
que apenas recuerdo.
No tengo más que mis cinco lenguas favoritas
y veinticuatro horas como veinticuatro costillas,
un día entero con su noche rimando en mi caja torácica.
Qué bonita es la palabra “disyuntiva”,
me encantaría saber bailar.
Llevo más tiempo del que creía recorriendo
esta eternidad de carreteras secundarias del viejo continente
y se me atasca esta impresión de tener siempre
un par de cosas a medias,
y la vida en la guantera de un coche
que no es ni muchos menos mío
que el moreno de estos párpados.
Hoy tengo mis terrores agrupados,
los encantos afilados, y mañana
mañana no me duelen los ayeres.
Simplemente uñas y cabello diferentes
cada año, y sin embargo
este pecho, cavidad y corazón,
piel y alfombra de palabras,
este pecho es el único que va conmigo
hasta la última puesta
de todos los soles.
La muerte de los elementos
Lloraría de risa
pero no sirve de nada reír con agua
si no tenemos árboles que regar
porque nunca los plantaremos.
Vamos a quemar esta urbe de fachadas blanquecinas
yo pongo las cerillas para todos, lo prometo
sólo me queda arrastrarme y descarnarme las rodillas
admitir que no saldrás a saludarme desde ningún balcón
taparme la nariz y tragarme las náuseas sin pensar
en tus manos grandes.
Dicen las alcahuetas
que has hecho voto en blanco a favor de mi olvido
malditas normas sociales.
La palabra olvido me da náuseas, también,
solíamos hablar de eso después de hacer el amor
con los ojos muy abiertos, sudando sal gorda.
No hay casas para nosotros, no.
No hay sofá de Ikea,
no hay hijos
ni animales de compañía.
¿Dónde quedaron los días de pesadillas con final casi feliz
de sábanas blancas?
¿Dónde están las seguridades infundadas y que papá y mamá
matarían al monstruo?
El otro día vi el barco de Peter Pan en eBay,
sentí como si me arrancaran todos los cuentos de cuajo.
Y mientras, tú, mudo de odios ajenos,
me llueves encima.
Soy cada día más pequeña y mezquina;
y sí, lloraría de risa,
pero no sirve de nada reír con agua
cuando la sequía asola la mitad de los cuerpos
de esta maqueta de campo de batalla
a escala real.
Evolution
Mi madre es sistema inmunológico moderno
con sus dos pulmones llenos de pesetas herrumbrosas
de tragar agua al respirar.
estás increíblemente metálica esta mañana.
Sé que seré testigo protegido y orgulloso
cuando explote la primera bomba química en la China
y la burbuja inmobiliaria.
Y tú serás la reina de todas las fiestas
a las que no te dejaron ir.
Esta ciudad,
las calles,
y el metro,
no son más que pasarelas de gatopardos:
los desfiles mañaneros, los tirones,
los periódicos,
tan malos y tan gratis,
y tú, tan lejos,
tú que vas andando a trabajar
Cada mañana más humana y vulnerable.
Mi madre son ganas desgastadas,
vista cansada, hipermetropía,
avellanas en el hueco de los ojos
manos grandes, huesos leves,
un regazo que es un país despoblado
un abrazo que nunca te perderá de vista.
Y llegará a estaciones francesas a medianoche
sin moverse del sofá
y volverá conmigo a casas vacías
por callejones oscuros con luz sucia de ocho de la mañana
cada día más paradójicamente nueva
más necesaria,
más adorada.
Mi madre es el primer eslabón de la evolución de las especies
-por lo menos
con dos corazones.
.
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