domingo, 26 de junio de 2011

JULIÁN CAÑIZARES MATA [4.024]


Julián Cañizares Mata

(Albacete, 1972) ha publicado Travis poemas (Colección Provincia, Diputación de León, 1999), Los elementos del clima (Editorial Aventis, Albacete, 1999), El hombre sin cabeza, el gato Wilson y el Condotiero Fajardo, dentro del libro Tres tipos con gafas (Editorial Academia de Samotracia, Albacete, 2001), "Sustituir estar" (Ediciones DVD, 2009), "Lugar y esquema" (La Isla de Siltolá, 2013). Dirige el fanzine "Guitarrazo".




POEMAS DE SUSTITUIR ESTAR

El amanecer, digan lo que digan, es un mal momento.
Lo normal es que sea un nuevo nacimiento, una nueva oportunidad.
Pero también es normal que todos sean iguales.
Que sólo se haya nacido una vez o que la oportunidad sólo sea una
palabra.
Falta el sueño, y a veces la boca es un kilo de tierra
que parece enterrarte por dentro.
No hay nada más. El amanecer es sólo un hecho,
una vuelta geométrica. El hombre inventó los símbolos
para desgarrarse, y así se concibe el símbolo.
No veo el amanecer por una cuestión de principios:
yo nací una vez y tuve mi oportunidad.



BOSQUE

Raramente me quedo fuera del bosque
cuando quiero entrar en el bosque.
Sustituyo la ausencia y entro por derecho propio.
Fuera del bosque está mi ausencia, pero poco.
Algo queda si pienso en ello. Descanso en un árbol
cuando en el bosque hay árbol, veo al pájaro
cuando en el bosque hay pájaro, toco el río
cuando en el bosque hay río. No siempre hay bosque
en el bosque, pero si decido entrar existe,
con las características que queden o que recuerde.
En la diaria lucha contra el vacío sale esto.
Fuera del bosque hay otros que piensan en mí,
y hay otros bosques, pero yo estoy dentro y soplo.
Como un hilo de humo el bosque no se diluye.
Estoy en lo cierto, estoy en el bosque.
Raramente me quedo fuera del bosque
cuando quiero entrar en el bosque.



PATOS

Una vez mi padre me llevó al parque a ver a los patos.
Los patos tomaban el sol en un balsa llena de agua.
Mi padre me los iba señalando uno a uno, por tamaños.
Había algunos en el agua, y otros en la tierra.
Cuando se es niño los patos tienen mucha importancia,
son como hermanos que sólo quieren que estés contento.
Entonces el dedo de mi padre llegó a un pato muy quieto,
y mi padre se quedó callado lo que puede callar un padre.
El pato estaba en una posición muy extraña en la vida,
dulcemente. Mi padre me dijo que era el pato y la muerte.
Y mi padre me dijo: no te preocupes, lo sustituirán,
y mañana volveremos y habrá otro pato nadando.
Pero yo estuve llorando toda la vida en otro mundo.




Lugar y esquema

Julián Cañizares Mata
Año de edición : 2013


EL PASO HA FRENADO DE REPENTE

La mañana me encuentra paseando,
hasta que ve cómo me paro, en medio
de los paseantes, en una parte
de ella, y de la calle, de lo que ocurre,
como en serio. Y, parado, sin golpe, 
me giro, y camino en el otro sentido,
como se hace en las estrategias.
La acción es sencilla, casi una renta,
un gesto en un pelotón de agujas,
una estancia invisible de netos síes.
Hasta ese punto exacto es el sitio,
hasta ese punto lógico es lo propio, 
y ya. He paseado duramente,
confiado, retando al cansancio,
extraído los alfileres de la dualidad
espacio – tiempo, hasta lugar y esquema.
Ya puedo volver. O ya puedo ser
lo que hay de mi noticia en la vida,
desconociendo el motivo de la pausa,
del giro, del porqué hasta ese punto,
de la ciencia de parar sin razones,
sin argumentos que pesen como yo,
o al menos como el deseo de seguir.
La mañana me encontrará paseando,
y será la misma tarde que me vio ayer.

No haré nada universalmente raro.






DE TRAVIS POEMAS

Travis poemas. León: Diputación de León, 1999.


(DEDICATORIA)

antes venías, pero ahora no vienes,
ni siquiera del revés, o sea, llorando,
ni una postal ni nada que ponga
“tus ojos son
y tus ojos son
la vida que se escapa viniendo”,
o quizá vengas
pero el timbre no funciones
y yo no esté durmiendo,
o quizá no vengas
y yo crea firmemente
que no estás viniendo.


travis
poema

travis qué pasó en el último rechazo
travis abre la ventana que entre el aire monótono de los días espesos
travis el alma recibió un último merecido en un día normal como la muralla china
travis el rearme público de tus ideas contrarias al mundo
travis la asquerosa normalidad de tus ideas burguesas
travis la inevitable cumbre de las estrellas de tu pensamiento
travis el frío como los diálogos que solo imaginas y que cuestan 1,18 euros aproximadamente
travis piensa en los millones de lunas sin padres y en sus hijos sin blanca
travis qué lejos queda todo tu patrimonio inmerecido
travis tus bienes materiales huelen a ducha podrida y a inevitable tecnología
travis has mecido a tus hijos inexistentes como si fueran tus recuerdos individuales
travis la cama te espera pensando en otro y lamiendo el pubis de tu nostalgia
travis el cráter inhabitado de tu paciencia doctrinal
travis recuerda a tu amante en todas las noches menos en la más feliz
travis suspira como si el aire fuera semen sobre tu vientre
travis sentencia las millones de posibilidades
travis sólo hay una posibilidad que realmente sea creíble
travis los automóviles se estrellan contra sus conductores
travis el dinero vomita dejando un rastro inteligible e impresentable
travis el dinero te grita socorro con la melancolía de su valor fiducitario
travis realmente crees en la dictadura de tu cabeza
travis el miedo alas flores rabiosas de futuro
travis necesitas la luz secreta
travis nunca has necesitado de la lengua cínica del olvido
travis cuando naciste existía el sentido y todavía existe la familia
travis si suena el teléfono no lo cojas porque sólo será una mala pasada
travis has dado casi todo y continúa lo incierto y lo absoluto
travis la literatura y su absurdo padre
travis la literatura nuevamente está repleta de absurdas palabras y neónicos trajes
travis la imaginación puede llegar a dejar de cumplir su cometido principal
travis la voluntad con problemas cardiacos y una citación para dentro de algunos meses
travis el café de las once no ha subido de precio pero te mira fijamente
travis la atmósfera repleta de realidad deslumbrante
travis ahora mismo no tienes cabeza y la importancia es una lágrima
travis cuándo pagarás la entrada a la vida cómoda
travis la mejoría aumente con el recuerdo compartido
travis olvida el recuerdo individual
travis el botón luminoso de la memoria del absoluto desencanto
travis la estación quiebra los trenes de tu vida y los autobuses de tus trenes
travis la maleta pesa porque está llena con el vómito de tus neuronas
travis puedes poner la esperanza en cualquier verso y mejorar la estrofa
travis a pesar de todo la esperanza camina con la esperanza minúscula
travis la seriedad no tiene nada que ver con el precio de tus sueños
travis el amor y el café y la nata
travis nunca sabes quién hay tras el teléfono y sin embargo lo idolatras
travis la integración de todas las partes en el enmohecido sudario del tiempo
travis tu mar y tus sueños
travis la madurez en la autopista exquisita
travis retiran sus aplausos con tristeza
travis aumento de los dígitos simbólicos de tu número de teléfono
travis el secreto rechazo tras el gastado marco de la puerta
travis después de todo la espera tiene dos cabezas y dos almas gemelas que
se miran continuamente a una media de varios miles de sueños por beso y
varios millones de palabras por despedida cuando la noche no es todavía la última esperanza vertida
travis la conversación ha terminado con el auricular vacío del absoluto
travis ha sido un placer hablar contigo.


I (RING)

no voy a contestar al teléfono: mi teléfono está enfermo, se repite continuamente:
los mismos mensajes, las mismas citas, las mismas personas (la vida es algo más,
que diría una antología poética); dejaré que suene hasta que el sonido se solidifique
y se caiga el suelo y se lo lleve cualquier motivo (cómo odio el mar, su aburrimiento,
su estúpida manía de hundir los barcos y esconder los ahogados);
dejaré que suene hasta que huela a podrido o hasta que yo falte,
y entonces puede que vuelva a tener ilusión por el teléfono, por su electricidad,
la maldita electricidad que me recuerda que yo no soy eléctrico.


II (SEMEN)

a veces puede que surja un breve silbido:
espero que surja y que quizá me reconozca,
la tarde negra y parada, el deseo a punto de perecer;
el intrigante momento de que surjamos entre las sábanas,
los labios ya cansados, la rejilla exhausta de luz
perdida; y es posible que hasta los cuerpos se detengan
por un momento, nos laman con sus lenguas sensuales,
repitan la secuencia unos instantes, hasta encontrar un motivo
con el que refrendar otro motivo; pero ese leve silbido que busco (?),
el que me atormenta con la suave cadencia de sus intenciones,
ese silbido no ha de tener Recuerdos, porque los recuerdos angustian,
porque los recuerdos llenan las tardes de inútiles situaciones,
de pescado podrido y de árboles adolescentes, porque los recuerdos
han humillado las pocas ventajas de la Esperanza.
Y ya no quiero más breves encuentros antes de guardar la angustia,
ni siquiera con la esperanza de que surja ese breve silbido.


III (CÓRDOBA)

pensé que diría mi nombre ante la audiencia, soportaría el devenir
de la audiencia, que dentro de los trenes llovería a las cinco de la madrugada,
que dentro del instituto alguien proveería de cantimploras los pasillos;
pero ningún pasillo fue nunca tan lacónico ni tan blanco, nunca tan estrecho;
pensé que la ciudad sería más interesante, puede que amara más ese día,
puede que hiciera más calor de lo que mis ojos querían soportar;
pero el tren se reciclaba en autobús y el autobús nunca habló conmigo
durante la noche.


IV (CONFESIÓN)

una mañana desperté con esa pesadilla de varios ámbitos y varias noches
para comprender el oscuro fermento de aquella intriga
de picos rabiosos contra mi cama,
y nunca he supuesto que cualquier día sea yo quien inaugure tu fiesta
ni consiga el primer abrazo o acaricie mis sueños (?) sobre tu vientre;
porque a veces no tengo sueños, porque a veces soy egoísta, sí, cien egoístas.


V (MAGIA)

las noticias escasean hace tiempo; como por arte de magia
me he levantado para ya no nombrar nunca más tu nombre:
demasiada responsabilidad sostener tus hábitos,
tu sensibilidad intergaláctica, tus fotografías; las incorrecciones diarias
se lastimaron en nuestros labios como en la tierra las lágrimas de los administradores;
de poco servía el medicamento cuando la noche era un archivo
de nuestras vidas,
y yo hablaba y tú no;
las preciosas negaciones en los acontecimientos venideros
bajo las húmedas sábanas del verano, esos diálogos como ventanas
para ti y para mí;
cuando se habla puede escucharse o andar o salir por la puerta,
y cuando se escucha se pueden arrodillar los labios
o encender la ridícula violencia de una radio; para defender la tierra
bajo nuestros pies: un baño en cada abrazo caído por la ventana desde un piso
alto y contundente: la escasez de noticias.


VI (NIHILISMO)

cuando abrí el atlas por aquella página vi el país lejano, sin infraestructuras,
sin moneda, sin gobierno; no se veían habitantes, ni el voto de las mujeres,
ni siquiera la calidad de la leche; no había carreteras, ni cines, ni pensiones;
no había amantes, ni selección de informáticos, buscadores o empresarios;
ni tan siquiera una pequeña parada de autobús; en un país lejano
toda la imaginación nunca pudo con su requisito primordial, y cuando pasé
aquella página el atlas era un poco de aire entre mis dedos.


VII (ALTER)

pobre alter, tan contundente con su vida, ni un milímetro perdido de vida,
tan satisfecho con el café de las diez; pero yo odio viajar por la noche,
odio no dormir con mis sueños, los únicos que me traicionan, odio
pasear por la noche, los trenes repletos y los andenes que agonizan bajo las maletas
llenas de materiales que luego se pudren; odio esa superioridad
sobre el resto de la ciudad (mi vida); odio que alter me odie a medianoche;
si está enamorado o no sé qué, no puede obligarme a desvestirme, si tiene miedo
no puede obligarme a acudir a su habitación: tengo tanto sueño…


VIII (SALIDA)

recuerdo que en la estación había cuatro personas (sin contar el de la ventanilla);
me llamó la atención el que dos fueran animales y los cuatro tuvieran dueño;
que uno estuviera deshabitado, otro desolado; que uno tuviera dinero y dos estuvieran
esperando un tren; que tres de ellos hicieran uso del sueño y el otro del desencanto;
que los cuatro se calzaran y el resto recordaran parte de su vida,
como una imagen nítida que se resiste a desaparecer inmediatamente;
que dos hicieran muecas y uno se estirara el vestido; el otro nadó un rato en el silencio;
mientras, el de la ventanilla los observaba con cara de circunstancia en un eventual arrebato,
y por el megáfono se escuchó una voz que anunciaba la próxima llegada
del tren de la una…: luego es cierto que había otra persona, aunque no tenga referencias.



IX (INFANCIA)

como niño que fui (y nunca seré) (vida en otra parte)
me gustaría conocer el testamento de epi y blas.


X (POESÍA)

en el mundo de la polipoesía se ha visto que el siglo XXI no está perdido;
la monopoesía se retuerce en el desconsuelo, mientras que la tecnopoesía
investiga nuevos sintetizadores y nuevas estrofas electrónicas de desgarradores tiempos;
la digitalpoesía renueva sus cumbres gráficas y se perfecciona la imagen digital
de la ciberpoesía, los caminos ya no son tan descarnados: están conducidos por electricidad;
la poesía telefónica tiene proyectos de publicidad inmediata, algunos polipoetas
ya han echado los papeles; la polipoesía es una gran idea para la disminución natalista;
la única pregunta que queda es; ¿qué haremos con todos nuestros bolígrafos?



XI (TRAVIS)

travis, te pareces terriblemente a una inundación de agua, a una roca gigante en el borde de una montaña ansiosa, que gotea miedosa la lluvia ninfómana de la normalidad más absoluta, como un perfecto cristal absoluto de miles de reflejos sordomudos, tecleados miles de veces por el aliento de la burocracia, cansada de servir al mismo patrón que nunca está en su despacho rojo de terciopelo enigmático, instinto automático de un cartel de publicidad donde se indica el final o el principio de la Realidad Absoluta, la que conoces de oídas porque aunque te confieses nihilista sigues creyendo en el afeitado de su pecho, el pecho que nos indica el camino de la aromática luz de lo real, lo que existe, lo que realmente sí existe, aquello que tú ahora buscas en una reflexiva calle con algunos faros y algunos coches cansados de tener ese motor de poker, aquello que tú ahora registras de manera inmediata para cerrar los ojos y continuar imaginándotelo sin perder un ápice de realidad, como tan obsesionado estás con la realidad, tan completo de Vida y de sopa del Recuerdo, tan lejano en tus convicciones de un señor otorgado en el magnífico escenario de la vida, terrible vida que no es terrible, aunque tú te esfuerces en encontrar el vómito de esa conciencia, que es casi literaria, alfombra literaria de vestíbulo pequeño y ultrajado por la virtualidad de los hechos, afirmada conciencia que será tuya cuando tires el último sueño por la ventana, la última imaginación articulada con un fin sencillo y magnífico.



XII (PROGRAMACIÓN)

palabra estratégica: gacela.
útiles que vuelan: tu pelo.
mañana de entre la noche.
objetivos didácticos: noche-niño-coche.
estrategia expositiva: te dejo marchar.
dedicatoria compleja: calibré demasiado el amor y no hubo mercado.
marea de rituales, de actividades.
estrategia de indagación: puedo llegar a creer en lo estúpido del destino.
noche + noche = luz, siempre lo supe.
elementos comunes: aquella mano en la que me apoyé.
necesidad conjunta: dame años.
anexo: la sensación de haber perdido el tren dentro de un autobús.



XIII (POLÍTICA)

no. Indonesia no está en Indonesia.
Está en el corazón de los indonesios.
En el cielo la lluvia no es nacional,
no hay mercado. Los indonesios, por ejemplo,
se arrojan piedras como podrían arrojarse
hijos o desconocidos (las palabras los engañaron).
No hacía falta que se arrojaran a los ríos,
la natación no fue nunca un deporte nacional,
el suicidio anatómicamente es un monzón;
los gritos despiertan, ha de ser su cometido,
geográficamente se reparten de manera desgastada
pero muy vinculados a la oscuridad. Yo digo
que hay demasiados indonesios conformes con dios,
pero tienen derecho a sus lluvias y a sus casas.
Las fachadas de las casas gozaron de la belleza
del verano, nadie se asomó demasiadas veces
a mirar el verano; de nada sirve el verano
si no se le mira. La temperatura sufre
y la precipitación se tambalea. Pero Indonesia
está en el corazón de los indonesios.



XIV (TÓPICOS)

los tópicos son un problema: están todos, interminables, japoneses,
lingüísticos, la fogosidad es menor que tiempo atrás;
escasea la luz en rejilla y escasea la oscuridad en la rejilla;
falta poco, muy poco; he pensado esto en el autobús
de regreso, como un favor personal; los tópicos
nos retuercen en el anonimato y en la facilidad de palabra,
los tópicos cuentan los días contados con una ligera sonrisa.



XV (DINERO)

por eso me alegro  de que nos hayamos reconciliado:
para que cuando te coma esta noche
nuestra acción rompa nuestras camisas,
nuestras bocas se enfrenten,
nuestras manos se rehuyan,
nuestra respiración ahogue el mundo
y nuestra humedad dibuje nuestras cinturas;
lo de menos es el cambio.



XVI (LOBO)

que tú miraste alrededor y viste a los tres cerditos borrachos,
te contuviste con toda tu Realidad Absoluta olvidando toda publicidad,
que te acercaste con imaginación hacia la fachada bíblica del asesinato
para asegurar la estropeada consecuencia de tu acción madura,
que no dudaste en hablar de dudas, resentimientos y otras frutas,
toleraste los vaivenes graciosos y las palabras graciosas, ocurrentes y sencillas,
que golpeaste a uno tras otro hasta contar tres, seis, y seiscientos nueve,
que te reflejaste en los ojos neónicos y en las gacelas fantásticas de sus quejidos,
que saliste corriendo y todavía no has parado ni en la gasolinera más barata,
que aún te queda la esperanza fría de que existan hospitales
de dibujos animados.



XVII (ACTUALIDAD)

me has traicionado;
te he mirado y tú no me has dado nada;
tengo doscientas pesetas en el bolsillo;
sigues calentando el café, poniéndole crema y preparando el tícket;
supongo que son las once y cuarto;
la gente habla como si de verdad viviera:
no conocen las verdaderas intenciones de la comunicación;
no quiero preparar una tesis,
no quiero prepararme en cinco años,
no quiero ponerme cinco minutos;
creo que es finales de agosto;
creo que son las once y cuarto;
en algún momento volverás a mirarme y yo te estaré esperando;
le digo que no al vendedor de lotería aunque quiera cambiarme la vida
(olvídala, le digo; me hace algo con la mano, se va);
tengo preparada una estrofa que saldrá esta noche,
toserá en cuanto toque mi cama;
cuando me mires yo te miraré y tampoco te daré nada;
cuando pague el café que me sirva otro
sólo tendré cien pesetas,
para cuando la salvación exista tú y yo no estaremos,
ni este café
ni esta gente;
cuando me mires yo te miraré y tampoco te daré nada
(volveré a casa).


XVIII (OCCIDENTE)

la alegría es una posición muy cómoda para los tiempos en que estamos.
En el parque se ríe la gente y en las oficinas a pesar del calor también.
La gente que baila se ríe inconscientemente y repiten y se besan y se acuestan.
La gente camina hacia la Realidad riéndose a todas horas.
El niño que llora cambia y se ríe.
Mañana se acordarán del día anterior y se reirán para terminar el día.
En algún momento no podrán parar la risa y nos ahogaremos con dolores estomacales:
será el momento de montar un buen negocio y conseguir beneficios.


XIX (CAMISA)

cuando tengas oportunidad de irte y la realidad no aconseje
lo contrario te daré una camisa; esa camisa no será ningún símbolo
ni significará un árbol; tu decisión de irte siempre será dolorosa
porque así lo aconsejan mis recuerdos o las impresiones que en ese momento guarde;
será natural, pero mantendrá un poso de engaño o de autoconvencimiento
por mi parte; la camisa no será descrita como especial
ni tendrá una importancia modélica o un recuerdo demasiado satisfactorio;
te daré la camisa y no deberá importarme lo que hagas con ella;
podrás guardarla para siempre, venderla en alguna subasta ridícula,
mancharla con la imprudencia de un coito o perderla en algún vuelo a Norteamérica;
gritarás, besarás, hablarás, acariciarás y trabajarás en el mundo,
no importa, para mí eso no tendrá ninguna importancia ni ningún carisma;
porque lo que nunca podrá desaparecer a pesar de toda nuestra distancia
o toda nuestra indiferencia será el resguardo de compra de esa camisa:
lo tendré yo, mi último acto de amor.



XX (RECUERDOS)

los diarios de Travis han sido encontrados en perfecto estado.
La letra es clara, sin faltas de ortografía, margen de dos centímetros
a derecha e izquierda. Nadie los ha reclamado,
nadie se ha interesado por ellos. Extraña toda esta incomunicación,
por la tarde y por la mañana, por la noche y por la calle;
ni siquiera están dentro de vitrinas o protegidos por una ley secreta.
No hay oposición alguna y hasta es posible que dejen fotocopiarlos.
Nadie está tan ocupado como para no poder beberse un vaso de agua.
Sin embargo, a pesar del buen estado de los diarios de Travis
nadie ha venido a leerlos; quizá la culpa la tuvo él
por haberlos escrito con buena letra.
Estamos a finales de agosto.


XXI (IMPORTANTE)

creo que tengo una protección real; vomito estrellas que no son reales
pero confío en que mi suerte cambie; a veces hablo realmente
de cosas sin importancia y no parece que a nadie le importe o le duela
la cabeza; sentado encima de la actualidad no tengo experiencia
pero continúo vomitando estrellas inevitables; mis neuronas se sienten celosas;
me aparto muchas veces de las habladurías reales y de los recuerdos tiernos
y luego me encierro en la bañera donde siempre consigo relajarme;
el mundo me avisa de que son casi las siete de la tarde;
mi bañera mide escasamente un metro, pero es verdad que consigo relajarme;
la salvación es una pérdida de tiempo, lo habéis oído miles de veces
pero no queréis convenceros, hasta el miedo exige la salvación,
hasta el alcalde o la factoría de leche de excelente calidad;
estoy mecánicamente dispuesto para lo que sea, también comprendo
que mi bañera nunca medirá más de un metro; y tampoco sé
lo que quiere decir lo de la protección real; es mejor no dar
demasiada importancia a lo que se dice.



XXII (RESULTADO)

todavía no conoces la importancia de matricularte en la Realidad Absoluta.
Tu madre seguirá fregando suelos absolutamente sucios —acompañamiento endeble—.
Pura, desgastada, fácilmente enamorada del interior absoluto de sesenta y nueve
metros cuadrados —pura, desgastada— ilusión absoluta y lujuria muerta de materia bancaria
(esa parcela estará siempre a las afueras de las estrellas, absolutamente lejos de tus ojos),
pura, desgastada, como el árbol caído que ni mató ni salvó la vida a nadie,
absolutamente a nadie, pura y desgastada para que la comida esté caliente y absoluta;
todavía el resultado de las manos puede que haya sido un trigo absoluto
y hasta puede que el plazo de matrícula no termine cotizando en la declaración
absoluta de la vida, aunque yo no podré ir hasta mañana a las nueve,
cuando abran absolutamente todas las ventanillas.



XXIII (POSTAL)

te escribo y
ahora sí que te escribo tengo;
una postal real
—sol, árboles, mar, casas con fachadas de colores—
espero que te guste
y a mí me gusta
—a otros que compraban también—
a media tarde me he puesto a comprar;
sellos y nadie me ha preguntado para qué
ni por qué;
sonreía de esa forma tan peculiar
y recuerda;
que debes darme tu dirección;
para cualquier cosa;



XXIV (SABOTAJE)

la voluntad suspira la voluntad infamia la voluntad mecánica
la voluntad agua la voluntad miseria la voluntad no quiere
la voluntad sabotaje la voluntad olvido la voluntad cuervo
la voluntad neón la voluntad infamia la voluntad verso
la voluntad película la voluntad conmovida la voluntad sabotaje



XXV (TESTIGO)

ya no recuerdo tus extrañas manías, tu imaginación
allá en los árboles, tu cumbre cúbica de ideas sencillas
en el momento de silenciar la noche, la vida tendida
en los trópicos de una calle de vida, la reflexión vestida
hacia los techos de la noche; ya no recuerdo el momento
de las palabras, el sexo tendido sobre la sábana,
el público de la ilustración pública de nuestra vida,
la taza de leche en la mañana del desayuno corriente,
la simpatía telefónica de tu voz en las orillas,
la calidad rítmica de tu mirada sobre mis labios,
la extraña melancolía de tu casa;
en el mejor de los casos todo esto sirve para tener la conciencia tranquila;
que recordar es el mejor ejemplo de todos; que siempre fuimos inocentes.



XXVI (VISITA)

sentado frente a la pantalla
oigo sus voces en la habitación contigua;
no están aquí
pero están en la habitación contigua;
me ducho y oigo sus voces
en la habitación contigua;
me siento frente a la pantalla
y oigo sus voces en la habitación contigua:
seguro que toman café y charlan;
me ducho
y oigo cómo sus voces, en la habitación contigua,
se repiten.


XXVII (ATLAS)

han plagiado una obra en Thailandia.
Han robado la inspiración pictórica de un cuadro en California.
Han asesinado a los tres cerditos en Alaska.
Han estudiado un poema normal en la universidad de Harvard.
Han hospitalizado al cuentacuentos con una sobredosis en Haití.
Gulliver corre para salvar a su querida esposa.
Han apagado la calefacción en Rusia.


XXVIII (ADMINISTRACIÓN)

creo en los recursos administrativos y en las llamadas telefónicas que no van a ninguna parte física
creo en las plazas que insinúan la belleza de su pubis pero te exigen un año-luz de papeles y de arrogancia
creo en los métodos comparativos como solución absoluta frente a los agravios emocionales
creo en la tecnología voluntariosa que no depende de ella misma pero su importancia radica las 24 horas
creo en la resolución como leit motiv de las mejores películas armamentísticas de los últimos cincuenta años
creo en la inevitable y ansiada pero absurda búsqueda de la calidad de la leche
creo en las cuentas insensibles de las noches insensibles para el hijo insensible (de un padre insensible)
creo en la voz en off de los teléfonos que según estadística propia ocupan el 10% de mi vida
creo en las oposiciones al desencanto y en las vacantes de las estrellas caídas que terminan su voluntad en el cielo subterráneo
creo en la clandestinidad de los ambientes innovadores que surcaron la insignificancia en los paneles informativos de la realidad colectiva
creo en el barco de pequeña influencia administrativa terminado en el primer puerto mundial que costó 500000 millones de euros
creo en la voluntad íntegra de los despachos azotados por la misoginia eléctrica de los bajos presupuestos
creo en el alter ego congelado de todos los habitantes anónimos que nos afectan con la idolatría de la perfección y el absoluto.



XXIX (ANÓNIMO)

travis está en la otra habitación
travis está  en la otra calle
travis está en el otro futuro
travis está en el otro pretérito imperfecto
travis está en el otro recuerdo de la vida absoluta
travis está en los otros ojos
travis está en la otra chica sentada sobre un taburete de locura
travis está en la otras coordenadas geográficas
travis está en la otra conversación
travis está en el otro encanto
travis está en la otra madre
travis está en el otro ejemplo a una hora de aquí
travis está en las otras piernas alegres
travis está en la otra locura
travis está en el otro dinero que salva la vida material
travis está en la otra cama con la mujer de sus sueños
travis está en la otra caldera, con los enamorados de la comunicación a mil millas por hora
travis está en la otra vagina, con los pecadores reiterativos en busca de un semen colectivo
travis está en la otra salida, oyendo a los iluminados morder la velocidad de los acontecimientos
travis está en la otra repetición
travis está en el otro universo conocido
travis está en el otro hermano que ha hablado mil veces de ti
travis está en la otra idea
travis está en la otra mirada que no piensa
travis está en el otro ticket
travis está en la otra calidad de la leche antes de ser envasada al vacío
travis está en las otras manos
travis está en las otras tijeras
travis está en el otro espejo
travis está en la otra bicicleta
travis está en la otra bofetada
travis está en el otro teléfono
travis está en la otra suspicacia
travis está en la otra manía
travis está en el otro verbo ser
travis está en el otro poema.



XXX (TAXI)

el astronauta llegó a la luna
y vio que no era la luna;
– es la luna —gritaron los operadores desde la tierra;
– no es la luna —pensó él desde la luna;
el astronauta no quiso clavar la bandera en la luna;
la civilización lo había engañado, su madre, su compañero de escalera,
su cuarta novia, el escritor que leía por las noches;
lleno de absoluta calma paseó diez minutos por la superficie de la luna;
– no es la luna —gritó— (es un satélite: gira alrededor de la tierra, agua congelada,
un aire extraño);
– es la luna —gritaron los operadores desde la tierra;
– es la luna —gritaron su madre, su cuarta novia, su profesor, su largo etcétera…



XXXI (ANTOLOGÍA)

adiós a las armas y adiós a las campanas,
como el hermano bastardo del olvido,
el otro olvido, la pequeña presencia
del imperio del otro nuevo nocturno,
situación límite o equilibrio ciclista,
nada
que no se pueda generar, tu gracia,
la filial, el rechazo sencillo,
la marcha certera hacia el recuerdo
colectivo,
la capacidad creadora del suicidio
durante la miseria, la partida
sucia de los márgenes de la antología.



XXXII (FAMILIAR)

qué futuro
qué síntomas
qué calma
el médico de la experiencia
sube las escaleras del futuro;
cuando tenga un hijo (un hijo)
no tendrá síntomas;
no sé si hablaremos, no pongo la mano
en el fuego;
nadie me ha comentado que yo no hablo:
yo no lo sabía.



XXXIII (DESAYUNO)

yo no hablaba
en medio de lo posible,
yo no hablaba. No hablaba
con manos de obediencia,
no hablaba con la destrucción metafórica de las palabras
ni mirando a los ojos ni mirando a tu vida.
No hablaba cuando pedías el azúcar
ni cuando tenías un mal año de recuerdos.
Yo no hablaba terriblemente,
no hablaba del sonoro corazón de los días,
no hablaba de la tesis doctoral de tu conocimiento.
El azúcar es una piedra preciosa,
y yo no hablaba de la situación real de nuestra vida.
La mesa —oh veinte años— tenía —oh veinte años—
una taza de leche y unas galletas.



XXXIV (DOS)

estoy seguro que nunca has tomado en brazos
ni restaurado un juguete preferido;
de esta forma los marcos de las puertas bajarán muchos metros
y las patas de nuestras sillas subirán muchos metros;
y yo diré si quieres más azúcar
y tú dirás que yo no hablo.



XXXV (GRECOLATINO)

los poemas son buenos si tú eres bueno
la civilización grecolatina desde pequeño
ese modelo de casa desfasada y antigua
la civilización grecolatina desde pequeño
porcentaje poco más que nada en el recuerdo de mi madre
y la siguiente estrofa de mi vida
no reconocerán lo aburrido de un amanecer
pero sí la maravilla ojerosa del recuerdo
oh tus ojos
oh tus manos
cuando sean las siete encenderé el fallo literario
de este día indirecto
y me terminaré el rayuela de cortázar
animado por una nueva edición mil de mi ventana
las veces que he tenido que mirarte
para que nadie me mire
la civilización grecolatina atropellada
por la civilización grecolatina
oh tus ojos
oh tus siete horas de la tarde.


XXXVI (LISTA)

1: he soñado varias veces con esto:
2: que te ibas
3: que volvías
4: que te ibas
5: que volvías
6: que tenía dinero
7: que no tenía dinero
8: que me mordías en la boca
9: que no me mordías en la boca
10: que pintabas
11: que no pintabas
12: que no sonaba el despertador



XXXVII (TESIS)

algunos cientos de cerrojos, unas puertas (algo tras ellas),
algunos cientos de secretos; mientras no haya cerrojos habrá grandes asaltos,
revoluciones periódicas, y muchas, millones de pérdidas;
puerta, cerrojo, secreto, por este orden, por este maldito orden
y por esta necesaria presencia se estructurarán los diferentes modelos de amor
y anonimato, por esta maldita necesidad pondremos orden en nuestras vidas secretas.


XXXVIII (FRIGORÍFICO)

no tiene sentido que digas eso cuando sabes que llegamos tarde al concierto debido al tráfico y que la gente se marchó de la cafetería por temor a una espera muy larga y que mis brazos estaban grapados y no pude abrazarte y que mi boca tenía visita y no pudo elevarte y que mi cabeza era un frigorífico y que mi alma era un frigorífico y que mis ojos eran una batidora a mil millas por minuto y que no había películas en el cine y que el periódico era el de ayer y que mis zapatillas tenían la sensación de estar aburridas del mismo piso y que mis estrofas no se habían vendido como el recibo de la luz y que mis palabras acentuadas no tenían futuro digno de una mínima tesis doctoral y que mi viaje prometido tuviera problemas económicos dentro incluso de los sueños y que tu vestido se retrasara por la lluvia y que mi café costara menos de un euro.



XXXIX (CIUDADANÍA)

ojo por ojo y diente por diente tiene dos años más que yo; es angelical con sus bienes materiales y gasta bromas telefónicas como si tuviera derecho; ha renacido varias veces de sus dolores de cabeza y defendió la extraña teoría de que los capitalistas ya sólo temían al sida; quiere ser bestial y analizar las situaciones con una visión de doscientas pesetas; está aburrido de la sociedad contemporánea (está celoso) y en público da una impresión equivocada de lo que realmente es; se equivocó de familia una noche de navidad y terminó en el cuartel de la pereza comiendo lágrimas y remordimientos de segunda mano; encontró una estupenda idea que murió en accidente de tráfico pero él se encontraba en casa con su vida desconectada; realmente su extraña melancolía es sólo un ejemplo complaciente de películas europeas, aunque hace días que no compra ninguna y su vida desconectada no depende eléctricamente de ninguna filial conocida, en todo caso nadie ha encontrado nunca su estrella en la ducha como nadie ha encontrado nunca la calidad de la leche.


XL (HUMO)

vamos a explicar la diferencia entre calidad y cantidad:
si tú te vas de viaje y pierdes el tren es cantidad.
Si piensas lo que has perdido es calidad.
Pero quizá no resulte satisfactorio el empleo de ambos términos.
Necesitamos comprender algo más que el hecho de calidad* y cantidad:
por ejemplo, la estrechez de las vías, la dirección del viento, la eficacia del despertador,
la pureza del desayuno o el futuro tras los éxitos de todas las calidades.
Otra palabra, otro término que nos asegure en los andenes de las estaciones.



XLI (*)

cogió a Travis y lo colocó sobre una balanza.
Anotó el peso con cuidado. Luego encendió a Travis
y se lo fumó tranquilamente, sin prisa,
con cuidado de ir depositando las cenizas sobre la misma balanza.
Cuando hubo terminado colocó a Travis
junto con esas cenizas y anotó nuevamente el peso. La diferencia
de ambos pesos es el peso del humo.
El único valor de Travis es el peso del humo.
Ese humo que siempre asciende y se pierde y parece que nunca pesa.



XLII (BIOGRAFÍA)

en esta playa la gente pasea tranquilamente.
Mientras te bañas yo sigo observando e intento no pensar.
Observo las olas que llegan a la orilla pero también llegan al faro.
Observo el socorrista que mira al horizonte pero también mira a la playa.
Observo la canción de la radio que llega hasta el límite de la arena
pero también llega a las primeras líneas del mar.
Si escribiera mi biografía tendría que poner todo esto,
pero el recuerdo no da para tanto.
El recuerdo está lo suficientemente jerarquizado como para imponer lo importante,
lo que se supone que es importante en la escasa memoria del recuerdo.
El recuerdo no es creativo, el recuerdo no es pagano,
el recuerdo no cabe nunca en la verdadera biografía.





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1.       VAVILONIA

Parece que se hayan caído las bes, que las haya limado el desgaste de los tiempos y las ideas hasta esa verticalidad convulsa y virginal de las uves y que las palabras se hayan convertido en valles, en vosques vírgenes, en varvarie. Eso, o que en el corazón del diccionario haya habido una violencia tan grande que los trozos de unas palabras se han metido en el cuerpo de otras y ahí se han quedado ya, en un nuevo lenguaje extremo. En Julián Cañizares todo eso es posible. No solo es posible: es necesario. En su alfarería y en su alquimia hierven las palabras, la inteligencia y la propia idea de poesía. Es su estilo llevar el lenguaje, el suyo, al límite. Lo último que ha salido de su fiereza visionaria es La lealtadmantenimiento, dicho y escrito así, y este es un libro que perdurará.

NACISIENTO

Sólo sí es la palabra y va hacia la palabra.
Sí como término de ficcionarios y sueños,
de estrategias y esquemas sin antágonos.
Sí como representación ilímite del espacio,
de la clave entratoria del mundo duélico.
Sólo sí va hacia la contra y hacia el dolor no,
y se afirmacciona en la belleza de lo ocurriente.
Exhalar las cosas términas, los caídos hóndicos,
los cuáles átonos. Pero sí almacena el óptimo,
acrecienta el lenguaje ir de los días nuevos,
recoge las flores caídas a los pies permanentes.


No en vano, este nuevo poemario viene precedido por una cita rotunda, expeditiva del Ulises de James Joyce: “Sí”. Incisión vital, afirmación poética. No hay más lealtad ni más mandamiento que esa necesidad de decir sí a la escritura total, al vuelco total, al derribo de las conformidades. Yo diría que sí a romper lugares y esquemas, a poner la casa del poema patas arriba. Sí al ilímite. Es esto lo que exige, con toda seguridad, su escritura: “Autorretrato que retrata el lenguaje. Autorretrato que retrata a uno mismo.” Para ello, Julián Cañizares se vale de un lenguaje difícil. En el epílogo a La lealtadmantenimiento lo explica: “El lenguaje difícil muestra el estado de consciencia de la persona que no comprende lo que tiene, por qué lo tiene, qué respira, o qué lucha sufre. (…) El conflicto interior tiene su propio lenguaje, y así se muestra.” Es imposible no acordarse de la entrega radical de la mística o la vanguardia. Pero  no vayamos aún tan lejos.

El muy leal Julián Cañizares Mata (Albacete, 1972) pertenece a esa generación dispar y transitiva de los que empezaron a publicar hacia muy finales del milenio pasado. Entre todos, él habita con voluntad los márgenes y vive en las hendiduras de la poesía y del mundo de la poesía. Lejos y muy cerca, en su Vavilonia privada. En él se cruzan y se mezclan, como veneros feroces y abundantes de lejanas y altas procedencias, los distintos lenguajes de la poesía. Cuando leemos uno de sus libros, asistimos a un  deshielo.

XLI (*)

cogió a Travis y lo colocó sobre una balanza.
Anotó el peso con cuidado. Luego encendió a Travis
y se lo fumó tranquilamente, sin prisa,
con cuidado de ir depositando las cenizas sobre la misma balanza.
Cuando hubo terminado colocó a Travis
junto con esas cenizas y anotó nuevamente el peso. La diferencia
de ambos pesos es el peso del humo.
El único valor de Travis es el peso del humo.
Ese humo que siempre asciende y se pierde y parece que nunca pesa.

(Travis poemas)

Desde su torre –siempre a medio levantar–, divinamente confundida de idiomas y majestuosa en su inconclusión, mira los humeantes dominios de la poesía. En sus poemas y en sus palabras, los destinos del lenguaje son –¡por fin!– la aventura, el tropiezo, el prodigio y la subversión. Libro a libro, se sume en los ámbitos del buceador, en las simas del espeleólogo sin otra luz, sin más lealtad que un lenguaje prístino, recién nacido, adánico –como quiso el Morelli de Rayuela. Sin duda, piensa que todo poema debe entrañar una rebelión y que cada palabra ha de ser siempre la primera palabra. Con toda su humildad fascinante, nos lo explica  y nos explica que después de escribir un poema se siente diferente, ya es otro.  

BOMBÓN

Si yo hubiera nacido hace quinientos años
habría trabajado para el duque de Urbino.
Pero no aprendí perspectiva. Ni insulté
a los caballos más prestigiosos. Ahora me conformo
con esperar a que se acabe el mundo.
Rodeo con mis brazos toda la ternura,
levanto la copa y bebo.
Soy un hazmerreír insensato, lo sé,
pero ayer mismo pude ver a un hombre sin cabeza
y un gato llamado Wilson.
Mis pocos arreglos son exagerados,
cuando espero pacientemente.
Ahora pienso que tenía que haberme enamorado
antes de ser condotiero.
¿Dónde está el duque de Urbino?

(El hombre sin cabeza, el gato Wilson y el condotiero Fajardo)


¿Dónde estará ese duque? ¿Dónde estará Urbino en él? Nosotros, que nos asomamos a sus poemas, miramos desde un vértigo inesperado en la superficie de esas aguas, en su cartografía íntima, y vemos a otro siempre. ¿Cómo no? La poesía es su doble forma de vivir, su poliedro iridiscente, su transformación. La correspondencia arde en el corazón de la imagen. La vida poética explica cómo son las cosas, cómo pudieron ser. Y cada vida tiene un verbo: es un relámpago. La consumación de un instante. La consumación de una tristeza. Su poesía habla del “ya”, aclara, desde una inmediatez y un presente absoluto que le dan a su arte ese aire prometeico, transitorio, absolutamente fruto del instante. Paseamos por un instante por el desierto con Sam Shepard, Maiakovski o Juan de la Cruz, y chascan las botas de cuero sobre el cristal de la arena, sobre el sinuoso silbido de la serpiente. Es solo ese instante que nos convierte en otro, que a él lo revela otro, ese otro rimbaudiano que cruje y es ya otra cosa, con esa naturalidad de lo que no nos pertenece ya. Desde su atalaya ahogada Paul Celan se remueve. César Vallejo explora el interior de la tahona. Joan Brossa inicia un nuevo vuelo de palabras.





2.      LEALTAD

Desde la Vavilonia del lenguaje y las emociones, desde su noble invasión de las fronteras, desde la anexión, Cañizares prefiere, con gran criterio, las obras a los autores. Dice adiós a las idolatrías biográficas, a las pseudobohemias de postal, a la anécdota fútil. Da su clara bienvenida a la razón de ser única del poeta: el poema. En su caso, el poema que se piensa, que se inquiere, que se roza.

RÍOS 

En este mundo de rozaduras, se lucen los ríos solos.
Ya no son azules, sino verdes, y rozan el terreno,
que puede ser un valle o una lateral del cielo,
rozando oportunamente porque así se gestiona todo.
En este mundo de rozaduras yo rozo con las manos,
con el bolígrafo. Y rozo cuando me he vuelto serio,
cuando he repudiado el interior de una ventana,
en tanto llueve en alguna parte, o un pájaro come.
Rozo mis pies en la playa y la playa me roza a mí,
y este empate técnico se aparece al mundo exterior.
En este mundo de rozaduras el resto sustituye lo que no ves,
un centro lleno de superficies que pueden ser cosas.
El pájaro que no vuela roza el aire, y el pájaro que vuela
también está rozando el aire con las alas que rozan
al pájaro, que me roza a mí cuando lo contemplo,
y que yo rozo lo que vive junto a mis perfiles.

(El llano en llamas, antología. Fractal 1.0)

Entre sus referentes declarados, Julián prefiere a abridores de vía como Federico García Lorca, John Ashbery, Walace Stevens, Lawrence Ferlinghetti, Alvaro de Campos, Carlos Edmundo de Ory o el indomable Juan García Rodenas, igualmente pánico, rompedor, freak. Recordemos que con Juan participó en Tres tipos con gafas, de la mano editora de Rafa Núñez para Academia de Samotracia. Poetas.


La suya es una obra casi estrictamente poética, jalonada por títulos como Vavilonia, editado por la revista literaria Ayvelar 6, en 1997; Travis poemas, en Diputación de León, en 1999; Los elementos del clima, revista Aventis, en el fastuoso verano de 1999; El hombre sin cabeza, el gato Wilson y el condotiero Fajardo, dentro del libro Tres tipos con gafas, editado por la editorial Academia de Samotracia, en 2001, con Juan García Rodenas y L. E. Cauqui; Sustituir estar, en la prodigiosa DVD, 2009; Lugar y Esquema, para La Isla de Siltolá, 2013. Acaba –hace apenas unos días– de publicar su último poemario, también en La Isla de Siltolá, La lealtadmantenimiento (2015). Solo recordaré que participó en la primera edición de Fractal, que estuvo en la antología Generación fanzine de Arturo Tendero y que nos unieron Los deseos y la gran antología de Miguel Casado, Mar interior.

Julián Cañizares reside en Córdoba desde hace años y ha ido hilvanando una obra poética singular, muy personal al menos, en apariencia al margen del mainstream. Y es un poeta del siglo XXI, fanzinero, curioso, entregado y reservado. Ha dirigido con diligencia, sensatez y riesgo el fanzine Ayvelar. Ha hecho de la poesía experimentación, de su actitud una disposición terrible a épater le bourgeois. Tiene, en definitiva, el encanto de lo verdadero.

Por supuesto, cree en los diversos lenguajes de la poesía, en sus distintas pieles. A esta brillante sucesión de pequeños éxitos lingüísticos y vitales, a sus conquistas y a sus riesgos llegamos hoy. Como él, nosotros creeremos que hay un libro suyo, una palabra suya, esperando al lector a la vuelta de la esquina: este es el gran destino que augura para ambos, lector y libro. Solo hemos de buscarlo en las cercanías de tanta inmensidad.


3.      ENTREVISTA

AGC. Leí Travis Poemas y me quise ir a vivir en ese libro. ¿Quién eras entonces?
J.C.M. Quería escribir. Y quería una expresión solamente mía. Identidad. Centro. Lugar. Quería tener cierto control sobre mis alrededores. Quería tener algo que me hiciera comprender para qué sirve vivir. Y quería algo que me hiciera pasear con la conciencia tranquila. Travis poemas es mi primer libro, con un pensamiento y una emoción recorriendo, por primera vez, todos los poemas. Un primer intento de escribir viviendo.

AGC. ¿De dónde vienes, dónde estás, adónde vas?
J.C.M. Mi poesía es sobre el momento que piensa en el pasado, y el momento que imagina el futuro. Es un pensamiento y luego una emoción. El presente. Responder a esas preguntas significa una respuesta nueva cada poema. O la misma, pero matizada. Lo único seguro es que no las conozco, afortunadamente para mis poemas. El día que las conozca, espero que no llegue, tendré que dejar de escribir.

AGC. ¿Cómo lo haces para publicar en DVD o en La Isla de Siltolá?
J.C.M. Cuando termino un libro, se lo envío a un editor, un editor que me guste por su catálogo, por su forma de entender la edición de poesía. Y tanto Sergio Gaspar, en DVD, como Javier Sánchez Menéndez, en La Isla de Siltolá. han confiado en mis poemas. Asumo y respeto la suerte que he tenido con ellos.

MADRE

Sólo la madre no es sustituible aunque no esté
y los físicos digan que desaparecen las cosas.
No la encontraremos en lo alto de la montaña,
debajo del edificio, en los ojos de un pájaro,
en la copa de los árboles o en los horizontes.
Tal madre se escapa a la física, a la conciencia,
a la patada que dimos al perro con siete años.
La madre no es sustituible porque nos enseñó
que no debíamos cruzar sin mirar. Y miramos
continuamente antes de cruzar el universo.
A derecha e izquierda, como los más negativos.
Sólo la madre no es sustituible, haya vida
donde haya vida, haya aire donde haya aire.
La madre puede estar en muchas fotografías,
pero no se queda en ninguna, porque no entra,
sino que está fuera, contemplando y meciendo.
La madre no es como la línea del horizonte,
que tiene lecturas diferentes, según la lectura.
La madre viaja en dos asientos, uno es tuyo,
el otro suyo, y el viaje no es como lo entendemos.
Es el viaje de la madre, sin opinión de los físicos.
Nunca hemos querido sustituir a la madre,
se ponga como se ponga la máquina más dulce,
el universo más delicado, la sirena más rabiosa.
La madre no es sustituible, y eso es suficiente.

(Sustituir estar)


AGC. ¿Qué es la revolución? ¿Puede ser poética?
J.C.M. Como profesor de Sociales enseño a los alumnos que revolución es todo aquello que cambia la vida del ser humano, que marca un antes y un después en nuestra evolución. Me gusta llevar eso a la poesía, y sí, hay revoluciones. Mi revolución fue leer Poeta en Nueva York, por ejemplo. Cuando escribo quiero pensar en revolución. Me parece un sinónimo de vida. A veces lo consigo, y otras no. Y cuando digo revolución, digo en la Historia de cada uno de nosotros. Mi escritura tiene su propia evolución poética. Algunos libros son “revolucionarios”, y otros son simples continuaciones de libros anteriores, repetición de patrones, modelos, temas. Naturalmente, “revolución” es un punto de partida. Necesito escribir creyendo que estoy haciendo en mi poesía un Neolítico, o una Revolución francesa.

AGC. ¿Cuáles son tus modelos? ¿Qué tipos de escritores prefieres?
J.C.M. Prefiero hablar de libros. Cuando uno lee un libro de poemas, su autor sobra. Es cierto que tengo predilección por la obra de algunos de ellos. Siempre poemas que me sugieran originalidad, lenguaje, pensamiento, identidad poética.

XX (RECUERDOS)

los diarios de Travis han sido encontrados en perfecto estado.
Las letra es clara, sin faltas de ortografía, margen de dos centímetros
a derecha e izquierda. Nadie los ha reclamado,
nadie se ha interesado por ellos. Extraña toda esta incomunicación,
por la tarde y por la mañana, por la noche y por la calle;
ni siquiera están dentro de vitrinas o protegidos por una ley secreta.
No hay oposición alguna y hasta es posible que dejen fotocopiarlos.
Nadie está tan ocupado como para no poder beberse un vaso de agua.
Sin embargo, a pesar del buen estado de los diarios de Travis
nadie ha venido a leerlos; quizá la culpa la tuvo él
por haberlos escrito con buena letra.
Estamos a finales de agosto.

                                                                                              (Travis poemas)

AGC. ¿Crees que hay una estética pop o indie en tus poemas?
J.C.M. Para nada. Tengo un vocabulario muy limitado. Y sobre todo muy común. Apenas utilizo nombres propios. Por eso el pop y el indie no me llaman a la hora de escribir. No me encuentro cómodo con los nombres propios ni con ningún tipo de estética.

SERTE

Respeto mucho la no belleza,
así como su dolor de no besar,
su reestructura de amanecer;
porque podría estar en su crono,
en su fleco de biógrafa curva,
su ridículo inmisterio de no estar.
Transmitir y transomitir,
según el instante verídico,
según la clave intuillorada de sí.
Es clave de aquisentir el gesto,
y bosquear sus praderas,
saber los bloques que flojean
por si, derrumbados, pesan
sobre la realidad biográfica.
Puedo serte, y así se respira.

(La lealtadmantenimiento)

AGC. ¿Crees que se podría hablar de una tendencia pop, urbana o algo así en la poesía española contemporánea?
J.C.M. Puede. Veo que es muy diversa, y ahí entran esas tendencias. Lo normal es que lo pop y lo urbano esté más presente, sencillamente porque es nuestro significante actual.
           
AGC. ¿Córdoba? ¿Albacete?
J.C.M. Es como comparar el día de nacimiento con un día de cumpleaños. Los dos son felices, pero uno es único.

AGC. ¿Qué traen los jóvenes?
J.C.M. Continuación o revolución. Algunos repiten modelos y copian a otros poetas, imitan consciente o inconscientemente. Otros buscan su propia poesía. Y en esa búsqueda añaden frescura, nuevas ideas, caminos por descubrir. Las dos son opciones válidas, depende de lo que busques. No significa tampoco que continuación y revolución sean paralelas, porque no hay que olvidar que todos empezamos imitando. El paso a la identidad es otra etapa, si existe esa otra etapa. Lo mejor de la juventud es la capacidad de sorpresa. En la juventud la sorpresa es más “natural”, más coherente. Y, naturalmente, no hablo de juventud cronológica.



BOSQUE

Raramente me quedo fuera del bosque
cuando quiero entrar en el bosque.
Sustituyo la ausencia y entro por derecho propio.
Fuera del bosque está mi ausencia, pero poco.
Algo queda si pienso en ello. Descanso en un árbol
cuando en el bosque hay árbol, veo al pájaro
cuando en el bosque hay pájaro, toco el río
cuando en el bosque hay río. No siempre hay bosque
en el bosque, pero si decido entrar existe,
con las características que queden o que recuerde.
En la diaria lucha contra el vacío sale esto.
Fuera del bosque hay otros que piensan en mí,
y hay otros bosques, pero yo estoy dentro y soplo.
Como un hilo de humo el bosque no se diluye.
Estoy en lo cierto, estoy en el bosque.
Raramente me quedo fuera del bosque
cuando quiero entrar en el bosque.

(Sustituir estar)




AGC. ¿Qué literatura contemporánea te gusta y por qué?
J.C.M. Cualquiera que me sorprenda, me divierta o me emocione. Últimamente, por ejemplo, “Gordo Juan, tienes una voz de trueno”, “This is your home now”, “Aprendiz”, “Egoclasta”…

AGC. ¿Solo poesía o lo que caiga en tus manos?
J.C.M. Me gusta leer poesía, novela, relato. No tengo preferencias. Sólo tengo una norma: un ruso en verano. 

AGC. ¿Cuándo escribes? ¿Cómo?
J.C.M. Normalmente, escribo los libros en poco más de un mes. Previamente, ha habido mucha anotación de ideas, de palabras, de poética. Luego escribo muchos poemas de una sentada. Y finalmente, cuando siento que no hay nada más, pues reviso, corrijo, selecciono. Hasta dar con el libro definitivo. Mi forma de escribir es más una respuesta a mi necesidad de escritura, esa manera de aprehender el momento. Escribir durante un periodo largo confundiría ese momento.

AGC. Tus libros trazan una geografía propia. ¿Qué tienen en común todos ellos?
J.C.M. Que son mi momento. Como el final de “Los duelistas”. Esos 2’44’’ últimos de la película son el mejor ejemplo de momento poético. Al fin y al cabo, la geografía de cada uno son sus palabras, y los libros no dejan de ser mapas del instante.

AGC. ¿Qué son tus libros? ¿De dónde sacas los títulos: Sustituir estar, Lugar y Esquema?
J.C.M. Mis libros son yo. Y los títulos son como me enseñaron en la escuela: síntesis del contenido. Las palabras que han ido marcando los poemas, que han estado presentes en el tiempo de composición de los poemas.

AGC. ¿Qué te parecen los poetas noctámbulos, los bohemios, los que han hecho de su forma de vivir un poema?
J.C.M. Tienen una forma de entender la emoción de la escritura distinta. Tienen la pasión como adn. Conciben la vida como ese poema que escriben.

AGC. Ética y estética, pedía Jean Paul Sartre. ¿Hacia dónde se inclina la balanza de la poesía hoy? ¿Qué rumbos debería tomar?
J.C.M. Hoy en día la balanza es insuficiente. No tiene dos platillos, sino muchos, y así es imposible que la balanza sea balanza. Afortunadamente. La poesía tiene que coger cualquier rumbo que se descubra. Pero sobre todo un rumbo pensado, libre. Ya no es tiempo de balanzas.

AGC. ¿Para qué valen las antologías? ¿Qué hay de bueno y de malo en los festivales?
J.C.M. A nivel poético, no valen para mucho. Sí a nivel divulgativo, porque dan a conocer. Gracias a ellas yo he descubierto a muchos poetas. Es una buena base de datos, un punto de partido para la investigación de nuevos poemas. Los festivales siempre son útiles, por lo que supone de intercambio de ideas, y porque permiten conocer al poeta, su obra de una manera más directa. Escuchar en directo a José Manuel Martín Portales, por ejemplo, es un privilegio.

AGC. ¿De qué es dueño el poeta? ¿Cuál es el tesoro que busca?
J.C.M. El poeta es dueño de lo que busca en el poema. Y lo que busca es lo de siempre: conocimiento. Y yo. Mucho yo. No como centro del mundo, sino como centro mismo del universo. Al fin y al cabo, somos racionales, no podemos emocionarlo. El poeta simplemente utiliza una forma de expresión, como cualquier otra. No hablo de egocentrismo en el concepto “vanidoso” del término. Hablo de que el poema es el verdadero latido consciente de nuestra idea del todo. El poeta es dueño de ese latido en el momento en que escribe un poema. El poeta trata de conocer el yo, la belleza, la palabra singular, el estado permanente de respirar. Cualquier cosa que lo haga yo.

SALIDA DIRECTA AL PAISAJE QUE IMPORTA

Superior nieve sobre un campo desnudo.
Parado el coche, otra vez un vistazo al paisaje
de los zorros invisibles.
Es posible que estén ahí,
            pero yo no los veo.
Detrás del árbol, quizá detrás del otro árbol.
Un término medio exactamente,
ni dentro del asunto ni encima del suelo,
un término medio
            sonando a potencias y lugares.
¿Qué es aquello que se mueve? ¿Es un zorro?
No. Es la presencia invisible,
            la media aritmética de su latido,
el lugar habitado.
Un zorro que, si estuvo, está,
y el árbol sólo te avisa por si quieres sentirlo.
Ya forma parte del paisaje, y de los cambios.
Yo creo en los lugares
            que me has explicado.
Los zorros no estaban en ti,
pero sí estaban en mí.
Y eso es no cambiar nunca pero cambiando.
Salida directa al lugar que importa.

(Lugar y Esquema)


AGC. ¿Qué pasa en la poesía de Albacete?
J.C.M. Que está de enhorabuena. Hay muchos poetas, muchos registros, muchas ganas de escribir. Y no es un fenómeno de ahora, sino que lleva ya tiempo. Iniciativas como Fractal, en los últimos años, sirven para mostrar esa evidencia. Y años antes las muchas revistas literarias que se editaban en Albacete, y que servían para escribir, hablar de literatura, conocer otras maneras poéticas. Hay mucho trabajo detrás, muchos poemas detrás. Lo que pasa es que ahora es cuando empiezan a aparecer los nombres. Una sencilla cuestión de justicia poética.

AGC. ¿Qué te parece el panorama social y político del país?
J.C.M. Tenemos necesidad de honradez política. Un replanteamiento de algunas instrucciones del juego. Que un montón de malos políticos y malas costumbres nos dejen en paz (y la justicia ajuste cuentas). Que la gestión de la política, de la economía y de la cultura esté en buenos políticos. Nuevos partidos, viejos partidos, y buenos políticos. Ser conscientes de que estamos en otra “transición”, con una importante necesidad de reencontrarnos. Como ciudadanos, y como proyecto de una sociedad leal.
Llega un cambio generacional, que necesita otro modelo político. No en su naturaleza, pero sí en los elementos de esa naturaleza. Palabras como honradez, igualdad o transparencia han que tener una presencia indiscutible, no aproximada. Somos una sociedad en progreso. Y tenemos que seguir creciendo. Este es un buen momento para demostrarlo, y ser leales con la idea de sociedad presente, no pasada.


4.      EPÍLOGO (HACIA DENTRO)

Este es Julián Cañizares. Un tipo jovial hacia dentro, discreto. Explota cuando escribe poemas. Explota cuando habla de poesía. La conversación con él te deja siempre la admirable sensación de estar aprendiendo. Sorprendido en su voz, en su perspectiva de las cosas, te vas a casa y abres un libro de poemas. Te vas después de haber estado con un amigo, sabiendo que las confidencias poéticas son el máximo nivel de lealtad y de inteligencia. En su doble discreción se mueve, y en ello deja entrever a todo un animal creativo. Dará que hablar. Lo tenderemos siempre presente. A su lado, discurrir por el mundo increíble de las palabras es acercarse a lo inexplorado, esperar a mitad del poema o de la tarde un giro brusco de los acontecimientos que –delicadamente– te levanta del suelo y te hace volar.

  
 Por Andrés García Cerdán












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