jueves, 30 de septiembre de 2010

1318.- AMELIA DÍAZ BENLLIURE


Datos biográficos:
• Amelia Díaz Benlliure
• Nacida en Castellón (España) el 24 de Noviembre de 1959, donde reside hasta día de hoy.
• Licenciada en matemáticas por la Universidad de Valencia, en 1983.
• Actualmente dirige un centro de enseñanza dedicado al aprendizaje de las matemáticas
• Autora del poemario “Palabras sencillas para corazones complicados”, pendiente de publicación.
Participaciones:
• Miembro del grupo Poetas sin Sofá, de Castellón.
• Miembro del grupo Poetas en Red, capitaneado por Jesús Arroyo.
Publicaciones:
• Autora del blog de Internet Mar Eterno
• Ha publicado el poema Carpe Diem/ Entre amapolas, en la antología de poetisas de habla hispana Canto de Sirenas, editada por:
Cascada de Palabras, Cartonera/Editorial Independiente/ dirige Mónica Gameros/ México 2010.monica_gameros@yahoo.com.mx
Colaboradora de la revista digital DeGozel, donde está publicado el poema Muletas para corazones crueles.
• Colaboradora de la revista digital Revista Literaria Rosa Arte, donde están publicados los poemas Ya se ha escrito todo, Esto no es un poema de amor y Carpe diem/ Entre amapolas.
Premios:
• Bi-ganadora del concurso mensual de la revista digital Antología Literaria del mes de marzo de 2010:
Primer premio: Luz de un faro abandonado
Segundo premio: Pura sonata de claro de luna
• Ganadora del concurso mensual de la revista digital Antología Literaria del mes de mayo de 2010, con el poema El sueño de Marrakech





CARPE DIEM - ENTRE AMAPOLAS

He alcanzado a entender
la codicia y los deseos
de mi libertad fraguada
entre dolores y ensueños.
Ahora, al fin, ya sin yugo
sin verdugo, ya sin dueño,
me perderé entre amapolas,
entre olivos, entre almendros.
Quiero calentarme al sol
en estío o en invierno.
Quiero diluirme en la lluvia
desnuda de alma y de cuerpo.

Ahora, al fin, han cambiado
todas las reglas del juego.
No necesito permisos:
ya soy dueña de mi tiempo.
De los instantes fugaces,
de los minutos eternos.

Floreceré con los vivos,
no lloraré por los muertos.
Ya no pertenece a nadie
ni mi mente ni mi sexo.
Para encontrar mi mitad
me basta con un espejo.

Derramaré dulce lluvia
sobre los páramos yermos.





ESTO NO ES UN POEMA DE AMOR… ¿O SÍ?

No es de ley andar descalzos,
sigilosos y sin ruido
por las sendas del pasado.
Que no quede en el olvido
tantos muertos enterrados
en las lindes del camino.

Que aunque las hojas ya cubran
tumbas, reliquias y nichos
hay que barrer esas sombras
y devolverles el brillo.
Que ya es tiempo de enlazar
el recuerdo y el destino.

Sólo se muere de veras
si no recuerdan los vivos.






¿SABES, MADRE?

¿Sabes, madre?
Vuelvo atrás en mi añoranza
y me gusta recordarte
en los inviernos de niña
- esos inviernos del antes -
cuando eran fríos y eternos
y llegabas cada tarde
a la salida de escuela
con bollos y chocolate.
(Eran inviernos de estufa,
bufandas, gorros y guantes.
Y de barcos de papel
navegando por las calles).

¿Sabes, madre?
Me duele verte alejarte.
Ver que tus ojos me miran
como queriendo grabarme.
Y disimulas, huraña,
mas yo sé lo que tú sabes:
que hoy eres tú quien espera
a que regrese y te abrace.
(Será otro invierno más frío
luchando contra ese cáncer
de soledad y tristeza.
De vejez inexorable)



SOY DE PIEL

Soy de piel.
De piel y de arena.
De mares, de algas,
de sal, de mareas.

Soy de piel.
De piel y de hoguera.
De leña, de fuego
de brasas, de velas.

De todos los ritos
que acendran las penas.

Y aún así,
soy de piel,
piel de seda,
piel desnuda
…que desea.

Piel que eriza.
Piel que tiembla.
Piel de vicios.
Piel de ofrendas.

Piel en blanco.
Piel que espera
que pintes con besos
mi piel entera.




SORGINA!!!

El día pintaba verde el prado.
El silencio de la tarde se rasgaba
con monotonía de cigarras.

Pacían sosegadas las ovejas.
Dormitaba el pastor.
El río callaba su canción.

El ocaso llegaba sin prisa
y teñía de índigo y grana
la magia atemporal.

Llegó la noche insolente
y me envolvió sin pudor
mientras se diluía mi cuerpo.

Y fue sorgina a la luz
de la luna de agosto
en el prado solitario.
Akelarre imaginario
de esta bruja buena
en Zugarramurdi.

No parí sapos ni culebras
ni necesité convocar
cabras ni machos obsoletos.

No preparé más pócima
que algo de hielo y gin
y mis besos embrujados.

Mi cuerpo ungido y desnudo
bailó libre y voló contigo
sin escoba ni maleficio.

Fue un sueño evanescente.
No creo que por ello me condene
la santa inquisición.




UN ZUMO DE PIÑA

En el silencio interrumpido
de las veintitrés en el hospital
sólo se oía el zumbido
de la máquina de morfina.
Luna tras los cristales
que separaban dos mundos.
Fuera, incluso en mitad de la noche,
había luz, verano y …vida.
Dentro, sonrisas empapadas de sal,
manos agarradas y… despedidas.
Los besos ya se daban con prisas.
Los recuerdos de niñez se teñían de sepia
y se arrugaban como una fotografía.
Pasaba la vida a ritmo acelerado
y él - mi padre - se me iba
como una hoja con la brisa.
Cuando, a las once en punto,
la enfermera, sonriendo, ofrecía:
¿algo que tomar, caballero?,
él, siempre galante, repetía:
¿qué quieres tomar, mi niña?

A lo largo de los años,
esos en los que ya no tengo su compañía,
aún susurro cada noche la respuesta:
gracias papá, un zumo de piña.





SI LA HUMEDAD ATACA

Y si la humedad ataca
habrá que hacerle frente

humedad de iris felino
que derrite verdes
que funde al verte tu mente

humedad de beso de labio
que fluye de lengua
de bocas vertientes

humedad de senos de leche
de montes de valles
de pezones turgentes

humedad de vientre que ruge
que tiembla que vierte
entre muslos su lava ardiente

humedad de piel de miel
de perlas de rocío caliente
que de nuevo ataca
asciende
moja
y vence.



SOBRE MATEMÁTICAS, GRAMÁTICA Y OTRAS “VANALIDADES”


Reías, burlón, porque dije
que echaba de menos un abrazo
fortísimo y dulce a la vez.
Porque te cité con el imperativo
del verbo ir en la esquina del ayer
Porque distingo ve de ves.

Ya intenté explicar, también,
qué belleza encierra
el punto de inflexión que une
mi concavidad de mujer
con tu mente convexa.
Que el infinito incontable
de tus intervalos cerrados
puede quedarse en nada frente a mi luz.

Tal vez no sea simple entender
que las palabras son tan bellas
como esos números que nacen
- de naturales a complejos -
en eternidad sin límite.

Podría obviar tu gesto de desdén
ante mi gusto por la ortografía
o tu apatía algebraica.

Mas nunca comprenderé
que me reprochases el espacio
que mis libros ocuparon en la estantería
y tus palabras cuando te dije:
“he escrito un poema”.
Y tu respuesta, girando la cabeza:
“menuda tontería”.






ROMANCE DE UN SUEÑO DE VERANO


Susúrrame tu secreto
entre mis pechos dormidos.
Escuchemos a las pieles
con nocturnidad y tino
que la mía está desnuda
esperando tus gemidos.

Desciende de tus montañas
desafiando cualquier sino
que mis dedos están llenos
de caricias y de mimos
para inventar en tu cuerpo
laberintos y caminos.

Recorre con avaricia
todo el tiempo permitido
para caminar despacio,
yo contigo, tú conmigo,
para, con besos de seda,
sincronizar los latidos.

Que ya es tiempo de volcanes,
de despertares lascivos
aparcando la ternura
hasta el próximo suspiro
cuando el alba nos sorprenda
para siempre ya fundidos.



YA SE HA ESCRITO TODO

Ya se ha escrito todo.

Todas las penas y las nostalgias
han dejado su mácula en un papel.
Las lágrimas han sido tinta
desde el principio de los tiempos.

Todo se ha escrito sobre el amor.
Sobre los corazones acelerados
por la adrenalina
que descarga la pasión.
Sobre las pieles sudorosas
abrazadas en el limbo,
entre el infierno de las ausencias
y los besos de cielo.

Nada más queda por escribir del desamor,
de los celos, del engaño, del dolor.
De las trampas que inventamos
para sobrevivirle.

Ya se ha escrito todo
- y con gran maestría -
sobre la guerra y la paz.
Sobre la injusticia.
Sobre el desgarro y el desarraigo.

Sobre la primavera
y cada sauce que llora en las lindes
de un lago cristalino.

Entonces, ¿qué nos queda
al resto de los mortales
si los inmortales ya lo han escrito?


Lo descubrí en tus ojos.
En tu mirada de oráculo
sin Delfos ni Castalia.

Tú,
que nunca lo leíste y lo sabías todo.

Cada palabra era nueva en tus oídos.
Y la reinventabas, perfecta, para mí.

Así que,
aunque ya se haya escrito todo,
aunque alumbremos la misma luz,
aunque Bécquer ya lo dijese
y aunque no sea tu pupila azul,

…mi poesía eres tú.





MULETAS PARA CORAZONES CRUELES

Fue imposible no ver
su mirada cuando niño.
En juegos inalcanzables.
En carreras: “yo te pillo”.
Ni fútbol, ni bicicletas.
Ni chapoteos en el río.

Absurda adolescencia
de los abrazos vacíos.
De besos imaginados.
De los boleros perdidos.

¿Cómo nadie construyó
entre sus ramas el nido?
Sólo vieron sus alas rotas.
Nunca un corazón crecido.

Qué ciega estuvo la gente:
se perdieron su cariño.
Fue una suerte encontrar
un diamante en el camino.
Ni el más negro universo
puede ocultar tanto brillo.




AQUELLO QUE NO ES DE OLVIDO

No!!
Que no se puede olvidar
aquello que no es de olvido.

Las palizas a la madre
antes de haberlo parido
por tener un padre rojo
enterrado en algún sitio.
Ni las noches de orfanato
al que llevaron al niño
por ser hijo de la guerra,
del bando de los vencidos,
entre los gritos del hambre
o los sollozos de frío.

Que no.
Que no se puede olvidar
aquello que no es de olvido.

Ni tantos saqueos canallas
ni tantos no aparecidos,
enterrados en cunetas
a la sombra de un olivo
ni tantas muertes injustas,
ni los campos de exterminio
aunque otros tengan la gloria
de tener un apellido.

Y, ahora, ¿quieren que olvide
aquello que no es de olvido?





AL DESCUBIERTO

Venid.
Venid esta noche todas las piedras.
Alzad murallas y fosos infranqueables
a mi alrededor.

Venid.
Venid ruidosas todas las palabras.
Quebrad los silencios y acallad
los aullidos de los lobos.

Venid.
Venid olas perdidas y marejadas.
Romped con bravura en las rocas
y deshaced el embarcadero.

Venid.
Venid manos, labios y ojos.
Abrazadme.
Besadme.
Vigilad.

El tapiz de zarzamoras
que planté frente a mi puerta
- seco y marchito- está cayendo.
He quedado al descubierto.





ESE PUNTO DE NO RETORNO

Cuando traspasamos ese punto
de no retorno
supe que sería siempre de ti.

Fue esa tu mirada
que invade y arrasa
y se apropia de la inmensidad
de mi alma trovadora.

O fue, tal vez,
esa caricia improvisada
de alas de mariposa que se posa
sin intención en la piel.
Y anida.
Y allí mora.

O puede que fuese el silencio
-absoluto y estremecedor-
que se hizo en el mundo
después del beso,
como si un agujero negro
se hubiese formado
absorbiendo nuestra explosión de luz.

El caso es que traspasamos
ese punto de no retorno.
Ya no somos capaces de volver a ser
sin ser nosotros.




PURA SONATA DE CLARO DE LUNA

He aprendido a enredar las desilusiones
con lazos de seda azul
y a perfumarlas con sándalo y brea.
A trasformar los ríos salados de mis ojos
en mares serenos y templados
- de nuevo azul, de nuevo brea -

A diluirme entre las olas de las ausencias
hasta creerme ondina o espuma.
A creer que este nudo que atenaza mi garganta
pasará con la pleamar.

Tal vez la oscuridad se la trague ese camino de luz
que se dibuja sobre las olas.
Pura sonata de claro de luna.

A veces, hasta consigo recordar tu caricia
en el soplo del viento.

Y te busco en cada barca varada en la arena
pero sólo encuentro las espinas de otras sirenas.

Pronto amanecerá y me envolverá tu música.





UN PUZZLE IMPOSIBLE

A veces
me despierta a golpes la mañana
y me encuentro esparcida
por toda la habitación.

Desmembrada, rota, desperdigada…
Con manos ciegas voy recogiendo
los pedazos inconexos.

Recojo mis piernas abandonadas
a los pies de la cama
y las ensamblo a las caderas
que quedaron olvidadas más allá,
cerca de la puerta de tu recuerdo.

Mi espalda,
que tanto gustabas recrear,
se torna puente de unión
entre las nalgas y el cuello.
Infinito sentir de marejadas.

Recompongo la sonrisa
en labios agrietados
y tiño con rojo la seda de mi cabello
mientras se desenmaraña
la memoria de tus caricias.

Una a una reúno las piezas
de este puzzle imposible
y, con un ligero dolor al apretar,
voy tomando forma de nuevo.

Pero, indefectiblemente, esas mañanas
lo que más cuesta es acoplar el corazón.

Creo que el hueco se ha quedado pequeño
y no termina de encajar.





JAZMINES Y ZARZAMORAS

Quisiera que te llegases
de noche hasta mi puerta.
Que tu mirada traspasase
todos los muros
- los visibles y los inventados -
y que el aroma de tu piel,
añorada sin remisión,
venciese al tímido jazmín
que crece en mi terraza.


Quisiera ser tu sueño,
tu poesía,
tu musa de por vida.
Pero sólo soy un pensamiento
triste en la lejanía…
… esa que se maquilla
con excusas imposibles.

Sin embargo,
nunca te llegarás
de noche hasta mi puerta.
La he tapiado y cubierto
de zarzamoras.
Detrás, ahora,
sólo hay una poeta tonta
que escribe melancolías.





DE APRENDICES DE NOSTALGIAS

De repente me sorprendo
oprimiendo las nostalgias,
transpirando soledades
de insomnio en tu mirada.
Mi cuerpo transita extraño,
veleidoso y mi alma
quiere gritar los verbos
que mis labios amordazan.

Ventanas de brillos verdes,
grillos que rompen la calma.
Porque eres todo en la noche
cuando la noche no es nada.
Eres aire que no sopla.
Eres sopor que no embriaga.
Vives ausente y perenne
en mi larga madrugada.

Y sigo mirando la luz
de aquella estrella apagada.



Mientras mi cuerpo angustia,
reclama, añora y recela …
Mientras la luna oculta
el titilar de las estrellas…
Mientras lágrimas amotinadas
izan bandera negra…
Mientras cauterizo heridas
con silencios que me queman…


… medito:
¿para qué escribir añoranzas
que magistralmente
otros ya han descrito?





DE NEGRO

Hoy voy de negro.
Mas no de luto.
Voy de negro seducción.
Gasa leve y voladora
que sueña entre nubes de deseo.
Escote que el raso acaricia y se pierde
al raso de la noche.
Negra noche.
Noche azabache y templada.
Templa la piel del valle
profundo entre los senos.

Hoy voy de negro.
Mas no por dentro.
Dentro es color.
Color y calor.
Calor y fuego.
De muslos y vaivén de caderas
que bailan en la luna.
Luna vacía y nueva.

Trepa - enredadera - por las piernas
hasta el manantial de la vida
y arráncame sin piedad
el gemido negro y profundo.
Provócame la sed,
esa que es más fuerte que el miedo al veneno.
Llena de regueros de luz mi piel dormida
y blanca.
Haz crecer flores en mis prados húmedos.
Planta semillas en mi cuerpo extendido.
Llena mis labios del sabor de tus pestañas.

Luego, no habrá más noche.
Sólo luz de piel difuminando el sol.





PARAMNESIA

Sonríes cuando digo:
“tendrías que haberme encontrado
en la parada del bús de la facultad”.
Te emocionas y susurras en mi oído:
“sería un sueño”.
Pero el sueño es ahora.
Ahora que no lo vivimos.

Tal vez nos encontramos en otro siglo.
En otras paradas,
en otros libros.
En los bares de la tarde.
En el jardín botánico.
Pero no nos vimos.

En aromas que recordaban
un mundo perdido.
Un déjà vu de roces,
de caricias de viento,
de suspiros.
Pero no los olimos.

Y, ahora, sonríes cuando te digo
cuánto nos amamos
en ese tiempo
cuando no nos conocimos.




LUZ DE UN FARO ABANDONADO

Un día fui en tu vida
tu dulce princesa de luz de mar
e iluminaba todo tu horizonte.
¿Recuerdas la luz, el sol,
el mar en nuestros paseos infinitos?

Quedará en mi retina por siempre
tu mirada penetrándome
mientras tus manos ansiosas
hacían reír mi falda al izarse
como bandera de barco pirata
a punto de invadir mi puerto.

Quedará en mi piel
el tatuaje de tus besos
marcados y grabados a fuego lento
cuando nos perdíamos entre las sábanas
cada ocaso y cada amanecer.

Quedarán en mis oídos,
eternamente susurrados
tus versos recitados, suaves y profundos,
mientras tus brazos me amarraban
y me acunabas junto a tu corazón.

Y tus manos… ay, tus manos,
esas que siempre han preguntado por mi piel
quedarán unidas a las mías
porque te la di el primer día
que se cruzaron nuestras miradas.

Pero ahora la luz de esta muñeca rota
es la bombilla fundida
de un faro abandonado
en mitad de la nada y no alumbra
las sombras de este amor que aún así
permanecerá en nosotros
por toda la eternidad.




ERAS MI SOL

Tuvo que ser en una estación de tren.
Imposible otro lugar para el adiós.
Ni lágrimas hubo en ese momento:
ya se habían derramado tantas que
crearon otro mar a nuestro alrededor.

Hubo tiempos de luz, de risas, de sueños
que serán abono de otras tierras.
Cada paseo por la luna seguirá,
saltando de estrella en estrella,
en las noches venideras y fugaces.

No todo acaba en el final.
Los trenes seguirán llegando.
Tal vez descubras mi sonrisa en otra boca
y vuelva por un instante el reflejo verde
de mis ojos en los tuyos.
Sí, tal vez tu mirada penetrante me cale
o tus manos firmes parezcan sujetarme
aunque sean otras manos, otros ojos
los que acompañen mi vuelo.
Hay momentos que permanecen para siempre.

Eras mi sol, ¿recuerdas?, luz de mis amaneceres.
Aunque llegase el día de la despedida
sé que sentiré tu calor cada vez que llueva
en cada tarde de invierno gélido y gris.

Tuvo que ser en una estación de tren.
Quizá creímos ser los últimos románticos.
Y ahora observo las vías paralelas
que se alejan hacia el infinito…
hacia un imposible punto común
donde parecen morir.


POEMAS SELECCIONADOS POR LA AUTORA, AMELIA DÍAZ BENLLIURE
PARA ESTA ANTOLOGÍA

2 comentarios:

  1. ¡Gusto y orgullo de verte aquí, Amelia querida! Me encantó la selección de poemas. Son representativos de tu extensa y variada obra. Lo mereces. Muchas gracias al señor Fernando Sabido Sánchez por incluirte y por incluir, según he descubierto, a muchos compatriotas míos de variadas épocas, tendencias y estéticas. Mi más sincera admiración para ambos y mi abrazo. Incluiré desde hoy a esta bitácora en mi lista de sitios favoritos.

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  2. gracias Pedro por tus palabras sobre la
    antología, pero todo el mérito de la antología
    es de los poetas que la van formando
    un fuerte abrazo
    Fernando

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