martes, 28 de septiembre de 2010

1306.- JOSÉ GARÉS CRESPO



José Garés Crespo,
nació en Alzira (Valencia, España) y ha publicado los poemarios: Al pasar, en Arrecife, Cádiz; Falc sense ma (en catalán), finalista del premio Octubre, publicado por TRES I CUATRE y Material de derribo, editado por Editorial Germanía (2009).

Página web del autor:
http://garescrespo.blogspot.com/








LOS HÁBITOS VULNERADOS

Huidizos y persistentes, tatuados, los hábitos vulnerados se esconden en el meandro de la vida. Asombradas tus pupilas propician la oración nocturna y la prudencia queda envuelta por la cobardía. La constelación nace como de un mestizaje pasado confuso, de inverosímil bohemia y anota perversiones leves. Dan la frescura a tu vientre solícito y orientan la sublevación que navega hacia tu península, desnudan la vigilia del niño dormido. Agazapada, la caricia que nos hace humanos, de hinojos sobre los meandros del universo de tu piel, registra que primero fue la seducción y después nos amamos Los hábitos vulnerados dejan huellas y despojos de amores traicionados, adornan ruinas, habilitan sordinas, advierten de la inocencia del mayoral, y permiten dudar, hasta que amanece y observamos que amar deviene amante y construye sueños.









BUSCANDO A BAUDELAIRE

Aquella noche fuimos despiertos, deslumbrados.
En un ritual de lujuria, arrullados, cuarteados
tus suspiros, resueltos los silencios del río,
victoriosa reposaste tus cabellos sobre
mis muslos y tu boca buscó mis atributos
erguidos, que penetraron hasta donde nace
la sensualidad de tu voz. El viejo recuerdo
de la piel. Toda tu piel brillaba de deseo,
haciéndome olvidar que estaba en custodia,
encadenado y disperso en tus múltiples labios.
Ningún camino me cerrabas mientras gemías,
amazona esclava de mi tótem extenuado.
Allí en Montparnasse te encontraba, te perdías,
me entregaba, nos disolvíamos, te me dabas.
Truncada insistencia en busca del eslabón.
Pero nada era lo que vimos. Nunca lo fue.
Perdura el peligro de que las nuevas brisas
del otoño nos borren, sin llegar a saber
cual es el origen de los espejos, su luz,
y los memorables enigmas de tu palabra.
Nos fugamos del presente. Hoy aún sigues lejos.
Sólo quedan, plegarias, deseos y alaridos.








PUNTO DE INFLEXIÓN

Hay ocasiones en que parecemos diversos,
otros pero idénticos, nunca el doble de nosotros mismos.
Buscamos el equilibrio, cansados de la lucha
fratricida entre tantos como nos da a elegir
la voluntad de ser. Pobre intento de dar un perfil fácil.
Nacemos y navegamos sujetos por los mitos de la tribu
buscando nuestro secreto, sin orillas, ni principio, ni final,
descansando apenas sobre un fragmento de tiempo informe,
buscando un límite, Así, desnuda y cubierta, llegaste,
sin fronteras, inmensa y sin perspectivas.
Ni una pilastra, ni un frontispicio donde anclar la mirada.
Noche y día solo eran escenarios para tus ojos,
lo demás, galaxias, esferas cóncavas, imágenes equívocas
perdidas en la plenitud del páramo disperso.
Fuimos desubicados en la pirámide del tiempo,
perdimos el pulso, diluimos la correspondencia,
el común beso pretendiente devino particular
y confundimos la arbitrariedad del deseo con el artificio.
Sin pretenderlo, la historia fue más que el álamo solitario,
que la palabra cercana. Mientras, la vida fue sucediendo,
sin saber qué moría ni hacia donde renacíamos.
Aturdidos, suavemente relegados, en espera de destino,
mientras una pavana gallarda nos mantiene vivos.
Lo dicho: somos un tenue desplazamiento del vacío a la nada.







LA DIALÉCTICA DE ADESTES FIDELES.

“De todas las palomas hubo una que se fue por el mundo.
Todavía sigue girando alrededor del sol”
Rafael Alberti.



Como dos viejos lobos disputándose el presente el pasado y el futuro se miraban indecisos y cómplices largos acomodos de referencia buscaban el contrapunto y quedaban a la espera de hinojos derrotados por la pena resultante de la mirada apresurada de muro en muro los breves silencios se hicieron eternos y desesperaron perdidos entre las noches halladas repudiamos el amor neutro la imaginería del patrón los horizontes perdidos y la bandera blanca y a ti casi ni te conocimos pese a los mitos y los tributos quién sabe en qué recodo algo estalló vibrante y volvió consagrado y sin revuelta pero flexible y dispuesto ahora recoge tus deseos y olvidemos la verdad cuéntame de tus experiencias hablemos de lo nuestro.









QUÉ VERDE ERA MI VALLE, BUKOWSKI.

“Todos los pequeños dioses han comenzado a llorar
pero di adiós ahora y sal al mar”
Wystan H Auden



En aquel valle hubo sangre y tierra,
raíces, viento, y ningún blasón.
Antes de que el bien y el mal
fuesen anarquías auxiliares,
mucho antes de que, atemorizados,
huyéramos del naufragio
intentando acoplar nuestro paso al del universo,
antes, murieron la esperanza, la ternura
y negociamos la rabia.
¿Cómo aceptar, pues, que tu mirada
perturba mi revuelta,
que las palabras son las cosas
y tú el espacio donde moran?.
Ahogaste la rabia y copulaste
con la mentira y el amor,
conseguiste pétalos obscenos,
como cualquier milagro,
anillando la frescura
y el pronóstico que nos acorrala.
Qué más da que el tiempo, detenido,
descanse sobre tu frente,
que perdure la muchacha prieta
de desafíos y luces en la frente
violada por la luz de Modigliani,
como un motín de golpes,
afanes, trompetas y lunas.
La lluvia fina, las aldabas suaves,
los bordes de cristal y tu gospel
fueron constelaciones decadentes
que, todavía hoy, titubean
sobre la hechura triste de la trinidad y el aire solano.
Aún así, el candil de tu inocencia es un collage,
un estandarte que baila.
De un mismo origen divino, un día,
nos sumaremos con la roca, el agua y el aire,
hasta conseguir que lo justo devenga
en necesario, como los dioses y los recuerdos.








COMPLICIDADES Y DESVERGÜENZAS DEL ARMISTICIO.

Nunca creímos que tanta brega sólo pretendiese saber
quien dirigía la derrota y sepultaba nuestros sueños.
El sendero que nos llevó hasta la superficie, nos orilló
en los amplios ríos que se esparcían por nuestra infancia.
Desde aquel día pasan los incendios, la luna se despierta sin grillos
y en cada acorde final nos hundimos, mientras la luz,
todavía hoy, rodea la hierba y el indefinido color del silencio.
Ahora, solo el rayo quebrado y el noble saludo del lobo nos conducen,
algo así como cuando con los besos robados la tierra rodaba.
Sí, tal vez volvamos a vernos donde la calle se pierde,
y hasta puede que, si vaciásemos los vasos, temblarían los rivales.










LOS ESPEJOS DE PESSOA.

“Nuestro sentimiento busca sostén
en aquello a lo que él da forma”.
Robert Musil


Ligera como el recuerdo veraz como el humo tanto te deseé que apareciste y fuiste la sal gorda de mis sueños nos hicimos invisibles de tanto como adelgazó nuestro presente súbitos espacios exhaustos como la mala hierba vuelven pegados a las vertientes de tu monte a la indecisión de tu perfumesí vuelves siempre vuelves medrosa y confundida conquistada por el castigoy no sé qué hacer con estos labios míos que se niegan a besar otras pieles ahora entre tú y yo hay un cristal tenue.










LA HEURÍSTICA DEL CENTINELA

También en aquellos tiempos heroicos
vimos sonreír a los ciegos, bailar a los cojos
y cantar a los mudos. Adolescentes,
amamos los cuerpos, mientras los dioses
dormían a la sombra de las abadías.
Hoy, apenas mercenarios de la libertad,
centinelas del nexo entre la vida y la muerte,
nos llega una palabra, dos a lo sumo,
y sonreímos al saber que son los brotes
de aquella semilla que resiste en nuestro valle.






DEL OTRO LADO DEL MURO, MI SEÑORITA MALONE.

Debería suponer que tu silencio destruiría el presente,
que todavía no existe el artilugio que mide el tiempo
que oscila entre dos besos dormidos en la distancia.
Sí, somos hijos del conflicto entre el pasado y el futuro
y si la duda, a borbotones, crece, es que la fe vacila.
Ni tan solo nos queda la historia para escondernos
y están cegados los caminos de regreso. La madurez.
Ya sabes, han tapiado el evangelio de la violencia
y algunos, por miedo al desamor, navegan sin bandera.
Pero tú y yo fuimos en el espacio, no en el tiempo,
y como si fuéramos dueños de la vida, decidiremos
cómo morir, cuando y sin apatía postrevolucionaria.










BLUES DE LA CORISTA QUE NEGÓ A PICASSO
Y SE ENAMORÓ DEL VIRTUOSO DE LA BALALAIKA,
SIN PENSAR QUE NUNCA SUPO DEL OLOR
DE LOS RECUERDOS.

Tú ya no estás aquí ni tu saludo
llega a mí, peregrino. Nunca dos
veces el gozo se revela.”
Salvatore Quasimodo

¡Qué magia la del ritual del encuentro.!
Los colores apacibles que bailan,
y las verdades que nacen de otras
que nos maniatan el canto, la pena,
y atentan al orden de los recuerdos.
Tantas veces te abraza, tantas huyes
confundiendo caricias y sus reflejos
soñando en el exilio de tu mundo.
Cerca tienes miedo, lejos angustia.



POEMAS RECIBIDOS PARA LA ANTOLOGÍA
DEL AUTOR, JOSÉ GARÉS CRESPO

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