martes, 27 de septiembre de 2011

4830.- ALEJANDRA MÉNDEZ



Alejandra Méndez

Nació el 3 de enero de 1979, en San Cristóbal (Santa Fe). ARGENTINA
Reside actualmente en la ciudad de Rosario. Es estudiante de Psicología en la (U.N.R).
Ha sido organizadora del primer encuentro de “Jóvenes Poetas San Cristobalenses”; ha colaborado en la revista “Norte” (trimestral de poesía departamental);
Participado en diversos ciclos y mesas de lecturas, como el Festival Internacional de Poesía de Rosario.
Ha sido coordinadora del Ciclo: “Poesía en los Bares” organizado por Secretaría de Cultura y Educación de la ciudad de Rosario. Actualmente coordina el ciclo de poesía “Poetas del Tercer Mundo” desde los últimos tres años. Concurrió al taller literario dictado por la poeta Concepción Bertone. Tiene en preparación su primer Libro de Poesías.


Era de Francia

El ramaje inaugural del padre.

Ese adentro quebrar
De voces como
Quien traga la tierra.

Las manos fascinadas por el arte
Se mecían al sol,
Irrisorias.

Hutspot en la mesa servida
Del domingo.

Mudanza de los ríos
En los ojos
Que ya no ven.

Rara procesión de tormentos
De la guerra.

“Para que vivir en blanco,
Cuando la vida es roja” – decías –
Olvidando el desparpajo
De la muerte.

Vuela la triada
De san Juan de Luz
Inundada de verdor (hayas, brezos, robles,
Tejos, castaños, abedules)

Yo encarno los secretos
Toscos y huesudos
De los rasgos.

Y aún los veo reunirse
Adecuos al temor o a la virtud.

En el patio trasero
Del recuerdo – sustraídos –
Hablando de sus hijos.









Mamoushka

A Rosa Karchesky.

El frío nómada que sólo
Un samovar lleno lo calma.
El último grito
Donde sale y se pone el sol;
El pasado…

Que una muñeca rusa parece.

He visto triángulos
De fertilidad en las costillas;
El níquel del dolor,
La historia,
De mentón doblegado.

La Petrushka de Ladoga;
Una ilusión de Liev;
Épicas
En tus ojos helados
Ay! Lena; Lena

Que una muñeca rusa parece.



Tenían quietudes azules/sus ojos
Cantábrica profundidad/ marítima su alma
Inaccesa/ toda alma todo cielo toda vida/
Caracola en movimiento.
Tenían la ductibilidad de los vientos/ sus vientos.
Me miraba su historia - abuela - como queriendo
Salirse de usted.
De niña entendí/ solo viéndola mirar/ que todo
Es un acantilado lejano.







Escribo

En hoja blanca como nieve
A pesar y a través del frío.
Titiritando la sensatez idiota
De creerlo mío.
Chirriando espasmos de los leños,
Queriendo calentar (en vano)
Estos versos.
Me reclino llorando lágrimas de invierno
Y escribo:
Todo es blanco, nieve, olvido.
Pienso en ellos; en los escasos
Alimentos de mis ancestros. Fruto
Del cual se congelan
Los recuerdos armados a pulmón
Y escribo:
Aunque blanca, blanca, blanca.
Lloro y escribo.







Lamedura del hombre en ficción

Fácil la llave que lleva/
A la fachada paramento/
Del llano/
Lambido momento del hombre/
Y umbral/ de lacerantes lameculos/
Facón que lamenta la lluvia/
La finísima falange de la gota/
La malvida excremento/ del llanto
Lambrucio/ del hombre en hambríos/
Y el final/ al final del metacarpo/
Se lamen ficciones/ propias ajenas/
Al sindía elemento/ del canto
En que imaginan/ la arena porcal/
Del pensamiento.



Ni hoja / ni viento
Ni brisa suave/ en que cerrar los ojos/ Ahora
Recuerdo mejor / a mi único silencio/en edad
De merecer.

Así su amor/ lo uno / lo supra / atávicas
Normas del respeto social/ veo
A Dios/ tomando Coca Cola/ neuronas
Como frutos prohibidos/ plegadas
Sobre sí mismas banderas/ del engaño
Rojo y verde son/ los colores/ que se llevan
Por dentro o no.

Así su amor/ a los perros de razas/ purísimas
Cómplices/ de asesinos el alma/ es
Un candado de modo que/ suéltame ahora
Prefiero el negro en todos/ sus matices
El ojo insurgente de la izquierda/ revolotea
Cual pájaro/ alocado
En lluvia ácida.

¿Quién dijo que el amor no tenía ideologías?



Toda luz, todo fondo
me lleva en sabanas
de piel algarrobo
a la ribera.

Silencio que se hace carne
en línea inrecta
hasta la quilla de las aves.

Al Colastiné bebemos por paisaje
los poetas de viento húmedo.

La pampa gringa de los inundados
que saben que el sauce llora,
como lloran las viejas olvidadas,
como llora el río y la dejeza.

Que entrocadera zurrumba
peregrina cruje la madera.

Que como dice Fournier:
es un “inútil afán de huesos”.







Corcel

“la cordura,
la terrible cordura del idiota”
Antonio Machado.

Equido impetuoso
de un solo dedo
la equidad.

Cuestión principal de controversia:
de batalla
de madera
de Troya
de fuerza.

Crines sauces
de puntiaguda percepción
del sonido.

Carrusel,
paño de lienzo que calma
la cordura.

¿Quién sabe el milagro
que corcovea ilustre,
que relincha endiosado
el equinoccio sol
de primavera?

Calzad monturas caballeros!!!
que líneas de fuego
separan, separan.

Latigazos al lomo
que azotan
La razón (humana).







Centelleaban

Centelleaban al fondo
la ilusión y el olvido
en la nube de mi mente
mi memoria.

En torno a un sueño
giraba a veces mi mano
y en la mansa luz
la palabra.

Del hondo follaje
que al río ha caído
en la nube de mi mente
mi memoria.








Escribirte

No
Tu nombre y tu rostro
No pueden ser en vano.

Nada
Del mundo entregado
Nada porque sí.

Todo
Te nombra y desmiente
Todo lo nombrado.

Si
Escribirte pudieras
Si tan solo pudieras.






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