lunes, 5 de marzo de 2012

6029.- MARTA NAVARRO GARCÍA

Marta Navarro García. Nació en Zaragoza. Publicaciones: “Ocho islas y un invierno” (El Desembarco, Sevilla, 2008) y “La victoria del Heno” Premio de Poesía “Victoria Kent”, (Fundación “Victoria Kent de Cádiz”), Málaga, 2007). Accésit con “La espalda del viento” Premio de Poesía “Gabriel y Galán” en 2005. Libros colectivos: “Poesía Amorosa” (Certamen Internacional de Poesía Amorosa del Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca año 2003 y 2004).“Con buenas palabras” “Jirones de Azul”, Sevilla, 2006). “José Antonio Labordeta: creación, compromiso, memoria” (Rolde de Estudios Aragoneses, Zaragoza, 2008).“I Encuentro de poetas hispanomarroquí” (Tetuán-Sevilla, 2010). “Voyeur. Literatura y erotismo”, (Ediciones del Viento, 2010). “I Encuentro de poetas hispanomarroquí” (Tetuán-Sevilla, 2010) YIN, “Antología de poetas aragonesas” de la editorial Olifante. Colaboraciones: Revista de Cultura Aragonesa “Rolde”, revistas digitales “Espacio Luke”, “El Cronista de la Red” y “Narrativas Literarias”. Colaboro en la revista “PIKARA” y en Canal Cultura de Diario Aragonés. Autora de letras de canciones para los grupos de rock Anima mundi y Nadie. Editora del blog cultural Entrenómadas.




En los mapas
de su cuerpo
no están señalados
los paraísos.
Encontrarlos
es cosa del destino
….o de nómadas sedientos.


(De “Entrenómadas”)










Días sin usar


Duermen los peces bajo el asfalto gris de la memoria. Sólo el jardín de Gary conoce los secretos de aquel invierno en el que tú te convertiste en viento y yo en agua. Los amigos nos buscaron en valles oscuros, en playas desiertas, en lugares lejanos. Pero los dos dormíamos, como los peces, bajo el asfalto gris de la memoria, cerca de donde crecen las manzanas azules y los días sin usar. Y, si nunca existimos, por qué se empeñan en recordarnos, en buscarnos.


(De Otoño y cien caballos dormidos)










Para Franco Battiato “IL VUOTO”


Soy el abismo que huye a tierra firme,
una isla perdida en busca de océanos y náufragos,
el tiempo que se observa en las heridas de un reloj.
Me transformo,
me disuelvo, soy tigre, soy agua, soy el vacío.


(Ocho islas y un invierno)










Hotel Lanchesmer


El hotel Lanchesmer siempre decide
quién puede dormitar en sus habitaciones
y quién no debe acceder más allá del hall.


Hay mujeres que sueñan con perderse
entre las sábanas de la 222.
Dicen que en su cama de terciopelo líquido
el punto G se ilumina como un neón hambriento
devorando de placer a los amantes
y que sus gemidos se contagian a otras habitaciones
hasta estallar en un agudo capaz de dejar
ronca a la mejor soprano.


Pero no todo es placer en el Hotel Lanchesmer.
Cuenta la leyenda que cien hombres maduros
con aroma de seis cifras entraron una madrugada
clandestinamente y desaparecieron.


En noches de luna llena
se les oye golpear las puertas
y gritar desesperados que nunca más
volverán a lamer el sexo albino y primerizo
de ninguna Lolita,
que no regarán whisky helado
ni esnifarán comida blanca,
sobre sus pubis rizados, arrogantes y náufragos.


Me han contratado
como contrabandista de contratos
en el hotel Lanchesmer.
A punto estoy de probar la habitación 222.
O de liberar a los maduros inmaduros
que entraron clandestinamente.
To be or not to be. Lanchesmer, 2010.


(Rosas y Lagartijas)






Cayucos


Un día ese ejército de ilegales,
que ves en los telediarios
mientras pones la mesa, la lavadora,
el cd o el facebook,
mejor dicho, esa multitud de hombres y mujeres
que acumulan fronteras y cayucos en las manos
vendrá para explicar
en un idioma libre de llagas y visados
a qué sabe la vida que no es vida,
o cómo burlar la muerte es ya imposible.
Y escucharás sus voces sin intermediarios,
sin estadísticas,
sin la solidaridad caduca de los cuervos blancos.


No me preguntes cuándo.
Simplemente escucha
cómo cae
el insoportable peso de la historia mal contada.









Geometría de una tarde inhóspita

Rosas y lagartijas pasean su orgullo por mis venas.
El sol tendido sobre tu espalda nos mira y sonríe.
Sabe que en este juego de pistoleros sepulcrales
las palabras disparan contra los mensajeros.
Abro mi estómago y decido limpiar su calendario.
Hay demasiados nervios escondidos en la guarida.
Demasiadas mariposas atrapadas en líquidos
poco románticos, nada semánticos.
En el hospital con nombre de culebra,
los cirujanos afilan sus espadas 
para sacar de mis venas cientos de rosas y lagartijas.
Y yo aún no sé si quiero vivir con ellas o sin ellas.
Demasiadas dudas para una tarde inhóspita.






El miedo

El miedo nos arrastra al vacío,
como una pantera arrastra
un animal herido.






Luz oscura

Cruzo la frontera entre el invierno y mis demonios. 
Un cartel me avisa: Cuidado. Se enciende la oscuridad.






Paraísos bastardos

Lo que queda de mí huye lejos, 
al otro lado de la frontera.
Hoy abandono este paraíso
rasgado por la cordura,
estéril vida de los que nunca sueñan,
bastardos años mecidos por la nada.
Lo que queda de nosotros
es un espacio paralelo 
y con escamas de neón, 
una sucesión de horas baratas 
que saben a nieve y alcohol herido.
Lo que queda de ti está muy lejos.
Lo que queda de mí no soy yo.






Ítaca

¿Existirá Ítaca?
¿Viajar al corazón de la nieve
aliviará las quemaduras de mi voz?
¿Encontraré allí a nuestros dioses
o serán refugiados
de algún cielo extranjero 
en espera de papeles para entrar al paraíso?
De dioses a parias. 
De parias a dioses hay apenas
un leve paso fronterizo y sin escamas.
¿Existirá una nueva Ítaca?






Geometría imprecisa

La realidad está hecha de datos imprecisos.
La realidad ignora el relieve de las sombras.
La realidad tiene el pelo manchado de tormenta.











2 comentarios:

  1. Preciosos sus versos... más que una poeta, una susurradora de emociones... Me gusta mucho la poesía de Marta... Me gusta mucho su voz nómada...

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  2. Poeta con las tres cualidades que adornan la buena poesía: calidad, emoción, inteligibilidad. Excelente como poetas y como persona...

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