miércoles, 29 de septiembre de 2010

1312.- AITANA ALBERTI LEÓN



Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1941, y es hija del poeta español Rafael Alberti. Realizó estudios de Ciencias Antropológicas. Ha sido una infatigable editora y estudiosa de la obra de los poetas de la generación española del 27, a quienes ha difundido también a través de la Televisión Española y la Televisión Cubana. En la actualidad es presidenta en Cuba del Proyecto Cultural Sur, para el fomento de la Poesía y las Artes, que agrupa unas 30 ciudades de Europa y América. Poemas suyos han sido traducidos al alemán, polaco, ruso, rumano e italiano.







Testamento

a Antonio Guerrero, poeta

en el miedo del hombre
pongo manos abiertas
en la debilidad del hombre
la fuerza de la luz
en la pequeñez del hombre
pongo lo inmenso de su espíritu
en la locura del hombre
el fiel del pensamiento
en la doblez del hombre
pongo banderas cándidas
en la arrogancia del hombre
el equilibrio de los justos
en el llanto del hombre
pongo palomas blancas
en el dolor del hombre
un escudo de abrazos
y qué pondré en la casa
derruida del hombre?
qué en el martirio
de las cosechas calcinadas?
y qué en lugar del hijo
asesinado del hombre?
qué en los ríos los bosques
las aldeas los mares?
y qué pondré en el regazo
de la madre del hombre?
y qué en el cráter donde una vez
se alzaron los sueños del hombre?


(PALABRA DEL MUNDO)






Retratos de familia

A Ilya y Luba Ehrenburg Disidentes del invierno
hablan un idioma ajeno
al ámbar preso en la parábola terrestre

El bosque ha segado la nieve
Nada queda en la memoria del abedul
ni el blanco exánime
con que fatiga al viento su ropaje

Seres invertebrados como gemas
avanzan hacia la desposada
se ordenan en el cuello feliz
que gentilmente brinda la última mansedumbre

He aquí el galope de la fiesta
burilado sobre los medios tonos
La danza abarca lejanos caramillos
rueda hasta la linde del paisaje
El balido del río aún no anuncia tañidos funerales

El óvalo limita la impaciencia en agraz
Él y ella quisieran huir hacia los cielos últimos
donde el amor ofrece ámbitos navegables
rutas donde la dicha rasga el confín del miedo
y se yerguen los cuerpos limpios desamarrados

Cuánto tiempo se ha ido muriendo desde entonces?
Cuánta utopía ha ardido en los campos mejores?
Mis ojos abandonan el clamor del festejo
atrapado entre libros y objetos
que recuerdan la invitación al viaje

El mustio sol de enero tiñe los ventanales
no hay piedad en la nieve
ni candor en las ramas deshojadas de pájaros
Mucha muerte cobijan las raíces dormidas

Quince años tenía mi mirada esa tarde
y los vi emocionada como los veo ahora
en la tarde del trópico
desde la altura exacta del amor intocado

María Teresa y Luba con Ilya y Rafael
los cuatro conversando
después de tantas y tan terribles cosas
mientras afuera el sol iba aboliendo el tiempo
y fijaba esta imagen en mi ser para siempre






LA RONDA DEL PADRE

Yo nací junto a un río
no parecían hijas de Heráclito sus aguas
tan idénticas siempre a los retratos viejos
tan con los mismos ocres
y una bruma de sueños

Papá en las madrugadas convocaba a sus muertos
Entraban silenciosos
los capotes colgantes de los huesos vacíos
Desde mi cuarto oía las voces apagadas
Qué querrían sus muertos?
Qué dolores narraban a la orilla del río?

A mi casa de niña
le cortaron las alas
la abrieron en canal
exhibieron sus vísceras
sobre un mantel en el mercado
Era una casa antigua
sencilla e inocente dentro de lo que cabe

Disimularon el frágil aplomo de sus muros
echaron al olvido las canciones
y mi pie ligerísimo abandonó
el secreto calor de las baldosas
saliéndose del cuadro poco a poco

Papá desde el umbral
de un espacio sin puerta nos decía
marchemos
sólo el camino es nuestro

Así fue amigos míos
el decursar de todo

Una patria llorada
Una casa perdida
Un eco de palabras
Los muertos
tantos muertos

y en el camino solo
a veces la alegría





9 DE AGOSTO

Hoy es mi cumpleaños
y Mahmud Darwish
acaba de morir

Ya lo dijo Neruda
La sangre de los niños
corre sencillamente
como sangre de niños
En Madrid en Faluya
en Bagdad
en Gaza en el Golán
qué importa dónde sea?

El pan sobre la mesa
La foto de mi madre
La rosa en el umbral
Oh amado trae la lámpara
el beso de la aurora
y que en tu hombro
pueda esparcir la tristeza!

Hoy es nueve de agosto
y Mahmud Darwish
acaba de morir
Qué importa si fue en Houston
en la engañosa paz
de un hospital de Houston?

Ya lo dijo Cocteau
La sangre del poeta
señala a los verdugos
como sangre de niños
Corre sencillamente
le da la vuelta al mundo
y regresa al poeta
sencillamente sola
como sangre de niños

En Víznar en Santiago
qué importa
si el poeta sencillamente
entrega la sangre y la palabra?

Ya lo dijo Federico
No quiero que me tapen
la cara con pañuelos
los ojos son los ríos
que derraman mi sangre
sencillamente pura
como sangre de niños

Amado
que tus brazos
me devuelvan la rosa
el secreto del trigo
el alto monte bajo el sol de junio

Hoy es mi cumpleaños
y un poeta
acaba de morir

Ya lo dijo Neruda
Quién puede detener tan inmenso latido?



PARTE DE GUERRA

Vísperas de la guerra de Iraq,
17 de marzo de 2003 (Fragmentos)

17 de marzo
7.30 pm quebrado el cielo a oscuras caen las aguas sobre la ciudad emisoras confusas chisporrotean el final de la paz es que no hay nadie en la noche del tiempo? dónde están los hermanos? aunque gritemos millones somos con la garganta clausurada el temblor de un candil es más humano que el corazón petrificado

Junto a la carretera
mujer aúlla en agudo perpetuo analfabeto adivina consignas en paredes rotas niños juntan fusiles pistolas granadas: arsenal de juguetes cabras ramonean sombras tal vez pasen convoyes o vuelva el enemigo

Ataque
el ojo mira hacia la ciudad desde una altura distinta a la del hombre
la ciudad es sólo un referente en el centro de la conciencia
alrededor giran pájaros enloquecidos el ojo carece de párpado
donde hubo una ciudad hay ahora una inmensa pregunta

En la red
fotografías corren por las redes
tropeles de cuerpos sacrificados
configuran el atrezo
otros cuerpos autómatas manejan artefactos
en este teatro de vanguardia
el pájaro del miedo atraviesa a todos por igual
es una fulminante llamarada en la tiniebla
y en la mirada de millones

El contable
10 000 sacos de plástico
10 000 agujeros negros
materia densa
como el dolor
de 10 000 madres
la computadora es un buen cementerio
por favor por favor
devolvedme el ábaco
con que mi padre contaba los granos de trigo



Arqueología
a orillas del Tigris desenterraron tejas
con pisadas de pájaros



a orillas del mar Muerto en tumbas de salitre
velaban los profetas

a orillas del gran Nilo un monolito negro
cantaba en tres idiomas

a orillas del Atlántico manchas negras olían
a ramazón prehistórica

en todas las orillas el cuerpo de un infante de marina
fue hallado envuelto en viejos manifiestos





Unlimited edition

A Ledo Ivo

la pestilencia de los pobres
no cotiza en la bolsa
no titila en cristales luminosos
no es gema a mil libras la onza
no aroma las anchas avenidas
ni adorna los penthouses
ni enaltece palacios
ni las recámaras sedosas

no es lágrima en el lóbulo
del príncipe
no anida en el ombligo
de la top model
no destella entre los senos
de la primera dama
tampoco la aprisionan
en edición limitada y numerada

el hedor de los pobres
tiene sus propias reglas
y sus propios caminos
y sus redomas especiales
y sus vidrios coloridos
y sus vientos
y sus huracanes
imparables






PRIMERA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES

¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que vinieron las proas a fundarme la patria?
Jorge Luis Borges

Mi barrio dormitaba cerca del viejo río
que no acertaba nunca a agitar su corriente
Por las noches el agua me mojaba los sueños
y la cama salía dando tumbos bogando

Yo no sabía bien quién remaba sin tregua
ni veía las proas hendiendo lo insondable
La costa era un enigma de blandos matorrales
algún relincho iba marcándome las horas

Llegábamos a veces bajo la luna llena
afiebrados fantasmas de pequeño abolengo
La espada no tenía relumbrones de plata
en legajos mohosos escribimos la historia

A veces el Pampero ahogaba el horizonte
--nadie le había puesto su nombre todavía—
un turbión nos lanzaba hacia calles futuras
hincados en la tierra como ciegos buscábamos

Aquí marqué con sangre la raya de mi puerta
Aquí clavó la cruz el pecador barbado
Aquí se alzó un clamor de agónico silencio
Aquí morimos todos sin salvarse ninguno

Los caballos huían hacia los altos pastos
A veces me trepaba en los lomos humeantes
doblegué su estupor con mi talón desnudo

Hubo flechas ardiendo y lanzas en mi mano
A negra soledad olían nuestros cuerpos
Sobre las raudas torres éramos inmortales









(REVISTA PROMETEO)

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