lunes, 9 de agosto de 2010

CHANTAL MAILLARD [351]


Chantal Maillard

Chantal Maillard, poeta y filósofa española nacida en Bélgica (Bruselas, 1951). Después de doctorarse en Filosofía viajó a India, donde vivió largas temporadas. Se especializó en Filosofías y Religiones de India en la Banaras Hindu University (Benarés). Fue Profesora Titular de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad de Málaga hasta el año 2000, en cuyo Departamento de Filosofía impulsó los estudios de Filosofía y Estética Comparadas.

Chantal Maillard nació en Bruselas (Bélgica) en el año 1951, donde permaneció hasta 1963, año que se traslada a España. A partir de los ocho años fue de internado en internado, tanto en Bélgica como en Málaga. Con 12 años escribe una primera novela. Con 14 años descubre la filosofía y escribe una segunda novela y con 15, un centenar de canciones y dos libros de poemas. En 1969 renuncia a la nacionalidad belga para adoptar la española. Después de doctorarse en Filosofía gana una beca de Ministerio de Exterior y marcha por primera vez a India en otoño de 1987. Su dedicación a esta cultura se refleja en los numerosos escritos (diarios, ensayos, poesía y crítica) reunidos en el volumen "India", publicado por Pre-textos en 2014. Reside en Málaga desde 1963 y pasa también largas temporadas en Barcelona. Ha sido profesora titular de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad de Málaga hasta el año 2000, quedando interrumpida su vida docente por las secuelas de una grave enfermedad.

Es autora de numerosos libros de poemas, ensayos y obra en prosa. Le fue concedido el Premio Nacional de Poesía (España) 2004 por su obra Matar a Platón y el Premio de la Crítica de poesía castellana 2007 así como el Premio Andalucía de la Crítica por Hilos.

Desde 1998, ha colaborado con críticas de filosofía, estética y pensamiento oriental en los Suplementos Culturales de los principales diarios de la prensa española, el ABC y El País. Ha traducido y editado a Henri Michaux y difundido el pensamiento de India con diversas ediciones.

Su escritura se despliega en varios registros, trascendiendo los límites entre géneros literarios y artísticos. Los trasvases entre su obra ensayística y poética son múltiples. Su tema principal, la observación de los procesos mentales, apuntado ya desde muy temprano en su producción ensayística y en la prosa de sus primeros diarios, "Filosofía en los días críticos", se consolida durante las sucesivas estancias en India, culminando en los "Diarios indios", en los que somete al propio observador a un implacable examen de observación, el diario de duelo "Husos", el poemario "Hilos" y "La mujer de pie".

Ha puesto en escena varias de sus obras e intervenido en proyectos interdisciplinares con artistas nacionales e internacionales, tanto de las artes plásticas como del ámbito escénico, cinematográfico y musical.

Obra

Poesía

Semillas para un cuerpo (en colaboración con Jesús Aguado). Soria: Diputación Provincial de Soria, 1988. Premio Leonor 1987
La otra orilla. Coria del Río: Qüásyeditorial, 1990. Premio Juan Sierra 1990
Hainuwele. Córdoba: Ayuntamiento de Córdoba, 1990. Premio Ciudad de Córdoba «Ricardo Molina» 1990
Poemas a mi muerte. Madrid: La Palma, 1993. Premio Ciudad de Santa Cruz de la Palma 1993
Conjuros. Madrid: Huerga y Fierro. Editores, S.L., 2001.
Lógica borrosa. Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2002.
Matar a Platón. Barcelona: Tusquets, 2004. Premio Nacional de Poesía 2004.
   [do]: Platon töten, trad. Elisabeth Seifer de Matar a Platón, Zurich, Teamart, 2006.
   [ne]:Plato doden, trad. Bart Vonck de Matar a Platón, Leuven (Belgique), P, 2006.
   [it]:Amazzare Platone, trad. Gabriele Blundo de Matar a Platón, Rome, Elliot, 2013.
Hilos, 2007. Premio Nacional de la Crítica 2007 y Premio Andalucía de la Crítica 2008.
   [ne]:Draden gevold door Wat, trad. Bart Vonck de Hilos, Leuven (Belgique), P, 2014.}}
La tierra prometida. Barcelona: Milrazones, 2009
Hainuwele y otros poemas. Barcelona: Tusquets, 2009
Cual. DVD. Contiene lectura de "Hilos" y un corto interpretado por la autora. Málaga:Centro de la Generación del 27, 2009.
Polvo de avispas. Málaga: Árbol de Poe, (cuadernillo) 2011
Balbuceos. Málaga: Árbol de Poe, (cuadernillo) 2012
La herida en la lengua. Barcelona: Tusquets 2015

Prosa

Filosofía en los días críticos. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2001.
Diarios indios. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2005.
Husos. Notas al margen. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2006.
Adiós a la India. Málaga: Puerta del Mar, 2009.
Bélgica. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2011.
India. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2014.
La baba del caracol. España-Mexico: Editorial Vaso Roto, 2014.
La mujer de pie. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2015

Ensayo

La kábala del kéter-malkut. Editoriales Andaluzas Unidas, 1986
El monte Lu en lluvia y niebla. María Zambrano y lo divino. Málaga: Diputación Provincial de Málaga, 1990.
La creación por la metáfora. Introducción a la razón poética. Barcelona: Anthropos, 1992.
El crimen perfecto. Aproximación a la estética india. Madrid: Tecnos, 1993.
La sabiduría como estética. China: confucianismo, budismo y taoísmo. Madrid: Akal, 1995.
La razón estética. Barcelona: Laertes, 1998.
Rasa. El placer estético en la tradición india. Benarés: Indica Books, 1999 y Palma de Mallorca: Olañeta, 2007.
En la traza. Pequeña zoología poemática / In the Tracing. Small Poetic Zoology. Edición bilingüe. Barcelona: Centro de Cultura Contemporánea 2008.
[en]: In the Tracing. Small Poetic Zoology. Center of Contemporary Culture of Barcelona, 2008.
Contra el arte y otras imposturas. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2009.
India. Valencia: Editorial Pre-Textos, 2014.

Coordinaciones y traducciones

Estética y Hermenéutica. Chantal Maillard y Luis de Santiago Guervós (eds.). Málaga: Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofía, 1999.
Henri Michaux: Escritos sobre pintura. Murcia: Colegio de Arquitectos y Aparejadores, 2000.
El árbol de la vida. La naturaleza en el arte y las tradiciones de la India. Barcelona: Kairós, 2001.
Henri Michaux: Retrato de los meidosems. Valencia: Editorial Pre-Textos 2008.

Obras disponibles en braille en la ONCE

Matar a Platón.
Hilos.
Hainuwele y otros poemas.

Últimas obras escenografiadas

Matar a Platón en Concierto. Con Chefa Alonso (viento y percusión) y Barbara Meyer (violoncelo). Madrid: Teatro Español, 2011 y Palma de Mallorca: Museo Es Baluart, 2013. Con Chefa Alonso y Jorge Frías (contrabajo. Málaga: Centro del la Generación del 27, 2015. Bilbao: Biblioteca Bidebarrieta, 2015. Santander: Fundación Botín, 2016.
Diarios Indios en Escena. Con el cineasta David Varela. Madrid: Teatro Pradillo, 2014. San Sebastián: Teatro Victoria Eugenia, 2014. Málaga: Centro Generación del 27, 2015.
=== Últimas colaboraciones con otras artes === 
Dónde mueren los pájaros. Colaboración con el artista plástico David Escalona, Galería Isabel Hurley, Málaga 2014.
Cual. Breve film patrocinado por el Centro de la Generación del 27 y rodado en super 8 por Gerardo Ballesteros, Málaga 2010.
MUR XL. Intervención permanente en el muro del cementerio de Ixelles (Bruselas). Colaboración con el artista plástico Emilio López Menchero, 2008.
Q. Representado con la We Dance Company en el Festival Internacional de Poesía 2005 de Berlín.

Premios

Premio Leonor 1987
Ciudad de Córdoba «Ricardo Molina» 1990
Premio Juan Sierra 1990
Ciudad de Santa Cruz de la Palma 1993
Premio Nacional de Poesía 2004
Premio Nacional de la Crítica 2007
Premio Andalucía de la Crítica 2008



ANDUVE POR EL DORSO DE TU MANO, CONFIADA...

Anduve por el dorso de tu mano, confiada,
como quien anda en las colinas
seguro de que el viento existe,
de que la tierra es firme,
de la repetición eterna de las cosas.
Mas de repente tembló el universo:
llevaste la mano a tus labios
y bostezando abriste la noche
como una gruta cálida.

Llevabas diez mil siglos despertando
y el fuego ardía impaciente en tu boca.

De "Hainuwele" 1990



AXIS MUNDI

Desciendo
desciendo al cuerpo y veo
la lombriz de mi espíritu
alojada en mi vientre.
Subo, subo en espiral
hacia el motor del mundo
huyendo
huyendo del mareo
del mal de ser sola
tan sola entre las vísceras
subo al latido
me alojo
en su arritmia y descubro
mi rostro de lombriz
adherida a las válvulas
y asciendo
sigo ascendiendo en busca
de una razón que diera
sentido a mi existencia
me deslizo en la tráquea
bloqueo las palabras
asciendo
resbalo. Hay un agua
viscosa tras los ojos
resbalo y se me pegan
imágenes de un mundo
apenas insinuado
asciendo y al llegar
a la cúpula descubro
que sus paredes lisas
transparentes, vacías
tienen la textura
carnosa de mi vientre.
He bajado al espíritu
he subido al instinto.
La misma lombriz tensa
el eje que mantiene
erguida mi cintura.
El nombre que le ponga
ahora será el tuyo
pero su nombre es el
de aquellos que he amado
de aquellos que amaré
es todos y ninguno
el eje que mantiene
erguida mi cintura
me previene de ti
te crea a mi medida
y asume el reto
de ser muchos
de ser tantos
que da la impresión
que no cabrá mi espíritu
adentro de este cuerpo
que no cabrá este cuerpo
adentro de mi espíritu
por eso muero un poco
cada vez que te nombro
y sin nombrarte apenas
alcanzo a definirme.
Mi vientre es quien pronuncia
las sílabas secretas
que se inscriben arriba
en la cúpula.
Mi existencia es señal
de un fuego
que arde eternamente
en sí mismo.

De "Lógica borrosa" 2002





DESEÉ ALGUNA VEZ QUE UN POETA ME AMASE...

Deseé alguna vez que un poeta me amase·

Ahora duelen sus poemas en mi cuerpo‚
algo de mí que en él se reconoce hasta quebrar la imagen
de todo lo que fui.
Ahora deseo que me amase tanto que dejara de amarme
y sus palabras fuesen nieve
que el sol de junio fundiese entre mis pechos‚
allí donde su aliento insiste en acallar
esta tristeza antigua que siempre me acompaña.

De "Semillas para un cuerpo" 1988





El cansancio

El cansancio. De nuevo, el
cansancio. El esfuerzo por
sobrevivir. Reiterado

Observar las nubes.
Dentro.
Barrer.
Dentro.

Elegir quedar.

Toda nube
lleva una trayectoria. Asumir
la trayectoria. Imposible
barrer todo siempre. Está el
cansancio.

Aunque también el de
las trayectorias. De ver pasar las nubes.
También ese cansancio.

Entonces,
por un momento, ahora.
Sin voluntad. Y casi está bien.
Hasta pensar el estar bien y convertirlo
en nube. En trayectoria.

De "Hilos" 2007



EL DESENCANTO DEL QUIJOTE

1. Memoria del viaje

Miré al cielo. Dije
un sueño espera ser soñado.

Venía de otro sueño.
Compartido. Hermoso.
Me asfixiaba. Era tan
limpio el aire
que un grito de dolor hubiese
resplandecido.
Miré al cielo. Cogí mis armas.
Las de ellos eran otras, pero
no había diferencia:
de una verdad a otra, ¿cuánto dista?
¿Cuánta ignorancia las separa
y cuánta las designa?
Es la verdad el nombre
que damos al impulso
con que la vida quiere ser soñada.

Cogí mis armas. Atrás quedó
el hogar. Abierto, el horizonte.

Fue hace mucho tiempo. Ahora…

ahora ya no son tiempos de espejismos.


2. El descenso. Tribulaciones de la agonía

En los bordes del sueño abre
los ojos. Sin abrirlos. Algo
despierta, la conciencia de una
continuidad. De otra continuidad.

Algo despierta y mira dentro (el
dentro de la superficie, que no es
un dentro sino un debajo, como
el forro de un abrigo), buscando algo
en lo que anclarse. Un tema, busca
un tema. Para no acabar. Para

sobrevivir.
¿Sobrevivir? Decidme, ¿quién o qué
sobrevive? –Volver al tema.
En el tema el mí se reconoce
porque alguna parte suya
es afectada y se conmueve.
Como cuando las lágrimas. Por la imagen.
Más que nada, a la mente le gustan las
imágenes. Con ellas, teje.
Y el tejido hace mundo o lo refuerza,
lo hace consistente.

En la orilla del sueño algo, un aliento
que vibra, insiste en las mismas
pautas. Y se hace sólido. Y dice yo.
Y el mí adviene, de nuevo,
creyéndose, creyéndome ahora
en lo que digo. Para no perderme.
No aún. No tanto. No tan aún tantas
veces. Para no deshacerme. Para
sobrevivir pero.
Porque no está claro. Por el peso.
El mí contiene demasiadas
lágrimas. Aunque. El lastre fuerza
a abandonar el texto y condensarse en
los márgenes. Y es bueno –¿bueno?–, es
adecuado. En fin, no es, de ninguna
manera. Sólo hay lastre. Y hay Aún.
Hay demasiado Aún para perderse
del todo.


3. El pánico

El cansancio. La sed. El pánico.
Dentro. Fuera no se mueve. Dentro,
pánico. Humedad que traspasa la
casa-huesos. Entonces voy donde
hay muchos. Como si algo fuese
cierto. Como si algo cambiase y por
eso fuese cierto. Entre todos. Entre
muchos. Cierto porque se mueve.
Como si hubiese meta. Si no se
alcanza no importa. Mejor no
alcanzar. Como si. Para que sea
cierto -¿cierto?-

La hora estimada. La hora de llegada
estimada. Como si algo ocurriese.
Por el movimiento. Por el nombre
que cambia. El del lugar. El de los
ojos, no. Los ojos siguen fijos en el
rostro. El rostro que no veo. Siguen
mirando fuera. Yo nunca veo la
mirada de mis ojos mirando fuera.

El movimiento atrapando la
atención. Reteniéndola. Guiándola.
Llaman historia a ese movimiento
que retiene la atención. Cuando no
hay movimiento fuera, la historia
ocurre dentro. Pueden haber muchas
historias a partir de un solo
movimiento. Entre todas forman una
situación. La situación es un nudo, a
veces una madeja, pero siempre es
un nudo. Algunos nudos retienen el
pánico.

Se produce en el silencio,
antes del movimiento, y
también después. El pánico es
un furor detenido. En un principio
fue el pánico. Tuvo que serlo. Luego,
el furor fue las formas, ésas que el
movimiento produce en razón de sus
detenciones, de sus sacudidas.

Cuando el espacio entre las
sacudidas se prolonga, decimos
que alguien ha muerto. Entonces vuelve
el pánico o, mejor dicho, se abre. Se
abre el pánico y el furor se detiene.

Suele ocurrir también que alguien,
en el movimiento aún sostenido,
caiga en la abertura del pánico. Es
por efecto del vértigo que arrastra
como un esfínter los bordes de
la abertura. Su tiempo,
entonces, queda detenido. En el
pánico.

Por eso hago como si algo ocurriese.
Ocurre al menos la historia como si
algo ocurriese. Un movimiento,
una vez más. Tal vez sirva. Para que
haya historia y me la crea. Lo justo
para poder caer más adelante.


4. Resurrección en la tierra

Mirar al cielo. Luego,
a la tierra. Decir
hay un sueño que espera ser soñado.
Un sueño espera ser soñado.

La boca seca. No hay
saliva. Alzar los ojos,
donde los gavilanes
y los misiles. No, los ojos
a ras de suelo,
donde la hierba,
entre la herrumbre,
donde la hierba arde
verde y poderosa.

He perdido las armas.
He tirado el escudo.
De entre todas las verdades elijo
una sola: la caricia del sol
en el tronco de mi alma
calcinada.

*

5. El despertar

En los bordes del sueño abre
los ojos. Sin abrirlos. Algo
despierta,
la conciencia de una
continuidad.
De otra
continuidad. Y, entonces,
el milagro: la hierba.
Bajo los pies, creciendo.
¡La hierba!



HEME AQUÍ RAÍZ...

Heme aquí raíz,
savia de impulsos ascendentes,
madre aún,
posible siempre,
anticipada gestación
de un porvenir intruso,
intrusa de un presente
que desestima
el valor de nacer
a sí mismo de nuevo.
Heme aquí clavando
mis ojos
de savia encarcelada
en los troncos vacíos de los árboles
muertos,
heme aquí creyendo,
queriendo creer
en la impostura de las ruinas,
en el candor del desastre,
el valor de lo opaco,
la calidez del humo en los rescoldos.
Heme aquí,
heme aquí,
he aquí que me atrevo
a creer en las ruinas.

¡Me atrevo a creer en las ruinas!

De "Conjuros" 2001



INICIACIÓN

Estoy creciendo de la nada.
Mis ojos tantean
la claridad difusa
mis manos
se posan y tantean
abro agujeros
mi cuerpo agujeros
en el cielo agujeros
tanteo las estrellas
agujeros que llueven
y es dolor
y el dolor penetra
mi cuerpo tantea
el dolor tal vez
el gozo
indaga
descubre el mí
mi boca dice
vuelvo sobre mí
misma y tanteo
¡es tanta la ceguera!
cierro los ojos
lo cierro todo
y de repente me abro
veo
veo lo que no hay
veo
estoy creciendo de la nada.



INTERMEDIO

Entre una imagen tuya
y otra imagen de ti
el mundo queda detenido.
En suspenso. Y mi vida
es ese pájaro pegado al cable
de alta tensión,
después de la descarga.

De "Lógica borrosa" 2002


LA OTRA ORILLA

Algún día, cuando el aire pese como tierra sedienta sobre los cuerpos desnudos,
tal vez alcance a ser la voz de aquel peregrino que enmudeció o el agua que,
gota a gota, resbala por su pecho. Él nunca estuvo en la otra orilla pues sabe
que allí los dioses duermen en el polvo. Y sabe que cuando un hombre por azar
se duerme en la otra orilla -ese lugar que siempre ocupó la mirada-
ellos se despiertan y se contemplan en él. Si ese hombre, entonces, se despierta,
se convierte en espejo y estalla con el sol.

De "La otra orilla" 1990



LLEVO ACOSTADA LARGO TIEMPO...

Llevo acostada largo tiempo
en la orilla. Mis pechos
son colinas cubiertas de hoja seca.
Levanto la cabeza y me contemplo:
en mis muslos el vello a punto de ser vello,
me incorporo: la hierba a punto de ser hierba,
doy un paso y despierto al agua
a punto de ser agua,
se asusta un ave negra a punto de ser ave a punto
de ser negra...
Un resplandor me ciega:
el bosque me contempla, a punto de ser bosque,
a punto de ser tuya.

De "Hainuwele" 1990



NO EXISTE EL INFINITO

No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una trayectoria,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Y cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz es un signo, toda palabra forma
parte del mismo texto.

De "Matar a Platón" 2004






NO PONDRÁS NOMBRE AL FUEGO

No medirás la llama
con palabras dictadas por la tribu,
no pondrás nombre al fuego,
no medirás su alcance.
Todas las llamas son el mismo fuego.
Mi cuerpo es una antorcha que alumbra los espantos
que la razón constituye en sus tinieblas.
Hay que mirar al cuerpo, muy adentro,
tocar el centro ardiente, abrirlo y propagar
el gozo de la lava.
No importa en qué caderas,
en qué pecho resbale,
no importa la estatura, el sexo o la materia
pues todos caminamos sobre la misma pira.
No medirás la llama con palabras que encubren
los viejos sentimientos de los hombres.

De "Conjuros" 2001




SIN EMBARGO...

Sin embargo,
sin embargo,
sin embargo... No me
fío de mí. Nada es
permanente. Menos
lo es la palabra. Esto
tampoco,
esto tampoco,
esto tampoco. No me fío,
no te fíes de quien
dice, de quien
habla, de lo que se
dice, de lo que dices,
de lo que digo,
no me fíes,
no te fío.
La lucidez es una chispa, un
estado de conciencia
en las multiplicadas estancias
de la conciencia o que hacen
conciencia, las estancias
que se alargan, se prolongan, se
continúan, y así
se le llama conciencia
a aquella continuidad.
No me fío, no te
fíes de las estancias,
se estrechan,
se acortan,
se invaden,
desaparecen,
la lucidez es un instante
entre estancias,
ventanas en la mónada que
si permanece bajo
la luz del foco se hace estancia,
también ella, y sufre
las mismas convulsiones.
Sin embargo,
sin embargo,
sin embargo... lo
que intuyo ahora
se borrará mañana,
luego,
ahora,
apenas se haga pensamiento,
conciencia: estancia. Atrapamos
la sensación que invade las entrañas,
muy abajo,
muy adentro,
muy homogénea, la atrapamos
y la hacemos eso: "sensación",
la nombramos,
la describimos... la perdemos. Ya
no es ella, ya no es eso, ya no es.
Aún está allí pero
no es lo que digo,
lo es apenas,
no es lo que oís,
no es eso, no
os fiéis,
no me fíes,
no te fío.

De nuevo cae la tarde,
mengua la luz.
Los colores del otoño vienen del oeste,
decía aquel poeta chino.
El mundo está en mí.
No me apartaré.
Acojo todos los colores, el
estío dentro de mi otoño,
porque sé que no
hay fin, que no habrá término.
Todo comienza y termina en mí.
Yo soy el infinito proyecto de mí misma
por encima de mí
me sobrevuelo.

De "Lógica borrosa" 2002



SU GRAN CONOCIMIENTO DE LOS LÍMITES...

Su gran conocimiento de los límites
hace que guste de dormir
justo en el borde de las cosas: el lugar que separa
la superficie del jarrón y el aire
que lo envuelve, la luz y la pantalla que la expande,
el deseo y el cuerpo que acaricia,
la distancia que media entre la voz
y la palabra o el suspiro. Quienes
ahí la rozan aprenden, unos el miedo, los otros
la indiferencia. En cambio
en mí se crece el amor que le tengo
con tal fuerza
que en esa ambigua consistencia
del objeto entregado a su no-ser-sí-mismo
quiero verter mis brazos en torrente
y enredarme la piel, des-componerme
en la disolución perpetua que confirma su ser.
Pero, apenas intuye mi intención,
se anticipa, burlando el gesto en sus inicios:
tanteo la incipiente claridad y la encuentro,
bien despierta, en el centro de las cosas.

De "Poemas a mi muerte" 1994





TE SUPE FRÁGIL Y DESNUDO...

Te supe frágil y desnudo,
tan frágil eras, tan desnudo
que se quebró tu sombra al respirar.
Abrí la puerta y las voces del agua
adoptaron la forma de tu cuerpo.
Tan leve parecías, tan al borde
de ti
que la noche aprendió
el modo de dormirse sobre el rio.

De "La otra orilla" 1990




TODOS TIENEN ALGÚN OBJETO PRECIOSO QUE OFRECER ...

Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer:
un cuenco de agua negra en que mirarse,
la piel recién curtida de un leopardo,
un hijo o un potro amado por los vientos.
Pero yo nada tengo:
cuando quiero mostrar tu reflejo en mis manos
te pierdo, y otra noche infinita
comienza, pues al perderte ni siquiera yo
me pertenezco.

De "Hainuwele" 1990




UNA MAÑANA ACORDE A LA ESTÉTICA
DE UN PINTOR DE LA ÉPOCA TANG...

Una mañana acorde a la estética de un pintor de la época Tang:
viento en la gran acacia del jardín,
lluvia de flores amarillas.
Ella, por precaución,
se ha quedado en la casa y me contempla
a través de un cristal.
Sabe que me alimento del olor de las hojas,
del susurro del aire en la corteza
de los árboles,
sabe que volveré colmada y repartiendo vida por doquier.
Y con cuánta cautela me esquiva entonces la mirada,
con cuánta discreción separa su piel de los objetos tenebrosos,
con cuánta suavidad se desdibuja
para no perturbar la danza del sol en mis cabellos.

De "Poemas a mi muerte" 1994




Y SI TE QUIERO ABIERTO...

Y si te quiero abierto
como el centro imposible de un mundo transparente,
si te quiero imposible, más allá de mis brazos
o la aurora que extiende un sueño en las tinieblas,
más abierto que el viento, más leve y más amante,
será porque mañana nos quisiera infinitos,
unidos como nieve a punto de ser agua.

Y es por eso que dejo resonar la memoria,
todas esas palabras de hilo que se enredan
en tu boca o la mía.

De "Semillas para un cuerpo" 1988




¿Y DONDE ESTÁ ESCONDIDO TU TESORO, HAINUWELE?

«¿Y donde está escondido tu tesoro, Hainuwele?»
me pregunta, burlona,
la más anciana del poblado.
Se refiere, lo sé, a lo que siempre buscan
los hombres cuando vuelven del combate.
Mi tesoro, contesto, es suave como el musgo, dulce
como leche de almendras,
tiene el frescor de los helechos
y sangra sin dolor hasta teñir de púrpura el crepúsculo
o para alimentar los cachorros de un tigre.

Mi tesoro no está escondido:
resplandece en el bosque como el oro,
mas sólo un hombre ciego
pudo hallar el camino que a él conduce.

De "Hainuwele" 1990






DE "MATAR A PLATÓN" 2004:

Un hombre es aplastado...

Un hombre es aplastado.
En este instante.
Ahora.
Un hombre es aplastado.
Hay carne reventada, hay vísceras,
líquidos que rezuman del camión y del cuerpo,
máquinas que combinan sus esencias
sobre el asfalto: extraña conjunción
de metal y tejido, lo duro con su opuesto
formando ideograma.
El hombre se ha quebrado por la cintura y hace
como una reverencia después de la función.
Nadie asistió al inicio del drama y no interesa:
lo que importa es ahora,
este instante
y la pared pintada de cal que se desconcha
sembrando de confetis el escenario.

Tuerzo la esquina. Apresuro el paso. Se hace tarde y aún no he almorzado.

De "Matar a Platón" 2004



*



¿Y qué hay del sentimiento...

¿Y qué hay del sentimiento?
No, no lo hay, aquí no hay sentimiento.
¿Debería haberlo?
¿Es poesía el verso que describe
fríamente aquello que acontece?
Pero ¿qué es lo que acontece ?

De "Matar a Platón" 2004



*




Una mujer temblorosa aprieta...

Una mujer temblorosa aprieta
el brazo de su acompañante.
Él vuelve hacia ella un rostro
tan largo como un número de serie
y dice: “El sesenta por ciento de los muertos
por accidente en carretera
son peatones”.
La mujer deja de temblar: todo está controlado.
A punto estuvo de creer que algo
anormal ocurría,
algo a lo cual debía responder
con un grito, un espasmo,
un ligero anticipo de la carne
ante la gran salida, pero no:
aquello es conocido y ya no la involucra;
le pertenece a otros. Y él añade: “Han llamado
a una ambulancia”, y ella se relaja,
su angustia la abandona:
el orden nos exime de ser libres,
de despertar en otro, de despertar por otro.
A punto estuvo de gritar, desde esa carne ajena,
pero el orden contuvo a tiempo ese delirio.

De "Matar a Platón" 2004



*


Y ahora...

Y ahora, cuando estamos a punto de acabar,
tal vez usted pueda decirme
por qué se queda a oscuras la ciudad
cuando el sol cae oblicuo
como una lanza,
y es verano.

De "Matar a Platón" 2004



*



Mejor no digas nada...

Mejor no diga nada.
Sería inútil. Ya ha pasado.
Fue una chispa, un instante. Aconteció.
Yo acontecí en ese instante.
Puede que usted también lo hiciera.
Suele ocurrir con los poemas:
terminan condensándose las formas
en nuestros ojos como el vaho
sobre un cristal helado;
las formas, con su herida.
Pues quien construye el texto
elige el tono, el escenario,
dispone perspectivas, inventa personajes,
propone sus encuentros, les dicta los impulsos,
pero la herida no, la herida nos precede,
no inventamos la herida, venimos
a ella y la reconocemos.

De "Matar a Platón" 2004



*



Se hizo de noche al mediodía...

Se hizo de noche al mediodía.
No pude respirar.
Tanto metal entre la carne,
aquel sabor a cieno
y sobre todo
el corazón oblicuo, sí, eso es,
el corazón oblicuo.
Como las tejas de un tejado,
resbalando.
El viento arriba
(había viento, sí, un viento suave).

Pero ya terminó. Una sombra
no hace la noche entera.
Volvamos cada uno a lo que nos distingue:
esa historia concreta, personal
que nos mantiene a salvo -mientras tanto.

Una sombra no hace la noche entera
-¿o sí la hace?

De "Matar a Platón" 2004



*



Yo no soy inocente...

Yo no soy inocente. ¿Lo es usted?
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo-que-ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece en cada instante:
todo lo que acontece se desborda
y no estamos seguros del refugio.

Bien pensado, es posible que Platón
no sea responsable de la historia:
delegamos con gusto, por miedo o por pereza,
lo que más nos importa.

De "Matar a Platón" 2004




UNO   Uno. 
Porque hay más. 
Más están fuera. 
Fuera de la habitación. 
Fuera de las demás habitaciones. 
Fuera de la casa. 
La casa es demasiado grande. 
Se extienden cuando duermo. 
Porque también hay muchas.
Últimamente están deterioradas. 
Húmedas. Ciegas. 
Depende de los días. 
Depende de las nubes. 
También de las imágenes. 
Sobre todo, depende de los hilos.
Partir es dar pasos fuera. 
Fuera de la habitación. 
De la mente, no:
no hay. Hay hilo. 
Partir es dar pasos 
fuera de la habitación con el hilo. 
El mismo hilo. 
A veces se rompe 
el hilo. Porque es endeble, 
o porque la otra habitación 
está oscura. Sin 
querer, tiramos de él y se rompe. 
Entonces queda el silencio. 
Pero no hay silencio.
No mientras se dice.
No lo hay. Hay hilo,
otro hilo.
La palabra silencio dentro.
Dentro de uno –¿uno?

(De Hilos seguido de Cual, 2007)    


EL CANSANCIO
El cansancio. De nuevo, el
cansancio. El esfuerzo por
sobrevivir. Reiterado. 
Observar las nubes. 
Dentro. 
Barrer. 
Dentro. 
Elegir quedar. 
    Toda nube 
lleva una trayectoria. Asumir 
la trayectoria. Imposible 
barrer todo siempre. Está el 
cansancio. 

    Aunque también el de 
las trayectorias. De ver pasar las nubes. 
También ese cansancio. 

    Entonces, 
por un momento, ahora. 
Sin voluntad. Y casi está bien. 
Hasta pensar el estar bien y convertirlo 
en nube. En trayectoria. 

(De Hilos seguido de Cual, 2007)    


EL TEMA I

En los bordes del sueño abre 
los ojos. Sin abrirlos. Algo 
despierta. O le decimos despertar 
a eso que ocurre. La conciencia de una 
continuidad. La conciencia que es 
esa continuidad.

Algo despierta y mira dentro 
(el dentro de la superficie, que 
no es un dentro sino un debajo, como 
el forro de un abrigo), buscando algo
en lo que anclarse. Un tema, busca 
un tema. Para 

sobrevivir. –¿Sobrevivir? 
Decidme, ¿quién o qué 
sobrevive?– Volver al tema. 
En el tema el mí se reconoce
porque alguna parte suya
es afectada y se conmueve.
Como cuando las lágrimas. Por la imagen. 
A la mente le gustan las 
imágenes. Con ellas, teje. 
Y el tejido hace mundo o lo refuerza, 
lo hace consistente.
En la orilla del sueño algo, un aliento 
que vibra, insiste en las mismas pautas. 
Y se hace sólido. Y dice yo. 
Y el mí adviene, de nuevo, creyéndose, 
creyéndome ahora lo que escribo. 
Para no perderme. No aún. 
No tanto. No tan aún tantas veces. 
Para no deshacerme. Para 
sobrevivir pero. 
Porque no está claro. Por el peso. 
El mí contiene demasiadas 
lágrimas. Aunque. El lastre fuerza 
a abandonar el texto y condensarse 
en  los márgenes. Y es bueno –¿bueno?–. Es 
adecuado. En fin, no es, de ninguna 
manera. Sólo hay lastre. Y hay Aún. 
Hay demasiado Aún para perderse 
del todo.  

(De Hilos seguido de Cual, 2007)    



AQUÍ

Dime lo que he de hacer. Las palabras 
se agolpan. Dime algo, dices, dice 
él. A mí, me parece 
que no dejo de hablar. No obstante, 
cuando lo intento -dime, dice-, oigo 
como un gemido, tan sólo un gemido 
que arrastra el llanto. 
Dime lo que he de hacer. Llévame a 
donde me digan lo que he de 
hacer. Sus ojos. Tus 
ojos -¿tus?- sí, 
cálidos ojos-lago, ojos-aquí. 
Aquí, como los niños 
y los idiotas. Por eso tus ojos,
para quedarme. Para 
seguir aquí. Para aguardar 
aquí. ¿Aguardar qué? No importa. 
Para aguardar.

Ni dentro ni en superficie. 
Aquí donde los niños 
y los pobres de mente. Un aquí 
que se prolonga en tus ojos sus ojos, 
para poder quedarme. 
Dime lo que he de hacer.
                   Escribo 
porque tal vez no hablo. No 
me sueltes. 

(De Hilos seguido de Cual, 2007)    


Ser pájaro. 
Cual considerando. 
Andar desnudo. Las heridas
cauterizadas por el aire. 
Entre las plumas, disimuladas. 
Cuerpo sin carga, movimiento. 
Ser de vuelo. Ser
pájaro. Tener por límite tan sólo 
la helada imprevista o la bala o
                 
el ansia de la carne  
por otra carne ajena...  
Presagiando la urgencia de
las migraciones,  Cual. 
Aleteo.     
    Un rumor  
de horizonte en el pulso
batiendo.
(De Hilos seguido de Cual, 2007)    




     Ventanas 
para la mano trémula 
para la boca áspera y el
espíritu en fuga el cuerpo
erguido sobre el hambre 
en su endeblez de ramo 
de huesos sorprendidos
en la caída 
por
la caída 
        
ventanas  
para fugarse / franquear
             
el límite 
que protege a los débiles 
ventanas para oír 
el eco 
que al abismo convoca
desde lo no cifrado 
al otro lado de
al otro lado tiempo
la otra oscuridad
de sin dolor sin sombra
ni tan siquiera de
cuando tan sólo
sin
(alféizares: 
polvo de vidrio
para cortar los hilos)

(De La herida en la lengua, 2015)



Ex- 
cedida. De su propia 
niebla-aliento  
sin atributo salvo 
la fuerza seminal. Astucia
para la permanencia 
en este cuadrilátero 
                             o cuadratura  
del abismo 
(siempre interior el combate.
Dentro del uno despreciado
en cada cual de sus fragmentos)
Atraída por el ruido el 
imperfecto sistema de resonancia 
cae
y luego se derrama 
por 
todos los orificios     el
herrumbroso hospedaje-cuerpo  
por siempre condenado – a qué 
juegos – desde  la gran ceguera 
del comienzo     
Conciencia des
prendida. 
Al hombro / Su aleteo.

(De La herida en la lengua, 2015)



MORDERSE LA LENGUA  (II)

Hadewijch – la escribana
– se detiene.
Entre una letra y
otra se interpone
algo que
no puede descifrar.
En medio de
la frase
borrando el ordenado
seguimiento del
universo texto
una gota
una gota de
tinta
diluida
o más bien es
de sangre
oxidada
y oscura
como la del insecto
que horada su cuerpo cada
tarde.
Siente un
dolor intenso –y el odio–
abrirse
paso
en su vientre. Se lleva
la mano –la afilada pluma– a los muslos
allí
donde el animal antiguo
el animal eterno
              atrapado en el
siniestro pasatiempo
de los dioses.
La retira. Acerca
la pluma al pergamino
y roja es ahora
muy roja
la tinta con la que escribe
–intuyendo el texto–
la palabra aeternus.

(De La herida en la lengua, 2015)



BALBUCEOS

Recluido en un torreón a las orillas del río Neckar, en los últimos años de su vida, Friedrich Hölderlin, según se cuenta, a cualquier pregunta que se le hiciese, contestaba invariablemente “pallaksch, pallaksch”, una expresión con la que se remeda el balbuceo de los niños pequeños. Celan alude a ello en el poema “Tubinga. Enero”: Si viniera, / si viniera un hombre, / si viniera un hombre al mundo, hoy, con / la barba de luz de / los patriarcas: / debería, / si hablara de este / tiempo, / debería / sólo balbucir y balbucir, /siempre-, siempre- / asíasí. / (“Pallaksch. Pallaksch.”). Era en un mes de enero cuando los altos mandos de las S.S. se reunieron en Tubinga para decretar el exterminio del pueblo judío. 

Hay épocas, en efecto, en que la boca de un sabio no podría sino balbucir. Pero 
¿y en qué época no? ¿La historia de la humanidad no es acaso toda entera, desde sus inicios, la historia de un crimen? Las naciones europeas no cesan de recordarse mutuamente el holocausto judío pero ¿fue éste el único? ¿En qué ciudad se decretó el genocidio de Namibia (1904-1908)? ¿En qué mes el de Armenia (1915-1923), el de Ucrania (1929), el de España (1936-1975), el de la Franja de Gaza? ¿Lo recordamos? 

Tan sólo en los últimos sesenta años, con implicación directa o indirecta de los gobiernos de Occidente, fueron masacrados 
siete millones de vietnamitas 
dos millones de camboyanos 
dos millones de kurdos 
quinientos mil serbios 
un millón doscientos mil argelinos 
setenta mil haitianos 
ochocientos mil tutsis e hutus 
doscientos mil guatemaltecos  
trescientos mil libaneses
un número aún creciente de palestinos 
¿los recordamos?   

Y aunque así fuese, ¿nos sentiríamos concernidos? Cuanto más altas sean las cifras, más espectacular será el suceso y, por lo tanto, menos habrá de implicarnos: el dolor siempre acude en singular. Sumamos y redondeamos como para ajustar la tasa de sufrimiento. ¿Puede acaso sumarse el sufrimiento? ¿Será más el dolor de todo un pueblo que el de cada uno de sus miembros? ¿Cómo sufre “un pueblo”? ¿Existe el Pueblo o la Nación independientemente de su gente? Y

cada uno de los seres que padecen ¿no será siempre el mismo, una y otra vez, infinitamente?   
Ahora, cuando todo es aquí, irremediablemente aquí y ahora, ante la permisión del horror yo digo: 
Si viniera, 
si una mujer viniera, ahora, 
si una mujer viniera al mundo con 
la espiga de luz de 
las matriarcas: debería 
si hablara de este 
tiempo 
debería 
tan sólo balbucir, balbucir 
y así tal vez  
tal vez así  
asíasí
tal vez

(De La herida en la lengua, 2015) 








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