domingo, 19 de diciembre de 2010

2534.- MARIUSZ GRZEBALSKI


Mariusz Grzebalski (1969, Łódź, Polonia). Ha publicado cinco libros de poemas. En 2006 hace su debut en la prosa. Durante la década de los 90 fue un autor fundamental en la renovación del lenguaje poético en Polonia.





Es verdad

Lo odié durante tanto tiempo, que ahora
cuando ya no es así,
siento como si yo hubiera desaparecido.

El otoño y el invierno quedan soldados
como un hueso de titanio;
el cuerpo es un molde vacío en el que se amontona
el polvo.

De Crónica de interferencias







No había pensado en ello
pero ahora, cuando te lavo antes de acostarte,
me pregunto cómo serán las cosas, hijo mío.

¿Me lavarás cuando no sea
capaz de hacerlo solo,
sonriendo, como hago yo ahora,
con cariño y comprensión,
o afilarás la costilla que me fue arrancada
para que la venganza, aunque con retraso,
se consuma a pesar de todo?

De Crónica de interferencias






Nada

Se trataba del amor.
Del amor. Lenguas de lluvia,
cuando el amor. Columnas
de humo, cuando el amor.
Un sueño como muros, cuando el amor.

Se trataba del amor.
Del amor. Los pies en el suelo,
cuando el amor. Un cuerpo
en un cuerpo, cuando el amor.
Cornisa de la felicidad, cuando el amor.

Y nada. Humo en la garganta.
Lenguas de lluvia contra el asfalto.
Viento en la boca, nieve: escudo
de la oscuridad. Se trataba
del amor. Del amor.

De Crónica de interferencias






Las sillas

La casa está tan vacía.
Como siempre
cuando se van los niños.
Las cosas callan
en su sitio.

Duermes, dentro de un momento
me vestiré,
saldré a pasear.
Será como si no estuviéramos
en absoluto.

Sólo ellas.
Mira las sillas.
Asomadas por la ventana
como si respiraran,
contemplando ensimismadas algo.

De Crónica de interferencias






Geometría

¿Qué mira ese hombre del balcón de enfrente?
No ve otros bloques, eso seguro.
¿Entonces, qué ve?

Desde esta distancia recuerda a un pájaro inmóvil.
Quizá incluso a un pájaro muerto.
No hay forma de ver qué se refleja en sus pupilas.
O si se refleja algo.

Demasiado silencio para esta hora del día.
Demasiado calor para esta época del año.

Él mira algo que no se ve,
yo lo miro a él, invisible para él.
Después, como cumpliendo una orden, nos damos la vuelta:
él cierra la puerta del balcón, yo los ojos.

De Crónica de interferencias






Pregunta retórica

Se fueron yendo cansados: la mujer pelirroja,
los gitanos-guitarristas, el cartero
de los recuerdos de infancia,
los viejos vistos en la parte alta de las montañas,
en algún lugar de los Tatras, y los dos niños
que embelesados con el círculo del agua
intentaban capturarlo en la palma de la mano.

¿A la búsqueda de nuevas fuentes, de nuevos tiempos?

De Negativo






Dedicatoria

La oscura arruga del río talla
la llanura que se extiende desde aquí
hasta el lugar en el que, como un panal quemado,
se consume la ciudad; el viento peina

las calles desiertas. De quién es la navaja
que afeita sus nucas, de quién la que afeita
sus cuellos. Diente de perro, la luna, se apaga.

El mundo oscurece: laten las sienes
del condenado. Ahora empezará a nevar,
la nieve cubrirá sus rostros. Él conocerá el lago
salado de su vientre, el patíbulo
de sus pechos. Antes de que la nieve se apague.





Fronteras

Resulta que sigo sin ser capaz de decir
de qué lado estoy, porque ni de éste, ni de aquél.

El hacer sufrir y el dolor gratuito
sigo sin soportarlos, al igual que los gemidos de impotencia.

He cambiado de opinión –
de eso no cabe duda. Una vez me vino

uno con una idea parecida; dije:
Amigo, esos asuntos son cuestión de uno mismo.

Y ahora cuando les digo a otros cómo son las cosas, oigo:
Amigo, esos asuntos son cuestión de uno mismo.

De El otro tacto






Julio

Las dieciséis horas, digamos. Con un ojo
medio cerrado se acerca,
se aleja. Corre hacia abajo por una empinada
cuesta
tras la cual chirría un tranvía.
Antes escupía desde aquí pipas
a los trenes que pasaban. Ahora
muevo los párpados: un zapato con el tacón roto,
como si fuera un perro salchicha de color violeta me roza
la cara (hace algo de frío,
el gris se va disfrazando de azul).
A mis espaldas una peligrosa perspectiva
de la marea. Crece.

No hay ganas. ¿Existo,
luego pienso?



TRADUCIDO POR ABEL MURCIA
MÁS POETAS POLACOS EN SU BLOG:
[http://altrasluz1.blogspot.com/]

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