sábado, 12 de marzo de 2011

3349.- CARMEN HERNÁNDEZ PEÑA



Carmen Hernández Peña
(Ciego de Ávila, CUBA, 16.08.1953)

Poeta, narradora, ensayista y editora.

Licenciada en Lenguas y Literatura Hispánicas en la especialidad de Estudios Cubanos (Universidad de La Habana), es Miembro de Honor de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y miembro - fundadora de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la provincia de Ciego de Ávila. Actualmente labora como editora en Ediciones Ávila.

Ha publicado:

Tiempo de máquina (poesía, Ediciones Fidelia, 1991).
Rituales del viajero (poesía, Ediciones Ávila y Sed de Belleza, 1995, 1997 y 2002; esta última en edición corregida y aumentada).
Canción del oscuro (teatro, Editorial Oriente, 1998).
Póster del Premio Poesía de Amor de la edición del concurso de 1992, titulado “I am singing in the rain”.
Antología Concurso Internacional de cuento Fernando González (Medellín, Colombia, 1997).
Las llaves del péndulo (ensayo, premio Eliseo Diego 1997, Ediciones Ávila 2000 y Editorial Globo, España, 2001).
Zumba la curiganga (novela, Ediciones Unión, 2003).
Farola y otros ahorcados (cuento, Ediciones Ávila, 2005).
El sueco de Leticia (teatro, Ediciones Ávila, 2006).
La balada de John y yo (poesía, Ediciones Vigía, 2006).
El libro de los oficios (poesía, Ediciones Matanzas, 2007).
Velo de maya (poesía, Ediciones Vigía, 2007).
Escuerzos (poesía, Ediciones Hermanos Loynaz, 2009).
Además, su obra se incluye en las antologías: Mágica Isla (poesía, Nueva Gerona, 1986), Anuario de la Poesía Cubana (1986), Poesía de amor (poesía, Concurso Varadero 1986, 2005 y 2007), Sobre el mantel de gala (poesía, Ediciones Ávila, 1995), Brasil y Cuba (homenaje al treinta aniversario de la caída en combate del comandante Ernesto Guevara, poesía, San Salvador de Bahía, 1997), Mujer adentro (poesía, Ediciones Oriente, 2000), Los caminos de Eva (cuento, Ediciones Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002), Como angeles en llamas (antología crítica de poesía latinoamericana contemporánea, Casa del Poeta Peruano en colaboración con universidades de América y los Estados Unidos; Editorial Maribelina, Lima, Perú, 2004), Sagrada madera (poesía, Ediciones Vigía, 2006), Cuarto creciente (poesía, Ediciones Ávila, 2007), Escribas en el estadio y Aedas en el estadio (cuento y poesía, respectivamente, Ediciones Unicornio, 2007 y 2008), y Espacios en la Isla (cuento, Ediciones Letras Cubanas, 2009).

Aparece también en las revista "Norte" (del frente de Afirmación Hispanista, México DF), "Alforja" (México DF), "Alhucema" (España); "Imago", "Videncia", "Sic", "Alma Mater", y "Vitral", todas cubanas. Además en los suplementos culturales "La tinta suelta" (México DF), "Hojas al viento" (Cuba), y "Hoja de poesía" (Estados Unidos).

Ha obtenido diversos premios nacionales de creación literaria y ensayística, como: Varadero 1992, Ávila 1994, Regino Boti 1995, Navarro Luna 1998, Extraños Primores 1997 y 1998 y Eliseo Diego 1997. A su vez premio Casa de la Poesía del historiador de La Habana Vieja (en la Bienal Ada Elba Pérez) y Poesía de Primavera (cuaderno Un día magnífico para el pez plátano, junio de 1999). Finalista en el concurso de novela Italo Calvino 2000. Fue distinguida con el Premio Vicente Iriondo 1998 (otorgado por la A.H.S. a creadores destacados) y el diploma Nicolás Guillén, que otorga la UNEAC.

Ha editado y prologado dos libros de poetas colombianas, el segundo de ellos, a dos manos con Ileana Álvarez: Memorias del caminante, de Graciela Rincón, y Magias y retablos, de Bella Clara Ventura.

( Dirección de correo electrónico: editorial@ciego.cult.cu )



del libro "Escuerzos", sección “Identidad”, 2009.



...............................................................[…] aquellas banderas
........................................................................................de la patria, de la primavera.
......................................................................................................... [Joaquín Sabina]

En los actos que celebran en mi patria reparten banderitas cubanas que la gente, quiero decir, los convocados, ondean de una manera extraña. Yo casi nunca alcanzo. El bloqueo: el papel y la tinta. Los palitos. La estrella.
Decía que se impone un movimiento de atrás hacia delante que no es precisamente ondear. Ondear es otra cosa.
Cuando termina el acto, la marcha, la indignación, un mar de banderitas maltrechas, pisoteadas, alfombran la ciudad. Las recojo una a una y, en mi casa, entre mi madre y yo, las alisamos, les sacudimos las patadas.
Algunas veces se las regalo a mis amigos dentro de un libro. Las otras, las ponemos a ondear hasta que el sol de Cuba les come los colores.







Tortuguitas de maíz para la buena suerte, para matar el hambre. Luego, se desata la guerra con las mazorcas, pero guardo unas pocas. Repito hasta casi morir que son de buena suerte las tortugas, y el maíz —civilizaciones del maíz somos de todas formas.
Tú y yo vamos de tiendas, en una niebla azul, en la que compras sandalias como las que usaban los mechicas y también los romanos. Somos lo mismo siempre, aunque perennemente soñemos con el otro. Tortugas de maíz para tocar tus manos, tortugas de maíz para andar juntos. Tortugas de maíz y el tiempo de los sueños, el único en el que escucho tu voz, miro tus ojos..





del libro "Escuerzos", sección “La tercera persona”, 2009.

ESPEJO DE OBSIDIANA

“En el reino de Dios caben mis versos”, se dice la mujer frente al espejo, ‘‘y en el otro también, en los dos reinos”, mientras se mira de perfil con su penacho, el cristal distorsiona la imagen, el pulido cristal que le devuelve un águila, incapaz de volar. Por eso prefiere el de obsidiana, en el que su figura se refleja tal cual, tal ella misma —sus grietas, su verdad, sus desamores— y a la vez muchas otras que no conoce y a lo peor ni existen. Espejo de obsidiana con un alma que se encierra tras el más perfecto bruñido de la piedra. Piedra de sacrificios que conoce un corazón sangrante y otro enfermo. “Tengo la sed y el frío de las víctimas, de los que ofrecieron su pecho al dios guerrero.” Se dice la mujer en la penumbra del espejo.......En las gemas azules y opalinas que adornan su cuello, sus vestidos talares, también está el último aliento de los decapitados, de los incestuosos, de aquellos que amaron más la vida propia que el sabor del maíz. “Si pongo bellezas en mi entendimiento no veo por qué no poner mi entendimiento también en las bellezas que Dios derramó como si fuera esperma”. “Soy la peor de todas, la que se asfixia en los claustros y clama por una señal, ya no de Dios o el ángel, tan sólo una señal que, como cuchillo de obsidiana, arranque de mi pecho la soledad y el miedo”.





LA TERCERA PERSONA

a Lauro Vázquez

Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.
[J. Sabina]

Dice el gentil, insomne amigo Lauro que la fuimos creando, hombre y mujer, andrógino perfecto —nada contigo, Ena Portela, tu sombra del caminante, porque los tuyos ya existían cuando los descubriste—. Esta, la tercera persona, salió de un largo tiempo frente a frente, tejiéndonos con los ojos, zurciéndonos las sombras melladas, las heridas.
Mientras yo guerreaba con Spielberg en la gélida Europa de los cuarenta y tantos, tú descubrías un cometa, pero antes lo nombrabas Sophia o Sirius Black.
Si no hubiera emprendido ese viaje gótico junto a Ileana Álvarez por lagos con serpientes emplumadas dispuestas a devorarnos, si no hubiera subido a la Isla de los Muertos, tampoco habrías tú mirado aquella carta del Tarot egipcio, máquina antigua de adivinar verdades y mentiras, no habrías visto la torre atravesada por el rayo.
Un día, no supimos quién era quién, dónde comienza el mito, por dónde se escurre la serpiente. Ya no importa.
Ahora está aquí. Respira. Se levanta en toda su inocencia de plateado animal con dos cabezas y un solo corazón..



del libro "Rituales del viajero", sección
“Un día magnífico para el pez plátano”, 2002.



TEDDY


Nada en la voz de la cigarra indica
cuán pronto ha de morir.
[Haikú japonés]

Morir no es descender:
el cuerpo escapa
cual cáscara vacía
que deja la serpiente en sus andares.
Yo tengo un nombre largo impronunciable
digo mi Nombre el Mío.......el Verdadero
un grito
años de Brahma sobre mi frente.
Hombres.......yo he perdido el amor
pero los amo
/la doblez y el amor...eternalmente juntos/
mi cabello.......largo como una blasfemia
y mi garganta azul.......una pedrada.
Hombres.......yo nada puedo hacer para salvarlos
miro los astros
y soy también los astros
miro a mi madre
y soy también mi madre
y un elefante
que no es grande ni pequeño
es solo un elefante
sobre la palma de mi mano.
Grabo los nombres de Dios sobre tablas de arcilla
en los cristales de los autobuses
y en el ojo de buey de un barco sin retorno.
Sal y sol en la sangre
poetas
hiladores de vidrio comiendo una manzana
entorpecen mi paso.
La vida es un presente griego
en donde canta y miente una cigarra.
Hombres.......lo juro.......yo nada puedo hacer para salvarnos.








LOS GATOS MUERTOS

para los Glass, hermanos.

Seymour se fue a la guerra
con un solo cigarrillo
y algo de la sabiduría Zen en su mochila.
“Tan corta ha de ser la guerra” dijo
la madre Glass.

Seymour
hábil buscador de caballos
sin saber de la guerra
tan solo de Dios
y el logaritmo preciso de un poema.

Seymour aprendió de mamá Glass
lo que es una doncella
/un bello animalito/
que en nada se parece a Franny.......levitadora
de deditos sucios
ni a Boo Boo.......intrépida almirante
/un bello animalito con unas esmaltadas
depredadora ardiente
en las tandas de cine/

Seymour......./estando por nacer/
se fue a la guerra
con solo la primera lección de mamá Glass
y el ojo preparado para ver un miedo enorme
sin conocer a Stalin ni a Pearl Harbor.
En el submarino aprendió Seymour
qué cosa es un pez plátano
cómo se descascaran con las bombas
y al emerger aprendió de relojes
y de las catedrales
donde está Dios
que es música e incienso.
Se fumó el cigarrillo de la guerra
y un millón más
cuando supo que un gato muerto
vale diez mil veces más que cualquier hombre vivo.

Seymour.......hijo de Sión
dónde podrás guardar el temblor de las manos
y la doctrina Zen que Bessie Glass...tu madre
llevaba en los bolsillos
qué responderle a Zooey cuando afirme
que el mundo es una gota de sangre
y no de agua
cómo armar la piel de los muchachos
de Pearl Harbor.
A quién decir que la escualidez
no es atributo tan solo de los perros
que no eres tú el que gira
sino el mundo
donde alguien siempre teje
el engranaje sutil de la discordia.
Que eres un logaritmo perfecto
como ese otro logaritmo perfecto
que fue Dios.

Seymour
con una escualidez que Bessie Glass
no ha visto
las rodillas hinchadas
un vaso de cerveza que no se acaba nunca
y unas ganas eternas de llorar
por los hombres
los gatos
y por Dios.

Seymour
el hermano mayor
el buen muchacho
el célibe hasta la llegada
de una levitadora con uñas esmaltadas.

Seymourt.
Alguien siempre va a tejer el engranaje sutil
de la discordia.
Seymour. Siempre todos valdremos igual
que un gato muerto.








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