martes, 26 de julio de 2011

4301.- ESTHER GARBONI


ESTHER GARBONI
Escritora española, nacida en Sevilla. Fue merecedora de la mención de honor en el V Certamen de Literatura de la Universidad de Sevilla con su relato "Se alquila corazón" y recibió el 2º Premio de poesía SEARUS 2006, por su obra "Las estaciones perdidas". Ha publicado en antologías y revistas literarias como "Homenaje a la Fiesta del Soneto", "Belleza Andaluza", "Homenaje a la Generación del 27", "Velada en honor a Juan Ramón Jiménez", del Ateneo de Sevilla, de 2006 a 2009; en la antología de 2011 de Ferrán Fernández y en revistas literarias de la calidad de "Piedra de Molino", o "Tinta China". Así mismo, ha participado en encuentros poéticos tales como "Femigrama 08", "II Festival Chilango-andaluz", "UNILCO, Espacio Nómada, 09" o en las veladas de la "Biblioteca de Babel" del Espacio Atenea de Córdoba y en "Las noches del Cangrejo Pistolero" 2011. En 2009 publica con la editorial SIM Libros su poemario "Tarjeta de embarque".





EN ESPERA

Nada me salvará. Sigo sangrando
metáforas, mordiendo mis palabras
hasta ahogarme, fingiendo ser domingo
soleado, botella medio llena,
noche de carnaval, tarde de toros.
Nada me salvará y aún me resisto
a entregar, al silencio, mi rebelde
furia sin contención, mi sorda rabia,
mi tartamudo miedo… Grito al aire:
¡No somos hijos de un mañana libre!
¡No somos padres de una idea nueva!
Los primogénitos murieron. Grito
al aire: ¡No seré tu dios de plástico!
¿Acaso alguien me escucha tras su puerta
blindada? Tal vez tú, que no te asustas,
encuentres un camino que nos salve.
Tal vez tú, que no tienes puesto nombre.
Mi impaciencia descuelga las aristas
de la noche. No tardes en llegar.







23 de abril

Emular quiero yo a aquél que un día,
a lomos de un escuálido jumento,
sin tener más que amor por armamento,
luchase por el bien con osadía.
Quiero vivir creyendo en la utopía;
quiero gritar a todos lo que siento;
quiero ser libre, como es libre el viento,
y no rendirme a la monotonía.
Quizás con ello pierda la cordura;
pero he de huir del yugo del sensato,
pues siempre ha de ganar el que se atreve
a cabalgar sin lastres ni armadura.
Saldré guardando en libros mi recato,
que a pecho descubierto iré más leve.









YO, PECADOR

Sí, señor, tengo un nombre, pero no para usted.

Es cierto que el asfalto se agarra a mis tobillos
que los coches, a veces, me despeinan la risa
y en los charcos me miro para desconocerme.

Y es mi culpa, mi culpa, mi grandísima culpa.

Es cierto que comulgo con lo que a otros sobra,
que tiene puesto precio el calor de mis muslos
y no soy el contable que mi padre soñaba.
Pero dadme la paz…

Es cierto que confundo el verde con el rojo,
el amor con la pena, la diestra con la zurda,
y perdí en el camino las voces de los míos.

Mas yo no engaño a nadie. A leguas puede verse
quién soy, a qué he venido, de qué color me he puesto
esta noche mi alma, cómo tengo el pecado.

Ya ve, señor, soy puta, pero aún tengo virgen
palabras que mi lengua no pronunció jamás.
También ha de servirme para eso la boca.

Sí, señor, tengo un nombre, me lo puso mi madre,
pero hoy todos me llaman fulana, pelandrusca,
pécora, trotadora, ramera, furcia o guarra.

Por un módico precio, podrá, entre mis piernas,
asomarse al abismo de sus propias mentiras,
eclipse de naranjas amargas de otro huerto
sin olivos, sin rezos, sin amor, sin destino...

[CONTRIBUCIÓN CON EL COLECTIVO HETARIA]








ARS AMANDI

Obedezca mi piel a los sentidos
y venza mi saliva el crisol
de tu cuello que, como caramelo,
habrá de deshacerse lentamente
en mi boca.
Que dance tu latido
entre los pliegues de mis ansias
y, por mi infierno,
fieras palomas vuelen
al paso de la noche;
pues, sin permiso,
antes de que amanezca habré bebido
ese licor amargo
que ya con estos ojos
hoy he saboreado.

De Tarjeta de embarque








VERANO DE 1930, VUELTA A CASA

(Homenaje a Vicenta Lorca Romero)


Y se comió con piel la Gran Manzana,
a grandes lametazos, viendo, triste,
el flujo de la sangre en las aceras,
dolorosas sin luto y sin un nombre,
mercantiles, impúdicas, borrachas…

Compró una aurora rota en Wall Street,
oyó a la tierra fermentar de asco,
tomó fotografías de los ecos
que el ruido crucifica en las vidrieras
y calculó desproporciones áureas
en las formas que toma la obsesión
por lo excesivo. No quería un mundo
tan grande, ni tan hondo un mar. Cedió
a tanta desmesura. Tomó un taxi.

Y ha vuelto, sin maletas, a la vega,
al tiesto de arrayán, al pozo sabio.
Desgranando certezas, a la sombra
de un patio de geranios, me ha pedido
un vaso de agua fresca para el alma
y en su silla de anea y de paciencia
me ha dejado el relato de su andar.

Vendrá un definitivo y negro agosto
quebrando juncos, de dolor tiñendo
los campos bajo un sol apocalíptico,
pero ahora… Silencio, no despierten,
con su curiosidad y sed de lunas,
no al hombre, sino al niño que dormita
soñando, al aire libre, con jazmines.

En Homenaje a la Generación del 27, Ateneo de Sevilla, 2009.

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