miércoles, 15 de diciembre de 2010

2470.- LUZ MARÍA SARRIA


LUZ MARÍA SARRIA
Nací en Lima (1948). Estudié Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima. Fui premiada en los años consecutivos de 1982 y 1983 en los Juegos Florales con el Primer Premio en poesía y cuento corto. Cursé dos años en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica.

Formo parte de diversas Antologías de la Poesía Peruana, entre las más importantes están las publicadas por Ricardo Gonzáles Vigil “Poetas peruanas de antología” “Poesía peruana siglo XX” y las de Marco Martos y Roland Forgues
“La escritura un acto de amor” y “Las poetas se desnudan” entre otras.

HE PUBLICADO los siguientes libros de poesía:
Señales que se eligen en 1988, Editorial Antares Artes & Letras.
Viaje a Parca y otros poemas en 1995, Editorial Colmillo Blanco.
El agua o el camino de las pruebas (libro inédito)

Desde el año 1998 me dedico paralelamente al estudio, investigación y difusión de la Astrología Tradicional y escribo en mi blog una que otra tarde.



DEL LIBRO “SEÑALES QUE SE ELIGEN” Lima, 1988



POEMA A LOS OBJETOS INANIMADOS

Cuando permanezco en mi paso semicircular/
siento que algo me embiste continuamente/
el lienzo color ocre es bueno piensas/
la ventana se llena de grises/
los pinceles te buscan esa fidelidad piensas/
gris esta tarde/
donde el aire te enloquece/
ya nada se acostumbra a ti/
sólo tu silla esculpida hacia presagios/
¿Si la silla conjeturara?/
¿Si acaso abriera sus brazos chirriando de madera/
haciendo una forma amable para que tú te sientas?/
¿Si acaso los muebles que me conocen impidieran tu salida/
desdoblándose en la puerta?/
¿Si acaso las ollas los vasos las sábanas/
tocaran una flauta dulce?/
¿Si acaso los pinceles ensayaran a coro conseguir de ti/
la risa que vuelve donde tu retrato me diera un beso tangible?/
¿Si acaso un poema se escape para besar al otro poema?/
Todas las letras de mi casa se encienden y se desordenan/
en señales que se eligen como duendes/
siento textos de madera hablando del relieve/
leo textos de madera/
mientras dibujo el retrato que estoy haciendo de ti/
mares de verdad avanzo tanteando/
improvisando arrastro tu marea de quejas/
y no es justo que estés encerrado como un animal/
que sigue obediente mis manos reclamando/
cómo dibujo sus semillas/
y es arduo reemplazarte en este mar picado/
distribuyéndote en esta vieja rueda de oración./

He hablado debajo de la superficie como un criminal/
sometido a la invocación/
¿dónde quedará clavado este marco de madera?/
¿en qué universo se frotarán estas provisiones de calor?/
¿hasta cuándo estaré implorando/
que te conviertas en lo más pequeño/
y guardarte en el escondite más secreto/
más crédulo más antiguo?/
el color lacre está sintiendo los gestos de tu cuerpo/
tu nuca llena de misterios gozosos me recuerdan como era/
este hombre color ojo que suspira por el ceño/
se desvanece la madera la línea precisa/
se despierta el volúmen de tu retrato/
que me seduce y me procrea/
se multiplica tu presencia/
en hijos rojos verdes azules/
a quienes no canto una canción de cuna/
porque los hijos de una imagen odian los aplausos/
y pulsan la idea de dios/
conocen el contraluz y dudan de su origen/
Pero ¿quién se atreve a preguntarle a la ficción/
si tiene pesadilla o si reclama mayores reos/
entre el romance y su sátira/
entre el sueño y su corrupción/
entre la idea y su baile sordo?/
¿Salir de allí?/
¿Algo se excede?/
¿Reconocerse allí?/
Es difícil porque se ve se huele y se toca/
en la hermética médula instantánea sometida a la luz/
y a la descomposición.../
Temo que habría que callar./








ORACION

Dios./
Arregla este mundillo./
Dios, esta es la belleza misma./
Ven agarra con tu dedo y dí,/
los animales tendrán hambre pero no tanto,/
multiplica de una vez la sabiduría,/
siéntete culpable,/
siéntete tonto por alguna vez y comprende,/
que el error en no habernos dado un poco más de árboles de fruta./

Mira,/
si acaso te gustaba Eva y en el fondo eres un ser humano,/
¿por qué le buscaste un hombre a Eva? ¿por qué los desnudaste/
con música de fondo?/
Esta creación tuya es tan hermosa, que a veces pienso/
que debieras olvidar tus rencores y volver./

Si Eva no te amaba,/
Dios,/
tú mismo la inventaste./

A mí que me importa que te vuelvas el cero, el uno, el invisible,a mí qué me/ importa que tú, oh gran sabio nos hayas pateado, porque tú, oh gran patético/ enamorado de tu creación, estabas celoso./

El barro se aburre, Dios,/
y estoy a punto de pedirte,/
que apagues este circo romano,/
quiero nacer, crecer y morir por mi propia cuenta./

Dios,/
mira,/
antes de dormir,/
cuando estés cerca del bostezo sagrado,/
escupe un poco,/
escupe,/
nada más te pido./








DEL LIBRO “VIAJE A PARCA Y OTROS POEMAS” Lima, 1995

ESTE LIBRO COMPLETO SE PUEDE LEER EN EL ENLACE:


EL VIAJE ( Primera parte)


II

Disimulo cómo fue que me apoderé del árbol,/
con nostalgia comienzo a moverme entre los cerros,/
qué tiene que ver este azul con el camino,/
no quedó nada al dejar mi casa,/
recuerda, al principio del paisaje vendrá la serenidad./
envuelve tu silencio en papel crepé, he venido al río, algo tiembla, no diré/
nada, las raíces están en el fondo de un carro inocente, en el hombro sólo/
esta almohada de madera, qué dolor./
empiezo por desertar./
he cortado una buganvillia roja, tuve miedo por la pobre,/
la puse en un jarrón, viejo jarrón,/
sudaba ¿qué decirle? esta es tu mesa, este tu cenicero de cerámica, estos/
son tus cerros mi pequeña flor rota, cortada buganvillia,/
cuchillo afilado./



III

He borrado un sueño, la desaparición se dio vuelta en redondo, se fue/
lejos, pizarra de grillos, me late tanto el corazón que nadie nota los siglos,/
no cierro mis manos, ofrezco un estado puro, un amor ciego, la emoción/
habla en el invierno, cualquier imán es nuevo, la esperanza es un árbol/
frondoso aquí en el campo, al lado del río, me sorprendo cuando veo/
todos los mundos nuevos perecibles, nada sufre ahora, nadie,/

¿he venido hasta aquí sólo para mentir?/




IX

¿Quién era ese ser que yo defendía como si fuera mío?

Era un caballo lleno de matices. se extendía y no me hablaba. logré tener/
un vínculo con él. uno verdadero. yo quería ser la yegua de ese caballo/
que comía el azúcar y luego suspiraba. me echaba en su camino y me/
quedaba largo rato sobre la tierra que había dejado atrás. la niña, la que/
quería jugar y tener un amigo, sufría. querían matar a mi caballo. en mi/
pueblo le temían. este caballo era fuerte, este caballo era ágil. Caminaba/
solo. a veces me miraba. un día lo vi dibujarme en la tierra con sus patas,/
luego relinchó, luego se fue, era tarde, bien tarde./
no recuerdo bien. me encontraron llena de mocos. haciendo mundos en/
medio de la tierra. al llegar a casa me pegaron./
"¿quién te ha embriagado, muchacha inútil?” “Parirás con dolor”./

Estoy herida./
no han sido las piedras las que han roto mis tobillos./
soy cualquiera de las mujeres que camina por el campo./









DEL LIBRO “VIAJE A PARCA Y OTROS POEMAS” Lima, 1995

POEMAS EN LA CIUDAD (Segunda parte)


EN LA LÍNEA LARGA DEL ABISMO

Si escribo mal es porque tengo sangre en las venas,/
estoy ante una hoja y me zumban los oídos,/
de ti hablo,/
hay un montón de bulla en este papel,/
en esta línea,/
en este abismo,/
y de pronto este dolor, otro tedioso poema de dolor,/
porque te llamas José, Miguel, Javier, ye estás en mi país/
y no tienes para dar mucho paraíso./

Me jalo una mecha de los pelos deseosos,/
tanta emoción y no poder hacer nada,/
de ti sólo me queda una vieja tela donde dices,/
me recuerdas como si fuera el sol y no lo soy./

Escribo a oscuras,/
qué mal escribo desde este precipicio./





INTROSPECCIÓN EN UNA MESA DE BRUJOS

Cuando vuelvas, me encontrarás en la Huaca Norte,/
con tres perros, tres cruces y tomando agua de lago./
El prójimo es el lago./

Caminarás hablando solo,/
ni tu olfato te comprende,/
me preguntarás por mí... a mí./
Con pena escribo./

Ese día en que buscarás mi vida subiendo al monte,/
sabrás que eres el dios castigado,/
el que rueda abajo y vuelve,/
yo fui la pordiosera, un pelo simple./

Ahí, en la Huaca Norte te dejaré pasar,/
y no seré yo quien te hable,/
sino mi trenza azul, pero trenza./

Cuando vuelvas a subir gran creyente, con tus ojos viroleados,/
con tu gemido de lobo que me diste hasta perderme,/
ya no seré más Abel el cuidador de tus églogas,/
y no me reconocerás en medio de los animales que te sienten./

Me extrañarás, buen señor, yo fui el pastor de tus maldiciones./
Cuando vuelvas, estaré vestida de otro principio, en el lago,/
el prójimo es el lago./





ADONIS EN LA CANTINA

Con tu olor a mar bañado y/
una arena terca, soleada en la oreja,/
vienes Mercader a que te miren las sombras./
Las sombras te han mirado, te huelen, te desearán,/
y se baja así la luz de algunos ojos/
de libro viejo entre las manos./
Tu belleza entristece, espanta,/
somete, indigna./
No es la hora de la luz esta hora,/
no es la sabiduría de la luz esta sabiduría,/
¿qué haces metido en esta cantina, si la poesía no es carne/
tostada, colonia en la superficie de tu corazón?/
¿qué haces en lo que llamas infierno buscándome?/
El ebrio es un fantasma cansado,/
con un horario medido de alegría,/
se embarca como una ballena -blanca en su frontera-/
y respira con un solo chorro de agua,/
no juzga, y no le pide libertad a la piedra./
No te conviene Apolodonis ser el héroe de dos caras,/
y no es lo blanco frente a lo negro/
y no es la sombra frente a la luz,/
no es la ironía frente a tu metro desesperado de ternura../
La soledad no tiene cuerpo,/
la soledad no alquila su presencia,/
llévate otra, intenta el beso de Rodin/
con una esclava en tu mano,/
porque este mar es mi agua/
y el allegro/
es mi conciencia/







PRIMER NACIMIENTO

Cuando encuentro un hueco en lo más tupido de una buganvilla,/
cuando todos están dormidos,/
salgo a donde se ha caído el suelo/
y sólo soplan los ojos depositados/

de la lluvia./







PAPEL ARRUGADO EN EL ESCRITORIO DEL POETA

total este cigarro es mi cigarro/
este dolor es mi dolor/
este concierto es mi concierto/
pero dime ¿qué hago acá señor de todos lo jardines?/








DEL LIBRO INÉDITO “EL AGUA O EL CAMINO DE LAS PRUEBAS”


I

Un día/
meditaba al lado del río,/
no como el Buda, no como Siddharta, pero/
desvariaba al lado del río y/
escribía cerca a un animal al principio imperceptible./
¿En qué parte del pasado (pensaba) ponerte madre,/
padre, paraíso Idiotto?/
¿En qué parte del pasado (dilucidaba) ponerlos a/ todos: /
mi patio de letras, la chambita, el mal amor, la/
solidaridad? /
Y me quedé mirando al caracol,/
(extraño caracol)/
se arrastraba entre las piedras,/
en medio del río,/
y miraba el río,/
estaba loco,/
la poesía era violenta/
¿Qué cosa no lo era?/
ah, ya sé, los pondré en un cajoncito, con llave,/
donde también encerraré un búfalo y un tigre,/
una manada de lobos y un jabalí,/
un ave de rapiña y un pobre conejo,/
para que sean ellos quienes bullan/
durante toda la noche/
mientras escriba por fin/
tranquilamente tangencialmente intocablemente:/ Arbol,/
árbol, ¿por qué no tuve?/
¡ay, papel hecho de árboles!/
¿por qué no tuve/
ni familia ni tradición/
ni conocimiento ni verdad?/
Escribía tranquilamente al lado del río, dije,/
cuando resbalé al lado furioso del mismísimo río de mi/
infancia. caracolito de marras. por salvarte. pedacito/
de piernas como un bebé./






NOTA: El crítico literario Ricardo González Vigil me consideró una poeta de la generación 70´. Anteriormente por las fechas de publicación de mis libros se me había considerado poeta de la generación de los 80´.


No hay comentarios:

Publicar un comentario