miércoles, 1 de septiembre de 2010

804.- WILLIAM OSUNA


William Osuna Poeta, editor y docente venezolano (Caracas, 1948). Dirigió el taller de poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Celarg (1981), y el taller de poesía de la Casa de la Cultura de Maracay (1982). Coordinó el plan de alfabetización del Barrio Los Erasos (1985). Impartió cátedra de poesía en la Universidad Metropolitana, Dirección de cultura (1991-1995). Obtuvo, entre otros, los premios: IV Bienal José Antonio Ramos sucre (1976), Manuel Díaz Rodríguez (1982), Ciudad de Caracas (1983). Ha publicado: Estos 81, 1978; Mas si yo fuera un poeta, un buen poeta, 1978; Antología de la mala calle, 1990, 1994, 2002; San José Blues + Epopeya del Guaire y otros poemas, 2003. Es editor de las Revistas En el camino y A plena voz.







Epopeya del Guaire

El río Guaire tiene malos modales, cuando va
en los autobuses nunca le cede el puesto
a las parturientas, se sienta primero que las
damas, en los entierros grita más alto que
las viudas, dice impertinencias del muerto, cuentos de
los otros ríos.
A mí que no me nombre, dice el
Orinoco, no fue grumete en La Invencible ni
pudo unir sus aguas a los siete mares de China.
Los indios lo taparon con concha de totuma
para que los españoles no se lo bebieran.
No se parece a los ríos de don Jorge Manrique.
La mar océano no lo soporta; respecto a
él filosofa como un sabio chino: “Un río que no sabe morir es un golfo”
¿Quién lo maleó?
No lleva doblón, ni sencillo, ni baúl de
pirata en sus dominios.
Tampoco rabo de tigre, tiene la carne peluda.
No trabaja, no canta.
Se monta en un perol de leche o
sobre el capó de un carro a mirar
los colores de la ciudad: es un río
que contempla, no para que lo contemplen.
Tan pobre: si la luna de los amantes
se atreviera a conversar con él ningún puente
la aceptaría; que no le vaya a pelar
los ojos a la laguna negra, el poeta
Acevedo sería capaz de encerrarlo en un soneto.
Bronca de ríos y que hermanos. No me
meto en esos líos familiares. Así me
enseñaron en la escuela. No es mi problema.
Por el camino que da a la selva,
donde se gesta un remolino de caimanes;
y el árbol de caucho brilla como un
estuche de precioso bisturí, Andrés Mejía le fue
a meter chirimbolos del Guaire al Magdalena:
el Magdalena tan reilón con sus dientes de
oro y muelas de esmeralda lo dejó beber
ron durante tres días. No le paró.
Lo emborrachó, le silbó una cumbia, un bambuco.
Y así se lo envió al Motatán, metido en
un guacal de manzanas para la casa de
Hermes Vargas. Cuentos de Andrés. Más sabe Andrés
por Andrés que el Magdalena y sus pedrerías.
La flor fétida, el aceite de las refinerías, la
garcita urbana y una nevera desportillada
son cifras que acompañan. En algunos casos el
sol es un golpe de espuelas contra las
aguas revueltas.
El río Guaire es mi amigo. Yo le
pido la bendición. Él es como un burrito
indómito que atraviesa la ciudad cargado de botellas vacías:
ningún río de las Francias y de las
Alemanias se le compara. Está enamorado de la
quebrada de Catuche. Qué amores
Intercambian bacinillas detrás de los estacionamientos, si los vieran.
El Dumbo Márquez no lo quiere: su Harley Davidson
se ahogó en sus aguas. Yo sí lo
quiero, no es como el Orinoco que se
alimenta de músicos; se tragó toda una orquesta,
y las cartas de amor de Argenis Daza Guevara;
y si no quería cantar y amar, ¿por qué lo hizo?
Qué desperdicio. Tan pedante.
En mi infancia yo quería al Orinoco.
En ese cruce había un araguaney, donde se
enlazaban los gatos, que lo miraban a uno
con sus ojos de oro. El viento corría
por ahí: hablaba como duro cartón. Bajaba gruesa
neblina por La Puerta de Caracas. Todos los
autobuses pasaban de largo y se metían al cine.
Mi infancia que tenía más colores que los
de un poeta de provincia en su provincia,
no distinguía las aguas, todas eran iguales.

(de: San José Blues 1923 +
Epopeya del Guaire y otros poemas,
Ediplus, Caracas 2003)







Madre cuando tu cuerpo...

I

Madre cuando tu cuerpo no da razón
en estos campos de acero
y yo estoy en mi fantasía de empujar
una puerta en la multitud
entre papeles y hojas que van por el aire
y mi noche crece porque voy montado
en mi luna oyendo las voces de las grandes ciudades
y hay un aro negro como la sombra de dios
donde soy un niño de los cincuenta
que juega y se disipa en tu sueño
como cable quemado entre las chimeneas
Mírame
Vamos
a la velocidad de los vientos
lejos de casa
abandonados como añosas neveras
en una estación de gasolina
Soy un asno atado al ruido de un perol
Vacío que hace equilibrio que hace equilibrio sobre alambres
de púas
Quiero visitar mi barrio
apretarle las tuercas a los muchachos
de la manzana “Q” en las últimas entradas
de mi partido de béisbol
¿Son ellos cachos abrillantados
girando como carneros en el fondo
de su edad?
¿O soy yo recién cortado de ti peinándome
con el filo de una piedra?
¿Acaricias a tu animal?
Variaciones que junto
y dejo en tu hierba
y por eso hablo de ti y contigo
frente al espejo.
NO hago otra cosa que hablar de ti rezar de ti
rabiar con tus alimentos
botellas de sangre en tu desayuno y
en tu cena tanques de oxígeno
agua para la noche con esta dieta
brotan semillas de tu cuerpo
pareces un huerto
rosas en tu frente
claveles en tus pies
tu estómago un enjambre de abejas
y mariposas es inútil me siento
como un espantapájaros en un campito de plátanos

yo prefiero caminar sobre tus aguas

(de: San José Blues 1923 +
Epopeya del Guaire y otros poemas,
Ediplus, Caracas 2003)








Cuando Gardel llegó a Caracas

Cuando Gardel llegó a Caracas, y yo
sólo era una invención acrobática
que saltaba en otros cuerpos,
vino porque yo lo llamé.

Esto no lo sabe nadie,
ni está en las antologías del tango.
La ventanita que aparece en su cabeza,
y que todos conocen
yo se la dibujé mientras
dormía en el Magestic
Recuerdo que robé su guitarra
y me fui a dar serenatas
con los caballos
por los lados de la Pastora.
Después me perdí en la noche
y me encontraron cansado
veinte años
en el Km sur
lamiendo teteros de leche desinfectada.








ORACIÓN DEL TIGRE

“Tigre
de los colmillos mellados
Tigre
anciano sin rayas
Te pareces a esta geografía
que viene hacia mí
Donde se curvan los pensamientos
Y yo merodeo con los pájaros
De la expulsión ahora y en la hora
de nuestra muerte
Tigre muerto sordo
como un país de ladrones (perdón
pero así se dice)
Tu sangre corre
Tu sangre salta como la cólera de un potro loco
Así brilla tu honor
Y es más bello tu paso

Nosotros los perdedores

te bendecimos.”

en Miré los muros de la patria mía, 2004


__________________________


CARTA DE UN JOVEN PORTUGUÉS DESDE
CAÑA CLARA STREET 27-2-89

Queridos hermanos renuncio al abasto flor de
coimbra
que como bien saben le puse ese nombre
en homenaje a nuestra apreciada madre
joao murió ayer defendiendo latas de atún
rollos de papel tualé viejas chuletas de cerdo
una multitud hambrienta lo colgó
en el garfio de una grúa
amarrado a una tira de longaniza josé
quedó empotrado en la despensa de los licores
mordiendo un corcho el cuerpo envuelto en papel de
[aluminio
como un panetone de navidad
el faraón de caña clara street envió al día
siguiente una corona de crisantemos agosthino
mi único hijo que ahora tiene 19 años y
estudia en la universidad lo acusa del brete
no entiendo las flores se fueron en el primer
camión de basura y a eso él lo llamó orgullo
queridos tíos duermo con un hacha
de madrugada oigo como el hambre se sube a los
techos
del barrio y se mete en las casas a dormir
en las despensas vacías a veces se para en 3 patas
conversa
[en las plazas
o se arroja a las vías del metro
a toda hora nos toca la santamaría
queridos primos yo sueño que un buitre monta
a su buitra en las mesas del congreso
tengo miedo por el peine que sostiene en el pico
no les digo lo que pienso
oh leche que botarán al lago de Maracaibo
para mantener el nivel de las aguas
oh trigo que se pudrirá en este invierno
y es más alto el precio del pan
caballito blanco de Simón Bolívar
como un gobierno que va a la esquina
a falar sus sandeces y en pleno vuelo
de palabras se da cuenta que no existe
y que su único interlocutor es un gorila
de felpa
que pide tragos en bares a la cuenta
de su señor así va el mundo
p.d. querida madre joao y josé se llevaron
mis dos corbatas negras
envíame una
los recuerda felipe
tu hijo.



(Referencias: El Wrong Side de Daniel J. Montoly)


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