martes, 21 de septiembre de 2010

LENRIE PETERS [1.210]


Lenrie Peters 

Nació en Bathurst (en ese entonces colonia británica), ahora Banjul, Gambia, el 1 de septiembre de 1932. Poeta, narrador, editor, médico cirujano y cantante de óperas. A los diez años trabajó como corrector de pruebas de un periódico editado por su padre, que en esa misma época le leía poetas grecolatinos. Autor de los libros de poemas: Katchikali; Satellites; y Collected poems y de la novela The Second Round, 1965. Todas sus obras fueron publicadas por Heinemann, en Londres, en la colección «African writers series». En Inglaterra realizó estudios de Ciencias Naturales y fue presidente de la Unión de Estudiantes Africanos. Se desempeñó como editor de uno de los primeros diarios gambianos, The Gambia Echo. Como Wole Soyinka, Chinua Achebe y otros, pertenece a la primera generación de escritores del África Occidental anglófona en ser reconocidos como tales, y en ser publicados en el exterior. Es un entusiasta defensor del panafricanismo. Poeta cosmopolita, sus densamente comprimidas estructuras estróficas se acomodan al espectro universal de la experiencia humana: envejecimiento y muerte, los riesgos del amor, la soledad del exilio. En su libro Satellites, 1967, el desapasionamiento del poeta doctor se constituye en una metáfora para el enraizado y doloroso aislamiento existencial, su escalpelo penetrando «el doloroso y caótico borde de las cosas». Aunque se enfurece ante la frustración del subdesarrollo africano, reflexiona sobre ciegos y enfermizos modelos de «progreso» que no presentan una continuidad con el pasado y destruyen más de lo que preservan. En su única novela, The Second Round, un físico entrenado en Gran Bretaña y víctima de la llamada «masacre del alma» traída por la occidentalización, retorna a la capital de su tierra natal lleno de «nobles ideas acerca del progreso de África» pero termina tomando un puesto en un remoto hospital selvático, y por ende arraigando en la experiencia tradicional.



Los paracaidistas dicen
El primer salto
Te arrebata la respiración
Los pies al aire molestan
Hasta que te acostumbras.

La tierra firme
No está donde la dejaste
Cuando te zambulles
Primero la cabeza tal vez

Mientras escuchas
Hablar a tus arterias
Aprendes a sostener la esperanza.

De repente estás sólo
Sosteniendo una sombrilla
En un lugar ventoso
Cuando la cálida tierra
Te alcanza
Te sosiega
El interregno vibrante ha terminado

Tratas de aterrizar
Donde el herbaje verde se entrega
Y cargas tu morral
A través de los campos

La violenta llegada
Descoyunta las articulaciones
La tierra no tiene adónde ir
Estás en el punto de mira

Saltando a través de mundos
En tiempo condensado
Después de la torpe caída
Estamos siempre en el punto de mira





Considera uno pequeño
Que podrías tomar
A lo largo de su recorrido
Frugal. No, circunspecto.
Su olvido prominente
Cimentado en humildad
Exaspera la idea
De energía. Diez años
Para alcanzar algún bocado
Verde en Marte
Es nada para un caracol; moralmente.
Bocado y clorofila
Esperarán amargos
Una generación o dos
Hasta que algún desamparado caracol
Se los apropie con
Menos arrebato; más fortuna.

Los caracoles temen la rapacidad
Prefijo de locura,
Como el rayo vagando
Por el cielo- ¿Dónde
Golpeará o morirá?
Los caracoles son infaliblemente
Sensatos e irónicos.

Deja a los vientos violentos
Llevar fantasmas hacia al mañana.
Vientos para holgazanear en
Desnudos árboles desérticos; atemporales.
Los caracoles se demoran oscuramente
En arenales, cercas, sombras a medias
Esencialmente frescas, esencialmente vivas.
¡Eternamente esforzándose, eso es todo!





Estas son las briznas de hierba
Sobre las que caminaste
Estos tus cabellos perdidos
Engarzados en el viento silencioso
Estos los pétalos
De tu encarnada florescencia
Este es mi corazón
El granero atestado

Este ardiente corazón reposará
Bajo una piedra; lavado
Por un frío arroyo transparente
Que con él pueda fluir
Mi sangre alrededor de tus bañados pies
Mis lágrimas sobre tus labios

Nunca, nunca, será encontrado allí
Nunca hasta los llamados
De otra reconstrucción del amor
Hasta que en tu arrobadora presencia
Esta agonía atemporal sea disipada
Entonces desde los años muertos
Como hojas marchitas rejuvenecidas
El amor valeroso desterrará al miedo.

Traducciones de Raúl Jaime Gaviria


Hemos llegado al hogar

Hemos llegado al hogar
desde la guerra sin sangre
con el corazón abatido,
nuestras botas llenas de orgullo
de la verdadera matanza del alma,
y nos hemos preguntado
“¿Cuánto cuesta
ser querido y después abandonado?”

Hemos llegado al hogar
y traído la promesa
escrita en colores de arco iris
a través del cielo – para enterrar,
pero no es el momento
de colocar coronas
por los crímenes de ayer.
La noche amenaza,
el tiempo se disuelve,
y nada conocemos
del mañana.
Los tambores borboteantes
a la estrella hacen eco.
El bosque aúlla
y entre los árboles
el oscuro sol aparece.

Hemos llegado al hogar
cuando vacila la aurora
cantando canciones de otras tierras,
la Marcha Fúnebre
que nos viola los oídos,
sabiendo que toda nuestra tradición y nuestras lágrimas
se juegan al cara o cruz de una moneda.

Hemos llegado al hogar
al pie de las verdes colinas
a beber el grito cálido
y suave del canto de los pájaros.
A las playas ardientes
donde los botes salen al mar
a desgranar la cosecha del océano
y las tenaces gaviotas se hunden
y deslizan volcando besos sobre las olas.
Hemos llegado al hogar
donde a través del relámpago
y la lluvia atronadora,
la peste, la sequía,
el espíritu empapado
se demora en el camino arenoso
sosteniendo los torturados restos
de la carne,
ese espíritu que no pide
al mundo favor alguno
sino la dignidad.




Ensayo sobre la poesía

Por Lenrie Peters
Ensayo para Prometeo.


¿Qué es la poesía? ¿Se remonta a los orígenes de la universidad? ¿Al eco de las colisiones intercósmicas, hábilmente conducidas por seres celestiales? ¿Es el despliegue de llamaradas y fogonazos de luz intercósmicos que reconocieron la certeza de una autoridad suprema controlando el universo? ¿Es poesía el hecho de que una  mujer Neandertal acariciara el cabello de un niño?

Actualmente con una pronunciada madurez de la sensibilidad hemos limitado la poesía de la experiencia a la palabra escrita, actividad que sólo tiene unos pocos miles de años de antigüedad y se halla en declinación.

Hoy sostenemos que cualquier conjunto de palabras que responden a estos tiempos salvajes en los que vivimos es poesía, sin importarnos si esas palabras tienen o no tienen significado. Ahora necesitamos una nueva tecnología que nos permita arrojar luz sobre la conciencia general. Sin embargo, no se puede negar que la tecnología científica posee su  propia poesía, una que se aleja en proporciones geométricas de las necesidades del hombre, de su dignidad en esta época  brutal, en este nuevo siglo en que el hombre enfrenta  la barbarie del hombre y de la naturaleza.

Un tiempo en que la tierra agota sus recursos, el tiempo del calentamiento global y de un futuro de creciente codicia; sí, en el presente la poesía declina hacia el limbo de la humanidad y necesita del G20 de la sabiduría humana y de la reflexión para revivir sus glorias pasadas. 

El futuro de la poesía, como el de muchas cosas depende de los niños. Debemos preguntarnos si los niños reciben una educación que les permita  apreciar y emocionarse con el espíritu de la poesía. Pienso que no. Si deseamos que el fuego de la poesía sobreviva debemos comenzar desde el principio asumiendo el arrobamiento y el temor reverente que la rodea. Debemos lograr que los niños perciban la poesía como parte de sus juegos y entretenimientos para poder enfrentar la crudeza de la televisión, los videos e incluso del cine. Para que puedan acceder a la poesía,  en tanto esta pueda constituir su salvación, representando la sangre eterna de la vida. Este proceso en un sentido amplio debe incluir el acertijo cósmico introduciendo la alegría y el respeto por el pulso de la vida.

Cuando en Gambia se enteraron del Festival de Medellín se escucharon varios comentarios negativo, decepcionantes. Oh en ese país existe la guerrilla, están asesinando personas. ¿Cómo pueden pensar en la poesía? ¿Tendrás suficiente comida? ¿Y si te secuestran? Para mí fue suficiente que en esa tierra se viviera y honrara la poesía. ¿En cuántos países se organizan festivales de poesía? Me asombró profundamente que a pesar de la violencia y todos los problemas que esta acarrea en Medellín se pensara en la poesía. 
Cuando meditamos sobre los cataclismos y todas las dificultades que han tenido lugar en este último siglo, debemos reconocer que el mundo ha sufrido cambios que van más allá de todo entendimiento humano.

Sin ir más lejos, los cambios ocurridos en la Unión Soviética. Recordemos la  poesía mecánica de comienzos del proceso revolucionario, sólo quebrada marginalmente por Maya Skorsky y Yevtushenko y Mandestan y Akhamatova y algunos otros que se zambulleron profundamente en las aguas de la poesía como los pescadores de perlas, emergiendo con su brillante tesoro.

Actitud  retomada  por  A. Ginsberg que  guió a los poetas. Luego, la rebelión de la juventud de Occidente, enfrentando el status quo y también su desesperada búsqueda de la igualdad.

Recientemente hemos escuchado a los raperos que aspiran a que nos paremos sobre nuestras cabezas para comprender su mensaje. Algunos raperos incluso se han hecho famosos por derecho propio e ingresan a los salones de la fama. Lo que no los exime de que cuestionemos la moralidad de sus obras; esa preferencia por las regiones más burdas de la actividad humana y su voluntarismo de combinar fama, celebridad y el mundo de la criminalidad.


Indudablemente la poesía ha recibido fuertes golpes destructivos de parte de distintos poetas de generaciones diferentes,  pero a pesar de ello continúa existiendo; y remodelará y corromperá a muchas generaciones más. Allí, Neruda permanecerá sentado en su trono. Quizás el dicho mejor conocido de nuestra época es aquel que sostiene que: “Hablar y hablar es mucho mejor que guerrear y guerrear. No se me ocurre otro deletéreo comentario  sobre este nuestro tiempo.


http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Diario/04_04_02_09.html

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