sábado, 4 de septiembre de 2010

882.- CECILIA MEIRELES



Biografía de Cecilia Meireles:
Cecília Benevides de Carvalho Meireles (Nació en Río de Janeiro (Brasil) el 7 de noviembre de 1901 y falleció en Rio de Janeiro el 9 de noviembre de 1964. Fue poetisa, profesora y periodista brasileña.

Parte de su obra poética se enmarca en la vanguardia del modernismo brasileño (junto con Manuel Bandeira y Carlos Drummond de Andrade). Se destaca además en su poesía la técnica, y la riqueza humana de la misma.3
En cuanto al oficio de poeta, Meireles refiere:
"No se si las actuales condiciones del mundo permiten el equilibrio de forma y expresión, porque serían raros los poetas en tal estado de vivencia puramente poética, libres del aturdimiento del tiempo, que logren hacer del grito música, esto es, que creen poesía como se forman los cristales. Pero creo que todos padecen, si son poetas. Porque al final se siente que el grito es grito y la poesía ya es el grito (con toda su fuerza), pero transfigurado."3
Espectros, 1919
Criança, meu amor, 1923
Nunca mais..., 1923
Poema dos Poemas, 1923
Baladas para El-Rei, 1925
Saudação à menina de Portugal,1930
Batuque, samba e Macumba, 1933
O Espírito Vitorioso, 1935
A Festa das Letras, 1937
Viagem, 1939
Vaga Música, 1942
Poetas Novos de Portugal, 1944
Mar Absoluto, 1945
Rute e Alberto, 1945
Rui — Pequena História de uma Grande Vida 1948
Retrato Natural, 1949
Problemas de Literatura Infantil, 1950
Amor em Leonoreta, 1952
Doze Noturnos de Holanda e o Aeronauta, 1952
Romanceiro da Inconfidência, 1953
Poemas Escritos na Índia, 1953
Batuque, 1953
Pequeno Oratório de Santa Clara, 1955
Pistóia, Cemitério Militar Brasileiro, 1955
Panorama Folclórico de Açores, 1955
Canções, 1956
Giroflê, Giroflá, 1956
Romance de Santa Cecília, 1957
A Bíblia na Literatura Brasileira, 1957
A Rosa, 1957
Obra Poética,1958
Metal Rosicler, 1960
Poemas de Israel, 1963
Antologia Poética 1963
Solombra, 1963
Ou Isto ou Aquilo, 1964
Escolha o Seu Sonho, 1964
Crônica Trovada da Cidade de San Sebastian do Rio de Janeiro, 1965
O Menino Atrasado, 1966
Poésie (en francés), 1967
Antologia Poética, 1968
Poemas Italianos, 1968
Poesias, 1969
Flor de Poemas, 1972
Poesias Coompletas, 1973
Elegias, 1974
Flores e Canções, 1979
Poesia Completa, 1994
Obra em Prosa - 6 volúmenes, 1998
Canção da Tarde no Campo, 2001
Episódio Humano, 2007







CANCIÓN

Puse mi sueño en un navío
y el navío encima del mar;
después abrí el mar con las manos,
para así mi sueño naufragar.

Mis manos aún están mojadas
del azul de las olas entreabiertas,
y el color que escurre de mis dedos
tiñe las arenas desiertas.

El viento va llegando de lejos,
la noche se curva de frío;
bajo el agua va muriendo
mi sueño dentro de un navío...

Lloraré cuanto sea preciso,
para hacer que el mar crezca,
y mi navío llegue al fondo
y mi sueño desaparezca.

Después, todo estará perfecto:
playa lisa, aguas ordenadas,
mis ojos secos como piedras
y mis dos manos quebradas.


“CANÇÃO”:que vio la luz en su poemario
“VIAGEM”, de 1939.
Traducción: Juan Martín









VIENTO

Pasaron los vientos de agosto,
llevándolo todo.
Los árboles humillados batieron,
batieron con sus ramas el suelo.
Volaron tejados, volaron andamios,
volaron cosas inmensas:
los nidos que los hombres no vieron
en las ramas,
y una esperanza que nadie vio,
en un corazón.

Pasaron los vientos de agosto, terribles,
por dentro de la noche.
En todos los sueños pisó, quebrándolos,
su tropel.
Mas, sobre el paisaje cansado
de la aventura excesiva, sin forma y sin eco,
el sol encontró a los niños buscando otra vez
el viento
para volar las cometas de papel.


“Vento”: del poemario “Viagem” (1939)
Traducción: Juan Martín











Epigrama n.º 1

Posa sobre esos espectáculos infatigables
una sonora o silenciosa canción:
flor del espíritu, desinteresada y efímera,

Por ella, los hombres te conocerán:
por ella, los tiempos versátiles sabrán
que el mundo fue más bello,
aunque fuese inútilmente,
cuando por él pasó tu corazón.


Del libro, VIAGEM (1939)
trad.: Juan Martín










4º MOTIVO DE LA ROSA

No te aflijas con el pétalo que vuela:
también se es, dejando así de ser.

Rosas verás, sólo de mustia ceniza,
muertas intactas por tu jardín.

Yo dejo aroma hasta en mis espinas,
a lo lejos, el viento va hablando en mí.

Y por perderme es por lo que me van recordando,
por deshojarme es por lo que no tengo fin.


Trad.: Juan Martín



________________________________________


Carta de Cecilia Meireles

Yo, sí -¿Pero y la estrella de la tarde,
que subía y descendía
de los cielos cansada y olvidada?
¿Y los pobres, que golpeaban las puertas,
sin resultado, haciendo
vibrar la noche y el día con su puño seco?
¿Y los niños, que gritaban con el corazón
aterrado?: “¿por qué nadie nos responde?”
¿Y los caminos, y los caminos vacíos,
con sus manos extendidas inútilmente?
¿Y el santo inmóvil, que deja a las cosas
continuar su rumbo?
¿Y las músicas encerradas en cajas,
suspirando con las alas recogidas?

¡Ah! Yo, sí
porque ya lo lloré todo,
y despedí mi cuerpo usado y triste,
y mis lágrimas lo lavaron, y el silencio de la noche
lo enjugó.
Pero los muertos, que enterrados soñaban
con palomas ligeras y flores claras,
y los que en medio del mar pensaban
en el mensaje que la playa desplegaría rápidamente
hasta sus dedos…
Pero los que se adormecieron,
de tan excesiva vigilia y que yo
no sé si despertarán…
y los que murieron de tanta espera…
-y que no sé si fueron salvados.

Yo, sí. Pero todo esto, todos estos ojos puestos
en ti, en lo alto de la vida,
no sé si te mirarán como yo,
renacida y desprovista de venganzas,
el día que necesites el perdón.









Infancia

Se llevaron las rejas del balcón
desde donde la casa se avistaba.
Las rejas de plata.

Se llevaron la sombra de los limoneros
por donde rodaban arcos de música
y hormigas rojizas.

Se llevaron la casa de verde tejado
con sus grutas de conchas
y sus vitrales de flores empañadas.

Se llevaron a la dama de viejo piano
que tocaba, tocaba, tocaba
la pálida sonata.

Se llevaron los párpados de antiguos sueños,
y dejaron solamente la memoria
y las actuales lágrimas.








Resurrección

No cantes, no cantes, porque vienen de lejos
los náufragos,
vienen los presos, los tuertos, los monjes,
los oradores, los suicidas.
Vienen las puertas, de nuevo, y el frío de las piedras,
de las escalinatas,
y, con un ropaje negro, aquellas dos manos antiguas.
Y una vela de móvil llama humeante. Y los libros. Y
las escrituras.
No cantes, no. Porque era la música de tu
voz lo que se oía. Soy una muerta reciente, aún
con lágrimas.
Alguien escupió distraídamente sobre mis pestañas.
Por eso vi que ya era tarde.

Y dejé en mis pies quedarse el sol y andar las moscas.
Y de mis dientes se escurrió una lenta saliva.
No cantes, pues trencé mis cabellos, ahora,
y estoy ante el espejo, y sé bien que ando en fuga.








Retrato

Yo no tenía este rostro de hoy,
tan calmo, tan triste, tan delgado,
ni estos ojos tan vacíos,
ni este labio amargo.

Yo no tenía estas manos sin fuerza,
tan detenidas y frías y muertas;
yo no tenía este corazón
que ni se muestra.

Yo no advertí este cambio,
tan simple, tan cierto, tan fácil:
¿En qué espejo se perdió
mi imagen?










Sugestión

Sucede así cualquier cosa
serena, libre, fiel.
Flor que se cumple, sin pregunta.
Ola que se violenta, a causa de ejercicio
indiferente.
Luna que envuelve igual a los novios
abrazados y a los soldados ya fríos.
También como este aire de la noche:
susurrante de silencios, lleno de nacimientos
y pétalos.
Igual a la piedra detenida, conservando su demorado
destino.
Y la nube leve y bella, viviendo de nunca llegar a ser.

La cigarra quema en su música, al camello que mastica
su larga soledad,
Al pájaro que busca el fin del mundo, al buey que va
con inocencia hacia el monte.
Sucede así, cualquier cosa serena, libre, fiel.
No como el resto de los hombres.









Timidez

Me basta un pequeño gesto
hecho de lejos, muy leve,
para que vengas conmigo,
para que siempre te lleve.

Sólo ese, yo no lo haré.

Una palabra caída
de las montañas de instantes
desmancha todos los mares,
une tierras muy distantes.

Palabra que no diré.

Para que tú me adivines
entre vientos taciturnos
apago mis pensamientos
visto ropajes nocturnos

Que amargamente inventé.

Y mientras no me descubres
van los mundos navegando
en aires ciertos del tiempo
hasta no se sabe cuándo…

Y un día me acabaré.








NOSOTROS Y LAS SOMBRAS

Y alrededor de la mesa, nosotros los vivientes,
comíamos y hablábamos,
en aquella noche extranjera,
y nuestras sombras por las paredes
se movían acompañadas como nosotros,
y gesticulaban, sin voz.

Éramos dobles, éramos triples, éramos trémulos,
a la luz de los mecheros de acetileno,
por las paredes seculares, densas, frías,
y vagamente prodigiosas.
Éramos más irreales que las sombras.

Sabíamos que la noche era un jardín de nieve
y lobos.
Y nos gustaba estar vivos, entre vino y brasas,
muy lejos del mundo,
de todas las presencias vanas
envueltos en ternura y mantas.

Hoy todavía me pregunto por el singular destino
de las sombras que se movieron juntas,
por las mismas paredes…
¡Oh!, las sin melancolías, sin peticiones,
sin respuestas...
¡Tan evasivas!, enlazándose y perdiéndose en el aire…
Sin ojos para llorar...

De Mar absoluto






1 comentario:

  1. A esta poetisa le tengo especial cariño por su vida difícil y su ascenso hasta ser la más representativa poetisa en lengua portuguesa. Ella fue huérfana de ambos padres a muy corta edad, luego su primer esposo se suicidó. Y Cecilia muere joven -63 años-, apenas sin entrar en la llamada tercera edad, que algunas veces resulta ser larga.

    Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank Ruffino.

    ResponderEliminar