Carmen Andira Watson Diaz. Poeta y Actriz, nacida en el Caribe nicaragüense el 29 de marzo de 1977. Autora del poemario Más excelsa que Eva, Fondo Editorial CIRA (2002). Su primer cuento lo publica en septiembre 2004 en El Nuevo Amanecer Cultural, poemas y artículos de teatro en La Prensa Literaria. Ha participado en el Festival Internacional de poesía de Granada, Nicaragua. Ganadora del primer lugar en cuento, en la convocatoria de CANTERA 2008 y del premio único del VII Concurso Nacional de Poesía “Mariana Sansón 2009” convocado por la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE). Ha sido incluida en varias muestras poéticas y antologías de Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y Argentina.
Ganadora del VII Concurso Nacional de Poesía Mariana Sansón 2009
por su obra “En casa de Ana los árboles no tienen culpa”
POEMAS DEL LIBRO
A los 8 años
Ana le perdió el respeto al cebollero abuelo de sus amigos
Su silencio costó 20 pesos
y un temor de por vida a jugar entre los árboles
Ana duerme
largas horas en el día
La anestesia del sueño es mejor
Ana siente culpa
Cumplió 21 años pero nunca duerme fuera de casa
Cuando ama enmudece...
Y si tiene sexo se queda toda la noche
buscando luz en la ventana
Dos cuerpos
(Óleo)
jóvenes y leves
Sin latidos ni nervios
Sin lágrimas
Metidos
el uno en las carnes del otro
Ávidos de ego
Sordos los dos
sin olor
ni memoria
Devaluándose
como el afecto
que ni él reclama
ni ella busca.
Recuerdo de niñez
(Grabado)
Y mientas explotábamos en añicos,
asediados por el pájaro de la muerte,
estaba yo, allí, leyendo mitos
queriendo ser, a ratos, Afrodita.
Como cuando niña
(Madera)
Sin respuestas regreso
al viejo tambo de mi abuela
enrollándome a las cortinas
con la actitud feliz de un rayo de sol
entre las ranuras de la vetusta madera
a observar me acuesto
tal vez pasa o se asoma
como cuando niña
el ciempiés de un adiós.
Con tus ojos
Con tus ojos, hombría
Con el volumen de tu pecho, vellos
Con tu morenura, y cuerpo todo
Recorreme, oleme,
tocame hondo
Sorbeme, desquiciame
hondo
Apretame, metete, empujame
Quedate hondo
Como mina escarbame
Sumergite entero
La rabia por vos arrancame
A gritos sacame
llanto, risa,
gustativa piel, friccionadas papilas
Torceme el ombligo
Amarralo a tu mástil
Decime amor, amor
Soltame temblores, zumbidos,
tu miel convidame
Obnubilado
llovete sabroso, a caudales
Quedate danzando
mi calma de lago
vertite todo, todo...
y si algo queda,
escupilo, ahogalo,
...en mi boca.
Deseos
/Montuna
en tus caderas/
/sudar equinas ganas.../
/Pedregosa, correrme/
/líquida, en vos./
De amor y dolor
I
Esperaba el roce de un velo sobre la inquietud de mi carne,
perogotasdesbordan
un rincón silencioso en mi cama...
Ríos
lavanelolordelapiel,
esparciendo adioses...
¿Cuál de esos pájaros-adioses
llevará algo mío que se perdió antes de la partida?
Entrañas como bisagras oxidadas gimen.
¿Seré acaso una casa fantasma?
II
Ay de mi piel gatarañada
embestida sobre el polvo...
Sol quemante su lengua
sus ojos en sepia lejanía
se apagan sin refugiarme de pesares
ni de silencios profundos.
III
Porque no. No me sentí pluma resbalando
ni mariposa contenta irradiando luz.
No. No me sentí ola de mar en tus labios.
Ni roca acariciada por tu espuma.
No. No me sentí briosa en tus brazos.
Ni suelta, ni enajenada del mundo
sino cruda, despierta,
doliente,
carne entre tus huesos.
Perfume de libro inconcluso
Surgen en mí voces reprimidas:
Voces de sexo y de lujuria, veladas voces cuyo velo aparto.
(…)
La cópula no es para mí más vergonzosa que la muerte.
Canto a mí mismo, Walt Whitman
Por las noches aspiro el aroma de tus manos en la tinta,
sobre las hojas blancas, tu fuero.
Todo vos sos un derrame jugoso y sustantivo...
La cópula no es para mí más vergonzosa que la muerte.
Después de vivirte cualquiera resulta pequeño.
¿Dónde estoy?
El aire me recuerda:
en la esquina de tu propio abismo.
Soy rabia que demuele
lo que no te contiene ni te llama.
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