lunes, 6 de septiembre de 2010

ILHAN BERK [915]

 
Ilhan Berk


(Nació en Manisa, Turquía en 1918 y murió en 2008)

Se licenció en filología francesa Instituto de Educación Gazi el1945. Se dedicó a la docencia ya la traducción hasta su jubilación. Sus primeros poemas, en la línea del realismo socialista, describían la vida agrícola e industrial y la crudeza de la lucha por hacerse un lugar en la vida urbana. Guiada por ideales de justicia y libertad, su poesía reflejaba también una celebración de la vida, llena de amor, esperanza y «joie de vivre». La poesía turca vivía el influjo de un postsimbolismo que sacaba únicamente en la imagen, la metáfora y la investigación en el lenguaje, y él oponía poesía narrativa , de contenidos. Influido por la poesía moderna europea, contribuyó a popularizarlo entre el público turco gracias a sus traducciones de autores como Arthur Rimbaud (1962) y antologías de poesía amorosa (1962) y poesía del mundo (1969). Los temas de su poesía van desde Homero, Mesopotamia y el antiguo Egipto hasta las vidas de las minorías de Beyoğlu, las impresiones de la vida urbana de Estambul y Ankara, la sexualidad, la naturaleza, el aburrimiento, la soledad y la muerte. Varias obras suyas han merecido premios importantes en su país: "Kul" (Cenizas, 1978), «Deniz Eskisi» (El mar estacional), y varios premios en los años 1980, 1982, y 1988. Dos de sus libros han sido traducidos al español son: Río Hermoso (1995) y Mar de Galilea (2005)


de MAR DE GALILEA


OSCURIDAD DEL SÁBADO

Caminaremos durante un milenio
Saldremos primero a una calle

Un genovés me traerá noticias tuyas
Te esperaré desnudo

Nos ven desde Santa Sofía
No hay nadie que no nos vea

La oscuridad del sábado
Mira fijamente la iglesia polaca

Hemos esperado durante un milenio
Por primera vez estamos juntos en un poema

Dejando sus prendas a la noche
Correrán con nuestras noticias al sultán Mehmet

No puedo decir espero verte de nuevo
Pues nunca más podríamos volver a vernos.



MURALLAS

Sois de estirpe real
Yo nada sé de imperios.
Un día nos daremos cuenta de que estamos

en los bazares
En los bazares Constantino VI,
la mano de San León, las sandalias de
Cristo esa cara suya de no sé qué en los bazares
Delante de las casas el obelisco godo,
los soles del Monasterio de
Balikli delante de las casas
Estambul no había caído aún
se freía muy buen pescado
No había modo de que Estambul cayera.

Retiramos de la circulación
todas las monedas acuñadas con nuestro
nombre no acuñamos monedas nunca más
No aceptamos ni los medallones
de Beato Majano ni los de Paolo Bellini,
los rechazamos todos
No necesitamos para nada las murallas
nadie las necesita
Miren eso sí que es cierto
nadie necesita una cosa así
Vuestros antepasados no se quedaron
cortos a la hora de levantar
murallas
No bastaba nuestra infelicidad.

Estambul no volverá a verme nunca más.



MENOS

Una mañana nos despertamos
y encontramos todas las puertas
cerradas todas las calles ocupadas
No me recobraré fácilmente
Creo que aquellas calles no irán a dar
ya nunca más a ningún sitio
sin ti
Sin ti una ventana no abrirá al mar
no intentará detenerse delante de
tu casa fácilmente
A la lluvia no se le ocurrirá llover
así por que sí
Si te fueras adónde podrías ir aún no lo sé
Estar en Bizancio acaso esté bien acaso
esté mal acaso no puedo ni
decir esto
A mi no me gustan las calles sin tiendecitas
ni cafés tampoco me gustan las habitaciones
ni las paredes
No me gustan ni pizca los reyes
Supongamos que lo que dijiste resultara cierto,
demos por sentado que la primera vez
que saliste saliste de nuestras calles
por primera vez
Nada de parrillas, nadie fríe pescado
Estás en una calle
No hay lechugas verdes membrillos
ese calor de la pobreza, no hay
eso que digo
Un montón de cosas no van bien
con el ser humano no se irán en un día
Digamos que estás en un momento así
Que Constantino VI te ha cedido todas las aguas
Esto no es cambiar el universo
No lo es.




ILHAN BERK RELATA LOS SUEÑOS
DE LA TORRE DE GÁLATA

Soy una torre en Estambul. Prendí fuego
a Estambul una mañana. Primero quemé la calle,
dónde vivía ella. Aun se hallan
entre mis recuerdos un niño, una mujer medio
desnuda, un atardecer, aun se rezagan
en mi memoria. Quemé los pájaros
y los árboles. Sabemos que los pájaros
y los árboles son incombustibles ¿verdad?
Pues los quemé. Vi su boca que no se podría
cambiar por todo el oro del mundo.
Su boca me recordaba sin cesar ríos,
tiendas, soles, trenes, caminos, bazares.
Sus brazos prendieron fuego a los ardientes
ríos toda la noche, toda la noche
como si no estuviéramos en el mundo.

Quizá estábamos en esas mañanas
no tocadas aún por la mano de Ivi
Eso era lo que decía yo.

Plantemos las flores dije
¡Basta ya! Que no siga doblado el mar

Desdoblé el mar.

(Me llevé a los hijos del sultán Ahmet II
a ver el cielo de Leyla Hanim, la poetisa)



EL CIELO DE LEYLA HANIM, LA POETISA

Las manos del sultán Selim III equivalen
al cielo de Leyla Hanim,
la poetisa.
Sólo Selim III comprendió el cielo
de Leyla Hanim, la poetisa
El mismo lo demostró a los hijos
de Ahmet I.
Las manos de Selim III rozaron el sol
tocaron las mujeres, recogieron
las flores
En los poemas que escribía
sólo pensaba en Leyla Hanim.

Estrangulé a Selim III.



AMORES SIEMPRE AMORES

Una noche olvidé mis manos y mis brazos
en la Avenida de Istiklal. Una noche
yo no estaba, aquella noche no estaba
la luna veneciana, aquella noche nadie estaba, vi.
Vi que mi amada dormía, el hombre dormía,
el niño en el que me desperté una noche dormía
con la boca entreabierta, los sábados dormían.

Maté al hombre.

Cogí la soledad de Ahmet II
Ocupé mi sitio.




PRIMERO EL CIELO SE FUE SIN MÁS

Primero el cielo se fue sin más
Delante del cielo el pasaje de Hiristaki,
la Oficina Americana de
Noticias, la taberna de Lambodis
de Saint-Antoine delante
del cielo
Luego los palacios en los que nunca
pensamos, Ciragan, Yildiz,
las tazas de café de Teodora, los soles,
las calles
En el mirador del jardín nos sentamos
una tarde, los campos que
Selim III miraba fijamente cada mañana
y decía qué hermosos delante del cielo
Ese cielo es el de Ilhan Berk ese que baja
a los bazares, las casas en
cada poema, ese que borda fina
y primorosamente y luego
deja en las manos de los presos
Ese que pone delante del niño nacido
una mañana y a la madre del
niño pregunta qué es
Ese que mirábamos por un céntimo,
por ningún céntimo, ese que nos
gusta más en los ojos de las mujeres
y los niños
Ese que Berrin Tasan decía que había
visto en Buenos Días Tierra y
para mirarlo bajaba de los ferries
de los trenes
Ese que cuando no hay nadie en casa
se queda dormido,
ese que se desnuda se lo quita todo
y se excita los pezones
Ese que es tan grande que ocuparía
cien páginas mil páginas ese que
cogemos por las mañanas antes de salir
y con el que volvemos por las noches
Ese que es tan bello que puede matar
que se parece a las amapolas
blancas, a las chicas, a los niños
Ese que se destapa
Como una sabana
Que es inmaculado
Que es asesino
Es este cielo
Se levantó por encima de la torre de Gálata
Se fue al mar.




BALADA DE LOS TIEMPOS PASADOS
Y DE LA SOLEDAD DEL CUBO REZAGADO

Ahora mismo se me ha olvidado todo,
este cielo en fuga, este mar,
decía el cubo.
Se me han olvidado los incendios
que fechó Vasif el poeta.
Ahora no sé cómo se las arregla
Padre Allah sin aburrirse los viernes
Yo me aburro como una ostra los viernes
hacia la una y media.
Yo soy los hijos de Ahmet I,
el cielo de Leyla Hanim la poetisa, los
pechos de Serefnaz Hanim, no me dejéis.
Vi la muerte de Ciplak Ahmet
pero no me lo creí
Vi que estrangulaban el cielo
pero no me lo creí
¿Acaso sólo yo sé que Padre Allah
se aburre y baja a algunas casas,
a algunas calles?

Recai Bey se casa esta noche
no os vayáis no me dejéis.



LA LUZ DE IVI

Ivi oyó todo lo que se decía
Vio la torre ensangrentada,
la torre dolorida, la torre ofendida
La torre en su vida, la torre en toda
su vida mil veces sin Allah sin
cielo sin ventana
La torre cinco mil veces sin las callejuelas,
sin tiendas, sin casas, sin
ciruelas amarillas, sin vivacidad
Había sido la torre.
Ivi sabía esto.
Ivi conocía los hombres
Habían bajado al mar,
habían hablado con los peces, algas,
mejillones, qué no les habían dicho
a los peces, algas,
mejillones.

Ivi pensó en todos los dibujos
que había hecho
Pensó en los dibujos en los que había
convertido los negros en blancos
Por más que ella sola trajera y pusiera
en su sitio a un negro y a un
blanco
Era inútil.
Vio que la soledad
La pusiera donde la pusiera,
la agarrara donde la agarrara,
la llevara donde la llevara
Aunque la sacara a la calle,
la colocara en una ventana, se la llevara
al mar
No era para el ser humano
Ivi comprendió a la torre
Cogió el mar se lo llevó a sus pies.
La torre echó una mirada al mar
Dos miradas
Tres miradas
Se tiro dentro.

Ivi cogió a los hombres
Los lanzó a vivir a trabajar.


Traducción: Clara Janés y Çagla Soykan
Ediciones del Oriente y el Mediterráneo

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La muerte aquella herrumbre

Sujeta a la orilla del agua nuestra desnudez,
sujétala
en el oscurecerse del agua;
En los poemas inacabados, sujeta
en los prólogos nuestra desnudez;
En el sabor amargo de las cosas,
condúcela por los surcos;
En alfabetos dóricos, en la Edad Media,
sobre todo sujétala;
En las calles recorridas todos los días,
sujétala en las aglomeraciones;
En tus tareas cotidianas, sujeta
en el cielo nuestra desnudez;
Sácala a los árboles, a los mercados,
a las calles;
En la muerte, en aquella herrumbre
sujétala después.




Éste es tu cuello de madrugada

Éste es tu cuello de madrugada
Tan hermoso como beber agua.
-¿Serán altramuces, clemátides?
Hierbas en tu pelo.
La muerte que es una antigua
gigantesca agua gris
Habíamos escrito en los tiempos pasados,
en el presente.
Esta voz tuya tenue azulísima
De haber hecho el amor horas y horas.
-¿Cataratas, lirios? En tu boca pájaros.
Había dicho que tu blancura
era como el loto
Esto sí que lo guardo firmemente
en mi memoria.


Versión de Clara Janés
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Mirar es amor



Quédate así amor mío, quédate así
                                             Y sólo
Mírame.
                 Mirar es amor.

"Entonces me desnudé para abrirte el camino."
Así totalmente desnudo así carne con carne
Deja que deambule mi aliento sobre ti.

Es transparente el amor, aquel diablo ingenuo
Tus ojos, tus pechos desnudos, tus labios
Así, ya está, ven, entra en mi cama.
                                            Y bésame después

Sin cesar otra vez otra vez bésame
Un viaje así de largo requiere el amor.
Y estréchame después, estréchame más
                                            Estréchame que

Sepa que eres mía.
Así, ya está, ingle con ingle.

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