sábado, 16 de abril de 2011

3711.- JOSEFA VIRELLA TRINIDAD


Josefa Virella Trinidad, ( Huelva, 1968), pertenece al colectivo de “Maestros de Educación
Intercultural".Ha colaborado en diferentes revistas literarias, entre las que destacan:
Océano y Hojas Nuevas ( Huelva), Cuadernos del Matemático ( Madrid), La Factoría
Valenciana, Factorum (Vitoria), Ventana Abierta ( Badajoz), (Toledo), Estío Etcétera
( Zaragoza), El Soberao (Sevilla), Amilamia ( Gasteiz).
De su faceta en relación con las artes plásticas mencionaremos que ha llevado a cabo
varias exposiciones de pintura individuales y también colectivas, en Huelva, entre las
que cabe destacar la realizada para el grupo literario “Madera Húmeda” en enero de
1999. Participó con sus poemas en la exposición de fotografías y poemas “El mar nos
pertenece a todos” con J.L. Rúa y J.L. Silva, celebrada en La Antilla (Lepe) en Julio de
2002. También en la misma localidad, en julio de 2004, colaboró con poemas en la
presentación de la exposición de pinturas de Adolfo Verano.
Ha formado parte del jurado del Certamen Nacional de Poesía “Ciudad de Lepe” y del
premio de Narrativa “Dólmen de soto” de Trigueros.
Ha publicado:
“La tarde y el espacio : 1989” (Barcelona : La autora, 1992)
“La orilla del incendio” (Huelva : Diputación Provincial, 2000). Colección: Donaire;
nº 5.
"Los Márgenes de los Días” (Huelva: Diputación Provincial). Colección: Cuando llega
Octubre (saldra a la imprenta a mediados del 2005)
Aparece en las Antologías:
"Poetas por la Paz” (Huelva : Ediciones del 1900, 1995)
"Palabras sin Fronteras” ( I Encuentro de escritores Huelva-Algarve. 2002)
"Voces del Extremo IV : Poesía y utopía” ( Fundación Juan Ramón Jiménez, 2002)
"Invitados: Antología Poética (1995-2003) de Madera Húmeda" (Huelva : Madera
Húmeda, 2003)
"Mujeres en su tinta : aproximación a la poesía de género en Huelva", selección,
prólogo y notas, Uberto Stábile (Huelva : Caja Rural del Sur, 2004). Colección: "La
Espiga Dorada; 1".
Obtuvo el primer Premio de Poesía de Ríotinto (Huelva, 1985)
Recibió el Premio Internacional de Poesía “Federico García Lorca” de Barcelona,
1991, por su obra “La tarde y el Espacio”.
Primer Premio de Poesía de Rute (Córdoba, 1997)






Ámame sin garantías,
sin esperanzas de futuro,
porque no te he pedido nada,
quizás no deba

y será mejor mordernos los puños y esperar
o esperarnos
sin que desesperes,
pero desesperados.

Desesperadamente te amo
sin condiciones ni calendarios,
a través de las ruinas de todas las prisas,
del norte al sur de tu balcón abierto,
quizás a un último viaje
donde desembocan todas las tristezas,
desesperadamente desesperados,
mordiéndonos los labios,
el corazón

sin apenas conocernos,
pero desbocados,
con el amor roto a jirones
por el deseo.

Ámame con uñas, con dientes
después, si puedes,
mejor será olvidarlo todo,

hasta la sinceridad,
derramar, lentamente,
el resto de la vida
en terrazas llenas de sol y sin cobertura.

Mejor será pensar que no ocurrió
que reine el silencio,
mejor, si quieres,
me llamas,
aunque sólo te responda el viento,
o pasee por tu puerta mi sombra
como un puñado de ceniza.






POEMAS PARA UN TSUNAMI

No olvidar a los olvidados.
Es una tempestad la indiferencia,
lo arrasa todo.





Te echo tanto de menos...
No sabes cuántas veces el mar
pronuncia tu nombre,
me despierta la voz ronca del viento.

Te siento a mi lado,
tu tacto, tu piel
como estos muros,
han desaparecido.

Aún continúo aquí,
entre estas ruinas,
a la deriva.






Fragilidad,
eterna condena hacia la nada.
Sólo los ídolos permanecen.
Sólo.






Todas las mujeres, una mujer

No soy dueña de mí, pues es mi dueña
la dueña del amor y de la vida,
tan cercana y ausente como el sol,
al ala de mi espejo, reflejada.
Juana Castro


I

Esa madre que llora por su hijo muerto
llora también por tu carne y por tu hijo.
Su dolor es el dolor del mundo
por quienes callan y otorgan:

Los que nunca se atrevieron a levantar la voz
por temor a perder su paga extra.



II

Soy esta mujer,
esta herida.

Puedo lastimar…
es un dolor lejano,
lo descubres con el paso del tiempo,
con el silencio,
te llega como un temblor,

se instala para siempre
en los rincones nevados del alma.



IV

Inolvidable primavera
de un norte lleno de sentidos.
Ultima estación de soledad.

Tus brazos, refugio incansable,
mírame despacio a los ojos,
soy una mujer, un silencio
en esta habitación de tierra y sal.

Tus brazos, mi único refugio,
por si, después de todo, no aprendí nada.


V

Mujer:

dolor inmenso,
alma mordida,
labios cerrados y fronteras.

Posiblemente, cuando llore,
no sean por ti
ni una sola de sus lágrimas.





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