miércoles, 5 de enero de 2011

EDUARDO GALEANO [2.783] Poeta de Uruguay




Eduardo Galeano


Eduardo Germán María Hughes Galeano (Nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 - Falleció en Montevideo el 13 Abril, 2015), conocido como Eduardo Galeano, es un periodista, poeta y escritor uruguayo, ganador del premio Stig Dagerman. Es considerado actualmente como uno de los más destacados escritores de la literatura uruguaya.

Sus libros han sido muy traducidos. Sus más conocidos, Memoria del fuego (1986) y Las venas abiertas de América Latina (1971), han sido traducidos a veinte idiomas. Sus trabajos trascienden géneros ortodoxos, combinando documental, ficción, periodismo, análisis político e historia. Galeano niega ser un historiador:

"Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable".

Galeano nació en Uruguay, en el seno de una familia de clase alta y católica descendiente de españoles, ingleses y alemanes, su padre fue Eduardo Hughes Roosen y su madre Licia Esther Galeano Muñoz de quien tomó el apellido para su nombre artístico. En su juventud trabajó como obrero de fábrica, pintor, mensajero, mecanógrafo, entre otros oficios. A los 14 años vendió su primer caricatura política al semanario "El Sol" del Partido Socialista.

Comenzó su carrera de periodista a inicios de los '60 como editor de "Marcha", un semanario influyente que tuvo como colaboradores a Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti, Manuel Maldonado, Denis y Roberto Fernández Retamar. Editó durante dos años el diario "Época". Contrajo matrimonio tres veces: la primera con Silvia Brando, con quien tuvo una hija, Verónica Hughes Brando; luego contrajo matrimonio con Graciela Berro Rovira con quien tuvo dos hijos: Florencia y Claudio Hughes Berro; de quien también se divorció casándose en terceras nupcias con Helena Villagra.

Durante sus estudios, con una beca en París, supo que Juan Domingo Perón había dicho que “si ese muchacho anda por acá, me gustaría verlo”. Galeano aprovechó un viaje para llamar al teléfono que le habían dado, aun cuando no terminaba de creer que fuese cierto. Lo era, y fue recibido muy bien. Tuvo una larga charla con el ex presidente argentino en el exilio, donde le preguntó por qué no emitía señales más seguido.
“Perón me contestó: El prestigio de Dios está en que se hace ver muy poco”.

En el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973, Galeano fue encarcelado y obligado a dejar Uruguay. Su libro Las venas abiertas de América Latina fue censurado por los gobiernos militares derechistas de Uruguay, Argentina y Chile. Se fue a vivir a Argentina donde fundó el magazine cultural "Crisis".

En 1976, se casó por tercera vez, al tiempo que fue añadido a la lista de los condenados del escuadrón de la muerte de Videla, quien tomaba el poder ese año. Vuela a España, donde escribió su famosa trilogía: Memoria del fuego (un repaso por la historia de Latinoamérica), en 1984.
A inicios de 1985, Galeano retornó a Montevideo. En octubre de ese año, junto a Mario Benedetti, Hugo Alfaro y otros periodistas y escritores que habían pertenecido al semanario "Marcha", funda el semanario Brecha, del cual continúa siendo integrante de su Consejo Asesor. En 2010 Brecha instituyó el premio Memoria del Fuego, que está previsto que Galeano entregue anualmente a un creador que a sus valores artísticos sume el compromiso social y con los derechos humanos. El primer galardonado fue el cantautor español Joan Manuel Serrat, quien recibió el 16 de diciembre de 2010, en el Teatro Solís de Montevideo, la estatuilla diseñada por el escultor Octavio Podestá.

En 2004, Galeano apoyó la victoria de la alianza Frente Amplio y de Tabaré Vázquez. Escribe un artículo en el que menciona que la gente votó utizando el sentido común. En 2005, Galeano, junto a intelectuales de izquierda como Tariq Ali y Adolfo Pérez Esquivel se unen al comité consultivo de la reciente cadena de televisión latinoamericana TeleSUR.
En enero de 2006, Galeano se unió a figuras internacionales como Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Ernesto Sabato, Thiago de Mello, Carlos Monsiváis, Pablo Armando Fernández, Jorge Enrique Adoum, Luis Rafael Sánchez, Mayra Montero, Ana Lydia Vega y Pablo Milanés, en la demanda de soberanía para Puerto Rico. Además firmaron en la proclamación de independencia del país.

En febrero de 2007, Galeano supera una operación para el tratamiento del cáncer de pulmón. En noviembre de 2008, Galeano dijo sobre la victoria de Barack Obama:

"La Casa Blanca será la casa de Obama pronto, pero esa Casa Blanca fue construida por esclavos negros. Y me gustaría y espero que él nunca lo olvide".

En abril de 2009, el presidente venezolano Hugo Chávez entrega una copia de "Las Venas Abiertas de América Latina" al presidente estadounidense Obama durante la 5a Cumbre de las Américas, celebrada en Puerto España, Trinidad y Tobago.

En mayo de 2009, en una entrevista declaró:

"No sólo Estados Unidos, sino algunos países europeos han sembrado dictaduras por todo el mundo. Y se sienten como si fueran capaces de enseñar lo que es democracia".
En septiembre de 2010 ganó el destacado premio Stig Dagerman, uno de los más prestigiosos galardones literarios en Suecia, entregado anualmente por la Sociedad Stig Dagerman a aquel escritor que en su obra reconoce la importancia de la libertad de la palabra mediante la promoción de la comprensión intercultural.Galeano fue distinguido con el galardón por estar "siempre y de forma inquebrantable del lado de los condenados", por escuchar y transmitir su testimonio mediante la poesía, el periodismo, la prosa y el activismo, según el jurado.”

Obras publicadas

1963 Los días siguientes
1964 China
1967 Guatemala, país ocupado
1967 Reportajes
1967 Los fantasmas del día del león y otros relatos
1968 Su majestad el fútbol
¡Manos arriba!
1971 Las venas abiertas de América Latina 950-895-094-3 Siglo XXI
1971 Siete imágenes de Bolivia
1971 Violencia y enajenación
1972 Crónicas latinoamericanas
1973 Vagamundo ISBN 84-7222-307-8
1980 La canción de nosotros ISBN 84-350-0124-5
1977 Conversaciones con Raimón ISBN 84-7432-034-8
1978 Días y noches de amor y de guerra ISBN 84-7222-891-6 Del Chanchito
1980 La piedra arde
1981 Voces de nuestro tiempo ISBN 84-8360-237-7
1982 - 1986 Memoria del fuego 9974620058 Del Chanchito
1984 Aventuras de los jóvenes dioses 9682320941 Siglo XXI
1985 Ventana sobre Sandino 
1985 Contraseña
1986 La encrucijada de la biodiversidad colombiana
1986 El descubrimiento de América que todavía no fue y otros escritos 8476681054 Editorial Laia
1988 - 2002 El tigre azul y otros artículos 9590602118 Ciencias Sociales (Cuba)
1962 - 1987 Entrevistas y artículos Ediciones Del Chanchito
1989 El libro de los abrazos 9788432306907 Siglo XXI
1989 Nosotros decimos no 84-323-0675-4 Siglo XXI
1990 América Latina para entenderte mejor
1990 Palabras: antología personal
1992 Ser como ellos y otros artículos 9788432307614 Siglo XXI
1993 Amares ISBN 84-206-3419-0 Alianza, España
1993 Las palabras andantes 9974620082 DEL CHANCHITO
1994 Úselo y tírelo 9507428518 Planeta
1995 El fútbol a sol y sombra 9788432311345 Siglo XXI
1998 Patas arriba: Escuela del mundo al revés 9974620147 Macchi
1999 Carta al ciudadano 6.000 millones. ISBN 84-406-9472-5 Ediciones B varios autores, Maryse Condé; Ariel Dorfman.
2004 Bocas del Tiempo 978-950-895-160-1 Catálogos Editora
2006 El Viaje ISBN 84-96592-55-3
2007 Carta al señor futuro
2008 Espejos. Una historia casi universal 978-987-1492-00-8 Siglo XXI







VENTANA SOBRE UNA MUJER


Esa mujer es una casa secreta (es una fortaleza).
En sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas.
En las noches de invierno, humea.
Quien en ella entra, dicen, nunca más sale.
Yo atravieso el hondo foso que la rodea. En esa casa seré habitado.
En ella espera el vino que me beberá.
Muy suavemente golpeo a la puerta, y espero.






VENTANA SOBRE EL MIEDO

El hambre desayuna miedo.
El miedo al silencio aturde las calles.
El miedo amenaza:
Si usted ama, tendrá sida.
Si fuma, tendrá cáncer.
Si respira, tendrá contaminación.
Si bebe, tendrá accidentes.
Si come, tendrá colesterol.
Si habla, tendrá desempleo.
Si camina, tendrá violencia.
Si piensa, tendrá angustia.
Si duda, tendrá locura.
Si siente, tendrá soledad..






LA NOCHE

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados.
Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

Arránqueme, Señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desdúdeme.

Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.

Me desprendo del abrazo, salgo a la calle.
En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna.
La luna tiene dos noches de edad.
Yo, una.






LOS NADIES

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy ni mañana ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino folklore
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la Historia Universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.






FUEGOS

Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos colores.
Hay gente de fuego sereno
que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco
que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos
no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.





Pobrezas

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no tienen tiempo para perder el tiempo.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no tienen silencio ni pueden comprarlo.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que tienen piernas que se han olvidado de caminar,
como las alas de las gallinas se han olvidado de volar.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que comen basura y pagan por ella como si fuese comida.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que tienen el derecho de respirar mierda,
como si fuera aire, sin pagar nada por ella.
Pobres,
lo que se dice pobres
son los que no tienen más libertad de elegir entre uno y otro canal de televisión.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que viven dramas pasionales con las máquinas.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que son siempre muchos y están siempre solos.
Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no saben que son pobres.





El Sistema

Los funcionarios no funcionan.
Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen.
Los medios de información desinforman.
Los centros de enseñanza enseñan a ignorar.
Los jueces condenan a las víctimas.
Los militares están en guerra contra sus compatriotas.
Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan.
Es más libre el dinero que la gente.
La gente esta al servicio de las cosas.
Tiempo de los camaleones: nadie ha enseñado tanto a la humanidad como estos humildes animalitos.
Se considera culto a quien bien oculta, se rinde culto a la cultura del disfraz.
Se habla el doble lenguaje de los artistas del disimulo. Doble lenguaje, doble contabilidad, doble moral: una moral para decir, otra moral para hacer.
La moral para hacer se llama realismo.
La ley de la realidad es la ley del poder. Para que la realidad no sea irreal, nos dicen los que mandan, la moral ha de ser inmoral.
Quien no se hace el vivo, va muerto. Estás obligado a ser jodedor o jodido, mentidor o mentido.
Tiempo del qué me importa, del qué le vas a hacer, del no te metas, del sálvese quien pueda.
Tiempo de los tramposos: la producción no rinde, el trabajo no vale.
En el Río de la Plata, llamamos bobo al corazón. Y no porque se enamora: lo llamamos bobo por lo mucho que trabaja.




Utopía

La utopía está en el horizonte.
Camino dos pasos,
ella se aleja dos pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces para qué sirve la utopía?
Para eso, sirve para caminar.



Terrorismo

Se busca a los secuestradores de países.
Se busca a los estranguladores de salarios
y a los exterminadores de empleos.
Se busca a los violadores de la tierra,
A los envenenadores del agua y a los ladrones del aíre.
Se busca a los traficantes del miedo.




Mano de obra

Mohamed Ashraf no va a la escuela.
Desde que sale el sol hasta que asoma la luna,
él corta, recorta, perfora, arma y cose pelotas de fútbol,
que salen rodando de la aldea paquistaní
de Umar Kot hacia los estadios del mundo.

Mohammed tiene once años. Hace esto desde los cinco.
Si supiera leer, y leer en inglés,
podría entender la inscripción que él pega
en cada una de sus obras:

Esta pelota
no ha sido fabricada por niños.

(de su libro “Bocas del Tiempo”)



De nuestros miedos

De nuestros miedos
nacen nuestros corajes
y en nuestras dudas
viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian
otra realidad posible
y los delirios otra razón.
En los extravíos
nos esperan hallazgos,
porque es preciso perderse
para volver a encontrarse.

(De: El libro de los abrazos)



Día del Descubrimiento (Octubre, 12)

En 1492, los nativos descubrieron que eran indios,
descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos,
descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina
de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol
y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.

(En: Los hijos de los días)




Día de los desaparecidos (Agosto, 30)

Desaparecidos:
los muertos sin tumba,
las tumbas sin nombre,
las mujeres y los hombres que el terror tragó,
los bebés que son o han sido botín de guerra.

Y también:
los bosques nativos,
las estrellas en la noche de las ciudades,
el aroma de las flores,
el sabor de las frutas,
las cartas escritas a mano,
los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,
el fútbol de la calle,
el derecho a caminar,
el derecho a respirar,
los empleos seguros,
las jubilaciones seguras,
las casas sin rejas,
las puertas sin cerradura,
el sentido comunitario
y el sentido común.

(En: Los hijos de los días)


Día del servicio doméstico (Marzo, 30)

Maruja no tenía edad.
De sus años de antes, nada contaba. De sus años
de después, nada esperaba.
No era linda, ni fea, ni más o menos.
Caminaba arrastrando los pies, empuñando el plumero,
o la escoba, o el cucharón.
Despierta, hundía la cabeza entre los hombros.
Dormida, hundía la cabeza entre las rodillas.
Cuando le hablaban, miraba el suelo,
como quien cuenta hormigas.
Había trabajado en casas ajenas desde que tenía memoria.
Nunca había salido de la ciudad de Lima.
Mucho trajinó, de casa en casa, y en ninguna se hallaba.
Por fin, encontró un lugar donde fue tratada
como si fuera persona.
A los pocos días se fue.
Se estaba encariñando.

(En: Los hijos de los días)



El Bosco

Un condenado caga monedas de oro.
Otro cuelga de una llave inmensa.
El cuchillo tiene orejas.
El arpa ejecuta al músico.
El fuego hiela.
El cerdo viste toca de monja.
En el huevo, habita la muerte.
Las máquinas manejan a la gente.
Cada cual en lo suyo.
Cada loco con su tema.
Nadie se encuentra con nadie.
Todos corren hacia ninguna parte.
No tienen nada en común, salvo el miedo mutuo.
—Hace cinco siglos, Hieronymus Bosch pintó
la globalización— comenta John Berger.

En: Espejos. Una historia casi universal,
Siglo XXI, Buenos Aires, 2008




El derecho al delirio (Extracto)

¿Qué tal si deliramos por un ratito?
¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible?
El aire estará limpio de todo veneno
que no provenga de los miedos humanos
y de las humanas pasiones.
En las calles,
los automóviles serán aplastados por los perros.
La gente no será manejada por el automóvil,
ni será programada por la computadora,
ni será comprada por el supermercado,
ni será tampoco mirada por el televisor.
El televisor dejará de ser
el miembro más importante de la familia
y será tratado como la plancha o el lavarropas.
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez
que cometen quienes viven por tener o por ganar
en vez de vivir por vivir no más
como canta el pájaro sin saber que canta
y como juega el niño sin saber que juega.
En ningún país irán presos los muchachos
que se nieguen a cumplir el servicio militar
sino los que quieran cumplirlo.
Nadie vivirá para trabajar
pero todos trabajaremos para vivir.
Los economistas no llamarán “nivel de vida”
al nivel de consumo
ni llamarán calidad de vida
a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a las langostas
les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países
les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres
les encanta comer promesas.
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud
y nadie, nadie tomará en serio a nadie
que no sea capaz de tomarse el pelo.
La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes
y ni por defunción ni por fortuna
se convertirá el canalla en virtuoso caballero.
La comida no será una mercancía
ni la comunicación un negocio,
porque la comida y la comunicación
son derechos humanos.
Nadie morirá de hambre
porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura
porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero
porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla
y la policía no será la maldición de quienes no puedan
[comprarla.
La justicia y la libertad, hermanas siamesas,
condenadas a vivir separadas
volverán a juntarse bien pegaditas espalda contra espalda.
En Argentina, las locas de plaza de mayo
serán un ejemplo de salud mental
porque ellas se negaron a olvidar
en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La santa madre iglesia corregirá algunas erradas
de las tablas de Moisés
y el sexto mandamiento ordenará
festejar el cuerpo.
La iglesia también dictará otro mandamiento
que se le había olvidado a Dios:
“Amarás a la naturaleza de la que formas parte”.
Serán reforestados los desiertos del mundo
y los desiertos del alma.
Los desesperados serán esperados
y los perdidos serán encontrados
porque ellos se desesperaron de tanto esperar
y ellos se perdieron por tanto buscar.
Seremos compatriotas y contemporáneos
de todos los que tengan
voluntad de belleza y voluntad de justicia
hayan nacido cuando hayan nacido
y hayan vivido donde hayan vivido
sin que importe ni un poquito
las fronteras del mapa ni del tiempo.
Seremos imperfectos porque la perfección
seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses,
Pero en este mundo,
en este mundo chambón y jodido
seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero
y cada noche como si fuera la última.

(En: Patas Arriba, La escuela del mundo al revés).





Guerras calladas

No estalla como las bombas, ni suena como los tiros.
El hambre, que mata callando, mata a los callados.
De ellos, sabemos todo. Los expertos, los pobrólogos,
los estudian y nos ofrecen los datos actualizados:
Qué no comen,
en qué no trabajan,
cuántos son,
cuánto no pesan,
cuánto no miden,
qué no tienen,
qué no piensan,
qué no votan,
en qué no creen.
Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres.
Ellos, los muertos de las guerras, los presos de las cárceles,
los brazos disponibles, los brazos desechables,
sin tierra, sin casa, sin camino.
¿Será que los pobres son pobres
porque su hambre nos da de comer
y su desnudez nos viste?
¿Qué sería de nosotros sin ellos?

(En Los Nadies)


El miedo global

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo
de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar
y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares,
los militares tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura,
al tiempo sin relojes,
al niño sin televisión,
miedo a la noche sin pastillas para dormir
y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud,
miedo a la soledad,
miedo a lo que fue
y a lo que puede ser,
miedo de morir,
miedo de vivir...

(En: Patas arriba, La escuela del mundo al revés)





La cultura del terror

El colonialismo visible te mutila sin disimulo:
te prohíbe decir,
te prohíbe hacer,
te prohíbe ser.
El colonialismo invisible, en cambio, te convence
de que la servidumbre es tu destino
y la impotencia tu naturaleza:
te convence de que no se puede decir,
no se puede hacer,
no se puede ser.

(De: El libro de los abrazos)






La Novena

La sordera impidió que Beethoven
pudiera escuchar ni una nota
de su Novena Sinfonía.

Y la muerte impidió que se enterara
de las aventuras y desventuras
de su obra maestra.

El príncipe Bismarck proclamó
que la Novena inspiraba
a la raza alemana.

Bakunin escuchó en ella
la música de la anarquía.

Engels anunció que sería
el himno de la Humanidad.

Y Lenin opinó que era
más revolucionaria
que la Internacional.

Von Karagán la dirigió en concierto
para el gobierno nazi
y años después consagró con ella
la unidad de la Europa libre.

La Novena acompañó
a los kamikazes japoneses
que morían por su emperador.

y a los combatientes que dieron la vida
peleando contra todos los imperios.

Fue cantada por quienes resistían
la embestida alemana
y fue tarareada por Hitler
que en un raro ataque de modestia
dijo que Beethoven era
el verdadero führer.

Paul Robeson la cantó contra el racismo
y los racistas de África del Sur
la usaron de música de fondo
en la propaganda del apartheid.

En 1961, al son de la Novena
se alzó el muro de Berlín.

En 1989, al son de la Novena
el muro de Berlín cayó.

(En: El libro Espejos Una historia casi universal.
Edit. Siglo XXI, Madrid, 2008.)





Te muestro el mundo

Darwin solía citar los apuntes de viaje de James Colman.
Nadie describió mejor que él la fauna del océano índico,
el cielo del Vesubio en llamas,
el fulgor de las noches de Arabia,
el color del calor de Zanzíbar,
el aire de Ceilán, que es de canela,
las sombras del invierno de Edimburgo
y la grisura de las cárceles rusas.
Precedido por su blanco bastón, Colman dio la vuelta al mundo,
de punta a punta.
Este viajero, que tanto nos ayudó a ver, era ciego.
—Yo veo con los pies —decía.
Espejos, una historia casi universal.

Siglo XXI, Buenos Aire, 2008




Ventana sobre un hombre de éxito

No puede mirar la luna sin calcular la distancia.
No puede mirar un árbol sin calcular la leña.
No puede mirar un cuadro sin calcular el precio.
No puede mirar un menú sin calcular las calorías.
No puede mirar un hombre sin calcular la ventaja.
No puede mirar una mujer sin calcular el riesgo.

(De: Ventanas sobre el tiempo)






El derecho al delirio 

Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos. El nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el Papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuándo nació. El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera.

Una invitación al vuelo 

Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio. La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio. Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea.

En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:

El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;

En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;

La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;

El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;

La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;

Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;

En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;

Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;

Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;

Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;

La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;

Nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;

El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;

La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;

Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;

Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;

Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;

La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;

La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;

Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;

En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;

La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;

La Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»;

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;

Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;

Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;

La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.







Si yo fuera palestino

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir a sus gobernantes.

Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. 

Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamás ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.

Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen. Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamás, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó.

Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.



Ya poca Palestina queda.
Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera.
Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva.
Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania.
Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo.
En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen.





Galeano : ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad?


"Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes."

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó.

Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.

Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen.

La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho. Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.

¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?.

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica. Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro? Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más.

Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad. Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas.

Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena. (Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)





5 textos de El libro de los abrazos • por Eduardo Galeano





El origen del mundo

Hacía pocos años que había terminado la gran guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.

Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.

–Pero, papá –le dijo Josep, llorando–. Si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?

–Tonto –dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto–. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.



Crónica de la ciudad de Bogotá

Cuando el telón caía, al fin de cada noche, Patricia Ariza, marcada para morir, cerraba los ojos. En silencio agradecía los aplausos del público y también agradecía otro día de vida burlado a la muerte.

Patricia estaba en la lista de los condenados, por pensar en rojo y en rojo vivir; y las sentencias se iban cumpliendo, implacablemente, una tras otra.

Hasta sin casa quedó. Una bomba podía volar el edificio: los vecinos, obedientes a la ley del miedo, le exigieron que se fuera.

Ella andaba con chaleco antibalas por las calles de Bogotá. No había más remedio; pero el chaleco era triste y feo. Un día, Patricia le cosió unas cuantas lentejuelas, y otro día le bordó unas flores de colores, flores bajando como en lluvia sobre los pechos, y así el chaleco fue por ella alegrado y alindado, y mal que bien pudo acostumbrarse a llevarlo siempre puesto, y ya ni en el escenario se lo sacaba.

Cuando Patricia viajó fuera de Colombia, para actuar en teatros europeos, ofreció su chaleco antibalas a un campesino llamado Julio Cañón.

A Julio Cañón, alcalde del pueblo de Vistahermosa, ya le habían matado a toda la familia, a modo de advertencia, pero él se negó a usar ese chaleco florido:

–Yo no me pongo cosas de mujeres –dijo.

Con una tijera, Patricia le arrancó los brillitos y los colores, y entonces el hombre aceptó.

Esa noche lo acribillaron. Con el chaleco puesto.





Elogio de la iniciativa privada

Jesús te mira. Vayas donde vayas, sus ojos te siguen. La tecnología moderna ayuda al hijo de Dios a cumplir sus funciones de vigilancia universal. Tres capas de plástico polarizado, que bloquean sucesivamente el paso de le luz, le facilitan la tarea.

Allá por 1961 o 1962, una de estas imágenes de ojos corredizos llamó la atención de un periodista. Julio Tacovilla iba caminando por una calle cualquiera de Buenos Aires, cuando se sintió observado. Desde una vidriera, Jesús le había clavado los ojos. Retrocedió y la mirada de Jesús retrocedió con él. Se detuvo y la mirada se detuvo. Avanzó y la mirada avanzó.

Esta señal divina le cambió la vida y lo sacó de pobre.

Poco después, Tacovilla voló a Port-au-Prince, y por medio de la embajada de su país en Haití consiguió una audiencia con el presidente vitalicio Papa Doc Duvalier.

Llevaba un gran cuadro bajo el brazo:

–Tengo algo que mostrarle, Excelencia –dijo.

Era un retrato del dictador. Los ojos se movían.

–Papa Doc te mira –explicó Tacovilla.

Papa Doc asintió con la cabeza.

–No está mal –dijo, yendo y viniendo ante su propia imagen–. ¿Cuántos puede hacer?

–¿Cuánto puede pagar?

–Le pago lo que sea.

Y así Haití se llenó de miradas vigilantes y el inquieto periodista se llenó de dinero.



Mapamundi/2

Al sur, la represión. Al norte, la depresión.

No son pocos los intelectuales del norte que se casan con las revoluciones del sur por el puro placer de enviudar. Prestigiosamente lloran, lloran a cántaros, lloran mares, la muerte de cada ilusión; y nunca demoran demasiado en descubrir que el socialismo es el camino más largo para llegar del capitalismo al capitalismo.

La moda del norte, moda universal, celebra al arte neutral y aplaude a la víbora que se muerde la cola y la encuentra sabrosa. La cultura y la política se han convertido en artículos de consumo. Los presidentes se eligen por televisión, como los jabones, y los poetas cumplen una función decorativa. No hay más magia que la magia del mercado, ni más héroes que los banqueros.

La democracia es un lujo del norte. Al sur se le permite el espectáculo, que eso no se le niega a nadie. Y a nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea. Cuando cae el telón, una vez depositados los votos en las urnas, la realidad impone la ley del más fuerte, que es la ley del dinero. Así lo quiere el orden natural de las cosas. En el sur del mundo, enseña el sistema, la violencia y el hambre no pertenecen a la historia, sino a la naturaleza, y la justicia y la libertad han sido condenadas a odiarse entre sí.



La función del lector/2

Era el medio siglo de la muerte de César Vallejo, y hubo celebraciones. En España, Julio Vélez organizó conferencias, seminarios, ediciones y una exposición que ofrecía imágenes del poeta, su tierra, su tiempo y su gente.

Pero en esos días Julio Vélez conoció a José Manuel Castañón; y entonces todo homenaje le resultó enano.

José Manuel Castañón había sido capitán en la guerra española. Peleando por Franco había perdido una mano y había ganado algunas medallas.

Una noche, poco después de la guerra, el capitán descubrió, por casualidad, un libro prohibido. Se asomó, leyó un verso, leyó dos versos, y ya no pudo desprenderse. El capitán Castañón, héroe del ejército vencedor, pasó toda la noche en vela, atrapado, leyendo y releyendo a César Vallejo, poeta de los vencidos. Y al amanecer de esa noche, renunció al ejército y se negó a cobrar ni una peseta más del gobierno de Franco.

Después, lo metieron preso; y se fue al exilio.













No hay comentarios:

Publicar un comentario