jueves, 27 de enero de 2011

2939.- CESC FORTUNY I FABRÉ


Cesc Fortuny i Fabré (Barcelona, 1971). Ha publicado Comiendo pelos como herejía poética (2008)y La misteriosa canción de la sangre,(2010) y ha participado en la antología Domicilio de nadie (2008).
Fundador y redactor de la revista La Nausea. Colabora en diversas publicaciones en la red, con criticas de cine, ensayos, relatos y poemas. Asume la poesía como un taller de experimentación, donde los seres con oficio, como decía Espriu, pueden invocar y provocar el mundo afectivo de los otros. Utiliza entonces la poesía para mostrar como siente el mundo, más que como lo ve o lo piensa. Músico experimental que ha participado en diversos certámenes. Experimenta con ruido, creando paisajes sonoros que se expresan por si mismos o que acompañan la palabra. Colaborador habitual en diversos proyectos musicales.

WEB DE CESC







GOLONDRINAS KAMIKAZES
Manual del Asesino autodidacta 2008 Inédito

Las moscas
han encontrado la piedra filosofal
en la sala de suicidios
hirviendo cabezas
en la oscuridad de las iglesias.

Los niños se han vuelto
caníbales
y han prestado sus dientes
a la muerte.

Sólo quedamos nosotros
encontrándonos físicamente
con nuestro espíritu.

Tu enfermedad
me exhuma de mi retiro
como las cenizas flirtean
con el viento.

Las golondrinas
pliegan las alas
y buscan su estallido
contra el asfalto.

Cabezas decapitadas
sobre las nubes
arrastrando cestos de fantasmas
en un latido joven.

Repasa tus dientes
mi recalentada lengua
con ánimo exiguo
el vacío es un golpe.

El agua ramificada pierde su fuerza.









EUGENIA
Manual del Asesino autodidacta 2008 Inédito

Polvo de arena
se levanta en mi desierto,
oscureciendo
el horizonte de mi memoria.

Y me arranco los brazos
para haceros daño,
y me extirpo el sentido del humor
en un quirófano.

Una forma artística de odiar.

Las flores grises,
tu mundo dormido,
nuestras huellas borradas.



Un sonajero de muerte
que anuncia mis melodías,
los ecuadores violados
de mi existencia.

Hoy llueven abejas muertas,
quiebran sus minas de oro,
la primavera nos huye
en abril apostatado.

Las moscas se extinguen.

Pequeños féretros de foca
oscurecen la nieve,
entregadas,
dormidas.

Encuentro las preguntas
evocadoras,
como niñas pequeñas
que descubren su silencio.
Tú, cocodrilo sin alma
que llorando
masticas mi carne vencida,
hoy tras la noche he olido tu rostro,
ácido aroma de muerte, color unánime,
esencia sin pigmento.

Perro que huye escupiendo sus dientes,
la vida es sólo un obstáculo.

Me decepciona la muerte
como una fiesta sorpresa ...

... y busco una vela
para calentar el océano.

El río me deja siempre en la orilla.

Los caballos se hunden
en los pantanos,
sus gritos ahogan
nuestro vacío.


... y todavía me acuerdo de ti.









SOY UN PUÑETAZO EN EL VACÍO
Manual del Asesino autodidacta 2008 Inédito

Compartía piso con el otoño
me dejó un frío sin ventanas
y una sábana blanca para cubrirlo todo.

En el futuro ataúd de nuestra masa
los niños son los guardianes
de la alegría.

Somos autores
de horribles palomas
que han enfermado
en nuestras pesadillas.

Corazón de fantasma
sentimientos expatriados
el cuerpo es la mentira
del alma.

Las sombras reclaman
su enfermedad
su descanso, su tiempo.

En el santo sepulcro
de la primavera
la flores se cansan
y sobre el mármol
se ríen de las plañideras.

La luz jamás encendida
recorre su promesa,
los valles proyectados
de una tierra aún no nacida.

Ni los muertos son eternos.

He vendido
mi baraja de cartas
para comprar el pan
con el que alimentar
a mis cuervos.







LLUEVE DESDE DENTRO DE LOS CIPRESES
Del poemario “La misteriosa canción de la sangre”).

El bosque se arrastra
en un parto bastardo de edificios,
empuja la piel de las carreteras,
de los caminos tristes, y germina
el musgo en mi boca,
en mi hueco de nada.

Cuando las bombas de mano
estallan como cabezas,
nace en la arcana cueva
la diferencia
entre tontería y maldad.

Llueve desde dentro de los cipreses
cuando los espejos me repiten
que nuestra carne se va,
mientras los pájaros arden
en la comisura de los labios.

Las piedras pesan sobre el silencio
cuando los muertos no están tranquilos,
allí donde las vísceras ya no palpitan,
y las casas heridas tuvieron
un mal nacimiento.

El pene, en su carencia,
es lámpara de agua
que fornica los sueños
con la ferocidad de la putrefacción.

El aire cae como la roca,
devora al insecto, hiere
el estómago de los niños
que ciertos días viven frente
a los enjambres.

La fruta llueve sobre los coágulos
y la baba late en el árbol,
la locura sin sangre vive en la lengua,
y en los gusanos.

El ratón pierde lo que gana el búho.

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