ANXO PASTOR
Anxo Pastor (Vilardonas, Ribas do Sil, Lugo, 1959)
Poemarios: Sombra fértil, O cavalo económico, Os poemas da secta.
Anxo Pastor es un señor al que va pegado una gran barba de Vilagarcía de Arousa. Esta barba tiene el privilegio o la condena de ver cómo cada dos por tres Anxo se sienta en la mesa de su pequeñísimo estudio, se vacía de sí mismo y, a través de él y de su mano, empiezan a aparecer dibujos y/o palabras que no se sabe de dónde vienen ni adonde van. Bueno, sí sabemos adónde van algunos: a la página poética que coordina e ilustra el señor Pastor en el periódico Faro de Vigo: A rama no aire. O a libros de poemas como Sombra fértil u O cavalo económico u Os poemas da secta. A la barba de Pastor se la puede encontrar en persona en la galería de arte de 4 m² que regenta su dueño: Arcana, sita en la rúa Santa Lucía 11, 36600 Vilagarcía de Arousa (Pontevedra).
SAVIA DE NUBE. Poemas y tintas
EN EL BOSQUE VIEJO
La niebla se desvanece,
y los hombrecitos azules se hacen nítidos.
Pasa la luz entre las hojas,
y como inocentes caballos
estiran sus cuellos.
Beben
todo el azul de los charcos,
cristal misterioso,
vasta extensión inabarcable
del corazón.
NA FRAGA VELLA
A néboa esváese
e os homiños azuis fanse nidios.
Pasa a luz entre as follas,
e como inocentes cabalos
estiran os colos.
Beben
todo o azul das charcas,
cristal misterioso,
vasta extensión inabarcable
do corazón.
Este breve camino
que nos lleva a la hierba,
no presta atención al cielo.
Nos fuimos
para quedarnos aquí
como hojas caídas.
Este breve camiño
que nos leva á herba,
non presta atención o ceo.
Fómonos
para quedarnos aquí
como follas caídas
BRESDIN
Ramas y cabañas
la suave mano entre las hojas
y el camino hacia la luz.
Como en los charcos de la infancia,
el infinito
en las nubes
secretas y amadas.
BRESDIN
Ramas e cabanas.
a lene man entre as follas
e o camino cara á luz.
Como nas charcas da infancia,
o infinito
nas nubes
secretas e amadas.
SIGNO DE AVE
En celdas y casas oscuras
se posan las aves.
Nieva y ruge el mar
en el pasillo,
un niño de plata duerme
y las aves picotean en su
párpado.
Absorben el oro,
todo el oro
de las celdas,
de los cielos
que duermen
y duermen.
Maleza
diario del aliento
Escondido hombrecito
*
A aquel hombrecito
no lo veían.
*
Dijo, “Orillado”
*
Miradas sólidas
en forma de hilo.
*
Obeso de invisibilidad
*
Se empequeñecía
vertiginosamente
hasta alcanzar su sombra
y allí respiraba.
*
Dijo,
“Obreros del mal”
De entre sus dedos
se deslizó un hombrecito
con escamas
Y una rama en la mano.
Lo reconoció,
era el “guardián de los charcos”.
*
Epifanía
*
Líquen
*
Cobijo
*
Museos de nubes
*
Sus poetas austeros,
monótonos,
solitarios
comedores de pan.
*
Dijo,
dejando pasar el aroma
entre sus dedos,
“Aquella casa olía a pan”.
*
Protectores garabatos
y monigotes que lo habían
abandonado.
Credenciales bostezando.
*
Ocultaba su valiosa
colección de sonajeros.
*
Sus profesiones de reserva,
Buzo, guarda agujas.
*
Admiraba aquel desfile
de sombras,
seguras de sí mismas,
orgullosas,
jerarquizadas.
*
Lo explicaba todo,
hacia un despiece
del misterio
*
Pájaros en la mañana
dando pequeños saltos,
levantando con sus picos
niebla y grano.
*
Se sorprendió,
había surgido algo
con un soplo y unas ruedas.
Secretos párpados
*
Escafrandas,
de oro, plata, hierro,
o de corcho liviano
para emerger
*
Cuervos
luminosos, picoteando
en su negro.
*
Valles que habían olvidado
su nombre.
*
Bosques,
resguardados en su ceniza.
*
Estampas,
estampitas preservadas
de sangre de azafrán.
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