miércoles, 27 de abril de 2011

3756.- EDI TACHERA



Eduardo Bonachera, Edi Tachera (Sevilla, 1969)
Poeta del "estado carente" o de la "mística delirante", se empeña en seguir la senda del oso panda o de cualquier bicho en extinción. El sentimiento poético de la vida bonacheril, algunas veces viste trágico y otras delirante, hasta provocar la rotura de pecho...
Edi Tachera, "Esplendor en el Melonar" (Cangrejo Pistolero Ediciones 2010).






Mi huElla

Me lo dije ayer:
La horma de mi zapato eres tú
cada una de mis huellas sigues siendo tú.

Camino pisando amor certero
en ese intenso lagar que es ahora mi vida.

Cada día dibujas mi rastro de vino, y yo
apátrida, errante, por fin me dejo llevar...







Ocaso

Y dicen que la muerte es una operación que no tiene comisión...

¡Viva la Santa Muchedumbre!
Comulgando con ruedas de molino
hace cola ante la caja del cementerio.

¡Oh, Cid Consumidor!
con la visa bajo la lengua
pagando minutas después de muerto.

Y es que de todos es sabido:
barquero o banquero, Caronte
acertará a ponerte el ojete a la funerala.









Reto a las masas

Ante uno de sus sietes espejos capitales
el hombre occidental confiesa:

- Estoy aquí para soportarme
atrapado en la sala de espera
traicionado por la esperanza
con la angustia de ese tren 1.000 veces anunciado
que nunca llega
porque no existe.


A nuestro tenue esplendor lo ahoga nuestra miseria.
Porque Esto es lo que tenemos
me vuelvo a enfrentar a los impasibles
rebaños humanos
pusilánimes todos que moriréis
como yo lo hago
ahogado en vuestros balidos
vuestro silencio.








Borracho a los ojos de la muerte

Cada día alcanzado lo culmino en el bar.
Es allí donde intento mirar a la muerte cara a cara.

Ella es consciente de todo.
He sorteado cada una de sus trampas mortales.
He sobrevivido a la mañana
con su aliento helando mi nuca de búcaro angelical...

La muerte me conoce así
recostado en la barra del mismo bar.
A Ella le gusta el brillo de mis ojos
ojos que celebran este día
en que nos volvió a ahorrar su lección definitiva.

La muerte nunca invita.
Tampoco me sonríe
pero a menudo acaba sentándose a mi vera.
Siempre termino diciéndole lo mismo:

- Sí, muerte, aquí ando borracho...
¿tan difícil es comprenderlo?






Orgasmítico

Más allá de la metafísica
y sólo cuando es buscado por ambas mentes
el coito es la distancia más corta
entre nosotros.

Así que hazme el favor
y mide las distancias.








Mueren los buenos

Anclado
en la vida
en la injusticia civilizada
rodeado de cerebros mutilados.

Empapados en dolor
los buenos se van
y no vuelven.
Se mueren
sin anestesia para el vivo.

Pero me queda la fe:
Esperar a los buenos que nunca vuelven.
Sí, yo os espero, amigos
impotente pero vociferante...

Cantando sobre este tejado de moloko
caliente, yo os recuerdo.
Es este mi clavo ardiendo
es esta mi religión
esperar a los buenos
los buenos muertos
los que nunca vuelven.




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