sábado, 19 de marzo de 2011

3513.- DOMINIQUE ANÉ




DOMINIQUE ANÉ
(Provins, Francia, 1968)
Como ocurre con Dylan, Serrat, Battiato, Brel o tantos otros, podríamos estar hablando de la nueva voz de la poesía gala, pero él escogió la guitarra y la música para acunar los versos de sus canciones.
Con el nombre de Dominique A, este poeta ha firmado los álbumes Le disque sourd (1991), La fossette (1992), Si je connais Harry (1993), La mémoire neuve (1995), Remué (1999), Auguri (2001) y Tout sera comme avant (2004). La letra de la canción ‘L’horizon’ pertenece a su álbum homónimo, editado en 2006.




Traducción: Dolores Torrano Vicente



El horizonte

«No avanzaremos más por hoy», te dice el Capitán.
Demasiados obstáculos para ganar el Horizonte.
Unas ballenas exhaustas gimen en la playa
Y la sangre les cubre la boca, llena de anzuelos,

Llenas como aquellas montañas que ocultan el Horizonte
De crestas insensibles al adagio de los llanos.
«Lo siento mucho», añade el Capitán,
Y sientes que es sincero, que tiene un gran corazón.

A partir de ahí, los labios bermejos de la Mujer del Arpón,
Que se ha introducido en tus muros y sangra las ballenas,
Te hacen olvidar el Horizonte durante meses enteros,
Y al cruzarlo, ignorar al Capitán.

De regreso al hogar piensas: «Qué hermoso día».
La mentira se infiltra por doquier, incluso en tus venas,
De tanto como te gusta probar la sangre de ballena
Que rebosa de los labios de la Mujer del Arpón.

Hasta que un día el Capitán, con los ojos desorbitados,
Tirándote de la manga te anuncia: «Volvemos a la mar».
Llegó el momento de abandonar el sueño y sus hechizos
Porque nadie nos espera tanto como el Horizonte:

Te aguarda el Lob Nor, los Inlandsis están llamando;
En la noche, vocean tu nombre la Sierra Nevada
Y el Gran Azul que se alza hasta el cielo,
Cada uno te reclama ofreciéndote el Horizonte.

Pero éste te escapa, suspendido como parece en su avance
A través de cumbres ariscas, de valles encajados
Y de ciudades de corazón pétreo y formas extravagantes.
Mírate, la barba te crece y tu paso se hace torpe,

Mientras resuenan en la lejanía los lamentos de las ballenas
Que antes de expirar en la playa conocieron
Sin duda este Horizonte del que tan sólo el Capitán
Espera aún —por ti y por él— que atravieses la ruta.

Un día, en medio del silencio que se cierne a tu alrededor,
Tus ojos se alzan y te das cuenta de que te han dejado
A solas con tu viejo sueño, cuya sombra es un buitre
Atraído por el olor de la carne reseca bajo tus harapos,

Que en círculos lentos, se prepara para arremeter.
De repente, el decorado se allana, las curvas se deshacen,
Todo parece abrirse, en efecto, y cansado de esperar,
Es él quien viene hacia ti: aquí está: el Horizonte.

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