martes, 2 de septiembre de 2014

GEORGE HERBERT [13.154] Poeta de Inglaterra


George Herbert

George Herbert (3 de abril de 1593 – 1 de marzo de 1633) fue un poeta, orador y sacerdote inglés. Su obra literaria, escrita a lo largo de 40 años, ha ganado en reconocimiento con el paso de los siglos. Los poemas de sus últimos años, escritos siendo clérigo en Benerton, cerca de Salisbury, son considerados extraordinarios. Sus poemas metafísicos de honda religiosidad desprenden una actitud de modestia. Su poesía se publicó bajo el título de El templo.

Al lado de Donne vemos aparecer otros poetas, aún desigualmente valorados, que tienen tanta profundidad como él en pensamiento y sentir religioso, pero que saben expresar de un modo terno y nítido, bien alejado de todo “barroquismo”. Mal haríamos, pues, en considerarles como simples coetáneos de la escuela de Donne, puesto que, diferenciándose de él en su mayor sencillez, rivalizan a veces con él en al imperecedera cualidad de sus resultados. Sobre todo, esto lo advertimos en George Herbert, cuya profunda religiosidad y ejemplar dedicación sacerdotal han contribuido a que se aplicara el epíteto de “devocionales” a estos poetas, como medio de distinguirles de Donne. Como la etiqueta de “metafísicos”, la etiqueta “devocionales” tenía cierto sabor inicialmente peyorativo, hoy sólo exótico y de excentricidad respecto a la corriente central de la tradición inglesa. La poesía de George Herbert tiene una claridad emocionada, directa, no enturbiada ni aun por la ocasional dificultad de ciertas imágenes o ideas, también engarzadas en la simple línea de desarrollo unitario de cada poema. Su voz es coloquial, íntima.

“La réplica”. La esencial originalidad de George Herbert, y lo que hace que le sintamos como poeta actual, es que sabe adoptar un lenguaje menudo y familiar para las grandes cuestiones del hombre, y resolver imaginativamente los clamores del alma con Dios en visiones concretas, tangibles, humildes, como al terminar el poema “Amor”. “El amor tomó mi mano, y sonriente replicó - ¿Quién hizo los ojos, sino yo? - Verdad, Señor, pero los he echado a perder: que mi vergüenza – vaya donde es debido”. El poeta es consciente de la peculiaridad de su camino creativo, y en algún momento hace más difícil su verso precisamente para exponer polémicamente su “arte poética”, con curiosas e insólitas vetas de sátira, y con un rigor intelectual de conceptos que supera en modernidad y “vanguardismo” a mucha poesía actual. Esto podemos verlo en su poema “Jordán”, y expone así su doctrina de “funcionalismo expresivo”, con sentido religioso. Sin embargo, sólo desde los Románticos se empieza a preparar la gradual “recuperación” de estos poetas. George Herbert no destaca entre ellos solamente por su honda y serena pasión religiosa, ni por su sentido de “clímax” dramático en sus poemas: hay, además, en él otro elemento decisivo poéticamente, y es una fina melancolía elegíaca, que establece con el lector el contacto emotivo donde actúan sus conceptos y representaciones. Su soledad, entre Dios y los hombres.




Pecado

Señor, con qué prolijidad nos has encerrado!
Primero nos sazonan nuestros padres;
Luego los maestros nos entregan las leyes;
Nos envían amordazados hacia las reglas de la razón,
Los santos mensajeros, los púlpitos y los domingos;
El dolor que espía al pecado,
Las variadas aflicciones,
Angustias de todo tamaño,
Finas redes y engaños para cazarnos,
Biblias abiertas descuidadamente,
Millones de sorpresas;
Bendiciones previas,
Lazos de gratitud,
Melodías de gloria resonando en nuestros oídos;
Afuera, nuestra vergüenza;
Adentro, nuestras conciencias;
Ángeles y perdón,
Eternas esperanzas y temores.
Y sin embargo,
Un íntimo y perverso pecado
Destruye todas estas vallas,
Toda esta celestial edificación.




I

Amor Inmortal, autor de esta gran figura,
nacido de una belleza que nunca se apagará;
¡cómo pudo el hombre parcelar tu glorioso nombre,
y arrojarlo a ese Polvo que tú mismo has hecho,

mientras el Amor Mortal gana todo el honor!
ellos se mueven con maestría, luego al unirse
llevan todo el poder, poseyendo mente y corazón,
(tu artesanía) y no te dejan parte en ninguno.

la Razón gusta de la Belleza, y ésta la hace crecer;
el mundo es suyo, ellas dos juegan en él,
y tú te quedas a un lado; y aunque tu nombre
trabajó en nuestra liberación de la fosa infernal,

¿quién canta tu alabanza? sólo una bufanda o un guante
abrigan nuestras manos, y las hacen escribir del amor.




II

Calor Inmortal, no permitas que tu más grande llama
se acerque tanto a nosotros; esos fuegos 
consumirían al mundo, primero has de domarlos, 
y prender en nuestros corazones deseos ciertos

que consuman el desenfreno y realicen tu camino.
entonces te jadearán nuestros corazones; entonces 
nuestra mente pondrá toda su invención a tu altar,
y allí con himnos enviaremos tu fuego de vuelta:

te verán nuestros ojos, los que ayer vieron polvo,
polvo soplado por la razón hasta enceguecerlos;
recuperarás todos tus bienes naturales,
arrebatados por la traidora voluptuosidad:

por ti las rodillas caerán y las cabezas se alzarán,
en alabanza a aquel que hizo y reparó nuestros ojos.




III

el Amor me hizo pasar, pero mi alma se apartó,
llena de polvo y pecado.
mas el Amor atento, observando mi vaguedad
desde la primera ocasión,
se me acercó más y más, preguntando con dulzura
si algo me faltaba.

"un huésped" respondí, "que merezca estar aquí."
dijo él, "tú lo serás."
"¿yo, el malvado, el ingrato? ah, querido,
yo no puedo ni mirarte."
el amor tomó mi mano y sonriendo contestó,
"¿quién hizo tus ojos sino yo?"

"cierto, Señor, pero yo los he estropeado;
deja que mi vergüenza vaya donde le corresponde."
"¿y acaso no sabes" dijo el amor, "quién quiere cargar tu culpa?"
"¡querido! entonces te serviré." 
"sólo debes sentarte" dijo el amor, "y probar mi carne."
y me senté a comer.






TRADUCCIÓN DE MARGARITA FERNÁNDEZ DE SEVILLA Y DEL TALLER DE TRADUCCIÓN LITERARIA

LA ORACIÓN

Banquete de la iglesia, edad del ángel,
Sacro aliento del hombre que regresa a su origen,
Paráfrasis del alma, corazón peregrino,
Plomada de cristianos que sonda cielo y tierra;
Alma contra el Altísimo, torre del pecador,
Trueno al revés, y lanza al costado de Cristo,
El mundo de seis días transpuesto en una hora,
Una suerte de canto que el ser escucha y teme;
Blandura y paz y gozo y amor y beatitud,
Exaltado maná, la mejor alegría,
Paraíso inmutable, hombre bien trajeado,
La vía láctea, el ave del Edén, la sangre del espíritu,
Campanas que se oyen más allá de los astros,
Tierra de especias, algo comprendido.



PRAYER

Prayer the church’s banquet, angel’s age,
God’s breath in man returning to his birth,
The soul in paraphrase, heart in pilgrimage,
The Christian plummet sounding heav’n and earth;
Engine against th’ Almighty, sinner’s tow’r,
Reversed thunder, Christ-side-piercing spear,
The six-days world transposing in an hour,
A kind of tune, which all things hear and fear;
Softness, and peace, and joy, and love, and bliss,
Exalted manna, gladness of the best,
Heaven in ordinary, man well drest,
The milky way, the bird of Paradise,
Church-bells beyond the stars heard, the soul’s blood,
The land of spices; something understood.





LA AFINACIÓN

¡Cuánto te alabaría, Señor! ¡Con cuánto gozo
Mis versos grabarían en acero tu amor,
Si pudiera sentir por siempre aquello
Que mi alma siente a veces!

Aunque haya unos cuarenta cielos, o acaso más,
Por encima de todos miro a veces;
A veces llego sólo a la veintena,
A veces caigo en el infierno.

¡No me atormentes, ay, hasta ese punto!
Tales trechos a Ti te pertenecen:
Para tu tienda es muy pequeño el mundo,
Tumba muy grande para mí.

¿Tenderás hacia el hombre Tus brazos, Tú que llevas
Una mota de polvo desde el cielo al infierno?
¿Se medirá el gran Dios con un cuitado?
¿Podrá entender Tu altura?

Cuando en Tu alero mi alma se refugie,
Déjame allí anidar y acurrucarme:
Así Te librarás de un pecador,
Y yo del miedo y la esperanza.

Pero sea a Tu modo; sin duda es el más justo.
Tensa o destensa a un pobre deudor Tuyo:
No harás sino afinar mi pecho,
Por mejorar la música.

Cayendo con el polvo, o volando con ángeles,
Ambos son obra Tuya, y yo soy ambos:
Tu poder y Tu amor, mi amor y mi confianza
Hacen de todo un solo sitio.





THE TEMPER

How should I praise thee, Lord! how should my rhymes
Gladly engrave thy love in steel,
If what my soul doth feel sometimes
My soul might ever feel!

Although there were some forty heav’ns, or more,
Sometimes I peer above them all;
Sometimes I hardly reach a score,
Sometimes to hell I fall.

O rack me not to such a vast extent;
Those distances belong to thee:
The world’s too little for thy tent,
A grave too big for me.

Wilt thou meet arms with man, that thou dost stretch
A crum of dust from heav’n to hell?
Will great God measure with a wretch?
Shall he thy stature spell?

O let me, when thy roof my soul hath hid,
O let me roost and nestle there:
Then of a sinner thou art rid,
And I of hope and fear.

Yet take thy way; for sure thy way is best:
Stretch or contract me, thy poor debtor:
This is but tuning of my breast,
To make the music better.

Whether I fly with angels, fall with dust,
Thy hands made both, and I am there:
Thy power and love, my love and trust
Make one place ev’ry where.



Amor (III)

El Amor me saludó, bienvenido – pero mi alma retrocedió;
era culpable, de polvo y pecado.
Pero el Amor, de una vista aguda
– observándome creciendo vago, de mi primera entrada –
se avecinó a mí, y me preguntó si carecí alguna cosa.

Y contesté: Un invitado, merecedor de estar aquí.
El Amor dijo: Tu serás él.
Yo, antipático y ingrato, hablé: Ah, querido, no puedo contemplarte.
El Amor, sonriendo, agarró mi mano y respondió:
¿Quién creó los ojos? Fui yo, claro.

Verdad, mi Señor, pero los arruiné;
pues deja mi vergüenza, que vaya donde merece.
¿Y no sabes quién soportó la culpa? dice el Amor.
Entonces, querido, yo cumpliré.
Tienes que sentarte – ¡saborea la carne! dice el Amor.
Y me senté – y comí.



Love (III)

Love bade me welcome; yet my soul drew back,
Guilty of dust and sin.
But quick-eyed Love, observing me grow slack
From my first entrance in,
Drew nearer to me, sweetly questioning
If I lacked any thing.

A guest, I answered, worthy to be here.
Love said, You shall be he.
I, the unkind, ungrateful: Ah, my dear,
I cannot look on thee.
Love took my hand and smiling did reply,
Who made the eyes but I?

Truth, Lord, but I have marred them; let my shame
Go where it doth deserve.
And know you not, says Love, who bore the blame?
My dear, then I will serve.
You must sit down, says Love, and taste my meat.
So I did sit and eat.



(estrofa 55 del poema “La veranda de la iglesia”)

¡Qué seas útil!

Qué seas útil donde vives,
pues ellos quieran y deseen tu presencia agradable.
La bondad, buenas cualidades y grandes turnos
– éstos son el modo abarcando.
Descubre la voluntad y la necesidad de un ser humano
– y encuéntrale allí.
Todos los júbilos del mundo significan menos que
el único gozo de dedicarte al acto de amabilidad.



Be Useful (stanza 55 from “The Church Porch”)

Be useful where thou livest, that they may
Both want and wish thy pleasing presence still.
Kindness, good parts, great places are the way
To compass this. Find out men’s wants and will,
And meet them there. All worldly joys go less
To the one joy of doing kindnesses.

Versiones de Alexander Best / Translations into Spanish: Alexander Best







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