viernes, 26 de septiembre de 2014

ROXANA CORTÉS MOLINA [13.466]


Roxana Cortés Molina

(Guerrero, México    1988 )
Filósofa por la UAG. Dedicada a la investigación en Arte y Estética en la temática ‘Implicaciones políticas en el arte’. Premiada en la Universidad Autónoma Metropolitana por su poemario ‘Fractal’. Ganó dos menciones honoríficas por diseño de cartel ‘Habitar la Lectura’ del Instituto Guerrerense de la Cultura/CONACULTA.  Parte de su trabajo poético y literario ha sido antalogado en Recintos de Vastedad I y II (México, Editorial Abrapalabra, 2005 y 2006) y ha sido publicado en revistas nacionales e internacionales como La Hoja de Arena, Cuadrivio, Libélula, Frontera Esquina, La boca rota, Pasquín Literario Grietas, Ícaro Incombustible y el Ring Semanario Deportivo de Poesía. Ha coordinado seminarios de investigación en la Unidad Académica de Filosofía y Letras de la UAGro y la UNAM. Ponente en el XXVII Encuentro Nacional de Estudiantes y Pasantes de Filosofía “El ser humano como evento” en la Universidad Autónoma de Baja California. Publicó los poemarios Azul Pálido (Tortillería Editorial, 2005) y De perfil hacia el naufragio (Colección El Péndulo, 2011). Recientemente participó en el programa ‘Literatura en voz de sus autores’ (CONACULTA/IGC), ‘Poetas bajo la luz’ (Editorial Verso Destierro) y el V Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores ‘Acapulco, barco de libros’; es  columnista en las revistas Síncope (D.F.) y Palabras Malditas (D.F.) en el área de crítica de artes visuales y dirige Rojo Siena Editorial.

Blog
http://roxannacortes.blogspot.mx/ 



El garfio

Donde el garfio aferra su ponzoña
engrana la magra carne del cerdo;
de la miasma brota su pequeña lengua
(advirtiendo)
              qué es belleza sino filo
              mi doble cara metálica

curvatura que hunde viscosidad y fractura.

Todos recogemos huesos de su espira
piel, órganos, largas venas.

Todos desean ser tajados
padecer la disonancia que retumba cuerpos
luminar el fractálico rostro:
                        trazar mundos con el garfio.

El puntiagudo garfio dispone y dicta:

belleza es filo
                     tajo cifrado
palabra que zurce rabia
impregna peste en la caída.

Ruego que me penetre el ojo
que no termine por tajarme nunca
:
el absoluto garfio
es construcción de sentido.





Por la boca muere el Pez

Por la boca muere el Pez
de la poderosa imagen, asesino,
cruje hasta la escama última:
el Pez muere por su breve orificio.
Muere el Pez para anunciar
marejada boca de conflicto
boca de sonido puro
                boca esencia y sostén
que yace del capullo líquido.

El hombre pálido le reda
rompe su parte más delgada;
alimento del hombre 
               –antes Pez–
es devorado
               hasta la espina última:
si el hombre emitió un vocablo
el Pez ha de tragar su signo,
pero el signo deviene en disfraz
niega del Otro y le traga.

Quién rasgará su dermis nebulosa
quién chupará de su pequeña vulva;
aletea el Pez para anunciar:
existe el mito
                     y
                       la palabra fundante
revienta su plegada vulva
el oleaje perderá su ritmo
revienta su plegada vulva
y devora tu menguada cría:
la hermosa (destruida) imagen
dará sentido nuevo.

Pero al hombre
qué dará sentido;
al hombre
quién dará sentido nuevo
quién emitirá el chillido
quién será  húmedo animal
cargará consigo su  cadáver

hecho trozos
  
                           mutilado

en su vaivén
         para qué matarle
si el Otro
        –antes hombre–
es labio superior
          penetrado por la boca misma.

Si el hombre
        –antes Otro–
mama su flácida voz
hasta lograr la erección:

          teje la boca que le traga.





Comedia antes del ayuno

Que me tajen la furia
que desprendan uno a uno los hilos:
este muñeco que fui
que lo destripen y llenen
de rojizo líquido.

Todos somos podredumbre
de la misma comedia devenimos,
espectáculo del otro   de nosotros
no veremos nunca nada;
duele –es cierto–
pero nada detiene
el negro raudal de nuestras venas.
Ninguna amargura rompe
    la nidación de cuerpos
                        chocan entre sí
                               golpean:
ya incorporados tejen 
                el desear y lo deseado.

Que destapen todos los huecos
que cremen nuestro cadáver
que su órgano postizo
sustituya el ayuno nuestro.

No necesitamos la máscara
que cada quien la desprenda
y deje su rostro incinerado:
caminemos
bajo el mismo sol ardiente
en la miasma que zurce poder absoluto,
nuestro hermano
tomará a su mujer del pecho
y buscará tapar su miembro minúsculo.

Entonces
si la furia cesa
si el relleno limpia el hueco
si masco mi órgano
y mi rostro encuentro quemado;
si el cadáver alimenta
la boca del otro
del hermano
de la mujer que no es
sexo abierto frente tu harén de ojos.

Todos reunidos
podremos comer entonces
en la tibia caverna
en la comedia que empieza
de perfil
                hacia el naufragio.





Ojo que cae

A
Jesús Escalona


Es que vino a ser la voz rastrojo
lo verdusco al ártico apresura en agonía
                   yo
dormitando entre escamas
encallada en este médano
en tristura dudo:
acaso mora la muerte en lenguaje de agua
en la construcción del Pez
                                   que apuñala y sonríe.

Mi voz
        es ojo abierto a su designio
ojo en grado insuperable de abertura
en su densidad de catástrofe;

para qué arrancarle si el párpado retumba
para qué desprender su hilo de baba
si el ojo chupa de sí mismo.

El ojo cae en su tersura de válvula insostenible
ardiendo ante la certidumbre
                                  de órgano quemado
naufraga en la oquedad del Pez
que sonriente apuñala
este rastrojo de voz
                                    que hoy me queda.




Sobre la levedad de la memoria

Fui ruina,
viaje inútil
hacia la desnudez
de la lámpara.

Casi de agua,
mi cuerpo colgaba vaporoso
sobre una esfera:
Separada la bermeja imagen
en claroscuro
reflejaba al recuerdo pasado,
impregnado en negro
trastabillaba contra sí
hasta reventar burbuja
y retornar en viento.

Así,
sobre levedad
de ala gastada,
abandoné la infancia.






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