SILVIO RAMAT
Nacido en 1939 en Florencia, Italia, Silvio Ramat enseña desde 1976 literatura italiana contemporánea en la Universidad de Padua. Se ha estrenado como crítico en 1965, obteniendo en 2001 el premio de la “Accademia dei Lincei” con un ensayo monográfico sobre Montale.
Entre sus trabajos más recientes destacan La poesia italiana 1903-1943. Quarantuno titoli esemplari publicada por Marsilio en 1997 y el ensayo I passi della poesia. Argomenti da un secolo finito publicado en 2002 por Interlinea. Ha escrito diversos libros de poesía, recogidos todos en el volumen Tutte le poesie 1958-2005 (2006). Han salido después: Il Canzoniere dell’amico espatriato (2009 y 2012), Banchi di prova (2011) y La dirimpettaia e altri affanni (Mondadori, 2013). Para los “Oscar Mondadori” ha editado Tutte le poesie de Alfonso Gatto (2005).
Poemas de Silvio Ramat
Traducido por Emilio Coco
CARO BABBO
Caro Babbo, volevo darti
la bella notizia: ci accoglie
entrambi, sullo stesso foglio
(volume diciassettesimo,
pagina seicentoventi),
la nuova Rizzoli-Larousse.
Siamo due “voci”, e pazienza
se alla tua concedono appena
due terzi delle mie righe,
quando di noi il più poeta
eri tu ‒ ma succede sempre
che al sopravvissuto si accrediti
immotivato un abbuono.
Conta che noi siamo lì
insieme, immortali su carta,
contigui, a futura memoria,
proprio adesso che s’imbuca
per calli più oscure la storia
e prossima è la ricorrenza ‒
trentasette anni: una vita! ‒
di quella tua brusca partenza.
QUERIDO PAPÁ
Querido Papá, quería darte
la buena noticia: nos acoge
a ambos, en la misma hoja
(volumen dieciséis,
página seiscientos veinte),
la nueva Rizzoli-Larousse.
Somos dos “voces”, y paciencia
si a la tuya conceden apenas
dos tercios de mis líneas,
cuando el más poeta de los dos
eras tú ‒ pero ocurre siempre
que al superviviente se le acredita,
inmotivada, una bonificación.
Lo que cuenta es que estamos allí
juntos, inmortales en el papel,
contiguos, para una memoria futura,
ahora que la historia
se adentra en sendas más oscuras
y próximo es el aniversario ‒
treinta y siete años: ¡una vida! ‒
de tu repentina salida.
*
PER MIO PADRE
NATO IL 26 GIUGNO 1905
E così, prima che finisca giugno,
anche tu centenario!
In più di un libro
tolto dai tuoi scaffali, trovo dediche
d’autore ‒ Quasimodo, Barolini,
Barile...
Su “L’Italia letteraria”
(anni Trenta) recensivi poeti.
Prendevi appunti su carte che ormai
la candela del tempo ha fatte brune.
Di solito, era il retro di una bozza.
Mi commuove questo arrendersi al tempo,
il perdersi di ogni tinta nel bruno.
Quanto doveva allora essere in pregio
‒ a ciascuno ‒ la carta! E più di te
deploro la poetica della pagina bianca.
PARA MI PADRE
NACIDO EL 26 DE JUNIO DE 1905
Y así, antes de que termine junio,
¡tú también centenario!
En más de un libro
que quité de tus anaqueles, encuentro dedicatorias
de autor ‒ Quasimodo, Barolini,
Barile...
En “La Italia literaria”
(años Treinta) reseñabas a poetas.
Tomabas notas en papeles que
la vela del tiempo ha vuelto oscuros.
Por lo general era el reverso de una prueba.
Me conmueve este rendirse al tiempo,
el perderse de todo color en lo oscuro.
¡Cuán valioso debía ser
‒ para cada uno ‒ el papel! Y más que tú
repruebo la poética de la página blanca.
*
FANTASTICANDO SUI PASSI DI LUI
NELL’ESTATE DEL 1944
Meriggio di fine luglio.
Afa. Cicale. Rigoglio
di vigne contro il cielo scuro.
Il tuono si fa sentire.
Procedono in tre, di pattuglia,
guardinghi attraverso i frutteti.
Seguo il più maturo d’anni:
occhiali, moschetto vetusto,
non una divisa indosso
ma panni così scoloriti
che più vivo pare il rosso,
al collo, del fazzoletto.
Avanti. Qualcosa, in alto,
si è mosso, e non è, tra le foglie,
rumore di prima pioggia.
No, è sul ramo, che si dondola
esecrabile cornacchia
del malaugurio, il tedesco.
Sonnecchia? Pilucca? Distratto,
dove guarda? Vecchio moschetto,
a te la parola! Su, mira,
colpisci! Se siamo al battesimo
del fuoco, non puoi sottrarti!
................................
Ma tu, santa Natura, tu
provvedi. Basta una folgore
ed è già cenere l’albero
con tutte le vite che accoglie!
(o padre mio partigiano,
l’immagino, in quell’estate
del secolo perso e lontano,
il tuo trionfo senza spoglie.)
FANTASEANDO SOBRE LOS PASOS DE ÉL
EN EL VERANO DE 1944
Mediodía de finales de julio.
Bochorno. Cigarras. Lozanía
de viñas contra el cielo oscuro.
El trueno se hace oír.
Avanzan los tres, de patrulla,
cautos por los huertos de frutales.
Sigo al más maduro en años:
gafas, mosquetón vetusto,
no lleva un uniforme
sino ropa tan desteñida
que más vivo parece el rojo
del pañuelo, en el cuello.
Adelante. Arriba, algo
se ha movido, y no es ruido
de primera lluvia, entre las hojas.
No, es en la rama, donde se balancea,
execrable pájaro
de mal agüero, el alemán.
¿Dormita? ¿Picotea? Distraído,
¿dónde mira? Viejo mosquetón,
¡tuya es la palabra! Venga, ¡apunta,
acierta! Si estamos en el bautismo
de fuego, ¡no puedes sustraerte!
................................
Pero tú, santa Naturaleza, tú
provees. Basta un rayo
¡y ya el árbol se vuelve ceniza
con todas las vidas que acoge!
(Oh padre mío partisano,
lo imagino, en aquel verano
del siglo perdido y lejano,
tu triunfo sin botín.)
*
«NON PARLATE...»
«Non parlate al conducente», ma sul tram
della mia infanzia si leggeva diverso:
«manovratore», e da quella parola
si diffondeva un odore, duro di ferro e ghisa,
come duro era il nostro itinerario,
la spola d’ogni giorno tra la casa e la scuola.
Timido, non trasgredivo al precetto
ma talvolta era lui, il «manovratore»,
affettuoso per stanchezza, a uscire
in una battuta, per farci ridere.
Guidava in piedi sulla piattaforma
come un nocchiero in mare aperto, ignaro
d’essere parte operosa nel giro
di un’eterna quotidiana metafora.
Anche più tardi, ubbidiente al precetto
antico, ho taciuto con ciascuno
dei timonieri ai quali m’affidavo,
fossero vie ferrate o cieli od acque.
E neppure nei sogni ho mai parlato
(credo): non per salvare irti segreti
ma perché son certo che i nostri sogni
qualcuno li conduca, “manovrando”,
anche se non più con il dolce strepito
che aveva il tram, e svanito l’odore
duro di ferro e ghisa. Gli angeli, stanno in piedi?
«NO HABLEN...»
«No hablen al conductor», pero en el tranvía
de mi infancia se leía de manera distinta:
«manejador», y desde aquella palabra
se difundía un olor, duro a hierro y arrabio,
como duro era nuestro itinerario,
el ir y venir de cada día de la casa a la escuela.
Tímido, no transgredía el precepto
pero a veces era él, el «manejador»,
afectuoso por cansancio, que soltaba
una ocurrencia, para hacernos reír.
Conducía de pie en la plataforma
como un timonel en alta mar, ignorante
de que formaba una parte laboriosa dentro
de una eterna cotidiana metáfora.
También más tarde, obediente al precepto
antiguo, me he callado con todo
timonel a quien me encomendaba,
ya fueran ferrocarriles o cielos o aguas.
Y ni siquiera en mis sueños he hablado
(creo): no para salvar erizados secretos
sino porque estoy seguro de que nuestros sueños
alguien los conduce, “manejando”,
aunque ya no con el dulce estrépito
que tenía el tranvía, desvanecido el olor
duro a hierro y arrabio. Los ángeles, ¿están en pie?
*
LE CHIAVI DI CASA
Forse non dovevo cercarvi, eppure...
Sento che potreste essere qui vicino,
appena oltre la barriera di ortiche
dentro questo giardino disertato
che si scopre dai larghi occhi di ruggine
del cancello.
Disertato ma ancora
capace di dar frutti, me ne accorgo
in giugno da tutte quelle ciliegie
che il becco degli uccelli non trattiene
e fanno insidia a terra.
Se ci siete,
non dite nulla, basta che ascoltiate:
sono stato bravo l’intera estate,
rinunce su rinunce: non un film
né una cena tra amici, e ho riparato
le due materie che avevo a settembre.
Non mi merito le chiavi di casa?
LAS LLAVES DE CASA
Quizá no debía buscaros, sin embargo...
Siento que podríais estar aquí cerca,
apenas más allá de la barrera de ortigas
en este jardín desertado
que se descubre por los anchos ojos de herrumbre
de la verja.
Desertado pero todavía
capaz de dar frutos, me doy cuenta de ello
en junio por todas esas cerezas
que el pico de los pájaros no coge
y perjudican el suelo.
Si estáis,
no digáis nada. Basta con que escuchéis:
he sido bueno durante todo el verano,
renuncias y más renuncias: ni una película
ni una cena entre amigos, he recuperado
las dos materias que tenía en setiembre.
¿No me merezco las llaves de casa?
*
ORDINE INVERSO
Rinasco, primogenito. Ai due maschi
venuti dopo di me e alla bambina
mostrerò come si allaccia una scarpa.
Dalla mia voce i primi rudimenti
impareranno di scrittura e i numeri,
più qualche verso a memoria. Farò
che siano puntuali a scuola. Giorni
saranno, e mesi e anni, di chiamate
per me, di allarmi senza alcun riposo.
Ai due maschi le regole del calcio
insegnerò e la passione. Alla bimba
come s’inventa un dolce: le terrò
le bambole, finché assorta in cucina
abbia impastato l’uovo e la farina.
Quattro ragazzi ‒ e intanto il forno cuoce ‒
che non scordano il segno della croce.
ORDEN INVERSO
Renazco, primogénito. A los dos varones
nacidos después de mí y a la niña
les enseñaré cómo se ata un zapato.
De mi voz aprenderán los primeros
rudimentos de la escritura y los números,
además de algún verso de memoria. Haré
que sean puntuales en la escuela. Días
serán, y meses y años de llamadas
para mí, de alarmas sin algún descanso.
A los dos varones enseñaré las reglas
del fútbol y la pasión. A la niña
cómo se inventa un pastel: tendré
sus muñecas, hasta que absorta en la cocina
haya mezclado la harina con los huevos.
Cuatro muchachos ‒y mientras el horno cuece‒
que no olvidan hacerse la señal de la cruz.
*
COME GUARDARE
una vetrata dipinta, una tela,
un affresco, un cartone ‒
essere in due,
accesi, dentro, da un’idea di pioggia
(fuori, la grande aria della città)
stringersi a contemplare non capire
forse le stature le allegorie
dirsi quel che si sa o che si presume
memoria e fantasia facendo lume
e sentirsi pareti così tènere
da penetrarvi il chiodo detto amore.
CÓMO MIRAR
una vidriera pintada, un lienzo,
un fresco, un cartón‒
ser dos,
encendidos, dentro, por una idea de lluvia
(fuera, el aire grande de la ciudad)
contemplar juntos no comprender
quizá las estaturas las alegorías
decirse lo que se sabe o se presume
memoria y fantasía haciendo lumbre
y sentirse paredes tan tiernas
que las penetre el clavo llamado amor.
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