lunes, 16 de agosto de 2010

486.- SERGIO RAIMONDI



Sergio Raimondi

Poeta argentino. Nació en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, en 1968. Es integrante de los Poetas Mateistas y Profesor en la carrera de letras de la Universidad Nacional del Sur. Publicó algunos poemas en la revista Diario de Poesía y en la antología Poesía en la Fisura, y una traducción de fragmentos de Paterson de W.C. Williams en la revista 18 Whiskys. También tradujo a Catulo ("Catulito", Vox, 1999). Actualmente dirige el Museo del Puerto de Ingeniero White e integra el Proyecto Vox. En 2001, publicó su primer y único libro, "Poesía Civil", en Ediciones Vox. "Para un diccionario crítico de la lengua"



Qué es el mar



El barrido de una red de arrastre a lo largo del lecho,
mallas de apertura máxima, en el tanque setecientos mil
litros de gas-oil, en la bodega bolsas de papa y cebolla,
jornada de treinta y cinco horas, sueño de cuatro, café,
acuerdos pactados en oficinas de Bruselas, crecimiento
del calamar illex en relación a la temperatura del agua
y las firmas de aprobación de la Corte Suprema, circuito
de canales de acero inoxidable por donde el pescado cae,
abadejo, hubbsi, transferencias de permiso amparadas
por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca; ahí:
atraviesa el fresquero la línea imaginaria del paralelo, va
tras una mancha en la pantalla del equipo de detección,
ignorante el cardumen de la noción de millas o charteo,
de las estadísticas irreales del INIDEP o el desfasaje
entre jornal y costo de vida desde el año mil novecientos
noventa y dos, filet de merluza de cola, SOMU y pez rata,
cartas de crédito adulteradas, lámparas y asiático pabellón,
irrupción de brotes de aftosa en rodeos británicos, hoki,
retorno a lo más hondo de toneladas de pota muerta
ante la aparición de langosino (valor cinco veces mayor),
infraestructura de almacenamiento y frío, caladero, eso.

de "Poesía Civil"



Contribución al conocimiento de las diatomeas

del estuario de Bahía Blanca

El Lugol ácido es opio y lo que se ve al mirar
con el microscopio Zeiss Standard R provisto
con contraste de fases es el microscopio Zeiss
Standard R provisto con contraste de fases:
hasta dónde la diatomea debe su existencia
a la creación de un instrumento y la voluntad
de aplicar un método de análisis con supuesto
rigor, la célula se divide y la más pequeña
se divide a su vez, y otra vez, pero en realidad
no hay célula ni división y es osado testimoniar
la pequeñez de un orbe en el que las medidas
se disuelven con la acción del sol sobre el agua:
celulosa frecuentemente impregnada de sílice,
la diatomea no es, aunque parezca, el pastillero
que perteneció a una dama de la alta sociedad
de Roma, tallado en metal por el orfebre griego
de una colonia de la que no sabremos nada
más allá de que su sustancia fina, acumulada
en las conchillas durante millones de años,
sea usada como abrasivo para pulir plata, es,
sobre todo y el vidrio, el ojo que ante el objeto
reacciona con la proyección de un orden
poseedor en el mundo de tanta o más sustancia
que estos delicados relieves, poros o pasajes.




El plomero visita la casa del poeta órfico

y le da una lección

Aunque una simpatía postule entre los caños
del edificio, el plomero al que se le abre
la puerta quiere menos saber de lo mismo
que de la diferencia y de la falla. Ajeno
a postulados etéreos, logra que el agua
siga su curso y fluya en las canillas dispuestas,
no desde el techo de la habitación a la cama;
y mientras comenta que la causalidad o algo
así está ligada a la persistencia de actos mínimos
y también al carácter falible de los hombres
y de las cosas por los hombres fabricadas,
es capaz de verificar que el fuego en potencia
alcance su versión en acto: llamas azules
flamean sobre la hornalla. Su idea del cosmos
admite una irregularidad como principio,
un azar del que, literalmente, vive. Junta
sus herramientas, ordena un poco y se va.




A solas con Ghiraldo

Se supone que no es un adjetivo lo que pudre
el pulmón, pero "macilenta", querido Ghiraldo,
cuando decís "conmigo la canalla macilenta",
qué problema. Y si se le suma a eso que el grito
entre el acero del riel y el polvillo del cereal
se cumple en el espacio justo de un endecasílabo...
No vamos a descubrir hoy que no hay elementos
del poema marcados a priori por su capacidad
crítica; por supuesto, ese endecasílabo de hecho
hubiera podido evidenciar la furia vandálica
en su más extrema expresión, la forma abierta
puede ser la más cerrada y al revés: ya se sabe.
El problema parece ser que los magros recursos
de los que disponían aquellos que nombrabas
a la hora de intentar hacer de lo dado otra cosa
también eran los que tu verso a pleno exhibía,
y no se habla simplemente, que quede claro,
de la necesidad de poseer un número ingente
de posibilidades de artificio, la funcionalidad
se da menos en la cantidad que en la combinación
o hasta en la falta, sea numinosa o voluntaria,
y la legendaria disputa entre organización o no
del movimiento es también cuestión del poema:
aún no, y nunca lo será, por dinámica, resuelta.
Lo que sí cabe es la siguiente pregunta: ¿no fue,
en tu lucha, Darío el Estado ejecutor? Hmmm...
No se trataba de cambiar abanicos por hierros
para advertir, en el aire suave, clima de tormenta.
¿De qué se trataba? Ah, bueno, epa, ahí estamos...




ILUMINADOS POR LA LUZ ÚLTIMA DEL DÍA

Iluminados por la luz última del día.
Solos entre las sombras
de lo que fueron trenes alguna vez,
bajo el puente negro, contra las barracas vacías.

A las siete de la tarde
del 29 de septiembre de 1991.
Estación Sur,
Veintitrés años.




Modificación en la alimentación de las

locomotoras fabricadas en Europa

La máquina fue construida en Inglaterra,
y por eso la boca del combustible sólo admitía,
a paladas servido por el foguista de turno,
el reconocido sabor del carbón Cardiff
que venía ciego tras millas de océano.
Pero llegó la guerra, una primero y después
otra, y la locomotora debió acostumbrar
a la leña el paladar, luego al maíz y al trigo.
Mismo el mecanismo: astillas, empapada estopa
de kerosén, fuego hasta la lámina de agua
que circunda el cielo del horno, fuerza y presión
del vapor acumulado en la caldera, arrojado
sobre los émbolos en los cilindros que lleva
sobre el liso riel dinámica a la rueda, que gira.
Pero la llama no era la misma y ascendía
por la chimenea el humo y una embriaguez
conocida se apoderaba de las aves del lugar
que volaban y parecían acompañar en torno
y numerosas, irregulares la marcha regular.




GLOSA a "Ode to a nightingale" de John Keats

El dolor en el corazón está. La modorra
también, ahí en el jardín, bajo el ciruelo,
sentado en la silla que tomó de la mesa
del desayuno. Pero no ha habido té.
Tragos fuertes a las tres de la mañana,
unas cuantas copas encima, boca mojada
y fuga entre la espesura de mayo, fuga,
como si eso fuera deseable, hacia la nada:
amnesia, quejas entre los reflejos prestados
del cielo, esas cosas. Se levanta y se mueve
hacia la fronda: lo más delicado no se ve,
se oye apenas o, mejor, sólo por el aroma
se distingue: y entre espinos y frutales,
entre el aromo, la violeta y la eglantina
persigue entre las sombras la sombra
de quien canta por los siglos para todos.
Bueno, no para todos. El jardinero duerme.
Hubo temprano la tormenta que vendrá
y el hombre, dicen, tuvo bastante trabajo:
podó árboles y cercas, amontonó ramas
en la hoguera, frutos podridos, una o dos
alondras en el estanque caídas y fue
el único en toda la casa que se acostó
con el pelo compacto de briznas y humo.
Dejó la Naturaleza parecida a un poema
y se cansó, claro. Ahora nada siente, nada,
nada oye ni oirá hasta el sol: melodía ninguna.
Es que está muerto y literal y, encima, ronca:
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.
Amanece. No hay música en el mundo.
El jardinero se levanta, se dispone a buscar
sus herramientas y ve, al acercarse a la casa,
derrumbado al jovencito en la silla al sol.
¿Estará despierto o dormido el poeta?
Que descanse, shhh, que descanse ahora.





HOY COCINA MATSUO BATSHO

El maestro dijo "pimienta + alas = libélula",
no al revés, no se trata de sacar alas a la libélula
para abandonar en el aire un aromático grano
que por su propio peso caería sino de dar vuelo
a la semilla a fin de que alta se eleve desde la mesa.
Pero a veces urge cualquier picante para otorgar
gusto a la salsa que sobre la hornalla hierve
y no hay más que esa libélula o figura de lenguaje
dando vueltas por ahí y hasta molestando un poco.
El maestro, ya con delantal, debería abandonar
la elegancia de la anécdota para tener en cuenta
tanto su propio apetito como el de los comensales;
el juicio poético podrá o no condenar la acción,
pero el estómago sabrá agradecerlo en la cena.
Y no es de extrañar que, de ser la cocción justa,
la digestión se cumpla entre platos, ollas y vapores
con el sentimiento preciado de gracia y levedad.





Limón solo 

La luz oficial de neon
te amasija, Mati,
pero solo se agradece el elogio
de haber amado a la que dijo no.

( Escribiría:
la tuviste en sueños pibe, no es poco.
Pero eso es hacer poesía,
y ya sabemos...)

El que exige lo que no da esperanzas
Va al infierno, si.
Que queres que te diga.
Vamos a tomar un helado.




se queman los ojos pero no se ven astros 

se gasta la lámpara
sobre formulas y ecuaciones
cuando ya es la madrugada
y los chicos, borrachos, vuelven a los gritos
pateando tachos de basura.
El estudio, Tulio, te ha dado la noticia
de la regularidad falsa de las cosas
y la sospecha de reconocer, en el cielo de mañana,
un mapa de ruta, un diagnostico de vida
mas allá de nosotros,
una historia de lo que vendrá.
Pero cuando uno de los vagos
se hace el que canta Las estrellas, celosas,
nos miraran pasar,
vos, Tulio, tenes que admitir
que a la hora de comprender el mundo
no es mejor tu afán
que el de ese.



el tema 

la luna menguante gira sobre la lancha
allá por bahía San Blas, y el patrón
la tajea con el filo del ojo al espiar
a los que recogen poco a poco la red.

El viejo la reconoce tras la ventana
y ordena el día de mañana
para poder podar las parras
y que quede tiempo para el vermouth.

En un parabrisas se demora
ante el flaco que pasa el trapo
una y otra vez por allí
como para borrarla del mapa.

Viqui la descubre entre los sauces
y cree de pronto que solo ella
y el imbecil con suerte que la abraza
la ven en el mundo.





Egipto 

Aunque el cansado verde
no imponga la emoción de haber, al fin, llegado,
no ves el delta desde la ventanilla del avión.
Es, todavía, un mapa. Es una fotografía
mas o menos nítida, en un libro caro.
Y cuando en el aeropuerto
ni el ruido brutal, ni la pesadez del sol,
ni la igualdad de todos los rostros
te disuadan de volver a uno y otro lado
la cabeza en busca de las pirámides,
tampoco estarás allí,
sino en el living de tu casa
sentado frente al televisor, esperando que terminen las tandas
y el programa comience.



GANGUIL

Sólo los agrupados en cualquier Sindicato de Dragas y Balizamiento
o símil no tendrían necesidad de pasar las páginas de un diccionario
que por otro lado y el mismo, si se tratara de favorecer la tipicidad,
no formaría en un estante o siquiera en el cajón donde se conservan
los apuntes de la escuela de maquinistas, parte de la escenografía.
La diferencia con la palabra aprendida en el aprendizaje de la tarea
sobre la cubierta por ejemplo de lo que la palabra pretende designar
mientras desde la otra embarcación pasan los cangilones en cadena
arrastrando al elevarse el barro en toneladas, la arena, la piedra o,
ah, noooo, este riel hundido que hace descarrilar todo, es irreductible.


LIEBIG (EXTRACTO)

En otras épocas la misma fábrica se instalaba
no sólo en las dos márgenes del río Uruguay
a muy pocos kilómetros de la zona de conflicto
sino a favor de alcanzar el nivel ultramoderno
que el auge maquinista promovía en el mundo;
entonces el concepto mismo de contaminación
no era siquiera un concepto para los lugareños
del universo, excepto algún anarquista utópico,
y así aquellas aguas correntosas y más tibias
a las que se vertían día y noche los residuos
de la producción de la famosa esencia de caldo
o inclusive, de las exquisitas lenguas de buey,
antes que sufrir de una corrupción extendida
(en todo caso más detectable en el gobierno)
bullían de una vitalidad que ni el mismo Dios
hubiera logrado de haber exisitido y planeado:
los peces se multiplicaban sorpresivamente
frente a la factoría de Fray Bentos, los barcos
apenas si podían avanzar entre cardúmenes
no sólo densos sino, al menos así lo atestigua
un francés interesado, portadores en su carne
de un aceite con el que se lograba alumbrar
a la ciudad entera. Se lo conocía como fishgas.
Ahora el área del degolladero, las vagonetas
y garfios, las calderas de la cocina mundial,
los talleres de forja y carpintería, el laboratorio
por el que iban y venían químicos alemanes,
no son sino la imagen soberana de la ruina,
pero no son ruinosas las ganancias que hoy
produce la contemplación de esos despojos
en cercanías de las termas y los balnearios
cada vez más concurridos de Colón, Paso Vera
o Gualeguaychú. Estos vecinos en asamblea
no oponen como dicen naturaleza e industria;
oponen industria e industria: una ya añeja,
desprestigiada; otra, su objeto es el ocio
de millones, en un crecimiento espectacular...


PANAMAX

Ideado para capitalizar el máximo de espacio permitido
según las esclusas del reconocido canal, este carguero
capaz de alcanzar casi los trescientos metros de eslora,
con una manga de más de treinta que ajusta, cuidado,
y la altura suficiente para pasar con marea alta o baja,
calma y más de cuatro mil contenedores sobre cubierta
debajo del Puente de las Américas en Balboa, es historia.
También es historia la conformación estructural del canal
dado que hace días y en plebiscito nacional fue votada
(a riesgo de perder un porcentaje fundamental del PBI
según el gobierno, de aumentar la deuda según otros)
la ampliación necesaria para mantener la competitividad
y dar cabida al fin a los nuevos bulk-carrier adecuados
para transportar el triple y casi el cuádruple en cámaras
digitales y de video, juguetes, electrodomésticos, zapatos
e indumentaria de las más variadas y reconocidas marcas
que por el momento deben hacer un demorado, innecesario
y sobre todo costoso giro por el Cabo de Hornos tras partir
de Shenzhen o Shangai para llegar al puerto de Florida.
Es evidente que las tratativas que permitieron incorporar
la República Popular a la OMC están “moviendo las aguas”
y que hasta el marino más interesado de la tripulación
sólo verá, cuando se le señale con un gesto allá, allá
donde funcionara por décadas la School of the Americas
y los futuros graduados entrenaban en el conocimiento
del enemigo leyendo a Mao-Tse-Tung, un hotel * * * * *


PETER, JOSE

“Tuberculosis, insomnio y reumatismo,
la ruina mental, un cuadro permanente
de miseria e impotencia, el conventillo,
hijos con hambre, una compañera tísica:
¡Ahí lo que significa el sistema estándar,
camaradas!”, camaradas, compañeros
no, arengaba con potencialidad retórica
este delegado de la Swift de Campana
primero y Berisso después al proyectar
esa federación que reuniera de una vez
a los miles obreros dispersos de la carne.
Pero la dispersión replicaba en su cerebro
en la dificultad de conjugar su percepción
cotidiana del destino de las coyunturas
no bovinas en las cámaras congeladoras,
pisos inundados de agua, sangre y restos
difíciles de precisar junto a la zona crítica
de corte y picado, etc., con las directivas
largamente esperadas, una vez aprobadas
por el secretario sudamericano designado,
plenas en tácticas configuradas sin duda
desde la propia y acumulada experiencia
de la lucha colonial en el Oriente lejano
y arribadas por fin vía correo clandestino
exactamente vigilado del Tercero, Noveno
o Vigésimo Congreso de la Internacional.
En algún sector de su larga conciencia
o tal vez de sus pesadillas, pobre Peter,
esos errores teóricos por ende prácticos
alguna que otra vez se le habrán mostrado
al margen de cualquier piedad doctrinaria.
Eso debe haber ocurrido meses después
de solicitarle a los cientos de federados
con quienes había mantenido las huelgas
más inverosímiles levantar esta y aquella
para que las fibras nutritivas no faltaran
en los ejércitos democráticos y europeos
que se enfrentaban al fascismo mundial;
entonces un secretario actual del gobierno
militar, golpista y (¿qué más?) pro - Eje
ofrecía de pronto, con fraseo sonriente
y decretos, mucho más de todo lo exigido
en vano desde casi cuatro décadas atrás.

(De Para un diccionario crítico de la lengua, inéditos)









SERGIO RAIMONDI: IDEADO PARA CAPITALIZAR EL MÁXIMO ESPACIO PERMITIDO

EL NÚMERO DE LAS COSAS Y SU LÍMITE

“Al leer la obra de este poeta argentino –desde Poesía civil hasta el proyecto, en elaboración, Para un diccionario crítico de la lengua–  da la impresión de que el meollo de la escritura en Raimondi es poner en disputa los campos en relieve del lenguaje. Y para ello, todo lo que toca se convierte en procedimiento, hallando en sus combinaciones un poder secreto: que la poesía, muy profundamente, es inversamente proporcional a la industria que la aniquila. La máquina de desmentir proposiciones, en Raimondi, enseña un relato cuya prosodia es el afán de recortar, casi en fotograma, la progresión de una forma de intervenir en los géneros, y en definitiva, en el discurso poético mismo.

Raimondi define a la lengua como una zona de conflicto, un capital a la que se involucra entre fugas y cruces permanentes, como una manera de trabar comercio con los materiales que expulsa la poesía: el lenguaje forense, notarial y cientificista, que consigue en Raimondi el efecto de tener entre manos un ensayo sobre la utilidad de las “cosas”, mientras su  trabajo corta vínculos con posibles referentes.

En tal sentido su escritura representa una renovación del lenguaje. Renovar el lenguaje no significa ser un vanguardista per sé, o un poeta experimental, de ruptura, sino reconocer en la propia escritura el funcionamiento de todo un sistema de creencias literarias. Comunicar e informar están en el orden del posicionamiento de una verdad relativa; y la verdad y la poesía son inversamente proporcionales. Existe toda una confusión al respecto. Durante años se sostuvo la idea de que la poesía es un acto de revelación, y aquello que es rescatado de la oscuridad es, justamente, la verdad. Más bien parece ser un tópico religioso, y sobre todo un concepto atávico del trabajo poético. Renovar la lengua es trabajarla desde la desproporción, empezando por lo formal y culminando con el mismo significado.”

(Arteca, Mario, Del Pliego, Benito y Medo, Maurizio. Fragmento de “A manera de prólogo. Un país imaginario. Escrituras y transtextos, 1960-1979”. Amargord. Colección ONCE)





Poética y revolución industrial

  Materia de disputa la poesía, delicadísima cuestión
para asumir la cual sería necesario un diagnóstico
de los criterios del público lector, ya sean estos
débiles o robustos en su enajenación o conciencia,
un análisis de los modos según los cuales hábitos
y lenguaje reaccionan entre sí y un buen estudio
de los diversos vaivenes entre literatura y sociedad.
De hecho se dice que estos poemas fueron escritos
para iluminar la percepción de quienes pierden,
de a miles congregados en ingentes ciudades,
la sutileza del propio pensar en la uniformidad
de sus ocupaciones e incapaces son ya de reacción
ante lo que no sean estímulos groseros o violentos.
Por eso es curioso que la métrica, considerada
por el poeta como el elemento similar y constante
que organiza todo un nuevo modo de componer,
actúe tal como el regulador que por ese tiempo
Watt introdujo en la máquina a vapor para darle
velocidad de funcionamiento estable y promover
todas las automatizaciones que habrían de venir,
máquinas capaces de efectuar tareas ayer realizadas
por hombres y de controlarlas sin su intervención;
por otro lado, Wordsworth presentó a su lector
ideas asociadas en estado de excitación en nombre
de un mecanismo preciso que recupera la emoción
en estado de tranquilidad hasta que la tranquilidad
desaparece y la emoción se renueva. Y yo digo: eso
es energía del vapor de agua que se expande expande
y vuelve a enfriar para explotar y producir, más.






Meditación sobre las estadísticas de embarque

 Lo que cae antes de la descarga en la terminal
cuando se destraba la boquilla para que caiga
la pastilla interdicta de la purga del gorgojo
más lo que cae entre los listones mal ajustados
de la madera de la caja cuando salta el camión
a causa de una mala maniobra del conductor
o de los pliegues irregulares hechos por el sol
y el pasar regular de las ruedas sobre el asfalto
es nada si se tiene en cuenta que la carga final
en los buques destinados a Brasil, China o Irán
es más de dos millones quinientas mil toneladas,
pero los chanchos y gallinas del lugar no cavilan
igual, tampoco quienes pernoctan en las casillas
con bloques y chapas levantadas junto a la ruta:
luz alta para los anteojos de Moisés S. Rodríguez
que barre de lado a lado banquina y alquitrán
y con la pala junta tosca, tierra, trigo y embolsa.
Eso no es un elástico doble de cama apoyado
sobre un tronco; es la zaranda con que distingue
lo útil de lo que también es útil pero menos.
Qué piensa mientras con hilo grueso y la aguja
pasando a milímetros de su ojo clava y cose
otra bolsa de cuarenta kilos ya llena, la levanta
y apoya en el montón de la puerta de entrada
bajo el cartel en tiza VENDO TRIGO, desconozco.

(de Poesía civil, Vox, 2001)






FOUCAULT, MICHEL

Filósofo e historiador a ver ¿a qué no adivinan?
francés cuyas obras en torno a los dispositivos
e instituciones de normalización fueron leídas
de este lado del orbe con los regímenes militares
en mente o mejor inscriptos en las coyunturas
óseas y las terminales deterioradas y nerviosas
sin alcanzar a reconocer cómo esa perspectiva
sobre un poder estatal y total (reticulado panóptico
disciplinario etc.) fue elaborada desde el seminario
de un colegio nacional anteayer imperial sostenido
por políticas públicas no paradójicamente potentes;
lo paradójico fue tal vez demorarse en los planos
arquitectónicos de Bentham y sus correspondencias
subjetivas mientras el Estado local era evacuado
sin advertir una no muy sutil diferencia cualitativa:
que acá el infante sea conducido a una escuela
donde se le corrija el hábito malsano de pretender
escribir en un pupitre normal con la mano siniestra
y efectivamente encuentre en principio un pupitre,
un cuaderno y una escuela además de, por supuesto,
el docente coercitivo y más o menos mal pago
tal vez no sea un hecho tan merecedor de desprecio.






ZAFRA

El concepto a plantear en la plenaria de Camagüey
era la relación dialéctica entre conciencia y trabajo.
Por eso antes del discurso se subió a la cortadora

y en unos días cortó cuarenta y cinco mil arrobas.
Ya era una declaración, al menos la base empírica
donde sostener unas cuarenta y cinco mil palabras.

El ministro veía en los macheteros a la vanguardia
de los pueblos oprimidos de Asia, Africa y América.
El machetero veía un cogollo, otro y después otro.

¿Cómo explicar que eso no era un cañaveral más
sino las reservas en potencia de las que dependía
la guerra contra la fuerza más grande de la historia?

Arriba sobre la máquina para revisar cómo funciona.
Mal. Lógico, si es nueva. Hay que saber por qué.
¡Son demasiadas cuchillas! Listo. Ahora otro tema.

La diferencia entre cortar para la empresa y cortar
para la revolución es que la revolución exige doble:
quiere un músculo con capacidad de abstracción.

Eso no es un surco, es la central, es purificación
y eficiencia en las calderas, divisas y tractor ruso,
diversificación e inminencia de una vida socialista.

Pero en la cooperativa las cuentas no daban bien.
Y aunque algunos se iban pensando cómo inventar
un reemplazo autóctono para los cardanes rotos

que por cuánto tiempo ya no se podrían comprar,
otros no entendían bien por qué trabajar tanto
para que llegue el día en que no se trabaje más.

(De Para un diccionario crítico de la lengua, en elaboración)






2 comentarios:

  1. Me urge contactar a Sergio Raimondi, pues me interesa publicar uno de sus poemas en nuestra Revista Abier@ de Adict@s a la Poesía. Solicito su autorización.
    La revista no es con fines lucrativos sino como objetivo del proyecto que tenemos.

    POETIZAR LA VIDA Y SOCILIZAR LA POESÍA

    Por Adict@s a la Poesía: Mirna Valdés Viveros

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