domingo, 29 de agosto de 2010

727.- KATHLEEN RAINE



Kathleen Jessie Raine. Ilford (Essex), 14 de junio de 1908 - Londres, 6 de julio de 2003) fue una poetisa y crítica literaria británica. Fue una de los miembros fundadores de la Temenos Academy.
Su primer libro de poesía, Stone And Flower (1943), fue publicado por Meary James Thurairajah Tambimuttu e ilustrado por Barbara Hepworth. En 1946, lanzó el poemario Living in Time, seguido por The Pythoness en (1949). En 2000, publicó Collected Poems, en el cual recolecta poemas de los once poemarios que publicó previamente.
Su obra en prosa más conocida es su autobiografía en tres volúmenes. Inicialmente, cada volumen fue publicado por aparte y posteriormente se publicó de manera completa, editado por Lucien Jenkins.
Raine también realizó varias traducciones, incluyendo La prima Bette (1948) y Las ilusiones perdidas (1951) de Honoré de Balzac.
Raine contribuyó frecuentemente con la revista académica Studies in Comparative Religion, la cual se enfocaba en simbolismos religiosos. En 1981, fundó la pulbicación Temenos y, en 1990, cofundó la Temenos Academy of Integral Studies, una institución académica especializada en filosofía y su relación con la poesía y la cultura.
Raine fue investigadora en el Girton College entre 1955 y 1961. Durante 1962, fue la Andrew Mellon Lecturer en la Galería Nacional de Arte en Washington D. C. Raine también enseñó una clase de Mitología y Literatura en Universidad Harvard durante un verano.

Poesía
The Collected Poems of Kathleen Raine (2000)
Living with Mystery: Poems 1987-91 (1992)
Selected Poems (1988)
The Presence: Poems, 1984-87 (1987)
Collected poems, 1935-1980 (1981)
The Oracle in the Heart, and other poems, 1975-1978 (1980)
On a Deserted Shore (1973)
Lost Country (1971)
Penguin Modern Poets 17 (1970)
Six Dreams: and other poems (1968)
The Hollow Hill: and other poems 1960-1964 (1965)
The Year One: Poems (1952)
The Pythoness (1949)
Living in Time (1946)
Stone And Flower (1943)






En el reino de Paralda

IV


Rauda nube manando sobre la colina del norte,
Un momento oscura, luego desvaneciéndose
Para ascender en palpitante multitud
de alas, volviendo a girar, regresando,
derramándose
En corriente de invisible viento, condensando
En negro núcleo para estallar de nuevo
En humo de vuelo llevada por el viento, alzado
Polvo movido por la voluntad
De un alma sola en incontable alegría,
y yo el contemplador me elevo con su elevarse,
me vierto con la nube en descenso de los vivos,
leída en el cielo del ocaso
La palabra sin fin que ellos deletrean: deleite.

Versión de Clara Janés






Inquebrantable

Procesión de mis recordados
Fantasmas, retirándose de la mente,
Pero no espectros cuando estabais
Conmigo en nuestros días compartidos,
próximos y amados
Que hablaron de vuestras lejanas infancias,
y más allá
De esas memorias de los recordados,
y sin comienzo alguno
Del único ser que compartimos,
Nada olvidado en aquella continuidad
De vida a vida, que será
Siempre su propio aquí y ahora y lugares
y tiempos.
Mi padre recordaba obras y días del padre
de su padre,
Mi madre destellando aguas y colinas de brezo,
Y en sus silencios las indecibles
Historias no dichas que nuestras vidas
deben contar,
Y las vidas que vendrán.

Versión de Clara Janés






Plegaria al dios Shiva

a Karan Singh

En este mundo-tormenta,
bajo este oscuro cielo
Busco refugio en la oscuridad.
Aquí donde está muerto el corazón,
derramada la sangre,
Busco refugio en la sangre del corazón.
En el destructor
De la destrucción del mundo busco refugio,
Del asesino, el que hiere,
Me escondo en la herida del que mata,
Reclamo santuario
En la muerte, con todos los que oran
Más allá de la mortalidad
Para alcanzar esta secreta bienaventuranza.

Versión de Clara Janés






Velo

Ese verde jardín, esas rosas
ocultan, desocultan
terrores de tormenta,
terrores de fuegos,
terrores de mares.
Cada hoja de hierba
revela y vela
terrores de fuego,
terrores de agua,
terrores de sueño,
terrores de rosas.

Versión de Clara Janés






Pensaba escribir un poema distinto...

Pensaba escribir un poema distinto,
Pero al detenerme un momento en el jardín
lleno de maleza,
Capté de pronto el paraíso descendiendo
en el sol de la mañana
Que se filtraba por las hojas,
Iluminando el parco suelo londinense,
tocando con verde
Transparencia las células de la vida.
El mirlo bajó de un salto, el petirrojo
y el gorrión acudieron
Y el zorzal, cuyo nido se esconde
Por ahí, estará, sin duda,
entre los edificios invasores
Cuyos muros se aproximan,
Mas para los pájaros del jardín,
desde una manguera,
Inagotables aguas vivas llenan un pilón
de piedra.
Pienso que pronto será hora
De volver a casa, a las labores del día.
Pero aquí el tiempo no va ni viene.
Los pájaros no huyen a toda prisa, su día
No empieza ni acaba.
¿Por qué no puedo quedarme? Por qué dejar
El aquí, donde es siempre,
Y el tiempo sólo nos conduce lejos
De este oculto siempre-presente sencillo lugar.

Versión de Clara Janés





Nataraja

Tiempo, ritmo
De formas que se abren,
Formas que pasan,
Perfectas o dañadas,
El pie del Dios
Está sobre el mundo,
Terrible danzante
Cuyas hollantes huellas
Aplastan el bien y el mal,
El fluir de su río
En nuestra sangre está,
Fin y principio
Latido del corazón
Nuestro todo, nuestra nada.
Destructor de mundos,
Purificador,
Su paso indiferente,
Su atuendo rojo.

Versión Clara Janés






Luz en el agua brillante

Miríada instantáneas gotas de lluvia aterrizando
en una corriente
Que sin quiebro hacia abajo
se ha deslizado y sigue
Desde que este paraje familiar
un día fue mi casa,
Cada una al aterrizar destella el fulgor
del sol y se desvanece
Y otra, otra, y otra viene a mi encuentro,
Ángel tras ángel tras ángel, su punto danzante
Siempre aquí y ahora,
La misma brillante innumerable compañía
que llega
De nuevo el presente absolviendo siempre
del fluir del tiempo.
Anciana sé ahora
¡Cuántas, cuántas, cuántas epifanías de luz!

Versión de Clara Janés






Purificad

Purifica mi pena,
Lluvia que lloras,
Nubes arrastradas
Sobre países donde se ignora
De qué corazón corren las lágrimas del mundo.
Purificad
Mi pena, rayos radiantes
De la luz del sol que se aleja para siempre
De aquí y ahora, donde yazgo.
Purifica
La pena del corazón en el polvo, en la tumba
Y el surco donde se siembra el trigo
Fin y principio.
Purificadora yo clamo
Con el soplo de los vivos,
Tan alto como la desesperación, o bajo
como un suspiro, voz
del aire, de los vientos
que para siempre suena
en la euritmia de los astros.

Versión de Clara Janés






Oculto

Hoy la cortina está echada
El velo cubre la cara,
El mundo sólo su aspecto,
Árbol, pared de ladrillo, polvorientas hojas
De hiedra, un pájaro
Sacudido el polvo
Cuyo color comparte. Nada
Significa o es.
Sin embargo, vi alguna vez
La trama de luz que todo esto configura
De modo distinto a este. Haber visto
Es siempre saber.

Versión de Clara Janés







Un sueño

Estas aves de sueño,
Que giran tan alto como águilas
en los cielos del sueño,
Que descienden a posarse en los árboles...
Vi con asombro aves del paraíso,
Iridescente, luminoso
Su plumaje, y otras, como palomas, grises.
De nuevo hacia aquel cielo interior emergieron,
pero entonces
Regresaron una vez más a esperar. ¿Son esas
Aves de las imágenes campestres del alma,
De la tierra, recordadas? Pavos reales
Que adornan miniaturas de Brindavan,
o páginas persas
Pintadas con dos pelos de ardilla por artesanos
Expertos en maravillas,
¿Son ellos de cielos interiores o exteriores,
Esplendor de la naturaleza, o del recuerdo?
¿O son los ocelos enjoyados
de los pavones terrestres
Espejos del paraíso? Sus plumas
Que hacen rielar la luz son sólo polvo
De la tierra, su brillo en el ojo del que mira.
¿Dónde, de qué tierra son?
O cuándo polvo y espíritu
Se separaron de modo que criaturas de barro
No significaron ya el cielo,
De nuestro mundo real ¿se alejan volando
las aves del cielo?

Versión de Clara Janés






Entonces el cielo me habló

Entonces el cielo me habló en un lenguaje claro,
Familiar como el corazón, que el amor
más cercano.
El cielo le dijo a mi alma "Tienes lo que deseas!"
Ahora debes saber que has nacido
junto con estas nubes y vientos y estrellas
y mares siempre en movimientoy habitantes
de los bosques. Ésta es tu naturaleza.
"Levanta de nuevo tu corazón sin miedo,
duerme en la tumba, o respira en el aire vivo,
Este mundo lo compartes con la flor y con el tigre"

Versión de Joan-Doménech Ros




En una desierta orilla.
Hiperión.

Traducción de Rafael Martínez Nadal.



27 

Cuando vacíos mares y vientos y distancias
Nos dividían
Aún por volver el rostro
Y decir, por allí yace él.
Sin brújula ahora
Que me diga dónde tras la multitud de estrellas
El paraíso perdido.


57

Silencio de los muertos;
Lo no hablado:
¿Qué quisieras que dijera?
Cuando en la tierra, amor mío, casa compartíamos
¿Eras tú ya este misterio?


69

Ya todo ha cambiado-
El lugar, amor mío, no reconocerías.
Te busco por la casa de las memoria
Pero también allí las habitaciones se desvanecen.


89

 "Hasta que la muerte nos separe", el joven promete:
Día de boda demasiado breve.
La vida nos separó: demasiado larga soledad,
Para los que esperan
Fuera del santuario del amor.


91

¿Parace menos temeroso aquel juicio,
Más miserecordioso el juez,
Si cada uno es de sí mismo
Acusador y acusado,
Y cielo e infierno?


92

Todo parece igual;
Pero la sala familiar
Está en los días que compartimos,
Donde yo, fantasma
Salido de este irreal futuro, merodeo
El presente hace mucho tiempo pasado que fue hogar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario