viernes, 22 de julio de 2011

4215.- JUAN DAVID OCHOA AGUIRRE



JUAN DAVID OCHOA AGUIRRE
Cali, Colombia, 1987- filosofo, Poeta y ensayista. Mención de honor en el concurso internacional de poesía para la apertura de la revista El puñal de Santiago de chile (2008), segundo lugar –concurso escritores autónomos de la universidad autónoma de occidente (2010), parte de su obra poética ha sido publicada en revistas de Chile, España y Argentina y en la revista Arquitrave a principios del 2010. Integrante de Relata, talleres de escritura creativa.
WEB DEL AUTOR: http://polvodesombras.blogspot.com.es/





Auschwitz

Es la tierra fugada
entre el calor resucitando,
atrayendo.
Los cuerpos ingrávidos y agónicos
frente a la última puerta
con todos los muertos encarnados en la gélida memoria
y en las lágrimas
esperamos la señal,
todos en la fila presidiaria.
pausados entraremos a la hirviente promesa de la tierra,
al ardiente calor del paraíso



Verbo


No dilatación serena.
La compresión vertiginosa de los poros y la voz,
el hermetismo de la luz,
las convexas palabras
y las piedras primigenias en las silabas
como las anclas nocturnas de las bestias
en el mar antiguo,
Como las grávidas afrentas del espacio
hacia las criptas del nombre y la memoria.
Perturbación,
tribulación en la fragilidad del vientre.
Que la corteza enfebrecida de la tierra azuce los instintos
y la energética saliva
y la electricidad secreta de la sangre,
que los cimientos líquidos de la inestable y depresiva tolerancia
se desprendan de la sien y de destrocen,
que los truenos perversos se sumerjan
en la bruma del pulmón,
que se incendie el cerebro
y la ancestral genealogía de los nervios,
que la humareda del desastre trascienda las fosas de la piel
y acapare los rostros, el confín y los olvidos,
que el trémulo sonido del yo mute en disparos.
Las hecatombes resonando
en la insonora bóveda del cuerpo.
NO DILATACIÓN SERENA.
Todas las inmolaciones estridentes,
todos los gritos de los partos,
los tambores de las guerras,
los balbuceos encarnados de la cólera
en la ráfaga del verbo




Burdel PInk Death


Pink Death,
el cenicero roto de la mesa
guarda los escombros de las lágrimas en clímax
y el semen disecado de los dramas.
sobre senos, piernas y diminutivos falsos
el brillo del sexo
delata el colorete de sangre
en los labios superiores
y el maquillaje de saliva ajena entre las cejas.

Pink Death,
los falsos alaridos
ya no caben en el cenicero
y al reflejo de la luz
sobre el seudónimo de Sara
lo ha penetrado el día



Condena al escarnio de un velorio

La ironía enterrara esta lengua.
sin consecuencia radical fallecerá esta riña
y resucitará la paradoja
después de la insidiosa rabia de los argumentos
y de la petulancia necesaria de la lógica.
Posterior a la carne y a la válvula de la conciencia
Velarán y llorarán sobre rosarios
Estos huesos
En el palacio maldito de las inquisición.
Me mojarán con el agua de los masacrados,
susurraran mi nombre en letanías de domingo,
me crucificarán con la manía de sus manos
y olvidaran mi asco y mis escrúpulos
contra los hijos del señor falacia.
Así me libraré de la materia,
patéticos borregos,
entre el tartufo rezo de unas vírgenes ninfomanías.




MONÓLOGO DE UN FANFARRÓN

Y si aceptamos,
colega del letargo y de la fiebre,
que este insulso impulso
por el tiempo y por el mundo
nos condujo a esta marea
nauseabunda sobre ritos,
sobre horarios,
sobre símbolos inútiles.
Si afirmamos que este fuego
de las mentes es el fuego
del dolor en eufemismo
y que el alivio para el limite de este terror
es el incendio en esta prosa
y un alarido en los violines.
si concluimos aquí esta aciaga
tarea de morirnos sin la carne,
colega del letargo y de la fiebre,
entonces lograremos ser la niebla entre los pinos,
el humo del cigarro,
y hemos de cuidarnos de volver a la palabra




MITOLOGIA

los lenguajes conjuraron los espacios,
fundaron el caos.
Engendraron otra luz sobre la luz,
El precipicio brutal en el vacio.
De los silencios erigieron el escandalo del miedo,
El limite del sueño, las convulsiones melódicas el odio.
los lenguajes hicieron de la atmosfera otro azul,
otra deidad sobre las áreas del fuego, en el suburbio del frio.
los lenguajes clausuraron las puertas de la sombra,
eliminaron las fugas en los gritos,
imaginaron la tierra en el delirio del calor.
los lenguajes mintieron.





Represión

tanta represión de acentos y de sangre
en la mundial dilatacion del parto
colapsa la gravitación,
el ovulo del tiempo,
la onda del lenguaje antiguo que engendró los nombres de la luz
y sus espacios.
tanta resonancia en los oidos agrietados de la tierra
enturbia el fuego subterraneo de la fuerza,
la historica lava de las fiebres,
historico liquido del cuerpo.
la duda saturada en el aire
y la divagacion del hombre
en los linderos del caos
destrozan los vitrales de la hipérbole,
de la ficcion,
de la demencia




Alejandro ( Monologo en la India)

acaparada la tierra y los linderos de la histora,
abarcados los hombres y el futuro de la especie
y los centrifugos limites del fuego
me esperan los fragiles muertos en la niebla, inermes,
el viento abierto y susceptible a la incursion de mis caballos
y mis cuerpos, mis lanzas, mis espadas,
mi futuro y mi sombra emancipada en los olores de la carne,
mi herencia planetaria y mis hectáreas de agua,
mis hectareas de desiertos.
Mis súbditos, mi pusilanime y silvestre historia de los hombres,
Los hombres que serán,
los cuerpos que fueron,
mis lagos de vino
y mi iracundia de incendios y de rayos,
mi memoria de siglos
mi sangre desmembrada y vertical,
la lluvia





el fuego atemporal

un solo calor,
de la prehistoria a la milesima final de los ardientes cuerpos
un solo fuego sobre Roma y Torquemada y Bruno,
Alejandria y la volcanica humareda.
un solo fuego en la ascencion generica de la ceniza.
el tiempo jurasico y los hombres,
la sangre y el futuro de la luz.
la ronca histeria conjugada de las eras hirvientes,
el grueso incendio de las horas y los siglos,
la gran inquisicion,
el fuego atemporal,
la rabia




Genealogía

aquí los simios de la antípoda del tiempo,
aquí el aliento de la cópula genuina,
ese primate calor,
ese sudor,
esa violencia,
esa primaria histeria de los vientres,
la excitación inaugural del mundo
en la corriente extensa de la sangre
en este pulso mortal,
el intervalo cíclico del sexo,
una osamenta en el arco
que atraviesa el palpito instintivo,
el rio semental que del silencio
hizo el bullicio de los cuerpos




INSURRECCION SANGUINEA
La sangre, no la voz,
Pide la bélica fractura del espacio,
No los espasmos psíquicos de la zozobra,
No el reviosismo irrefrenable de los nervios.
La sangre,
Intempestiva en el caudal de las genealogías bárbaras y excelsas,
Ahistorica en el gélido engranaje de los huesos
Quiere las grietas de la luz actual,
Las convulsiones del sol, sus expansiones,
Esquirlas de ese fuego entre las eras
Como rocas de la intrínseca corteza implosionada.
La sangre quiere ciclos fusilados y tendidos en el tiempo descompuesto y congelado,
Ella y no los ojos de la represión
Ni la hambruna de los labios,
Ella y no la lengua mórbida
Tortura desde el fuego de sus lagos por el quiebre de esta voz
Y la caótica resurrección de los antiguos gritos




Encrucijadas secretas

La encrucijada brumosa del respiro
Es solo el drama general entre los dramas.
Los imbatibles laberintos existen fuscionados en la voz,
Bajo los simbolos antiguos de la sangre,
Bajo la fuerte gravedad de las sospechas disecadas.
Entre las sendas del lenguaje y sus vertientes
La penetrada encrucijada de la angustia tiene grietas
Y hay abismos insondables en sus fugas
Y un hiperbolico calor
Y otras cenizas levitando en otro humo.
Hay otra vibración tras estas lenguas exortando
Los impulsos del sonido,
Otros ejércitos extintos en el grito de esta guerra
Encarnizando las heridas, los espasmos y las lagrimas,
Un engranaje de miseria mas al fondo
Del ultimo cimiento del silencio,
No soy uno en la brumosa encrucijada del respiro,
Hay otra era suspirando ahora






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