domingo, 21 de agosto de 2011

VICENTE ZITO LEMA [4.482] Poeta de Argentina




Vicente Zito Lema 



(Buenos Aires, Argentina; 1939) es un poeta, dramaturgo, 

periodista, filósofo y docente argentino. 



Vicente Zito Lema nació en Buenos Aires en 1939. Trabajó como periodista en distintos periódicos como Clarín, El Cronista Comercial y La Opinión. Fue director y fundador de la revistas Cero de 1964 a 1967, colaborando con poetas del grupo "Barrilete", entre quienes se encontraban poetas como Miguel Ángel Bustos y Roberto Jorge Santoro. En la revista se llegó a publicar poemas de Ho Chi Minh por primera vez en castellano, traducidos por Juan L. Ortiz. En 1969, funda y dirige la revista literaria Talismán, en la cual revindica la figura intelectual de Jacobo Fijman y se ganó la censura por un dossier dedicado a la familia, cuya portada presentaba la fotografía de Zito Lema, su compañera y sus dos hijas, desnudas. La fotografía habría de ser ganadora de un certamen nacional. Talismán estuvo ligada al surrealismo de André Bretón y su manifiesto firmado junto a León Trotsky. 

En la década del '70 se vincularía con distintas revistas como Liberación colaborando con Julio Cortázar y Rodolfo Walsh, Nuevo Hombre, y Crisis junto con Eduardo Galeano, Haroldo Conti y Federico Vogelius. 
Tras el golpe de estado de 1976 en Argentina, decide emigrar en 1977 hacia Europa. Tras haber estado en varios países decide finalmente radicarse en Holanda. Entre sus actividades en el exilio está el haber conformado la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto con otros intelectuales como Julio Cortázar, David Viñas, entre otros. Estando exiliado escribe Mater, obra de teatro sobre la gestación de Madres de Plaza de Mayo y su lucha.2 Regresa a la Argentina en 1983. 
Fue discípulo del creador de la escuela de psicología social, Enrique Pichon-Rivière. Junto con las Madres de Plaza de Mayo funda en 2000 la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, de la cual fue rector hasta 2003. Dirigió la revista Cultura y Utopía, de la Universidad Popular Madres Plaza de Mayo. 
Actualmente trabaja como profesor de arte terapia y escritura en el centro La Puerta, continua su trabajo de escritor y poeta. Así como se encuentra desarrollando su Teoría de antropología teatral poetica, que se extiende a la dirección, la actuación y la dramaturgia. 
Es un ferviente hincha del club de fútbol Racing Club de Avellaneda. 
Poesía 

Su poesía aborda temas de la problemática social incluyendo relatos, crónicas, datos de episodios políticos. Un lenguaje despojado y veraz refleja la clara intencionalidad de comunicación directa con el lector. 
Obras 

Poesía 

Tiempo de niñez (Editorial Cero, 1964), poemas: Nacimiento; Juegos; Escuela; Fútbol; Faltando a clase; Futuro; No más y un cuento de Jorge Carnevale: Escaparada 
Feudal cortesía en la prisión del cerebro (Rodolfo Alonso Editor, 1969) 
Blues, largo y violento (Ediciones de la Flor, 1971), dedicado a Néstor Martins, abogado defensor de presos políticos, asesinado el 16 de diciembre de 1970 por un grupo parapolicial. 
Homenaje a Rodolfo Ortega Peña, in memoriam a los caídos (Agermanament, 1978), prólogo por Eduardo Luis Duhalde 
Carta de Matilde y otros 4 poemas escritos en Holanda (CADHU, 1982) 
Rendición de cuentas (CADHU, 1982), con introducción de Julio Cortázar. 
Mater (Libros de Tierra Firme, 1984) 
Voces en el hospicio (Ediciones de Fin de Siglo, ISBN 950-99620-0-7, 1990) 
Razón poética (Ediciones Fin de Siglo, ISBN 950-99620-1-5, 1991) 



Épocas

Hay épocas en que la poesía se espanta de las almas
benditas y de los espíritus sin mácula que cuentan
estrellas ante las sombras del río…

Hay épocas en que la poesía pierde la buena medida,
el buen tono, la buena contemplación, el buen amor,
el buen humor, la buena razón y el buen apetito
con que los cuerpos abren las puertas del destino…

Hay épocas en que la poesía llora en la noche
con lágrimas de niño y dice adiós a la belleza
sin estrépito, y corre hacia el infierno
con botas de gigante para sus pies deshechos…

Hay épocas en que la poesía no duerme
entre las sábanas almidonadas de la cultura,
debe buscársela sonámbula y a los tumbos, casi ciega,
entre tiros y gritos y pájaros de mal agüero,
en noticias policiales…

Hay épocas en que la poesía sólo conoce las prácticas
subversivas y los métodos piqueteros
(la cosa es: tomar por asalto el palacio de verano y
el de invierno,
o cortar las rutas o cubrir de humo negro el cielo,
o morir de pobre,
en la soledad del silencio,
como los elefantes mueren en los bordes de la selva.)
Entonces la poesía anda sin brújula, a saltos de mata,
de un lado a otro, del mar a la meseta, mientras el otoño
nos envuelve con su luz dorada
y sólo cambia que uno está más viejo…

Hay épocas en que la poesía se plantea una última cuestión:
¿Cuando lleguen los poetas del mañana,
los que anuncian la alegría,
tendremos algo más para recibirlos
que tumbas de inocentes sin justicia
y la moneda de la vida jugada a cara o cruz?

“Épocas”. En Y otra vez las músicas, 2007.




Carta de Matilde (*) 

A Matilde Herrera 

¿Cuál es mi fortaleza para espera aún? 
¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida? 
(Libro de Job) 

Cuando secuestraron a sus hijos –uno a uno cuando 
los arrancaron con fórceps de la vida ¡ay Matilde 
tus hijos! – Matilde su alma mecida en su brillo 
de súbito un lóbrego páramo 
el aire del temblor mismo 
Exigió / rogó / clamó tanto hasta quedar 
ahogada en ira y lloro (tus lágrimas Matilde desde 
la ventana abierta a las palmeras a la aurora 
abierta más que negra infinita del Parque Lezama) 
Llorabas Matilde caminabas a nadie veías 
ya era tarde de ausencias 
por la rue Junot tan lejos Matilde ¡que sombrío 
sueño nuestra patria! 
Ante ella –una rama igual a otra consumida 
en el fuego de un tiempo perverso– 
Los verdugos de sus hijos callaron (y el silencio 
fue otra agonía) 
Mintieron (y las palabras acuchillaron 
con su frío de chacras la razón) 
Amenazaron con peor tortuoso espanto para sus hijos 
(¡sus ojos de los cielos! ¡sus ojos! ) 
Matilde sintió como crecía el muro 
que apesta sin pausas a cadáver… 
Conoció el temblor la soledad de la victima 
en un impune coto de caza 
Y recurrió en cruel desespero / agónica y suplicante 
a los jueces los diarios el alto clero 
las fuerzas vivas los políticos respetables 
A todo aquel henchido de palabras que podía hacer 
o decir algo (¡una mínima fugacidad de luz 
en la alta noche!) 
Sólo encontró un desierto de piedras negras… 

Matilde pudo verse en gordas horas 
de espera nocturna y pesadumbre 
la más seca de las mujeres 
Pudo gritar con boca exhausta 
y desgraciada: ¡mi vientre sólo es 
un enorme sepulcro! 
Pudo maldecir a una divinidad perdida a unos hombres 
que blandían como gloria la guadaña 
a los perversos de perversa indiferencia contemplando 
el cortejo de la muerte sin el cuerpo de los muertos(¡ la vida 
era anterior al aire!) 
Abierto a sus pies estaba un desnudo pozo 
de la mayor demencia: ¡ese acto de suicidio! ¡esa lengua 
de suplicio! (Toma esta cruz y sígueme y sepúltate de 
tinieblas… la voz en tus oídos Matilde la voz) 
Pero Matilde mujer vejada en el dolor 
convirtiendo su dolor en lluvia de humanas 
resurrecciones (¡oh, sí, el alma, que es luz de la memoria 
y tan fugaz como eterno movimiento!) 
Tomó un lápiz y un papel que semejaba la piel de dios 
Puso su corazón bien desnudo sobre la mesa 
Y escribió una carta que resplandece de vida 
como música de amor sobre la tierra viviente… 

Desde aquel día de la celebración Matilde 
anda con su carta a cuestas 
Lo que es igual a decir que lleva no la dicha 
pero sí la pasión de sus hijos 
otra vez en brazos 
Cuenta Matilde que el 26 de julio de l976 cuando 
fue invierno en la boca del infierno 
su hijo Martin –cumplía 20 años al día siguiente– 
y la mujer de su hijo –casi una niña de peinado antiguo– 
(yo vi su foto estaba embarazada / su vientre lucía 
goloso de ventura…) 
en el momento en que entraban en la casa 
terminada la jornada de trabajo 
se encontraron frente a l5 hombres armados… 
Los estaban aguardando 
Escondidos como fieras / acechando en un luctuoso bosque 
Los llamados grupos de tareas forzaron la entrada 
–las metralletas cortando el aire / a patadas las puertas– 
Obligaron a los vecinos a cerrar las ventanas a cerrar 
las estrellas y los cielos / que ya no lucieron serenos ni diáfanos 
y se llevaron a Martin y a María Cristina temblando 
Sus manos muy blancas sobre el vientre redondo 
Sus cabezas cubiertas por una capucha 
Y de pronto el silencio que huele a peste / a maldición 
de Biblia 
Como si alguien anunciara que también las piedras 
y los frutos del olivo deberán dar sangre… 

Y Matilde ahora se pregunta / sin ver que el crepúsculo 
volvió moradas sus alas: ¿Dónde están ellos? ¿Quién 
los tiene? ¿Sólo lluvia y lluvia? ¿Nada más que desgracia 
sobre las desgracias? ¿Muerte en el sinfín de la muerte? 
¿Si los han matado por qué no devuelven 
sus cuerpos - ¡oh, cuerpos de mi cuerpo!- a unos 
padres desesperados? 
Nadie le responde a Matilde 
El país es un desierto de piedras negras… 

El 13 de mayo de l977 y ese día no es en la historia 
de la noche un día más –sigue contando Matilde / 
sigue la sal que baña en frio la surgente llaga– 
Personas que no se identificaron y no ocultaron 
sus armas / tampoco sus caras cuando abunda 
más que el pasto duro la impunidad / 
Dejaron en un hospital del oeste de Buenos Aires 
a una criatura con una pancarta atada 
al cuello que decía: soy la hija de Valeria 
Como la pequeña lloraba muy excitada en una tarde 
de piedad gastada 
le dieron un calmante que tampoco fue amor 
Luego la llevaron a la comisaria (tu arcángel 
de inocencia tu nietita el agua de tu sed Matilde) 
¿Clamabas tu en ella en sus labios 
nuevos de gloria nueva y ya perfecta? 
Lo que no cuenta Matilde lo que la congoja 
desciende y calla 
pero yo puedo recordarlo –Oh yo el poeta naufrago 
del manto blanco / Oh yo guardián 
devoto de recuerdos– es que Valeria tiene en los ojos 
el aire celeste del que siempre sueña –la dicha se 
construye entre todos y en la tierra: decía– 
Y Ricardo su compañero –abrazando a la pequeña– 
¡Cambiaremos el mundo! 
Gritaba como el primero que se quemó en la hoguera… 

Nada sabe Matilde ahora 
de su hija Valeria y de Ricardo / ellos dos la guía en su cansancio 
Si volverán ellos a ver a la pequeña –también tiene 
los ojos del agua y del aire y mal duerme nerviosa 
por las noches que ahora son la garganta de un fantasma- 
¡Ah, Matilde! que no sabe de sus hijos 
si están vivos (cualquiera fuera su destino) 
torturados y presos en algún campo clandestino (seria buenaventura) 
O si son una tumba más (un soplo de pavor) 
en el desierto de piedras negras… 

El 30 de mayo de l977 y otra vez la fecha es una marca 
de fuego a lo largo del alma 
Fuerzas armadas conjuntas irrumpieron en un apartamento 
en el centro de Buenos Aires frente a una plaza de flores 
ahora ahogadas / siempre a oscuras / donde vivía mi hijo José 
y su mujer Electra que se reía de su nombre y amaba 
el teatro de tragedias pero nunca como a su niño 
de apenas 20 meses –continua Matilde y en su pecho 
hay un gemido ronco como la ola contra la piedra– 
Ya en la vereda José alcanzó a gritar –Matilde recuerda y tiembla– 
¡Nos secuestran! ¡Nos secuestran!... y resistió y resistió 
Aferrado a la tierra resistió 
Imposible / digno / solo 
Aferrado a los cielos como un sol que se apaga 
en la bruma y manchado con su sangre resistió... 
¿…Y no es cierto Matilde que aunque muchos 
los escucharon y los vieron y los conocían 
nadie se movió ni rasgo sus vestiduras ni llamó a los dioses 
ni respondió en auxilio de quien no hizo mucho más 
en su hermosa vida de cielos abiertos y de rama 
de sauce que crece junto al fuego 
que abrir su alma a la desdicha ajena que no fue 
ya ajena…? 

En menos de un año la familia entera de Matilde 
ha sido secuestrada y desaparecida (hablo de una fosa 
de mar donde se vuelven hilachas las palabras fuertes) 
Así de simple y silencioso es el terror (pienso en la sudadera 
de un ángel dormido sobre lo brazas) 
Así vasto y comulgado por millares 
el pan de la tragedia 
Lo sabe Matilde desfallecida hasta el fondo 
del barro que la ahoga cuando dice: 
No creo poseer más dolor que nadie 
He dado a conocer mi historia 
pero quiero también hacer mía / hondamente mía 
la angustia de todas las madres que atraviesan 
circunstancias parecidas… 
…¿Es parecido y único el gemido del que 
gime Matilde? 
¿Es eterno el duelo por los hijos el duelo de 
los justos sin justicia Matilde? 
¿Siempre habrá lágrimas viejas y nuevas 
lágrimas / rostros celestísimos aventurados 
del destino Matilde? 
¿Ya no dejaran de volar las malditas carroñas 
del pico ducho 
ensangrentado sobre el desierto 
de piedras negras Matilde…? 

Ayuda / Ayuda no compasión de corazón afuera 
para lograr que la Junta Militar publique las listas 
de los secuestrados / desaparecidos / y muertos 
¡Que rindan cuenta de sus actos! Grita Matilde y 
rasga los cielos para que despierten los dioses 
más que sordos y mudos temerosos del horror que crece 
y no deja de crecer y de caer como río en el deshielo 
Como sangre que corre por las alcantarillas del matadero 
Ay Matilde tu grito apenas el frágil eco 
de una campana de vidrio 
La humilde claridad de una conciencia que hierve de amor 
no basta para arrancar la máscara de los ciegos ni mover 
el ciego desierto de piedras negras… 

Terminando su carta y no su fortaleza ante el dolor 
Y no la desesperación que dilata 
sin treguas los días de la vida escribe Matilde: 
Si mis hijos están vivos pido a aquellos 
que los detienen / sea en un pozo o en el fondo de la nada 
me lo hagan saber 
Si están muertos espero tener la fuerza 
y el coraje de proseguir mi ruta y enseñar 
a mis nietos el amor 
a los hombres y a la vida… 
…Sí / Matilde / sí y aun colmada tu alma 
por un ladrido difunto dulce Matilde ¿también 
enseñarás a tus nietos 
que tus hijos guardaron como joyas la ambición 
de que la patria no fuera para siempre 
un callado desierto 
de piedras negras…? 

Ayer he visto a Matilde en Barcelona 
El exilio nos hizo caminar por las ramblas abandonadas 
Bajo una lluvia muy lejana y muy fuerte 
Hablamos de sus hijos 
La abracé 
Me dio una copia de la carta… 

¿Qué será de la poesía y de los viejos dioses de la infancia 
si la memoria del horror se vuelve palabra más 
que prohibida / vacía…? 


(*)Matilde Herrera (Buenos Aires, 1931- ibíd., 1990) fue una periodista, escritora y poeta argentina, destacada militante contra el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional que gobernó el país entre 1976 y 1983.Fue una de las Abuelas de Plaza de Mayo, en donde colaboró personalmente con la recuperación de dos nietos que habían sido apropiados. 
Herrera contrajo matrimonio con Rafael Beláustegui, con quien tuvo tres hijos, y luego de su divorcio volvió a casarse, esta vez con el artista Roberto Aizenberg. Comenzó a trabajar de periodista de 1962 y desempeñó su tarea hasta su muerte. Durante la época del Terrorismo de Estado en Argentina, sus tres hijos, José, Valeria y Martín, y sus respectivos cónyuges -militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo fueron secuestrados por las Fuerzas Armadas. Su hija Valeria y una de sus nueras estaban embarazadas, de Tania y Antonio, respectivamente. 
En 1977, Herrera se exilió en París junto con su esposo, donde fundó la Comisión de Familiares de Desaparecidos, junto con Claudia Lareu, Diana Cruces y otros militantes.7 En 1981 se trasladaron a Tarquinia, Italia.8 Regresó a Argentina en 1983, una vez terminada la dictadura militar. Falleció siete años después, en 1990, de cáncer. 
Homenajes 
Fue homenajeada en 2002 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, junto a otras diecisiete mujeres argentinas destacadas del siglo XX, entre las que se encontraban Evita Perón y Alicia Moreau de Justo. La Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud fue quien seleccionó a las mujeres homenajeadas.9 
En el acto correspondiente al 24 de marzo de 2010, la actriz Florencia Peña leyó en la Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los principales centros de detención clandestinos durante la dictadura militar, un poema de Matilde Herrera, "Seremos libres".10 
En el Parque de la Memoria, en la Ciudad de Buenos Aires, se erige una escultura hecha por Roberto Aizenberg (Sin título) en honor a los tres hijos desaparecidos de Matilde: Martín, José y Valeria. En la escultura se muestran los contornos de tres figuras geométricas sin rostros que representan a todos los jóvenes desaparecidos durante la dictadura militar.11 
Obras 
Vos también lloraste (1986)12 
José (1987)13 
Identidad, despojo y restitución (1990; junto con Ernesto Tenembaum) 



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DESAPARECIDOS 

Ese hombre esa mujer no tienen rostro 
No tienen nombre (no son más que la cresta 
de una mar de ventura y nueva 
que penetra en la frontera de piedra 
apenas espuma 
que con los vientos regios 
siempre vuelve) 
Un grito se alza en la noche brilla 
en la espesura del silencio decae 
fugaz 
Después la sorpresa que abate la resistencia 
sin milagro el tamaño 
de la herida 
por el suelo ropas / fotos / libros rotos 
una cartera vacía 
El coche avanza por la calle impune 
nadie lo detiene 
todos saben 
Ese hombre esa mujer atados traspiran mucho 
respiran mal 
la pesadumbre el miedo 
se ahogan 
tiemblan 
En ese mismo momento sucede 
en el mundo la belleza 
encuentros fortuitos / deseados / los instante 
perpetuos de la vida 
Una niña en la puerta de su casa dice adiós 
la gota de lluvia choca contra sus labios 
hay un estallido de luciérnagas salvajes 
hay un desierto de esmeraldas fundidas 
Y de pronto la gran estrella polar la cruz del sur 
al oeste la vía láctea 
toneladas de arena incandescente 
el pequeño universo que un rayo de luz 
recorre en 300.000 años 
Todo el cielo es una sinfonía de promesas 
Pero ese hombre esa mujer no tienen rostro 
ni ojos ni oídos para las glorias 
Se abre una puerta 
A sus espaldas queda la ciudad del corazón dormido 
Una ciudad vencida 
Los secretos del crimen del 
horror se repiten en voz muy baja 
Pero ellos 
ese hombre esa mujer ya desnudos 
los escuchan 
vienen del techo del piso de las 
paredes 
están a su lado 
crecen como flores negras malditas 
como hongos pestilentes crecen 
Los escuchan ¿son humanos? 
¿Son humanos esos juramentos fieles de más dolor y 
esas risas que les responden? (¿qué perversa alegría 
qué perturbada detención de la historia 
ocurre tras esas risas?) 
Y ahora el frío y ahora la ebriedad 
de una mala sentencia cumplida lentamente 
día a día 
sobre sus carnes abiertas (¡Y qué del alma! ¡Qué 
de esa inocencia primera que fue quebrada!) 
Ese hombre esa mujer sin fuerzas sin aliento casi 
la venda que los cubre el piso que los recoge 
su orín su fecalidad la oscuridad tremenda 
ellos sueñan 
Ese hombre esa mujer cualquiera de nosotros 
ni vivos ni muertos 
ni cielo ni tierra 
ni siquiera oasis 
apenas la precariedad del recuerdo 
Una gaviota levanta vuelo en alba brumosa 
El aire se agita pero vuelve a ser eterno 
Ese hombre esa mujer esperan. 

Escrito en el exilio en 1978 







A 30 años del horror 
del Terror del Estado 



El arte no olvida, tampoco perdona: crea la mañana. 


I El arte frente a la muerte 

La materia del arte es el recuerdo... 
El destino del arte es nombrar con belleza 
lo que vivirá mañana sin olvidos... 

El principio de la muerte 
es el olvido de la vida... 
El arte trae el mañana, crea con el sueño 
la materia... 
La muerte no sirve para la vida, 
la muerte es apenas muerte... 
Pobrecita la vida ante tanta muerte... 
¡Que el arte no cubra con belleza 
el olvido de la vida...! 
...La materia del arte es el recuerdo... 
El sentido del recuerdo 
es provocar la belleza de la vida... 

II El arte frente al olvido 

El horror del Terror. 
La noche sin estrellas en el llanto del niño... 
El silencio de Dios es un principio 
para el lenguaje del arte... 
...El grito de la muerte ante el silencio de Dios 
en la noche sin estrellas 
en el llanto del niño 
es el principio del arte 
es la necesidad de la creación 
frente al horror del Terror 
en la noche sin estrellas... 
en la mañana sin olvidos... 

III El arte frente al horror 

Para que haya horror, antes estuvo el Terror... 
El Terror retorna cuando se entierran 
los recuerdos del horror... 
(Es un entierro sin piedad / es un entierro sin entierro...) 
El horror padecido vive en las huellas del dolor... 
El Terror cometido resucita en el silencio 
con que se entierra el grito... 
La materia del arte es el recuerdo... 
La materia del horror es el miedo 
para vivir la vida... 

...La vida se merece vivida en la Justicia 
La Justicia no es la ley sin pasiones 
Es la pasión por la Justicia que vive la vida 
sin terror / ni horror 
Son las pasiones felices alejando las nubes oscuras 
en los cielos de los olvidos 
Mientras la belleza nos abre 
las puertas del mundo... 

IV El arte frente a la humillación de la vida 

El arte no detiene la mano 
de quien humilla la vida... 
Pero sí impide que la humillación de la vida 
se convierta en la misma vida... 
En un puerto de pesadilla 
para el viaje por el río de las pesadillas... 

El arte no detiene la mano 
de quien humilla la vida... 
Pero sí impide que el rostro sin rostro 
de la muerte que nos humilla 
Sea nuestro rostro en un espejo de profecías 
tan natural como eterno... 

El arte no detiene la mano 
de quien humilla la vida... 
Pero sí da conciencia del tamaño de la herida 
y del porqué de semejante herida... 
El arte nos recuerda la humillación y la herida 
El arte es un lenguaje para el anuncio 
de la vida 
sin herida y sin humillación... 

Así como el arte no detiene la mano 
Del Terror en el Poder que corta con Horror 
el hilo de la vida... 
Así tampoco el arte esconde con lágrimas de belleza 
su impotencia... 
Ni exalta la muerte con belleza... 
Ni perdona con belleza al asesino... 
La materia del arte es el recuerdo... 
El principio de la vida es el castigo de la muerte... 
La muerte no es belleza... 
La muerte no es amor... 
La muerte es sólo muerte en el camino de la vida... 

V El arte frente a la conciencia de la vida 

Cuando el Poder provoca el Terror... 
Entra en acción la conciencia del mal... 
La conciencia del mal desnuda su llanto frente a un olvido sin belleza... 
Donde los muertos miran la muerte con sus ojos 
bien secos... 

El arte despierta en el ser la conciencia de la belleza... 
La belleza tiene conciencia de cuando no hay belleza... 
Como los niños toman conciencia de los sueños 
en la cruel realidad... 
La belleza que abre sus ojos ante el rostro del horror... 
La conciencia de la belleza es la resistencia 
ante el Terror... 
El arte es el sueño hecho materia... 
Mientras el horror toma conciencia del Terror... 
Tanto oscuridad nos provoca el deseo de la luz... 
La luz en la no luz es más luz... 

VI El arte frente al deseo del mañana 

La conciencia del bien funda la vida como humanidad... 
La necesidad de la belleza funda la vida como deseo... 
El deseo funda la conciencia como belleza... 
La materia del arte es el recuerdo... 
La esencia del recuerdo da nacimiento al devenir... 

La vida es el principio de la vida... 
La belleza es el fin de la belleza... 
En los escondrijos de la belleza anida la verdad... 
La verdad de la belleza brilla en la vida sin olvidos... 

De la necesidad de los artistas nace el arte... 
De la necesidad de los recuerdos nace la mañana... 
He aquí el sentido de lo escrito: 
Que una muchedumbre de gozo, alzada, 
entierre el horror en soledad 
que fue el ayer... 

marzo de 2006 






Palabras para las manzanas y el miedo 
(especial para La Tecl@ Eñe) 

En el comienzo de los comienzos fue la necesidad 
del fuego y de la luz; el vacío conoce la negrura 
perpetua, no la caridad, tampoco escucha los cantos 
y las risas del amor… 
En la oscuridad sin fronteras nació el miedo, 
era de esperar… Las flores son las hijas del 
sol, repican las voces entusiastas de generación 
en generación… El miedo siguió avanzando; Dios 
no había nacido desde el dolor humano; el hambre 
y el deseo dieron paso al monstruo de los monstruos: 
la muerte que se piensa, la muerte como idea, 
más monstruo cuanto más intangible… 
En escena el miedo: el miedo nos encierra 
en una caja de cristal y el cielo no hace otra cosa 
que arrojar piedras al techo… (son piedras de furia, 
o tal vez de desencanto…) 
Muy cerca, el río pasa; hay arenillas a 
diestra y siniestra, hay un hálito de palidez 
en su lecho cercano… 
Poco se repara en el brillo de los peces, la angustia 
gana un lugar en la mesa; sólo preocupa el ritmo 
de las olas, la posibilidad de ahogarnos pone lágrimas 
de luto en nuestros ojos… 

En el comienzo de los comienzos la naturaleza 
quedó afuera del honor y del horror; no fue vista 
como amiga o enemiga; el frío dejaba 
su pasaje en los rostros, y el hielo y la nieve 
con su corona sobre las espesas cabelleras 
anunciaban el fin de una época… 
El sol aparecía desde el fondo del mar con la belleza 
en su lomo; las ofrendas y el misterio 
se practicaban en silencio; alguien dijo: 
la noche es el amor del cielo; los demás dijeron: 
es hora de dormir, un vigía que suba a un árbol 
y nos proteja… Las huellas de un gran animal 
auguraban las sombras… 

En el comienzo de los comienzos las palabras 
se decían en la cara, fueran caricia o un duro 
reproche; el viento que curte las hojas jamás 
se esconde; la oscuridad se deshace en la luz 
que chorrea; un niño dice: tengo hambre, 
cien manos le alcanzan la comida, poco 
y nada queda, un gesto, una sonrisa, 
mañana será otro día; alguien quiere contar 
las estrellas y llora: ¡son infinitas!, ¡son infinitas!; 
la voz se apaga junto al fuego, 
que no se apaga…. Lo que gira, gira; 
lo que viene se va; si todo se reparte, 
parejamente, el miedo de estar muerto 
dormirá plácido en los brazos del alba… 
Hay perfume de fogatas, la llovizna no lastima…. 

El comienzo de los comienzos llegó a su fin… 
Hubo quien escuchó lúgubres campanas… 
Hubo quien vio un pájaro de plumas negras y 
pico negro, volando sobre nubes súbitamente negras 
Hubo otro comienzo: un hombre sentó su gran culo 
en una parva de manzanas, 
y un niño soñó que sus pies eran un mar 
para los peces; poca clemencia se conoció 
a la hora de la cena, poco diálogo, poco canto; 
discutieron y repartieron golpes hasta que alguien 
gritó y golpeó la mesa: 
¡Hay dueño, hay propiedad, hay renta! 
¡Estos son mis intereses! (Pareció que el invierno 
apresuraba sus pasos…) 
Al que igual quiso comer las manzanas, 
le cortaron la mano; y a otros en la hermosa pradera 
se los vio colgados de los álamos; y aunque el viento 
pasó de largo, ya nadie podría olvidarse del nuevo 
principio: pagarás con la vida por comer 
del árbol ajeno… 
El niño con pies de peces camina por las aguas, 
lo roe el hambre y sueña con manzanas… 
El hombre, que ahora no es un hombre sino un dueño 
ya no duerme en su casa, ya no besa a esa mujer 
solitaria que sufre de soledad en la cama; 
tampoco cuando la noche es roja se acerca al mar 
para escuchar su canto y el canto de las sirenas… 
Se siente amenazado… Sospecha de los saludos… 
y de quien da vuelta su cara… 
Las músicas le suenan como gritos de dolor 
como ira y reclamos… Para él las nubes semejan 
la boca de un diablo… 
Día y noche, día y noche lo pasa en duermevela 
sobre puntiagudas manzanas… 
que esconde y cuida como el oro… 
y que pronto se pudren… 
y que poco perfuman… 
olvidadas de que fueron en un largo amanecer 
bellamente manzanas 

¿Y el miedo? ¡Ah, con miedo el azul del prístino 
cielo languidece! 
¡Ah, el miedo nos devora el corazón! 
¡Ah, el miedo cunde y se convierte en plaga! 
El niño con peces en los pies cuenta una historia: 
El árbol tiene miedo del dueño de las manzanas; 
les exige, con veneno, que rindan más manzanas… 
El dueño tiene un verdugo y tiene un guardián 
para que nadie toque las manzanas (y mira al mundo 
con aires de cortarle el cuello), 
y tiene perros que aúllan a la luna; una luna pálida, 
que muestra el miedo de ser comida, igual que 
una manzana… 
El niño deja libre sus pies de peces en el mar… 
Más tarde o más temprano llegará con luces 
el verano… ¿Quién recordará en su tumba 
al que fue dueño de las manzanas…? 
El viento pasa… El viento pasa… 

Buenos Aires, Mayo de 2009 
Para La Tecl@ Eñe 
http://lateclaene.blogspot.com/2009/05/ 
vicente-zito-lemapoema-ineditopalabras_15.html 




Pasión por la justicia

Poema en memoria de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki; hermosos luchadores sociales, jóvenes acribillados a balazos por una partida policial de la Provincia de Buenos Aires [Argentina], el 26 de junio de 2002, durante la violenta represión organizada y amparada por el Poder en el Puente Pueyrredón, y que culminara como tragedia en la estación de tren de Avellaneda.

Cuando vio a las humildes mariposas del bañado
Con sus alas clavadas y quemadas
En el altar de todos los días
Más que clamar a los dioses por justicia
O derramar nuevas lagrimas sobre los valles agotados del lamento
Quiso ser justo
Las puertas de cristal del paraíso están cerradas
Ni siquiera piedad tendrán las mariposas, se dijo
En un tiempo donde los cielos son una tierra sin luz, baldía
Y las flores del amor se pudren antes de nacer
En los bordes de las tumbas…

Quiso ser justo y ningún ángel ciego le entregó su espada
Ningún héroe antiguo le susurró secretos; ningún viento
Cálido y venturoso acaricio las velas de su navío…
A mordiscones, entre gritos de pecho desnudo y gomas quemadas
para el vuelo de los cuervos
Apenas empuñando un palo y el pañuelo palestino
Debajo de los ojos que ardían
En el grueso mar de las desdichas
Inició su odisea…

Mientras su vida navegaba sobre la cresta de las olas
Supo que hay una ciudad en las colinas de la riqueza
Donde los cuerpos devoran a los cuerpos como si fueran de oro…
Y que otra ciudad crece y crece en las espaldas de la basura
Y allí las almas lloran a las almas como si fueran el pan de dios…
Quiso ser justo y recorrió la muralla que separa las ciudades
Supo que las murallas de piedras son pasiones tristes
Y la última piedra es el silencio
Supo que las bocas del silencio jamás besan
Y que el pecado de la pobreza se paga con la muerte…

Una noche de tormenta con furiosos destellos azules
Soñó que la diosa justicia – Temis, la madre
de las parcas, la llamaban –,
Se alzaba desde el fondo de las aguas y se escurría
Como un pez de sol entre sus sábanas frías…
Se arrimó al fuego, buscaba un abrazo. Ella se negó, con risas.
Sintió el desprecio como si fuera un gato de porcelana
Solo puedes mirarme y desearme. Mi dueño es la ley,
y el dueño de la ley es el poder, que tiene un dueño…
la muerte, que violó a mi madre, para que
yo naciera, dijo ella, y su voz de infante
pareció la seda del alba
cuando la rasga un relámpago…
Y se fue de su vida como se fue del sueño
Desnuda y ajena, igual que cuando llegó…
A caballo de la eternidad…

Abrió sus ojos en la oscuridad de una cueva de diamantes…
Detrás de los pinos tardíos el desierto se movía
Más rápido que el viento y tan frágil
Como una bailarina
Y más lejos, donde la mirada se termina entre crespones de niebla
Pudo leer el anuncio del alba: ya llega la estrella matutina…
La justicia se ofende con las pasiones, dijo, casi a gritos
hechizado por la luz, aún sin decidirse
entre el rojo y los celestes que abundaban…
Acaso el terror le haya secado los labios, dijo, más calmo
La justicia cierra su culo sobre la riqueza
y se pavonea con aires de ninfa, dijo, y se rió
como ríen los muchachos en el barrio…
Vio mil potros sudorosos al galope por las pampas y pensó
otra vez en la justicia…
Su belleza huele a cadáver pero ella no lo sabe…
Nació muerta en un tiempo de esclavos, dijo al fin,
con tristeza y agotó su cigarrillo
como quien agota la paciencia en los filos del aire…

Quiso ser justo. Volvió a su navío. A su viaje
Entre las aguas de la miseria y los barros
Del dolor que se eterniza y se muestra
Al desnudo y tan natural como la noche más noche
Donde ni siquiera brilla el consuelo de la luna…
Quiso ser justo. Allí estaban las fábricas cerradas,
Las escuelas caídas como hojas del peor invierno, ayer doradas,
Y los hospitales con sus madres y sus niños en colas infinitas
Que poco alivian los rezos y las maldiciones
Allí estaban la prostitución y el pegamento
para las criaturas que cruzan la puerta del infierno
Allí, bajo las ramas raquíticas y las ochavas mojadas
se veían los colchones de jirones, de fantasmas,
para que los viejos entre toses y gargajos
amarillos tengan el último de los sueños negros…
Quiso ser justo y abrió su corazón a todas las lluvias…
Con la inocencia del recién nacido
Era el fervor de quien decide mover el mundo
Día tras día… hora por hora…
Hasta lograr con sus manos el milagro…

Quiso ser justo allí donde lo justo escasea como los lirios en el potrero
Eligió por puerto un barrio donde sólo abundan los caminos
Que llevan al cementerio
Trabajó duro en la bloquera (lo más duro fue organizarla)
Trabajó duro levantando la salita de salud y la biblioteca
Trabajó duro moviendo las conciencias
En el pueblerío duro del sur

Quiso ser justo: o sea que su acción diera sentido
a la idea primigenia de la vida,
la que mueve las almas y los sueños;
o sea darle finalidad de bien común
a la reproducción material de la existencia,
para que el gozo de lo creado
detrás de la necesidad,
en pos de la belleza,
no lo pervierta el valor de cambio,
tampoco lo espante la usura;
Y más aún: que la igualdad en las dichas
de la vida resulte la más dicha,
en el viaje de los cuerpos amorosos
que trepan a sus navíos…

Quiso ser justo y cuando el hambre no tuvo respuesta
Recogió piedras para acompañar las palabras – y las palabras
fueron más limpias y más sonoras –
Y cortó las calles, las rutas y los puentes
para no cortar
el dulce hilo de la vida

Y sonrió con la bella arrogancia del justo: no somos
elefantes para morir en soledad, dijo
Aunque cierren los ojos y nos desprecien, aquí estamos…
Aunque nos declaren la guerra seguimos en el viaje, dijo
Y junto a sus compañeros del barrio que cuidaban su navío
Alzó sus manos con palos hacia el cielo
Como si fueran la corona triunfante de la tierra…

Esa mañana como nunca la gente del reclamo a flor de piel estaba allí
con tantas cicatrices como mil colores
Sobre los cuerpos sin artificio
También como nunca las fuerzas del poder los esperaban,
Arteros en lo suyo,
Preparados para una guerra en el espacio
Quiso ser justo entre los justos
Rabioso, con toda la espuma del amanecer
Amenazante, listo para pisotear la cabeza del monstruo
Otra vez la historia se obstinó en mostrar
Que las armas en manos del poder
Pueden más que los corazones desarmados…
Quiso ser justo entre los justos
Ayudó como pudo en el desorden de la retirada
Cuidó a los más desesperados
Dio aliento al que sufría las heridas (eran balas de goma
y después de plomo)
Siguió siendo justo con ojos desencajados
Por los gases y las visiones del dolor
Ardía, era muy joven, no había bebido los alegres vinos
en la noche de bodas,
Sintió que vivía las vísperas del adiós
Estaba marcado y lo perseguían
Apenas tuvo tiempo de tomar la mano del compañero en agonías
No es bueno que muera en soledad…
Es necesario que alguien sostenga su mirada…
Es justo morir a su lado, acaso dijo…
… Dio su espalda a la partida de asesinos
Los tiros fueron muchos y sintió que una nube de brazos
lo subían otra vez a su navío
Y mientras los vientos y las aguas lo llevaban del este hacia el oeste
Vio como las rojas y amarillas, humildes mariposas del bañado
Nunca antes tan brillantes
Rompían con sus alas
Las puertas de cristal del paraíso…



Sueña una vez más Salvador Allende 

(Memorando el 11 de Septiembre en Chile)
El recuerdo de Salvador Allende en la poesía de Zito Lema.


Si las manos de la abuela no tuvieran
esa mala enfermedad que las tiembla
por cierto cumpliría las reglas de su oficio
y haría un buen pan que tendría las formas
del rostro de Salvador
lo comeríamos en silencio cuando anochece
y así quedaría en nosotros mucha de la fuerza
del compañero asesinado
Tampoco cuesta imaginar que si la muerte al abuelo
no lo hubiera buscado
podaría sabiamente las ramas de la viña
para que otra vez su vino fuera una fiesta
lo pondría sobre la mesa
larga y de madera perfumada que resiste todo
como la patria de Salvador
la luna brillaría sobre la tierra
y el aire del patio sería el espeso aire
de las minas de cobre
por las que también luchaba
el compañero asesinado
El resto de nosotros no tiene buen oficio
las mujeres aman y sueñan
socorridas por la esperanza
arreglan la casa
o trabajan en inútiles oficinas
mi padre a su vez tiene los ojos azules
día a día más ausentes
y carga y descarga ese viejo revolver de
cowboy que nunca usó
Qué pueden ofrendar entonces
al compañero asesinado
más que una nueva tristeza o un brindis
de duelo en una vieja historia
Y si hay un oficio para esta noche
francamente estéril / acaso macabro
es este de escribir / sobre el agua / en el viento
cuando las palabras son herramientas
que han perdido todo su conjuro
ya no calman al tigre ni detienen el veneno
y si digo Salvador Salvador no aparece
ni se para la sangre de su boca
ni mira una vez más los celestes
ni ayuda a crecer al árbol que amaba
y por más que grite miserables / asesinos
los miserables y asesinos
seguirán fusilando por la espalda
uno a uno
a los francotiradores de lo único posible
seguirán bombardeando las fábricas la minas
seguirán enlutando
paseando las perras del exterminio
por los barrios de Santiago y Valparaíso
Pero aún así las palabras
esta noche de duelo
son carne podrida
es necesario sacarlas
hasta quedar más desnudos que nunca
más en hueso todavía
la guerra es larga continúa
y nuestro es sólo el balbuceo
estamos aprendiendo a hablar y a caminar
Ven Salvador
deja por un instante los silencios
danos tu mano que nunca será fría
y sueña una vez más con nosotros
en voz alta en alto cielo
Ha llegado el día de mañana
Ha llegado y para siempre.





Canto de Paz

Oh, alma mía
Qué será de ti…
Ahora que la lluvia
Ha perdido la luz de tus pasos…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
El viento que apagó el fuego
Arde en el mar del último desierto…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
La noche consume el brillo
Que anunciaba la rosa del alba…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Mil sombras desnudan el olvido
Nadie besará tus labios fríos…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Ese cuerpo que yace sobre el silencio oscuro
Gozó alguna vez con tu amoroso abrazo…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Si la voz que despertaba el júbilo
Es hoy apenas una ofrenda de llantos…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Sudamos las ataduras de la muerte
Sin otra paz que el tormento…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
No hay piedad para el final de tu secreto
Sopla el sol un triste sudario…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Mientras la belleza aún en agonías
No redima las huellas del espanto…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Sufres ante el eterno combate
De las músicas con las tinieblas…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Todavía en la fragilidad, no temas
Aunque mueran los que aman, el amor no cesa…
Oh, alma mía
Qué será de ti…
Ceniza eres desde el dolor, no temas
Ceniza de un sueño que renace enamorado…




Vicente Zito Lema, Hay gente que es artista sin tener conciencia de serlo


     
Hay gente que es artista sin tener conciencia de serlo. Entonces sueña como artista, vive su arte y su vida es un arte. Es gente que anda por ahí, sin pensar en la tierra ni en el cielo y que actúa en armonía con algo que la sociedad no quiere que exista y por ello se confabula para abortarlo, o destruirlo. Es una armonía que se establece con lo desconocido, por lo perverso, con lo reprimido, con la ansiedad de lo divino y con el deseo de matar, que es igualmente necesario. Esa armonía los hace artistas, y no tienen conciencia de serlo. Si tuvieran conciencia, quizás todos los prejuicios que existen sobre el significado que socialmente tiene “ser artista” harían que su acción vital se desvirtuara. Son inocentes. ¿Los hay? Sí, los he encontrado. Están en los loqueros, a veces debajo del agua, o en un bodegón. Me topé con una artista en Neuquén, parecía una piedra de oro tirada en la montaña. Hablando horas y horas con esa vieja mapuche supe que ella era la vida y era el arte. Me dijo que antes de hablar conmigo iba a soñar conmigo, que en el sueño descubriría si yo era o no una persona de confianza. Tuve la suerte que al otro día me hablara y pude entender la lengua del viento. Ella encarnaba todo lo que yo había puesto en la utopía del arte. Ella era la poesía, mientras tomábamos mate, me acariciaba la mano y escuchábamos al viento. 
     
Cuando esos auténticos artistas toman conciencia de lo que son, racionalizando lo que son, esa conciencia los “ensucia” y dejan de ser lo que eran en el mismo momento en que lo descubren. El espejo se rompe en mil pedazos. 
     
Hay también gente que tienen conciencia de lo que es el arte, a partir de la reflexión sobre lo que están creando. Y aquí surge otra vez la división. 
     
Están quienes actúan de artistas, impostan de artistas y a partir de la cristalización de la pose y del rol pervierten y depravan el verdadero sentir del artista. Cuanto más crece el reconocimiento social más pronto se convierten en la máscara, en la payasada de aquello que, como hombres, alguna vez fueron. 
     
Hay otros, los hay, los hay, que sufren con el peso de esa conciencia y pese a todo intentan mantenerse limpios, lo limpio que se puede ser en la gran cloaca. La pregunta que se hace esa clase de artistas es: ¿Estoy vivo o estoy muerto? 
     
Yo creo que se responden, con vómitos y balbuceos. Creo que el artista de esta raza sabe que está muerto, condenadamente muerto, y tiene miedo de estar muerto y por eso hace arte. Para escapar de su muerte. 


Revista Cerdos & Peces, edición de agosto de 1990.

Vicente Zito Lema (Buenos Aires, 1939). Poeta.

Imagen: VZL. Extraída de FM 713, Radio Escolar, Esquel, Chubut.








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