sábado, 1 de enero de 2011

2743.- FERNANDO DÍAZ SAN MIGUEL


FERNANDO DÍAZ SAN MIGUEL (SALAMANCA, 1974)

Comienza a escribir en 1992, año en el que publica sus primeros poemas. En 1993 funda, junto a otros siete poetas, la Tertulia Atril. Es diplomado en Ciencias Empresariales en la Universidad de Salamanca y en 1994 estudia Internacional Marketing en Sligo, Irlanda, persiguiendo los pasos de W.B. Yeats, y en 1995 vive en Oxford, Inglaterra, trabajando para Lloyd’s Bank eso sí, en la misma oficina que T.S. Eliot. En 1997 comienza estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca y los abandona al año siguiente. En 1999 funda A.F. diseño y comunicación, empresa dedicada a la creación gráfica y la publicidad, con la que ha corrido a cargo del cuidado de la edición de multitud de colecciones literarias.

Es coordinador de la Tertulia Atril, en el Ateneo de Salamanca, por la que a lo largos de sus quince años de reuniones han pasado más de 300 escritores de casi todas las geografía. Es director de la Colección Gárgola de Poesía y dirige la Revista Literaria Atril. Coordina también Salamanca Letra Contemporánea para el Ayuntamiento de la ciudad, proyecto que intenta unir arte contemporáneo y literatura.

Su obra poética, reunida bajo el título El Zumo de los Días, comprende hasta el momento los libros publicados:

Poemas Menores (Reunión en Cambridge), en la Colección «Monterrey» de la Cátedra de Poética «Fray Luis de León», Eds. Universidad Pontificia de Salamanca, 1996.
Cartas en la Manga, «El Gancho», Salamanca, 1998. Libro-objeto de poemas ilustrados por cuatro autores diferentes. Segunda edición, 1999. Premio a la publicación «Arte Joven» de la Junta de Castilla y León, 1998.
Poemas Mayores, «El Gancho», Salamanca, 1999. Premio a la publicación «Arte Joven» de la Junta de Castilla y León, 1999.
Poemas Imperfectos, Finalista Premio Fray Luis de León de Poesía, Col. Barrio de Maravillas, Junta de Castilla y León, Valladolid, 2001.
Poemas Finales, Diputación de Salamanca, Salamanca, 2003
Meiosis, Calendario 2006. Ed. A.F. diseño y comunicación, Salamanca, 2005.
Libro de la Luz, verá pronto la edición en España y en México, en donde fue escrito.
Agosto, Amarú ediciones, Salamanca, 2008.
Poesía y prosa en antologías:

Homenaje a Gabriel Celaya, La Rioja, 1993.
Celebración de la Existencia (Homenaje Internacional a Gastón Baquero), Salamanca 1994.
Castilla, León: otra mirada. Biblioteca 13 Ayuntamiento de Aranda de Duero, 1998.
Petrinia, Fólios de Poesía. Portugal, 2000.
Palabras de paso (Poesía en Salamanca, 1974-2001), Amarú Ediciones, 2001.
Paisajes de infierno, Gárgola de Poesía, 2002.
La poesía que viene, I.E.S. Fray Luis de León. Salamanca, 2002
Diálogos con Juan de la Cruz, 2003 y 2004. Ed. Ayto. de Ávila y Fundación Camino de la Lengua Castellana.
Todo y nada. Homenaje a José Hierro. Ed. Ayto. de Ávila, 2004.
Los lugares del verbo, Ed. Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, 2005


POEMAS MENORES

Oxford, 23 de julio

Una habitación grande y vacía
—con una mesa llana y una silla,
un flexo para la noche y colchón donde dormir—,
en un país extranjero,
donde nadie me conozca,
quiero,
para escribir unas pocas líneas
sin ataduras.



October's becoming

Un poco de café frío en la taza,
sobre mi mesa, y por todos lados
papeles que intentaba ordenar
sin mucho éxito
—se me fue la mañana en eso,
después me preparé un sándwich.

Por la tarde salí a pasear.
Llegué —canturreando la canción de siempre—
hasta donde solíamos caminar en el verano.
Luego, decidí bajar a la orilla del río
y permanecer allí unos minutos,
observando el agua y su sonido;
intentando no pensar.

Volví a casa
antes de la puesta de sol,
preparé un jarrón
para esa flor negra
que he encontrado a mi vuelta.

Me hice un té, y miré la tele,
para celebrar
la llegada de octubre.



POEMAS MAYORES


Larga noche de ayer

1

Mientras se afeita

—el vaho del agua asciende
hasta los espejos,
el traje y la jornada esperan ya
tendidos sobre la cama
que nadie ha deshecho—

siente cuan lejos
queda la noche,
piensa que todo
parece un sueño.

14

Olvida
su historia

—la vida,
tan cuidadosamente construida,
a veces se presenta
como algo
ajeno, irreal,
si lo miramos—,

y se queda con esta noche,
vacua, imprecisa,
en la que él
ya no importa.

Porque el aire está caliente
y él se muerde los labios,
despacio.

Manos tiran de su cadera,
contra otro cuerpo,
crispadas y silenciosas.



Nadadora

a José María Fonollosa

Ayer iba yo andando por la calle,
mirando a las baldosas de la acera y...
sentí que esta acabándose el verano.

Imagino tus pies dentro del agua.
No hay niños ya que corran por el césped
y tú, mi nadadora, estás mirando
las hondas que hace el agua en la piscina.

Tal vez toqué tu piel extensamente
una noche perdida de verano,
una noche cualquiera que recuerdo
por la curva perfecta de tus senos.

Y aunque yo no te quiero, ya lo sabes,
mis sueños esa noche sé que fueron
más dulces, aunque ya no los recuerde.

El verano se escapa para todos.
Y tú con ese cuerpo haciendo largos
te quedas solitaria en la piscina,
mientras yo estoy besando a una chiquilla
que es más bonita que tú, pero no tiene
ni el cuerpo tan perfecto ni el moreno.






Poemas Imperfectos

Numen

PRELUDIO

Veo luces, luces de linternas
que vienen dando bandazos, madre.

Se oyen ladrar perros
y puedo escuchar, a mis pies,

Numen, III

Hay un ángel que cuelga por el apartamento
como un péndulo.
La casa ha quedado desierta tras la fiesta de ayer:
sólo se puede escuchar, concentrándose, el reúma que pinza en mis manos jóvenes.
No sé cómo explicarle a un ángel
que me siento bien aquí, que me siento bien ahora.



Mitad Caliban

QUE SE APAGUEN LAS LUCES

El dolor de ahora
es parte de la felicidad de entonces.
Ese era el trato.
Tierras de penumbra, 1993

Que se apaguen las luces.
Voy a tenderme un momento en la oscuridad;
a cerrar los ojos

para ver si el cansancio me vence,
tu imagen se diluye en las sombras,
y dejo de sentir lo que por ti siento
mientras desiste el corazón en su latido.

HISTORIA DEL HOMBRE

Jugar en silencio
tantas horas;
soñar solitario o imaginar monstruos
que el tiempo convierte
en seres bondadosos.

Crecer, aprender a reír aunque duela,
aprender los dolores
y por fin:
procrear,
elegir la profesión de la infelicidad;
relegar el arte.

Desesperadas formas de intentar una huella...

Un escaso minúsculo punto
en el universo,
en la historia del tiempo, somos.

La paz del cementerio
a media mañana,
sólo rota por las prácticas funerarias
de los gitanos,
que charlan y fuman
junto al nicho
mientras los niños corren.

El último estadio del hombre.



Poemas Finales

There is no end, but addition: the trailing
Consequence of further days and hours

T.S. Eliot: «The Dry Salvages»

Cartas en la manga

AUTOBIOGRAFÍA

Yo tengo un paisaje. No sé qué hacer con él. Me he pasado la vida haciendo de mi mente un lugar apacible. No sé para qué. Todo lo he guardado aquí dentro. La noche en que manadas de caballos corrían entre nosotros por el páramo de Oxon. El campo de trigo amarillo y la taza de café mientras amanece en La Armuña. La niña pequeña que extiende su brazo para ofrecerme una margarita de plástico. No sé por qué recuerdo y siento cierta dicha. Sé que sólo ha servido para nada. He comprendido que este cuerpo que me ha dado la vida y la posibilidad del recuerdo, es también la luz que me limita. Y no sé qué hacer con todo esto.



Agosto

Para Alejo

Que amanezca en mitad de la noche. Que refleje la luna una luz fulgurante, y que podamos observar, de esa luz, la sombra que hacen los árboles.

Imaginemos la herida de esos árboles que nos saludan movidos por el viento. No valemos más que ellos, no valemos más que sus sombras, no durarán nuestros cuerpos más que la sombra de una noche y no, no comprende nuestra inteligencia una lágrima más de rocío que sus amaneceres.

Que la noche abrasadora de agosto blanquee ante el reflejo de ese planeta, del lejano país de la luna, de su masa uniforme, imperfección del círculo, de sus paisajes. Que atardezca en la ladera oeste de aquel mundo y nos sintamos obligados a no ignorar tanta belleza distante. Que su tiempo sea también nuestro tiempo, luz que antecede al objeto, y nuestra casa se abra de pronto roída por sus luces.

Éste es nuestro hogar, no hay ya misericordia para el hombre que se siente atrapado, no es posible rectificar como no pueden las hojas de los árboles cambiar su movimiento.

Hablemos de ello, amigo, sintamos la feliz agonía que provoca tanta belleza pasajera. Sintámonos felices de nuestros límites, aprendamos, disfrutemos de ellos. Debemos aprender que la muerte, que el final de un cuerpo, también puede volverse motivo de alegría.

Debe de ser muy tarde ya. Los niños arman escándalo en la habitación, negándose a dormir. Sus vidas son nuestras vidas, aunque no podamos comprender cómo. Aunque no podamos comprender nada.

Aprendo que a partir de hoy mi tiempo es prestado. Y a vosotros os debo esta gracia otorgada. Prometo devolveros el tiempo.



Paráfrasis del infierno

UNA MÚSICA

Qué objetivo
persigue
la existencia
de vida,
de tanta vida,
es algo que tal vez
no debemos
intentar
encontrar.

La inteligencia
del
hombre
es
capaz
de soportarlo
todo
excepto el vacío.

Digamos mejor
que
la finalidad
es
la construcción
de
una música.

Que el mundo sigue
un ritmo.

Todos
sabemos
que el hombre
sigue
el ritmo
de su propia ignorancia.

Pero es mejor
decir
que el mundo
es
una gran sinfonía
infinita.

ÚLTIMOS MESES

Los últimos meses
se han convertido
para mí
en un horrible
espacio
insoportable
habitado
por mil dolores pequeños.

He comprendido
que nada
va a salvarme
del vacío,
que no hay nada.

Que el mundo
está mal hecho,
y no es culpa
de nadie.












La música acordada

yo nací para esto
nací para robar rosas de las avenidas de la muerte
Charles Bukowski:
Culminación del dolor



Por fin he comprendido
que nada
merece aquel esfuerzo

no el verso
no la sombra en la tarde
no esos bienes

sensación pura los placeres
se repartirán al viento
entre cenizas
de un cuerpo que fue mío

intentad quitarme
estos besos mortales
la belleza en mis manos
las visiones del sol desmantelado
las palabras ociosas

no podréis
quitarme estas rosas.



Tiempo robado

Luz que se repliega sobre sí misma, alcanza gente, magia, por las paredes de la noche, por la niebla de un cuarto, entre la carne y el pedestal, mordedura de tiempo, sobre el meridiano de la tristeza un calor de café, ocio que concede esa visión general de las cosas: como comprenden los niños



El amor es algo así, supongo, se prolonga en cielos indiferentes, dolorosamente cáncer, algún amanecer insoportable, tu carne vuelta del revés, tus pestañas comidas por el que se comería hasta tus uñas, muchacha indiferente, estúpida, multiplicador de las duermevelas: ay si pudiera quererla lo justo y necesario



El zumo de los días

Salir de aquí por el agujero de una estrella
y alcanzar el lugar donde tú estés,
romper cada broche sin mácula hasta tu residencia,
cada uno de los engarces
que esta vida mía ha venerado,
ungirme de sensación primaria,
ir agotando las posibilidades,
traspasar esa lámpara de luz,
su brillo incandescente,
ese osario que recubren tus muslos,
esa carne generosa que me delataba,
que es toda ilusión, nervio, alegría,
ese calor que alimenta y me obliga al pasado.

A veces me pierdo en una noche,
hay algunas estrellas, sopla un poco de aire,
casi viene hasta mí un silencio antiguo, no hay luna,
y pienso en qué deprisa avanza mi vida,
en cuánto me falta alguien como tú,
que el cielo es una bóveda de papel
y que hay puntos que brillan y son impredecibles.

(Noche del 25 de junio)




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