lunes, 21 de marzo de 2011

3589.- ANTONIO J. SÁNCHEZ


ANTONIO J. SÁNCHEZ FERNÁNDEZ. Nací en Sevilla en 1971. Trabajo de administrativo contable. Como Borges, puedo decir que el acontecimiento fundamental de mi vida ha sido la biblioteca de mi padre.

En mi ya lejana adolescencia estuve durante un tiempo dedicado a escribir y producir audiovisuales, uno de los cuales, El Aire y el Árbol, obtuvo el Premio Especial de Tema Flamenco en el Concurso Claudio Guerin (Alcalá de Guadaira, 1994).
Hay escritos míos en las antologías Dos Palabras de Amor (Asoc. Itimad, Sevilla 2006); Poemas para un Minuto II (Edit. Hipálage, Sevilla, 2008); El Cadáver Exquisito, La Creación Colectiva como fin (Literatura Libre, México, 2008); De la Voz Invisible (Myrtos, Córdoba, 2008); así como en la Revista Aldaba, de la Asociación Itimad (con la que colaboro habitualmente), y en la revista virtual Groenlandia. Participo en las actividades del Proyecto Fahrenheit 451 – Personas Libro.
Obtuve en 2002 el II premio en el concurso de cuentos Al Pie de la Giralda; y en 2008 el Premio de poesía erótica Saigón y el Primer Accésit del I Certamen de Ensayo Alenarte.






Encuentro




Te descubrí en esa hora extraña
Envuelta entre los pliegues de satén de la penumbra.
Te adiviné, rozándote apenas,
Inventándote en una mezcla de aromas y deseos.
Me viste con la punta de los dedos
Enroscándote alrededor de tu belleza,
Floreciendo en ternura a cada encuentro,
Sin querer saber si dormías o despertabas.
Entre nosotros se abrió un lago luminoso
Y ambos nos sumergimos sin pensarlo:
Yo navegué en ti,
Tú nadaste en mi pecho.
Las aguas,
Al principio plácidas y acogedoras,
Se fueron llenando de espuma, de olas.
La tormenta nos inundó;
Nos dejamos arrastrar
A un estallido de música y luceros.
Y entonces, uno en otro,
Dejamos que el mundo se fuera disolviendo,
Perdiendo sus perfiles los objetos;
Y descansamos
Envueltos en los pliegues de satén de la penumbra.





Nocturno




El cielo es gris, o azul, o blanco;
Y, en su centro exacto, la luna;
Su luz de agua
Se posa sobre el suelo sin ruido,
Como un velo de niebla transparente.
El aire es plata suave,
La noche fluye mansa.
Los hombres duermen, también sus máquinas.
Sólo algunos bohemios
Se sientan en los tejados
O desenredan jirones de luna
De las ramas de los árboles.
En la serena quietud,
Que es gris, o azul, o blanca,
Anidan besos silenciosos y furtivos
Escapados quién sabe de qué labios.
La brisa trae el perfume
De alguna música lejana,
Y es que la vida se ha dado una tregua
Recostada en los brazos de la noche.






Combate




Mis ojos taladran el suelo;
Una lengua de lenta miel
asusta a las palabras,
que ya nacen mutiladas.
Mi vientre se hincha
con fluidos de sal amarga
y yo me disuelvo tramo a tramo en el paisaje...

Pero basta
¡No!
Renazco:
Esta vez
La furia está de mi parte.
Invoco a las tormentas, a las máquinas;
la espina encorvada se endereza;
todo el fuego aletargado
recorre venas y nervios,
se congrega en un solo rugido.
Las vísceras revientan
con salvaje resplandor
y saltan en pedazos
las cadenas de lágrimas que me apresaban
(Al final
resulta que sólo eran agua...)





N Y

Yo quería ser como Marilyn,
pero algo salió mal
Nuria Mezquita

¿Recuerdas los planes?
Íbamos a comernos la Gran Manzana,
íbamos a recorrer la sesenta y seis en Harley,
o mejor en un Cadillac rosa
enorme y descapotable.
Íbamos a casarnos en Las Vegas,
yo de Elvis y tú de Marilyn.
Pero ya ves,
estoy demasiado calvo para el tupé,
y a ti nunca te sentó bien el rubio platino.
Así que una vez más
volveremos a veranear en el pueblo de tu madre
y a preguntarnos de nuevo
qué fue lo que salió mal.


CARNAVAL

Llueve papel de luz.
Las máscaras cubren vergüenzas
y descubren pasiones de pólvora.
El loco es coronado,
decreta la ley de los absurdos;
indulta a los colores
para que corran por la calle.
En un fraterno espejismo
la risa iguala a todos
y el poderoso inclina la testa
ante la burla del humilde.
el niño que llevamos en el pecho nos destrona;
se ríe de nuestras grises corbatas
y juega a saltarse las barreras.
La pluma y el papel se hacen vestido:
la vida se disfraza de sí misma.
Nadie habla, todos cantan
en el olvidado idioma
de una tierra feliz.
Corren de mano en mano
garrafas llenas de música,
de risa y de colores,
y en la borrachera es expulsada
la vieja flaca llamada Angustia.
Mañana nos cubriremos de ceniza la cabeza,
y el viejo latín nos hablará de penitencias,
y el poderoso volverá a su sillón alto y agrio.
Pero eso será mañana…
…Hoy es Carnaval.


OCÉANO

Al borde de la orilla,
con la última espuma besando los talones
sólo piensas en la negra entraña abisal,
en tentáculos, en mandíbulas
con tres filas de dientes en cuchillo.
Piensas en la presión reventando tus tímpanos,
en los monstruos engendrados por lo insondable.
Pero entonces se incendia la arena,
ya no hay camino de vuelta,
sólo puedes correr
hacia el espeso muro de olas
mientras el mar te estalla
en ojos y garganta,
y cuando esperas que toneladas de agua
te sepulten
descubres que eres barco.


VIDA

¿Y si me alcanza la belleza?
Carmen Ramos

Que no me alcance la belleza,
que no me alcance lo impecable;
no quiero mármol pulido,
sino carne con arrugas, con estrías,
con mil marcas de expresión.
Quiero cuerpos manchados de vida,
del olor no siempre agradable de la vida,
con algún turbio charco de lágrimas
aquí y allá.
Ya no más reglas de cortesía,
ya no más corrección gramatical.
Es tiempo de suspender alguna asignatura,
quizás de repetir curso;
de pisar el césped
y de hablar con el conductor.


NIEVE DE CIUDAD

Nieve de ciudad,
nieve gris,
teñida de humo y de neumático;
cieno frío, flor de alcantarilla.
Apenas ayer eras nube,
y luego blancura,
metáfora de pureza.
Entonces la prisa cotidiana te hizo esto.
Quizás tu hogar sea el páramo
y aquí sólo sufras destierro
a espera de un sol que te redima
de las huellas de los hombres.


NOTICIAS

Hoy los noticieros
seguían alarmando con lo obvio:
“Es invierno y ha nevado”.
Seguían crispando con debates,
índices, decretos y polémicas;
en vez de hablar de lo importante:
que tú no estás,
que cada vez anochece más temprano
y ya no me queda bien la camisa verde,
que hoy el cielo parece un cuadro de Velázquez,
que tú no estás…





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