martes, 6 de diciembre de 2011

5295.- FROYLÁN TURCIOS


Froylán Turcios (Juticalpa, Olancho, 1875 - San José de Costa Rica, 1943) fue un poeta, narrador, editor, antólogo y periodista hondureño que junto a Juan Ramón Molina fue el intelectual de Honduras más importante de principios del siglo XX.1

En Honduras:
Fue ministro de Gobernación,
diputado al Congreso Nacional
Delegado de Honduras ante la Sociedad de Naciones en Ginebra.
Director del diario El Tiempo de Tegucigalpa y fundó las revistas El Pensamiento (1894), Revista nueva (1902), Arte y Letras (1903) y Esfinge (1905), entre otras.
En Guatemala fue editor de los periódicos: El Tiempo (1904) y El Domingo (1908) y de regreso en Honduras El Heraldo (1909), El Nuevo Tiempo (1911) y Boletín de la Defensa Nacional (1924).
Imbuido de las luchas americanistas, fue secretario privado del guerrillero patriota Augusto César Sandino en Nicaragua, y en el plano literario amigo de Rubén Darío, Juan Ramón Molina y numerosas figuras del pensamiento universal. Realizó una férrea labor de defensa nacional, denunciando la política del Gran Garrote implementada por Estados Unidos en la región centroamericana y las Antillas.2

Obras
Turcios fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. Inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Además de cultivar la poesía preciosista, elaboró sus relatos como filigranas estilísticas. Sus textos en prosa, influidos por el italiano Gabriele D'Annunzio, se caracterizan por la pericia en la trama, el valor exacto y a la vez ornamental de las palabras y los finales inesperados o impactantes que marcaron luego buena parte del género en América Latina.
En 1910 publicó la novela El vampiro, cuyo tema gira alrededor de la muerte y tiene un estilo modernista, razón por la cual la realidad no se ve reflejada directamente en la obra. Al año siguiente publicó otra novela más breve llamada El fantasma blanco. Entre sus volúmenes de poesía y cuento se hallan, entre otros,
Mariposas (1895),
Renglones (1899),
Hojas de otoño (1905),
Prosas nuevas (1914),
Floresta sonora (1915),
Cuentos del amor y de la muerte (1930),
Páginas de ayer (1932), y
Cuentos completos (1995).
En el 2004, José Antonio Funes Rodríguez obtuvo el Premio de Estudios Históricos Rey Juan Carlos I, otorgado por la Cooperación cultural española en Honduras, por su tesis El Modernismo en Honduras: vida y obra narrativa de Froylán Turcios.






Las Nubes

Las nubes con sus formas caprichosas
revolando impelidas por el viento,
me hicieron pensar por un momento
en la efímera vida de las cosas

Al cambiar sus figuras vaporosas,
al empuje del raudo movimiento,
las creyó el visionario pensamiento
alas de gigantescas mariposas.

Ora fingen tropel de extraños seres,
siluetas de fantásticas mujeres,
visiones de un mágico espejismo;
pórticos de palacios imperiales
errando en la locura del abismo.









Salomé

Baila sobre el marmóreo pavimento
y su forma impecable y peregrina
en una leve ondulación felina
puebla de aromas el dormido viento.

Florece de pasión su movimiento,
sonríe de placer su faz divina,
y su trágico espíritu ilumina
el fulgor de un relámpago sangriento.

Entorna las pupilas soñadoras,
su cabellera fúlgida desata;
y en la gloria inmortal de su belleza

vé al terminar sus danzas tentadoras
en una fuente de bruñida plata
del Bautista la cárdena cabeza.











Breviario antiguo

El verbo de este libro es una llama
donde la flor de la ilusión perece.
La cantárida vive. El mal florece
y un veneno sutil la sangre inflama.

Su olor no es de verbena ni retama
y un hálito de pólenes parece:
bajo el fuego del sol se desvanece
y dice al hombre: ¡fecundiza y ama!

Libro caliente de emoción sentida,
Amargo y cruel como sangrienta herida,
pérfido y dulce y de un saber profundo,

en cuyas hondas frases entreveo
todo el dolor del inmortal deseo
que da la vida y que estremece al mundo.











Tierra maternal

Tierra de luz y de íntima fragancia
que en mi recuerdo de ilusión fulgura,
fértil región de insólita hermosura,
carmen de amor donde corrió mi infancia;

Vasto jardín fecundo que mis horas
perfumó con sus rosas y claveles,
que coronó mi musa de laureles
y me ofrendó sus músicas sonoras;

A tí, pródigo edén por quién suspira
mi corazón en la gran paz nocturna,
van los vagos acordes de mi lira

entre el rumor universal dispersos:
¡qué a tí revuela mi alma taciturna
en el arcano ritmo de mis versos!












Los alcaravanes

Vuelan sobre el verdor de la sabana
con torpes alas que el cansancio oprime,
mientras el viento de la tarde gime
y el sol tramonta en la extensión lejana.

Persiguen sin cesar á la indefensa
culebra que se oculta en los gramales
ó inmóviles calientan los nidales
en un rincón de la llanura inmensa.

Del espeso follaje en la verdura
juntos dormitan en la noche obscura
de cruel invierno en las glaciales horas;

y al fulgor de las lunas del verano
perturban, anunciando las auroras,
sus roncos gritos la quietud del llano.








ANHELO ETERNO

Turban con su vision mi anima inquieta
seres y cosas de diverso modo.
Me obsesiona tenaz una secreta
ansia profunda de saberlo todo.

Almas y formas sin cesar escruto.
Voy tras la luz y cuanto miro observo:
Desde el genial filosofo hasta el bruto,
desde el rebuzno estolido hasta el verbo!

La obscura flor, la piedra rutilante,
el insecto, el reptil, el astro errante,
la vida y la emocion, la muerte, el numen;
toda la ciencia, la verdad y el mito,
anhela contener en su infinito
mi espiritu en un magico resumen.








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