José Villa (Martín Coronado, provincia de Buenos Aires, 1966), es un poeta argentino de la llamada "generación del 90" . Fue director de la revista 18 Whiskys, cuyos únicos dos números (dobles) llamaron la atención por su desenfado a comienzos de los '90. También integró la editorial DelDiego.
Forma parte del proyecto digital Atmósfera. Se desempeña como corrector de imprenta.
Obras
Cornucopia (1996)
8 poemas (1998)
Poemas largos (2005)
Es un campo (2006)
Camino de vacas -obra reunida- (2007)
José Villa es uno de los poetas más destacados de la “generación del 90”. A comienzos de la década de 1990 dirigió la revista “18 whiskys” que nucleara entre sus integrantes a poetas como Darío Rojo, Daniel Durand, Juan Desiderio y Fabián Casas que luego tendrían un activo papel en la poesía argentina de fines de siglo.
Con paciencia de orfebre, Villa labró una poética muy personal, ajena a tics generacionales. Con trazo fino, trata siempre de hacer pasar las cosas por el ojo de la aguja. El fluir de los sucesos humanos entra en sincronía con el pulso viviente de plantas, piedras, animales, armando un sistema animista que se retroalimenta, reclama la unidad originaria y se torna incesante, abrumador: Si pensamos en filiaciones, la poesía de Villa tiene claros ecos de Juan L. Ortiz, de cierto Saer, también de las descripciones obsesivas del nouveau roman francés. Generalmente podemos ubicar sus circunstancias en un lugar indeterminado del inmensurable y polimorfo conurbano bonaerense. Villa pone una lupa sobre esos arrabales arrasados por la desindustrialización de los noventa y muestra cuadros del desamparo, releva estados anímicos de seres en sepia y una mancha de color a veces irrumpe como una llamarada.
Villa publicó Cornucopia (Trompa de Falopo, 1996), 8 poemas (Ediciones del Diego, 1998), Poemas largos (Ediciones 73, Bariloche, 2005) y Es un campo (Selecciones de Amadeo Mandarino, 2006). Camino de vacas (Gog & Magog, 2007) recoge textos de diversas épocas de su obra. Participó del consejo editorial de Ediciones del Diego y actualmente forma parte del proyecto digital “Atmósfera” (revista-atmosfera.com.ar)
Vi tu boca niña manchada de moras: todo alrededor
de los labios impresiones como celdas de las hojas.
Los niños hacen crujir las ramas de los moreros, y el
viento sin querer nos llama, o es a nadie, y todo
permanece cálido. El viento nos llama. O es a nadie.
Tus ojos son los retratos libidinosos de las moras.
La carne de tus labios me hizo arder. Ahora soy un punto
diminuto en un sol despiadado.
Te oigo hablar, intermitente, y pareciera de pronto que mis
oídos recuperaran la gracia, para verte: baja la barrera del
tren, crecen las ensoñaciones. Cuando me mirás la cámara
hace clack, y el mundo vuelve a este recuadro por donde
pasa, insustancial, el tiempo.
ASTILLERO
El agua marrón del Tigre en la costa
los palitos de los árboles
como de mimbre flotando en la oscuridad
de algunas sombras proyectadas
sobre el agua: un astillero enciende su luz
puede vérsela todavía perdida en la tarde
que amarillea, parece un barco inmenso a medio construir
la figura que va ennegreciéndose
de un fantasma, la fortaleza
que deberíamos habitar;
el lugar donde se sueldan los barcos que irán
al río, al mar
o a la memoria: aguas negras, tensas
y flotando sobre ellas
la claridad esponjosa de unos palitos en la costa.
SE VA
Pantalón amplio
de verano con estampados
asimétricos blancos y negros
Abstracta
Se va con su musculosa
a rayas transversales
anaranjadas blancas
Despintadas
con el cabello recogido
a la altura de la nuca
y la piel blanca a pesar del sol
Pecas sobre brazos largos
Se va
Sandalias de cuero marrón
que le regalara su madre
y una bolsa grande de plástico
donde guardó las cosas que yo le
adeudaba
Una mochila negra
y un bolsito de tela azul
donde caben los puchos y
la billetera
Se va
Es un campo
violeta azul amarillento anaranjado
anaranjado celeste turquesa anaranjado
verde oscuro anaranjado verde oscuro
verde con vaca marrón anaranjado
verde marrón verde blanco verdoso
celeste verde marrón
repulgues nubes anaranjadas pedazo
de tierra nubes anaranjadas borbotones
verdes borbotones oscurantistas
agrestes bolos árboles
manchas de vacas transparentes pasto
árboles, la talladura dinámica de sus partes
sin sensación de integridad
las vacas tampoco
que piden prestado a la rudeza de los árboles
un fondo de color rectitud filosa
una palmera suerte historia de
este paraje cosa melancólica tropical
por qué fueron los hombres a llenar sus ojos
con sangre de ese paraje?
convoco a la desgracia
que convocó a su pintor
pero no digamos historia del paraje sino
su destino hacia un cuadro la historia de su movimiento
hacia la mano y la tela
paraje candoroso cada cosa que brilla
se reconoce en su objeto que
mueve una parte
para volver a otro objeto más fiel al pintor
o a mí lector al pincel
al pelo del pincel a mí, lector
Acaso cuál es esa parte bucólica del pintor
o que el pintor ve?
Parte para el pintor y su vida
para la naturaleza que hay allí
Parte para el pintor y el pintor responde
ella se da a conocer y reconoce
a su poeta
la luz, detalle digno, permite mirar y comparar
todo esto con un sabor que viene distinto y a destiempo
color para el pintor para el que mira
pero en sustancia se trata del pasado reconocido
Esa es la luz en este caso y sólo en este caso?
A eso llamaremos
instinto y agonía para llegar
a lo que es ese sabor que no sabemos
qué es cómo es
Qué habrá allí ahora?
Por qué creer en esa agua blanquecina
y celeste playísima donde andan las vacas
transparentadas por su influencia
Agua que el pintor vio
para nombrar ahora esa agua agua que imaginó
al tocarla, la que el pintor descubrió un día subiendo de un aljibe,
sobre la que una vez soñó que pintaba con tinta negra
y escribía trazos que se perdían con su correr?
El bodoque frondoso al interior del cuadro sujetado
por la mano de los anaranjados nubarrones
y la palmera aplique elemental
Fuerza e intensidad dónde en qué?
una división del paraje para demostrar la fuerza
arracimada vegetación contra toda la dispersión
del resto del que las vacas son como púas
alma sobre alma hormigas, troncos, aparecidos,
huesos, pájaros y perros
camafeos, canoas, canastos, carros,
huesos, cantos, insectos,
plazas repletas de sandías
este paraje campo y cuadro de un campo
empieza como a exigir a alguien certeramente
Es decir momento en que ese campo,
quien lo observa, no la letra
del pintor que de todo pintor es neutra,
desea que algo sea y no que el no ser esté tan lleno
aunque en ese ser sea
El corazón rebalsa de felicidad y placer,
quiere marchar enloquecido
hacia una caverna pero el pincel del pintor
se mantiene
recorrido por las puertas,
desdeña y tiene piedad,
no se reduce ante los que creen en
estas cosas de existencia tan cargada
desprecia
cree que lo que está por hacer
es siendo del vacío
documento de lo que está
hecho y tendrá que hacerse
La carga de la realidad se empieza
a desinflar entonces
queda a la distancia su cabeza
En algún momento aquel pintor
interrumpió su tarea y se abandonó al suspiro del alma
que desapareció abandonando la luz sus ojos
interrumpiéndose el pincel
parte detenida sin deducir sumar ni adherir
A qué se debe ese suspiro que no vuelve a inspirar
deslumbrado por la presión del aire
y las huidas que la luz hace
nudo o punto rojo, el pintor cierra los ojos
el observador del cuadro cierra los ojos
deja de ser el observador deja de ser el pintor
Más tarde el pintor se preguntará
qué hago?
El observador repetirá la pregunta
sin entender que la replica
es un día de lluvia en la calle
cuántos días de lluvia tuvieron
los ojos del pintor?
días como los del que mira el cuadro
que se fueron en la memoria
del pintor para despertar su creencia
en el fuego que es pintar
El observador abre los ojos pensando en estas cosas
ha visto una puerta se ha asomado a ella
visto este campo creído en las semejanzas
se ha dejado llevar
en la cara de los hombres hongos?
vacas?
La verdadera historia del paraje dice
como si intentáramos una biografía general
pagamos por auscultar el corazón
porque qué es la ley por qué nos hastiamos de ella?
por qué tomamos como instrumento un par de frases inconexas,
dichas, un día del eterno dolor original? creer en las máscaras
en la verdad?
Porque queremos allí que hable lo humano?
Parece lógico pensar así pero no es cómodo
para el observador encontrarse con la insatisfacción
de la quietud
y no es este el uniforme de quien pone a hablar
a un pequeño hombre guiñol o marioneta
no es totalmente esa brutalidad plana
con mano de cera tan bella tan agnóstica y profunda!
sino la persona sin retrato
ni estrategia enfermo en la plaza o el mercado
qué le dirán trastornado no te amparan las ideologías asesinas
ni el jabón de francis ponge
Por eso buscamos ahí
un ejemplar salido de la muerte en la solitaria vida
porque la vida es solitaria un ejemplar salido de la vida
en la solidaria muerte porque la muerte es
La mano del pintor
tuvo en cuenta estas cosas
estoy seguro
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