sábado, 1 de mayo de 2010

141.- PURA SALCEDA

ESPAÑA


Pura Salceda nació en México (1961), hija de emigrantes gallegos, pero desde los 3 años vive en Barcelona, donde ha estudiado Filología Hispánica y Románica. 

Ha escrito:
Versos de Perra Negra (Ed. Sial, 2005)
La Voz y la Escritura (Ed. Sial, 2006)
A Ollada de Astarté (Ed. Espiral Maior, 2007)
M@res on Line (Ed. Sial, 2008)


Se cierran los ojos
con la placidez del regreso,
de saberte después de surcar tantas sombras
en tus manos de libélula.
El labio sueña un reposo silente.
No es necesario explicar nada;
uno es lo que es
y no hay más.
El cuerpo anida ya en los brazos
de antiguas raíces
en la tierra hambrienta
que parió mil deseos.



Y yo regreso a ti,
hija de mares y olvidos,
de rutas de ida y vuelta,
de manos vacías, de sí pero no.
Ahora, no importa;
tu boca sabe a olas
y mi lengua, en tu vientre,
siembra sal.

(De Mares online, Ed. Sial, 2008)


Pintamos prados perfectos
donde todo seguía el orden establecido.
Cada árbol daba su fruto,
cada fuente pincelaba un regato,
cada niebla germinaba en rocío fresco.

Alquilamos palabras
para darle nombres a nuestras cosas,
todo
en un suspiro milimetrado.
Desconozco cuánto duran los sueños,
pero sé de la intensidad animal
del deseo.

Repasamos las cuentas,
las sumas,
las restas,
hasta cuadrar este caos imprevisible:
tú, cuerpo de hierba fresca;
yo, corazón de catarina.


(La Mirada de Astarté)


Se cierran los ojos
con la placidez del regreso,
de saberte después de surcar tantas sombras
en tus manos de libélula.
El labio sueña un reposo silente.
No es necesario explicar nada;
uno es lo que es
y no hay más.
El cuerpo anida ya en los brazos
de antiguas raíces
en la tierra hambrienta
que parió mil deseos.



Y yo regreso a ti,
hija de mares y olvidos,
de rutas de ida y vuelta,
de manos vacías, de sí pero no.
Ahora, no importa;
tu boca sabe a olas
y mi lengua, en tu vientre,
siembra sal.

(De Mares online, Ed. Sial, 2008)




TUS OJOS no son pan
ni tienen el color de la quimera.
Tú eres tardes que comparten sombras,
espigas ansiosas floreciendo en las manos.
Nunca fuiste hambre construida en la pena,
ni deseo atrapado en las prisas de la noche.
Yo siempre te esperé sabiéndote,
como sabe la sintaxis
explicar una frase.
Tu voz fue oráculo voraz de los días,
para mí siempre presente
mientras surcabas laberintos
y yo no era ni el minotauro
ni Ariadna,
sino el vuelo del ave
que conoce el camino de vuelta.
Mis alas marcaban el lugar preciso,
la hora fijada,
ajena ya a la duda y sus presagios.


Sé muy bien quién eres,
a pesar tuyo, lo sé.
Pero todo es tan simple
como que el mar trae tu nombre
y al mar me doy.


(De Mares Online, Ed. Sial, 2008)



La noche se presenta
en recuerdos de smoking y frac,
función de gala bajo un cáliz de estrellas.
Recito un monólogo con tu nombre
acto segundo
escena tercera
texto sin rima ni papel.


No hay aplausos,
sólo silencio.

(en Versos de perra negra, ed. Sial, 2005)


Preparo mis naves.
Apenas una barca transparente
que me lleve lejos de este mar sin espinas,
de estas olas de párpados cerrados.
Nada desaparece sin más,
siempre queda el aroma
en el viejo barril de roble
como el vino guarda la esencia
de quien lo contuvo.

Algo de ti quedará prendido de mis ojos oscuros,
de mis manos de mujer,
de mi lengua de gata,
de mis muslos atrapándote.
Pero tomo, por fin, conciencia del No.
Del Ya No.


(de Mares Online, ed. Sial, 2008)




Creta me llama
me mece en sus horas pálidas,
en un antes de pulcra inocencia.
Pero trae el mar
el antiguo aroma del laberinto,
el lejano mugido de las olas vencidas.


En la boca salada de las playas de Naxos,
se dibujan los cansados ojos
de un Dionisios con pies de barro.


Y canta la noche mi nombre,
sólo mi nombre.


(de Mares online, ed. Sial, 2008)




Espérame. Aún no es tarde.
Desando con prisa mis laberintos.
Nunca dudes de mí,
atada sigo a tu boca
como cuando cantaron los azahares tu llegada.
Dame tu mano. No hay abismo que me reclame
si estás conmigo;
tan sólo
aguarda un poco más.


Nada es fácil, lo sé,
pero no dejes que ahora me deshaga. Ya no.
Y mientras,
para que no sientas frío,
ten,
guarda mi corazón loco en tu regazo.




(de Mares Online, Ed. Sial, 2008)



Deja que el silencio
me devuelva a lo que era
antes de todas las máscaras,
sin palabras que amortajan:

Dueño

mía.




(Versos de perra negra, Ed. Sial, 2005)




HABLO



Hablo de deseo y pronuncio tu nombre.
Imposible otro nombre.


Hablo de gozo
y mi mirada
es tu mirada de largo prado.


Hablo de tardes locas
y pienso en las manos
de relámpagos generosos.


Hablo de entrega
y aparece a tu sombra
por mis pasillos oscuros.


Más allá de estas cuatro paredes
en las que habitamos estremecidos
sólo existe el silencio,
el pacto,
el miedo,
cuando perdernos tiene sabor a duda,
a precipitarse,
a temor a quererte
y a que me quieras.

(A Ollada de Astarté, Ed. Espiral Maior, 2007)



Nunca fue tan deseada
la crueldad aparente de mis labios
cuando tú eres
la víctima que se ofrenda
en un ritual tanto tiempo deseado.

Manos ajenas
rechazan juegos que no comprenden
porque sólo palpan los colores del abismo
desde lejos
y es boca de anatema
tu precipitarse en mis entrañas
mientras yo mastico
lentamente
tu nombre.

No entenderán que te des
a los brazos de esta a-mantis agnóstica e fiera
porque sólo en la piel del zángano
sabe más dulce la miel oscura.

Unos ojos acechan ávidos,
dispuestos a ejecutar
un postrer suspiro,
y saltas generoso

garganta adentro

en un acto
húmedo,
sublime

y último.


(A Ollada de Astarté, Ed. Espiral Maior, 2007)



Inventé mil conjuros,
mil brebajes,
mil trampas para atraparte,
vanidad de Circe de barrio.

Siempre huyes
marinero cazador de instantes.
Buscas voluntades que rendir
en otros mares
que aún te hagan sentir vivo,
en otros labios
que pronuncien tu nombre como un dogma,
silueta rendida a tus pies.

Sé que cada playa para ti es un reto,
pero yo te espero cada atardecer en tus velas
mientras navegas por océanos invisibles
y me visto de sirena,
de ninfa, del viento que te mece,
de los ocasos en tus ojos
para ser todas ésas que tú deseas.

Así, desembarcas en mí sin saberlo
una y otra vez
yo cada día más sombra de mi sombra,
intentando no perderte entre la marea.

Pero no soy ninfa, ni sirena, ni brisa, ni crepúsculo,
sé muy bien
que tan sólo soy tu Circe derrotada.


(Versos de perra negra, Ed. Sial, 2005)



Azul Online. Estás y alguien te está mirando.
No soy yo.
Robaré sus ojos.
¿Te verá ella como yo lo hacía?
Dime cómo te mira. Cómo tú te mueves.
Cómo remueves su alma de palabras. Dime cómo.

Sí,
robaré sus ojos.

Azul Online.
Si te mira como yo te sentía,
le regalaré mis ojos tristes.


(De Mares online, Ed. Sial, 2008)




Me acostumbré a tu piel,
al calor de tus uñas
arañando súplicas.
Mi cuerpo, húmeda verdad,
se deshizo en rostros de Medusa.
No me mires a los ojos aún,
sabes que el suelo es quien mejor
acoge tus besos
mientras esperas la palabra
que te lleva dentro
en este juego de alquimias.

Tu entrega es mía
hasta que ya casi no se distingue
la mano de la correa que guía,
la orden de la obediencia,
el deseo de la necesidad
y quedamos, sin remedio,
aterecidos en un pronombre posesivo.


(La mirada de Astarté)



Cuando subo al paraíso
allá a mano derecha
instalo mi deseo.
Lo cubro de tus labios
del recuerdo de tu mirada
del eco de tus manos,
repitiendo mis gemidos
donde todo es oasis.

En este paraíso de purpurina
que es el estar sin ti
me queman los mares que nos separan.
Es la sombra
del paraíso de paraísos
cuando tú me moldeas.

Este paraíso que es tienda de campaña
en campo de refugiados,
efímero de más,
sólo encuentro
una instancia por triplicado de placeres solitarios
y el visado de tu ausencia.


(de Versos de perra negra, Ed. Sial, 2005)







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