martes, 1 de junio de 2010

162.- PERE BESSÓ


Pere Bessó, (València, 1951). Licenciado en Filología Moderna. Catedrático de Lengua y Literatura Españolas en el IB de Mislata. Publicó, inicialmente en castellano, una plaquette "Cenáculo de Sombras" (1972) y un poemario "Imágenes" (1976) perteneciente a una trilogía que el autor dejó inédita. Participó activamente en la movida generacional de la poesía de los 70: dirigió la revista de poesía "Múrice" i animó amb Carme Soto, Marc Granell y tantos otros las tertulias de "Almirante", "San Patricio", "Ascot", etc... Codirigió la colección de poesía "Lindes" con los profesores universitarios y poetas Ricardo Arias y Ricardo BelIveser, y "Fuentearnera" con el profesor, editor y poeta Amós Belinchón.

El invierno de 1986 señala el nacimiento de las tertulias de "Els Dimarts literaris d'Arana", en el histórico Barrio del Carmen de la ciudad de Valencia, que animó con el manegador/manager oficial, Manel J.M. Romero. Pronto, a su calor, nacerían las reconocidas plaquettes de "La Forest d'Arana", cuya colección llegaría a más de cincuenta cuadernos representativos de la mejor poesía valenciana, dando lugar, además, a diversas ediciones colectivas (poetas valencianos por el No a la Guerra) y homenajes, como los tributados a los trobadores, Joan Valls i Jordà o Joan Brossa, y cuyas lecturas y presentaciones de libros, happenings y perfomances duraron más de cinco años consecutivos.
En catalán ha publicado por este orden: "Herbolari de silencis" (Miniatures de Lindes, 1978); "Mediterrània" ( Premi Pasqual Assins i Lerma, ed. Vila de Catarroja, 1979); "L'Alter Ego" (Ed. Fernando Torres, 1980); "Una Estança a Alessandria" (Premi Ausiàs March-Senyoriu de Beniarjó, 1982, Ed. El Cingle, 1983); "Prims Homenatges" (Iº Accèssit del "Vicent Andrés EstelIés", 1979. Ed. 3i4, 1984);"Les llimes de la Vosgiana" (Ed. de la Guerra, 1987); "Pagaràs els ous de cugul" (Premi Ausiàs March-Aj. de Gandia, 1987. Ed. 62, 1988); "La Terra Promesa" (Ed. Bromera, 1989); “Planetari” (Ed. La Forest d´Arana”, nº 25, València, 1992); “Iteràncies, interferències i grafitis (1993-1994)” (2on Premi II Certamen de Poesia “Vicent Andrés Estellés”, Burjassot 1995, Ed. Bromera, 1997); “Minimals” (Premi IX edició dels Premis de Literatura Breu, Vila de Mislata, ed. Ajuntament de Mislata, 1999); “Narcís de la memòria” [Premi Vicent Andrés Estellés XXIX Premis Octubre, 2000, ed. Eliseu Climent , col. Poesia 3i4, nº 104, 2000], Premi de la Critica de l’IIFV [Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana] (2000); “El pou de la set que no assacia” (Russafes Nº 1, Rialla Ed, 2005); “El Quadern de Malta” edición bilingüe castellano-catalán (Ed. Libros de Alejandría, Buenos Aires, 2006). En imprenta: “Només per a dones” (XII Premi Josep Maria Ribelles, Vila de Puçol, 2008)...
Poemas y trabajos suyos han aparecido en diversas antologías, estudios y revistas especializadas. Ha traducido al castelIano y al catalán poemas de D.H. Lawrence, Rustebues G. Apollinaire, I. Bonnefoy, M. Dupastre, Michel Déguy, E. Pound, J. Donne, Ronsard, A. Lowell, G. Grass, Marta Zabaleta, Robert Gurney...
Compagina la docencia con el trabajo político, la traducción y la creación literaria. Desde principios del 2005 está empeñado en la confección de una Muestra bilingüe de la poesía argentina de la segunda mitad del s.XX desde la perspectiva de género, lo que le ha permitido ir traduciendo algunas de las voces más representativas de ese país.
Es responsable de las traducciones al catalán de la colección de plaquettes en edición bilingüe (Generación dos mil gente de Arte), que dirige Cristina Berbari, cuyos primeros cuatro títulos pertenecen a Cristina Villanueva, Lina Caffarello, Cristina Berbari y Rodolfo Alonso…


La poesía de Pere Bessó es estudiada en las tres universidades del País Valencià como materia curricular dentro del tema: La poesia valenciana dels 70, a cuya generación pertenece.






FALSO FUEGO


-Sacrébïou !
Digas-mé dé qué pò faïre?
Antoine Bigot


Llama de amor viva en los tableros
de las cuatro perras en el mercado de cuatro estaciones
con una botella de agua perrier
cerca del deseo para la sed gibelina
de las cuatro vueltas a las Arenas de Nîmes.
Llama de amor viva en el más obscuro centro
que cala la enredadera por los muros del sentido
de la piazza Vittorio Emanuelle II de Alessandria
con el último bocado de pizza cuatro estaciones,
como mucho cuatro suspiros bien contados siempre.
Jugadores del falso fuego vivo en los bigotes
de la falsa espuma,
sopladores con cañote de las centellas de cepas
ebrias en escasa volada,
retiradores de la antorcha de la circulación de la lluvia
para el encantamiento de la cueva de los quesos
y los zurrones de los cazadores de Auvergne.
Placetas, rincones, parajes
que hacen como que anuncian y esconden
–ahora, ahora!- el bautizo de nuevo
para los nuevos sentidos, al paso ligero de los diosecillos
per las sendas y autopistas de la sangre directa al pasillo
del corazón latiendo,
anegado más allá del entremuslo.
Después de una espléndida bienvenida,
Una desastrosa despedida de cuatro chavos,
las anillas de juego de feria y el fol-de-rol de la mariposa y la Reina.
Su sombrío espectáculo,
El numerito de opereta para los sin techo y sin entrada,
Demasiado que soportar todavía. Traspasa la llama las paredes
sin fanfarria ni regalos de Dia de la Madre inverosímil,
mecida de la nostalgia hacia el Sur,
hacia la mar de los griegos aleccionando a los bárbaros,
ruedas de carro hundidas en el limo donde la hojalata mantiene de mala gana
la lengua de las piedras,
estallido de colorines en el velo de garganta de fuego fatuo,
mientras la tumbas dirigen sus pasos hacia a la tumba,
como en aquel film circunstancial de Vanessa Redgrave.





DECONSTRUCCIÓN DE PAUL CELAN


La canción de la dama de la alta torre
pierde la exasperación,
el delirio,
y en los márgenes del río
las miasmas.
Ni siquiera es la representación con dosis de gratuidad:
Jadis et naguère, Mata Hari, Nina Hagen,
la francesita de la rive gauche simulando
el perfume de heno de las landas,
el pañuelo despuntado de los vientos de provincia.
Antes de la pasión de Miles,
el ruído de las bestezuelas tirando del carro por los surcos del alma,
el tono de la dama en la sombra,
más allá de los judíos ahorcados en Mathausen con la sutileza
de las cuerdas del piano
y las notas del violín más ambicioso en medio de las notas del
hambre,
y si la dama del silencio no abre las carnes a los corceles en la
noche,
llega a deshora como las citas de los amantes furtivos en
noche cerrada,
o no llega con el dibujo del poema bajo la axila,
ni provoca el lenguaje de Odín descabezando los tulipanes,
¿Quién ha de ganar en esta nueva Jericó de todas las trompetas
frente a los arcángeles nazis?
Pierde acaso quien se lanza por el postigo de los ojos
para desbriznar todos los nombres de la dama,
los nombres de los muertos recién llegados que no tienen historia,
el nombre del pintor de la primera caricia de los cabellos a la manzanilla.
La dama insolvente,
dama alguna que me pique la paja
en el hombro del horror,
la hembra adusta que ahorra la piel de los años,
cada uno de mis pelos,
palitos de escasa apuesta,
los palillos del arco íris después de la sangre,
la lluvia de todos los cobardes que esconden los muertos
en las manos de otro.
Ella, la dama vanidosa que no tiene pérdida.
No dice mi nombre, no mira
de mis ojos lo azulado maligno quema a las puertas
del placer,
de las agujas de la cueva,
del agua salada del pescuezo al vaho de la flor menuda.
La dama de la alta sombra,
presencia en mis labios,
la razón de toda aniquilación
desde que la noche cerró las puertas
al nacimiento de la furia de las animalías veras
y lleva los círculos del amor loco como anillos al dedo que nos señalan
líneas de otoño remendado
la hermana oblícua que enmascara los días
y las noches desde siempre.
La dama de la sombra ya no se cuelga de la ventana,
ni se sienta a horcajadas en el árbol de toda sabiduría
y aprende desde la desnudez el gusto de su nombre.
La alta sombra de la noche que busca la milicia de los amantes tristes,
alguien que amamantará el umbral de las horas bajas
sin necesidad de apoyarse en la ventana
ni de preguntar de buenas a primeras por el nombre,
ahora que guarda su vez de la fila
en la decapitación de los últimos tulipanes anónimos.





VESTIDO DE NOVIA PARA LA VÍRGEN PREÑANTE

Silent cardamon vein
arched dayward
Inside, glass wishbones open
Esther Ottaway




Esther danza por primera vez,
su vientre velado en labor de encaje,
bordado de plata,
carmesí,
trama y urdimbre,
destinación.
Enredos de cicatrices,
interpolaciones,
texto de un genoma ópalo,
un palimpsesto del juego de la verdad,
catedral de satén,chantilly,
ligadura de guipur,
tracería de perejil y jazmín,
contraste delicado entre la sombra y la luz
del ventanal de la mujer gótica,
los dolores de la punzada de la punta de aguja
en el centro más íntimo,
la fábrica del cuerpo abriéndose a la profecía,
la línea divisoria de la henna y el pañuelo de la cabeza,
entrelazo,
arrastra una mañana boquiabierta cuando se quita el velo.


ORINDA (CARTA A ANNE OWEN)


Enjoy what princes wish in vain
Katherine Philips






Poseen un palmo de tierra:


Las guirnaldas de Julia


con el soneto de Malherbe a trozos,


las sábanas remendadas de la carta del cuerpo,
como viejos guerreros lisiados


en el reflejo tornasolado de la vulva


recordando el paso de les Termópilas,


ellos, oriundos;


yo, tuya, Orinda.


En ti tengo el mundo entero,


íntima cosecha,


la más alta manzana.




LA SEÑORA OPORTUNIDAD


La hora del café en el Rincón de Camila,
aunque no se trata de una terracita
en la rive gauche,
como para la ocasión habría dicho Wallace Stevens,
el dolor sigue siendo humano.
No te olvides de mencionar que es invierno,
pero no todas las mujeres son iguales.
Eso mismo pasa con la aurora,
la rociada ambigüedad de los tomates
o el picado de algunos vinos,
y bien que nos gustan.
En tu mesa de ordenado semivacío,
el perfume del oro a pequeños tragos,
una jarra de vidrio desmesurada con azúcar
y una leyenda de barra de labios
apresurada en el cristal:
Pide lo que quieras.
Recordarás quizás una antigua
canción de taberna del Marais Poitevin
que hablaba de postales y de manzanas.
Sin darle más vueltas,
acéptame que eres un cobarde.
De acuerdo.





QUAI AUX FLEURS

Sólo querría seguir untando manteca
y mermelada en la rebanada con el cuchillo despuntado
y lamer la espuma de la taza de café negro,
mientras perezosamente escucho Antique de Rimbaud,

¡Gracioso hijo de Pan! En torno a tu frente coronada de florecillas y de
bayas tus ojos, bolas preciosas, se mueven. Manchadas de hollejos
brunos, tus mejillas se hunden. Tus colmillos lucen. Tu pecho se parece a
una cítara, tintineos circulan en tus brazos blondos. Tu corazón late en
este vientre donde duerme el doble sexo. Paséate en la noche, moviendo
suavemente este muslo, este segundo muslo y esta pierna izquierda.


Pero es tiempo de realidad
y de cosecha.
También las aves canoras tienen niveles
de azogue en la sangre,
y polvo de hojas de plantas de viejos herbolarios.
En algún lugar,
en su resplandor de trepadora contra el muro,
un nuevo durmiente del valle se agacha
con castillos de arena en su cabello,
gotea los jugos agrios de su cuerpo.
Por doquier el júbilo de natura,
como un agujero con los primeros verdores inexpertos,
pero allí la noche empuja los humos contra el cañón
de su vieja espingarda.
Puede que él también tenga una navaja
para la trinidad de guiños de la paradora de flores
que ni siquiera conoce,
aguijonee el vientre a tierra,
y sienta cómo la extrañeza le bate la sangre
(como la tenia del desatino que saca
la cabeza de buzo por el ojete),
cuando por fin acerque la mirilla al ojo justo.






SUMMERTIME


But until that morning,
Honey, n-n-nothing's going to harm ya,
No, no, no no, no no, no...
Don't you cry — cry.
Janis Japlin


Tienes un retiro al ángel caído
que cantó Cernuda
en este ajamiento libre del bramido de la tierra,
desgaje de la roca de loba lejana rodando por la pila
como en el baile de truenos y jinetes,
y martillando
las toallitas en las cercanías de los retretes.
El pensamiento es una rebanada de pan negro,
untada armonía de las friegas tras de las cortinas abultadas,
la cruz de plata de la madre en el cuello,
la perla de reserva,
el zapatito de bronce de la muñeca con encajes.
Has de regresar al espectáculo con la quilla rota de los labios
o cascarilla de partitura recortada a la altura de la nariz,
cocinada en el escenario, como arroz chamuscado
en la gran paella de la big band,
que se las arregla para la despedida con sonidos
que acariciar podrían la lenta sonrisa de las sombras
de las lunas de mis sueños de viejo rijoso.
No envejeceremos con un rehacimiento del tiempo de verano:
la tuba de boca desdentada,
la trompeta meneando odiosamente el zarpazo
que se abre al ritornello, el trombón devanando los golpecillos de latón
como cuesco de melocotón en los brazos de una mantis mecedora.
Cada reinicio la última represalia,
la punta de navaja de jubón
en el ápice liado de la colilla de la lengua,
traqueteada luz de los látigos de tormenta.





GAS LEBÓN

Para Elda María Paván Maggi,
con un verso de Juana de Ibarbourou




Río menudo
-con caudal de libro de bolsillo-
querrías
el de esta pasión secreta,
pero apenas vales el escrutinio de la pena,
ni siquiera la huella escurridiza eres
del anochecer en la terraza de lo inefable,
el tedio agrietado de la mano con la moneda absorta
de los discípulos de instituto del poeta que cantó la mirada
bovina de la doncella latiendo con la luz
-choza serrana, tejado de arcilla-
del poema del ensimismado César Simón,
pues ya no hay detrás la ventana abierta
desde donde tamizar una nueva luz gris surcada por cornejas
(contribución espejeada al apunte del poeta en gabardina),
aquellos osados que sin saberlo desmigajaban de lejos
el aroma de la sábana arrugada sobre el tresillo
de imitación de los tiempos de la noble guillotina
(flanco del tozuelo recogido desafiando el sudor y la lima),
propicios al amor clandestino
de piso vacío de la madre,
lonja maloliente de las variantes de semen hosco
en la barriada de Orriols, (por aquel entonces
en autobús harías el viaje a Velintonia,
con los puños noctámbulos de frío cerrado
por la zona universitaria,
no muy lejos de la sidra de casa Minga,
y la foto de Rosa León de incógnita, recortada
de un libro desbarbado en la otoñada de la memoria,
pétalos sepia con la firma de Alberti),
la escalera de gas lebón de los cincuenta en las noches al fresco,
el contrapunto donde esconder la niñez
de todo miedo, toda malicia, toda guerra
ahora que columbras la pereza de los dedos de viejo
y nunca más la reconocerás en el esportillo de los sueños
con olor de duraznos y de rosas.




LILAS BLANCAS


Mañana, mañana la tarde
vendrá ya vestida de lila
Juana de Ibarbourou





Cuando el mundo –y los desamores- te reduzcan
al velamen obscuro de la nave en pena,
las recaídas más desquiciadas
en el umbral del cuerpo,sólo podrás escribir poemas cortos
sobre flores sencillas,
lilas blancas en un jarrón de falsa porcelana
nutriéndose penosamente de la luz plastificada
que se querría de abril,
masticarás crueles semillas per las habitaciones de la casa
que no engendraran torpes perfumes nunca más.
Como un botarate hablarás sin sentido de florecillas
y capirotes, como un holgazán darás,
sin hacer ni asomo,
doble vuelta al campo de fresas para siempre.Los últimos días
miserablemente acortado por la enfermedad,
no habrá ninguna sor Felisa con el libro de las Meditaciones
para salir y nadar en este río de violento efluvio,
tan espeso que podrás lamer el éter arracimado en la noche,
y edificar la muerte encogida en gotitas de lluvia
en este bancal de melancólicas lilas blancas





DÍPTICO DEL VIVIENTE

I La vida em diu que tan suau em deixa
perquè ho fa al so de la cançó que dic
Josep Carner


Un fastidio,
una endemoniada mantellina
en el arcón de la cámara,
el mantel de hule manchado de escabeche.
Un cierre de grifo con retal de bayeta
esta vida
que no moja ni da gota,
pero lleva toda clase de semillas
envueltas
que señalan la diferencia de humedad y sequía
a gran escala:
mi sombra y yo,
la otra cara de la luna del fluido rosa,
el vi derramado en el tronco del árbol de la locura.
El ser menudo
engullido
como una golondrina en la niebla
por un hueso de mandíbula de ballena en miniatura
trabajado a navaja,
a la manera de los pescadores de las Azores.




II


que traen yerbas secretas
sus sabores
Jorge Manrique




Mi gato Zenón conoce
las hierbas secretas del poeta,
las inadvertidas reglas del buen rollito
que desprecio:
No importa demasiado la atención de los desvalidos.
Mi carrera sólo medio acaba con éxito,
después del interminable empate de los restos,
el calado acercamiento del poema a la cinta de llegada,
a despecho de los enrojecidos afanes
y menguas del entrenador.



AYUDA


Cuando caemos el uno encima del otro,
enfermos de amor,
caemos dentro de nuestros mismos cuerpos
como los olmos del invierno en la crecida
del río que no lleva a lugar alguno,
pero arrastra el material de derribo
de toda experiencia mudable en sus aguas.
Nos sentimos inquietos y felices
por poco rato
en la copa más alta de luz que nadie más beberá,
como el pájaro que posa por última vez en rama verde
y acepta el caño frío
el canto azul del cuco pícaro.
Aguardamos hasta que el escalofrío de las dudas pasa
y la fiebre irrumpe:
la venera se muda al loto,
danzarina del vientre mordiendo hierbas del recuerdo,
tras la manteca del último tango en París,
un torso tranquilo despreciando seductores destellos verdes.
Aquí seguimos hasta que el significado de toda verdad
es el instante:
memento de los vivos,
y la pasión decidida retorna enraizada a la tierra
como los símbolos arrepentidos de los árboles.



LA SAL DEL ÁNGEL




Il y a des suicides - pas tous heureusement! -
qui sont des meurtres.
Comment peut-on remercier un meurtrier
qui s'est choisi comme sa propre victime
et qui, comme souvent, en inclut d'autres
dans son choix?
Madeleine Gagnon


Me dices que conoces los lugares antiguos,
la mar abierta como un dormitorio en desorden,
la piel del olvido amurallada,
el cobijo del gnomo,
el espejo a cal y canto,
la tibieza lisa del alma en la huella
de las manos del niño,
el perfume de la flor que no ganó
la rosa adventicia,
espera, orgullo, vértigo,
sol, llama, desierto,
viento, carne de arcilla,
círculo, círculo, círculo del vómito,
de la arena, del pájaro,
sol, ala, yema rozando la traza de seda
a despecho del hueso
cuando se eleva vital el abrazo inútil,
la impaciencia se torna inútil,
nueva piedra sísifo redonda,
en pie la montaña a obscuras,
vulva herida,
el husmo conoces.


GROSELLAS



A Silvia Loustau,
que camina sobre un campo de grosellas,
se arrodilla y aúlla sin sonido...



Quand l'été nous coupera en deux une fois de plus,
je serai l'ombre entre le soleil et toi.
Je brûlerai toutes les feuilles
aux heures muettes des souvenirs.
J'aurai trahi ta mort avec tous les oiseaux
prisonniers des murs déserts.
Monique Laforce



El estío me saja una vez más en dos agujas,
la sombra soy que se niega entre el sol y tú.
Quemo todas las hojas, las plegarias
del ángel corrosivo en las horas mudas del desasosiego.
He traicionado la impostura de la muerte con todos los pájaros cautivos
de los muros en el pabellón de caza de los recuerdos:
Delgada y conveniente, en calzas de cordellate bermejas
sorbo el té de porcelana de la hora obscura,
reposo en medio de matojos sentada,
señalando la brisa que todavía tiembla en el verde
de tu lencería escampada entre las rosas.
Araño los hombros lucientes, los dedos corren
como ríos de palpo sobre la piel,
tanteando la opilación de las piernas:
en su afectación el viento me cubre la vergüenza,
y tanto pongo a la vista las enaguas ensortijadas
que se mecen como el perfume que se anuda al bies,
cuando los pájaros de tus labios descienden a picotear
la desahuciada cosecha de grosellas,
el juego de la oca.
Yo que sólo soy tu ausencia,
lleno de desorden la superficie neta del futuro.
I llamo al silencio entre tus brazos recaída.

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