STANISLAW BARANCZAK
Poeta, crítico literario, traductor e historiador de la literatura polaca. Nacido en Poznań en 1946, estudió Filología Polaca en la Universidad “Adam Mickiewicz” de dicha ciudad, de la que fue profesor en la sección de Teoría de la Literatura. Su tesis doctoral versó sobre la poesía de Miron Białoszewski. Entre 1964 y 1968 fue miembro del grupo poético “Próby [Pruebas]”. Su primer volumen de poemas se publicó en 1968, con el título Korekta twarzy [Corrección de rostro].
Aunque estuvo afiliado al PZPR (Polska Zjednoczona Partia Robotnicza [Partido Obrero Unificado Polaco]) entre 1967 y 1975, a partir de esta fecha comenzó a aproximarse cada vez más al movimiento disidente, siendo en 1976 uno de los fundadores del Komitet Obrony Robotników [Comité para la Defensa de los Trabajadores], que desempeñaría un papel decisivo en la lucha por la democracia. Expulsado de su puesto docente en 1977, sólo sería readmitido en 1980, si bien hubo de exiliarse definitivamente en 1981, eligiendo los Estados Unidos como lugar de residencia y trabajando desde ese momento como docente en el Departamento de Estudios Eslavos de la Universidad de Harvard. La poesía que escribe Barańczak en la década de los años setenta del pasado siglo se caracteriza por su acentuado compromiso político. En ella el individuo se sabe definido e intenta al mismo tiempo definirse a sí mismo en relación consigo mismo, con los demás, con el mundo y con la trascendencia. De esta época son los volúmenes Dziennik poranny. Wiersze 1967-1971 [Diario matutino. Poemas 1967-1972] (1972) o Tryptyk z betonu zmęczenia i śniegu [Tríptico del hormigón, el cansancio y la nieve] (1981). A partir de mediados de la década de los años ochenta Barańczak comienza a ocuparse de temas universales, de modo que la reflexión existencial comienza a dominar su poesía, dejando a un lado la caracterización de la situación política particular que vive Polonia. De esta época son poemarios como Atlantyda i inne wiersze zlat 1981-1985 [Atlántida y otros poemas de los años 1981-1985] (1986) y Widokówka z tego świata i inne rymy z lat 1986-1988 [Postal desde este mundo y otras rimas de los años 1986-1988] (1988).
Tras la caída del Muro de Berlín, la poesía de Barańczak se orienta hacia cuestiones metafísicas y escatológicas, recurriendo a un lenguaje particularmente complejo y barroco, que en ocasiones se funde de modo harto característico con un registro muy coloquial. De esta época son los libros Podróz Zimowa [Viaje de invierno] (1994) y Chirurgiczna precyzja [Precisión quirúrgica] (1998).
Además de su labor como creador y como crítico (ha sido codirector de la prestigiosa revista The Polish Review), Barańczak cuenta con una destacada faceta como traductor. Ha traducido al polaco la casi totalidad de las obras dramáticas de Shakespeare y son especialmente logradas sus traducciones de los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII. Asimismo, ha traducido diversas
obras del ruso y del lituano.
Traducido por Antonio Benítez Burraco y Anna Sobieska
Universidad de Oviedo
Instituto de Estudios Literarios de la Academia de Ciencias de Polonia
N.N. se despierta
¿Quién
soy?
Se despierta.
Inspira profundamente, llenando su pecho
con el último y soñoliento hálito de una muda pregunta.
Se despierta. Soy. Es. Abre los ojos.
Sacude su cabeza. He soñado con algo.
Con una pregunta. Alguien preguntó en mi interior.
Se sienta al filo de la cama.
Calma. Que no cunda el pánico.
He aquí la mañana. Y la cama. Y la habitación
de hotel, y el hielo gris fundiéndose tras la ventana, y el arroyo
en la calle, y el viaje en comisión de servicio, y el mal
sabor de boca, y el frescor, y la cegadora
luz del amanecer. Calma.
Que no cunda el pánico.
Impasible, eterno existir
del cenicero, de la mesilla de noche y de la lámpara,
de la habitación de hotel de cualquiera de las ciudades
ajenas en las que sólo es posible estar de paso y sólo a solas con uno mismo;
la existencia de las cosas, que te preguntan
algo en su mudo idioma de superficies y volúmenes,
esa solidez suya, tan hostil a la mudanza humana;
llamémoslo por el nombre que habitualmente se emplea
para designar al soldado desconocido o cuando se escribe
una carta al director: N. N. El cual también se asocia
con multitud de voces negativas:
nada, nimiedad, no finito, por ejemplo;
despertó a un nuevo día, a un nuevo temor (¿soy?), a una nueva
incertidumbre (¿quién?). Inspira profundamente, llenando su pecho
con el primer y ya desvelado hálito de una muda pregunta,
aspira el aire público de su habitación, la privada
angustia de su pública serenidad. Sí, soy.
Que no cunda el pánico.
2.1.80: Eroica
„Schwycić swój los za gardło” (Beethoven), ale jak
to zrobić, na to nie starczy pięciu palców ani
pięciu zmysłów, tego się nie da
pojąć ani objąć, tego gardła, ono
nie jest obudowane grubymi mięśniami
ani okutane cienkim szalikiem, z niego
nie wydobywa się ani krwawy ryk ani kwaśny
oddech, jego po prostu nie ma,
tego gardła,
a gdyby nawet było,
ręce i tak są stale czymś zajęte,
biciem braw, podpisywaniem zeznań, grą na akordeonie,
niesieniem siatki z karpiami na święta, trzymaniem
drzewca, pchaniem wózka, pocieraniem czoła
2.1.80: “Heroica”
“Coger por el cuello al propio destino” (Beethoven)
. Sí, pero cómo
hacer algo semejante, para ello no bastan los cinco dedos, ni
los cinco sentidos, algo así no se deja
aprehender, ni asir, ese cuello, el cual
no está hecho de gruesos músculos,
ni se protege con una delicada bufanda, de él
no brota ningún grito herido, ni tampoco un acre
olor, algo así simplemente no existe,
un cuello como ése,
y aunque existiera,
nuestras manos siempre están ocupadas con algo:
aplaudiendo, firmando declaraciones, tocando el acordeón,
transportando la malla con las carpas para la Nochebuena, sosteniendo
el asta de la bandera, empujando el carrito, acariciando nuestra frente cuando
pensamos.
Para que en relación con esta cuestión las cosas queden claras como el día
Porque nunca se sabe
si los ojos se abrirán también
con la mañana, si con su escarpada blancura
la pared amanecerá como cada día,
justo en frente; porque cubierta
de guijarros, la vereda susurra entre quejidos
el tardío regreso de alguien y su banalidad
hace resonar el grillo en alguna parte; porque soy
(como en lo que atañe a los sueños) bastante consciente
de mi propia falta de merecimiento
del lugar que ocupo en el punto donde los átomos
se han reunido y en los planes no coincidentes
de los planetas; porque salvo el escape
de los segundos por el fosforescente espacio
de la esfera del despertador, nada impide
sentirse agradecido cuando se sueña; porque soy
(como en lo que atañe a la luz de las estrellas) demasiado ciego
como para que me fuese otorgado como don
el talento de alcanzar a hurtadillas,
a ciegas, las tinieblas emboscadas
en nuestro interior; la capacidad de extralimitarme
más allá de mí mismo, de cometer delitos
tras la frontera del cráneo, crímenes de existencia
más trascendentes que la muerte; porque soy
(como en lo que atañe a la muerte) de opinión bastante viva
acerca de la sangre, que late en las sienes llevando un registro
de los dones; no me creas incapaz de
creer que existes. En lo que no debes creer es en que yo lo haga.
Altana
W tej, jak ją zwano trochę na wyrost, altanie,
naprawdę – budce z dykty i blachy falistej
na ogródkach działkowych (nie dano im istnieć
zbyt długo – nie wiedzieliśmy, że jest już w planie
budowa przelotowej arterii)... Zerwane
z drzewka, z ust w pocałunkach wyjadane wiśnie
b y ł y w tej, jak ją zwano na wyrost, altanie,
naprawdę; w budce z dykty i blachy falistej,
gdzie miejsca ledwie było dość na całowanie –
owoce, pestki, usta b y ł y , rzeczywiste...
I jak to jest, że potem mogłem istnieć wszystek,
mając w sobie choć jedno Nic: to nieprzetrwania
Śladu po buldożerem zgładzonej altanie,
naprawdę – budce z dykty i blachy falistej?
El cenador
Fue en este cenador, como lo denominaron algo ampulosamente
(en verdad una barraca hecha de tablas y chapa ondulada,
en una zona de pequeños huertos familiares –no les han concedido
demasiado tiempo de existencia: no sabíamos que había ya un plan
para construir aquí una gran arteria para el tráfico–)... Las cerezas,
recogidas de los árboles, comidas de los labios entre besos,
fueron , en este cenador, como lo denominaron algo ampulosamente,
verdaderas; en la barraca hecha de tablas y de chapa ondulada,
donde apenas si había espacio suficiente para los besos,
los frutos, los huesos, los labios, f u e r o n reales...
Y cómo es posible, entonces, que después yo haya podido existir como un todo,
teniendo dentro de mí cuando menos una Nada: la desaparecida
huella de ese cenador al que dio muerte un bulldozer,
¿verdaderamente una barraca de tablas y chapa ondulada?
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Traducción de inglés de Abraham Gragera
LAS CONDICIONES HUMANAS
Las condiciones humanas de la vida, las que me
garantizaron: el derecho a sentir humanamente,
el derecho a la incertidumbre, al temor, al (cuán humano es)
odio (hacia enemigos, claro, cuidadosamente
escogidos para mí, para que no tenga que molestarme);
el derecho a la humana (no es ninguna vergüenza)
fisiología: a sudar (en el trabajo), a llorar
(contra la almohada), a sangrar incluso
(en el banco de sangre); no sólo es mi derecho
sino que es mi deber exhibir todas
las flaquezas humanas: nadie me obliga, por ejemplo,
a ser un héroe, esto es: a decir la verdad,
a no ser un chivato, a abstenerme de la muy humana
necesidad de golpear a un hombre caído; nada
de lo humano me es ajeno, y además
nada de lo ajeno es humano para mí, vivimos
aquí, en nuestro círculo, no necesitamos
a los de fuera, somos todos buenos camaradas,
chicos normales y corrientes,
sólo gente.
NUNCA EN REALIDAD
Nunca en realidad pasé frío, nunca
me devoraron los piojos, nunca conocí
el hambre verdadera, la humillación, ni temí por mi vida:
a veces me pregunto si tengo algún derecho a escribir.
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