domingo, 20 de marzo de 2011

JACKIE KAY [3.555]



Jackie Kay


Poeta escocesa, Nació en Edimburgo, en 1961, de madre escocesa y padre nigeriano. Fue adoptada por una pareja blanca en el nacimiento y se crió en Glasgow, estudiaba en la Royal Scottish Academy of Music and Drama y la Universidad de Stirling. Ha publicado varias colecciones de poesía para adultos: The Adoption Papers (1991), Other Lovers (1993), Off Colour y Darling: New and Selected Poems Bloodaxe, 2007, entre otros. Ha escrito también tres libros de poemas para niños: Two's Company, Three has Gone y The Frog who Dreamed She was an Opera Singer. Ha recibido numerosos reconocimientos, como el Somerset Maugham Award, el Signal Prize y el Forward Prize. Su novela Trumpet (1998) obtuvo varios premios, entre ellos el Guardian Fiction Prize y un Scottish Arts Council Book Award. Actualmente vive en Manchester, con su hijo.



Lluvia torrencial

La noticia sobre nosotras se esparce como una tormenta.
De una punta a otra de nuestro pueblo.
Nos quedamos tras las cortinas
entreabiertas como capuchas; vigilamos las miradas de la otra.

Hablamos de cambiarnos al oeste,
esta zona siempre ha sido una caja de zapatos
atada con cordel; pero bueno
tu padre todavía vive en esa casa
donde recalentábamos espagueti a la boloñesa
al mediodía y bailábamos con Louis Armstrong,
su gramófono fuerte como los latidos de nuestros dos corazones
al ritmo de bum didi bum didi bum.

¿Lo sabías entonces? Yo comencé a salir con Davy;
cuando me encontraba contigo sólo decía Hola.
Metí su sonrisa de foto del metro en mi cartera
y la sacaba para enseñarla a mis amigas en el descanso.

Poco después supe que te casaste con Trevor Campbell.
Todas las noches me metía al comedor escolar
totalmente desnuda, hasta que me despertaba el Miss, Miss, Miss
minuto a minuto. Luego me topé contigo en la Cruz.

No has cambiado, dijiste; esa tranquilidad.
Ni tú tampoco; tu risa aún atraviesa la calle.
Te ubico en el pasado, radiante, hasta que
— por qué no vienes a casa, a Trevor le encantaría.

El no estaba. No sé cómo ocurrió.
No nos molestamos con un sarta de te acuerdas.
Pasé mis dedos por las cuentas en tu cabello.
Tu pelo es bonito dije tontamente, bonito, te va bien.

Nos sentamos y nos miramos hasta que nuestros ojos se llenaron
como un vaso de vino. Lo hice, aquello que
soñé un montón de veces. Te desvestí
despacio, cada prenda de vestir caía
con un suspiro. Acaricié tu piel sedosa
hasta que estábamos de vuelta en los Campamentos, bajando
las colinas corriendo bajo una lluvia torrencial,
gritando y riéndonos; totalmente empapadas.

Antología La Generación del Cordero. Antología de la poesía actual en las islas británicas, realizada por los escritores Carlos López Beltran y Pedro Serrano




OTRA

Si no fuera yo, sería otra. 
De veras, soy otra. 
Otra, toda mi vida.

No es gracioso
ser otra, por ahí:
la gente se confunde; yo me confundo.

(Traducción: Andrew Graham- Yooll)



Somebody else

f I were not myself, I would be somebody else.
But actually I am somebody else.
I have been somebody else all my life.

It's no laughing matter going about the place 
all the time being somebody else: 
people mistake you; you mistake yourself.




QUERIDA

Puede que olvide el tono exacto de su voz 
o como era su cara en sueño. 
Puede que olvide el sonido de su suave llanto 
enroscada en forma de media luna,

cuando más pequeña, ya parecía a punto de partir 
antes de irse, cuando los árboles estaban en flor 
y el sol salía, y todo parecía estar bien en el mundo. 
Tomé su mano y canté una canción de cuando era
niña-

Eh, muchachos, déjenla partir, muchachos ~ 
y cuando dejé de cantar se soltó, 
joven otra vez, brincando, 
con corazón alegre, casi sonriente.

Y lo que no sabía o no pude decir
es que no se fue en serio.
Los muertos no se van hasta que partamos, los amados.

Los muertos siguen acá tomados de nuestras manos.

(Traducción: Andrew Graham-Yooll)



DARLING

You might forget the exact sound of her voice 
or how her face looked when sleeping. ç
You might forget the sound of her quiet weeping 
curled into the shape of a half moon,

when smaller than herself, she seemed already to be leaving
before she left, when the blossom was on the trees 
and the sun was out, and all seemed good in the world. 
I held her hand and sang a song from when I was a girl-

Heel y'ho boys, let her go boys -
and when I stopped singing she had slipped away,
already a slip of a girl again, skipping off,
her heart light, her face almost smiling.

And what I didn't know or couldn't say then 
was that she hadn't really gone. 
The dead don't go till you do, loved ones. 
The dead are still here holding our hands.













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