miércoles, 13 de octubre de 2010

1490.- OLGA LUIS RIVERO


Olga Luis Rivero



La Palma. Canarias. 1958. Autora de los poemarios Las Lunas del Jaguar (ed. Sosa Campos. S/C de Tenerife 1.998. 2ª ed. El Vigía editora), En la Ola de Zarzas Gemas (ed. Socaem 1.989) y Verano (ed. Benchomo, 2003), y Gran Rojo (ed. Baile del Sol 2003) es un destacado valor de la nueva literatura canaria, con una producción intensa y seductoramente original, sin concesiones. 
Desde muy joven, hizo patentes sus inquietudes literarias al intervenir en el Primer Congreso de Poesía Canaria celebrado en La Laguna en 1976, del cual se editó un volumen en el que aparecieron algunas de las composiciones de la más joven de los participantes. En años sucesivos publicó en los Cuadernos de Arte y Cultura Aquel Viejo Noray (ed. Benchomo), El Buey de las Estrellas (ed. CCPC), codirigiendo posteriormente la revista literaria Menstrua Alba (ed. Cabildo Insular de La Palma) junto a los poetas Antonio Arroyo, Francisco Guerrero y Roberto Cabrera. Obtiene un accésit de poesía del Premio Ciudad de La Laguna con 7 Poemas (ed. CCPC 1981) y colabora en las revistas canarias: La Teja de Bogotá, Taramela, Fetasa y La Página, e internacionales como Poesía o Lúnula; en ediciones periódicas como Tagoror Literario, Revista Semanal de las Artes, Planas de Literatura etc. Participa a principios de los 90 en las 7 Semanas de Poesía, del Ateneo de La Laguna y en diversos recitales poéticos, tertulias y catálogos; en las antologías del Ateneo Obrero de Gijón, Asturias y de la Universidad de Valencia, Venezuela. Plenilunio, antología de poetas canarias 2003 
Paralelamente a esta actividad es intérprete, destacada saxofonista profesional, con giras, grabaciones y festivales de jazz internacionales a sus espaldas. Participó en Bejaïa, Argelia, en las IV Poesiades Julio 1992 en un encuentro de poetas y escritores, músicos e intelectuales del área norteafricana. 



SELECCIÓN DE POEMAS DE OLGA LUIS RIVERO


SIETE POEMAS (1980)


Ha pasado un año. Es invierno y estoy sola
en una pensión del Reino. Mientras, otros trepan
los abismos con perfume de mujer.
Los barrancos ven correr deliciosamente
o escuchan música en la danza de las palmeras.
Lloro y prendo fuego a los animales que me habitan
la tristeza. Ardo presa de una rabia.
Ha crecido un árbol en la puerta de la casa.
Rara es la vez que alcanzo a tocarlo. Pero lo sé.
Está ahí, donde otras cosas tendrían que encontrarse.
Un árbol que es silencio, donde nada tiene boca
ni hace ruido.










Afirmo mi deseo de tocar el saxofón, doblarme
en un tic y triturar mi corazón soplando por allí.
Digo, que quiero estar sola en el inmenso piano
y estrangular sus pájaros. Tocar para nadie en medio
de la noche como tocan las olas las orillas de la playa.
0 estar entre la cuerda del contrabajo para más
cercana rozar lo absoluto. Inicio mi descenso, música,
graznido de la nieve en mis oídos,
la ceniza ya después de andar a lomos de una sombra.
Qué hace un valle en el planeta,
extenderse abrumado de sonidos sobre el fondo de mi boca
y dejar el eco como único habitante. Sospechosas,
oscuras en la noche las voces del zapato.
En mi cerebro el choque del agua. Música en el lavabo.
Ignoro. Ignoro cuál será el destino de las aves tan altas
con sus ojos redondos. Sus buches inoxidables bajo la lluvia.




LAS LUNAS DEL JAGUAR (1988)


A LA ORILLA DE UN RÍO NO CRECEN LOS PANES
como en tu cara que las avispas ignoran
No siento abrirse los templos de oro
Ni siquiera con el nuevo día sobre el aire
hacia interiores
que avanzan
Volver a casa
Al fondo del brazo muriendo un sueño sereno
¿Qué es esto que anuncia margaritas reuniéndose
un día de lluvia?
Alocado encuentro
del ala con el corazón destrozado del espejo
No sentir el murmullo en la pared
Ni tan sólo la luz de un faro
penetrar la piel
que ya nunca repite su ocaso
Muros, muros
fuera de tu alma
repitiendo
canciones
Soy el mar
que bajo numerosas cabezas desciende
y sella las rutas
Soy
quien ilumina como un destino
y aleja las lunas de los huesos vacíos
y no imploro ni llevo zapatos
pobre sandalia dichosa que lejana mira la luz
cuando un niño deshace mejillas y trenza nubes
tendido en la playa


Bosque bebiendo andrajos
Encarnadas plumas sin vida devolviendo espumas
Para los desnudos claros despeñados
de luna

Solos
como un cuerpo oculto ofreciendo
sus labios




HOJARASCA QUE LANZAS TUS NIDOS AL AGUA
El candil a la luz del castaño
La mordida azul del carnero
Envenena el trigo
Besos
que expulsan ahora
su gusto a cerezas
Enciendes la luz
En el espejo también resbalan los dedos del cisne
¿Serán sus harapos lo que lleva el señor
en su cesta?

Nutrirse es morir
y traspasado de sueño
Cae el ángel
Mueren sus paños bermejos






PAMPLINAS DE ROSAS
Si la muerte tiene raíces
están bajo los cimientos de tu casa
No quieres más gallos desbordando las tapias
llenas de rosales
Fuerza es lo que necesitas
para romper las trabillas de los días de lluvia
Vendrá el arco iris
a frotarse las patas en el gallinero
asustará tus corrales de amor
No quieres la lluvia en los platos
donde comen tus animales
Ni quieres que las cabras recuerden
Te duelen sus ojos de loca
su soledad atada al palo
de un arbusto
Ni amenazas de amor bajo los iris de las vacas
Corren los muslos ¿y a ti qué?
Ya no tienes prisa en invadir el saco de la noche

No temas adolescente
al chillido de las aves que llevan
las muchachas bajo las faldas
Más bien sacúdeles el rosal
y muéstrales tu silencio
al azogue de ritmos de Túnez
Ciudad blanca








SUELE LLEGAR CON El VIENTO QUE PARTE
del nordeste
llena de hilos briscados su blusa
guarda la brisa con sus juegos de naipes
en la abertura
que como adorno suelen las hojas
angostas usar y corroer
Como una planta gramínea
parecida al trigo centellea
bajo el sol de agosto
Buscada por las aves
de uñas aptas para escarbar
despide aroma a semillas
y cierra la única puerta
de su coche ligero y esférico
Velando la verbosidad del instrumento
de una sola cuerda de crin
Llega la Noche y con ella
el jubileo
los estribos cortos
las líneas y manchas
el jolgorio
jinete de islas y hocico de puerco







ASCENSIÓN
hacia dónde
El hombre
más grande
como un bidón vacío
Puertas de Francia
en el olvido
amarillentas postales
vatios y luz dentro de una bola
de cristal
Mí ojo gaseoso
fortalecido
y su cicatriz floreciente
Nada
la palma de la mano
inacabable





AÚN VUELVO LA CABEZA CUANDO ESCUCHO
las risas de los muchachos de tu edad
Todos parecen tú
En las sillas, viejas de un cine
chispas de tus dedos





EN LA OLA DE ZARZAS GEMAS (1989)



Era la ola de zarzas gemas
en el paraíso
que nos manchó de violeta
los encajes y prendas

Con nuevos zapatos
ante el portón
y tus labios que hieren mis pies
en seda de copa

Pudiera clarear el cielo neblinoso
irritado en las cortinas
en flancos cerúleos atrapado

De los amados retorcidos
mucho tiempo
bajo el agua
girasoles en alud
apuñalantes sobre mi mesa
dura para que vague el amor
olvidado en el césped
de tus comisuras
y las brasas
cierran las proas
en un dátil de dios arrugado

Insurjo de los sueños de entonces
hacia los cabellos gustosos de tallos

Soplo al espacio
ya huidos por caminos largos
secretos
destilan su azúcar de cuerda
hermosa a la caída de los astros

Al amor brusco yo he venido
a sonreír de corazón
por esta hierba que no existe
Sonreír desquillado el sol
en trozos de la calle
el lado brillante de la calle
donde cae salvajemente el sol


Vuelvo a la inquietud de oruga turquesa
con un pequeño brote de suerte escogedora
cortando débiles actos de álgebra
ahora que mi sangre asciende osada

Con respeto espadas postigos del patíbulo
haré rizos y carambolas de la tempestad
Corren malos vientos y abril resbala
en una casa alquilada por apenas la brisa
Rey de la quilla emocionante
conozco el lenguaje de estos reinos
y a los criados explorados en un dardo azul






Delirante como el pájaro viejo
que cierra por fin los trinos
bajé los ojos trillados de infortunio
viscosos si en la tierra de los frutos
las posibles naranjas

Escalpelo que rodeas florecimientos
en forma de medialuna
donde nos jugamos la mano marrón
en sueños

No dejaré escapar el trono
con sus piras a la orilla
de alcanzar el rostro que se extraña
colgado de misterios

Agradezco un pez entonces
aritmético lirio



Pecho Polar tan grato
Escupo espejos esta noche donde la suavidad
pregunta si llueve
sueño bajo las mallas vinieras sólo polen

es tarde para la huida a tus lomos
tan alta la flor ya es el desierto
un pelado muro donde expulsar
estas derretidas escamas


Figura de fuego es ella y otra la dichosa
bíblico azote
sucedió esta noche tienes una noche de pronto
porvenir
florece en primavera chamuscante extensión
de nieve
abrazo como cualquier hombre la flaqueza
encontrarnos donde ya nada crecerá por fin
mugriento silencio avena pez poniente como una llave
grieta
mi amor el mío
suena Kentucky áspero
hostigados sin sonrisa
en el mejor de los nidos
anuncios de un pistilo zigzag amargo
mientras tu mano comienza a tensar el hueco que escogió
la negrura
Ternura das náuseas al labio sediento
zozobra naufragio surgieras al borde evanescente
a la desnudez simple de quien duerme
mágico abdomen en ausencia de pájaros Estambul
caverna la boca de Adánsuplicante
astuto huele la tierra fría
sobre el cuerporumorgraznido fuera de sí
la quietud bajo párpados durmientes



ALEJANDRÍA DE LAS MANOS

Es ahora tu blusa acuchillada por muchachas belgas
Más cercana con sus loros y peces desabrochados
Mientras escucho el profundo lamento de amor
De los mirlos derrumbados con luz en el rostro
Con luz en el rostro
Pensamientos secándose al sol
Ya mustias las esquinas bajo el viento del Noroeste
Cantos de pupila amarilla
y pico de cobre
Viento
enharinando
la rojez de un islote

La vertiente oriental de mi rostro
Expulsa frutas redondas
De aluminio

No es extraño que la lluvia combe un enjambre
Nubes
Lechos que sostengo como un último sol apagado

Serenador tratándose de ti
el dulce torso amanecido
Ojos oxidados y viejos latones
El invierno conduce mal los carros
Y arrolla las cabezas desnudas de estos triángulos
Donde como un pájaro rozo las huellas de mis alas
Ahora que ni me escucho
Mientras remotos los labios pasan




VERANO (2003)


Muy alto de azul
relincha el aire
en el monte
Amado lugar
No ser la boca
o el árbol
el pie
radiante
visaje
aunque fuera

Ciudades de olor calladas
la cal de los muros
la sangre en chispas
respira
Carnosa
la hoja en rubios
reflejos
Estrangulado
nos busca el frío brillar
de los ojos
Bajando
los azules al mar
La tierra roja



SOLITARIO


LA CASA NEGRA DE LA MEMORIA
Suenan los vasos y choca el brillo
de los dientes
contra el cristal
El lujo de las muñecas gesticula
enjoyado alzando la mano
Adiós
o el gesto que invita a sentarse
El cabello roza el collar
en suaves golpes
rientes
Se busca la orilla de la boca
que aprisionada desde el interior
carcajea





CABALLO
El tiempo arrastra como él, fugitivo, hermoso huésped
de la vida.
Crines, pelo rojo y en las ancas brillo cerebral
Es recuerdo el aire de la arena. Tanto ama el sol su lomo.
Nosotros si pudiéramos auparnos
tirar con fuerza de su fuerza
y abrazarlo como filósofo
poeta al caballo.
Gritar allí, relinchar al suelo con un soplo
el vértigo. Esa velocidad que se adora, ¿o tú quieres
a Lolita?
Un solo de guitarra distorsionado y áspero
¿Es mayor el paraíso entonces?
Alta la mirada por si las serpientes
o sus astros quisieran fulminar
esta clara y rítmica forma feliz de las horas
por decir un nombre a tan nudoso fluir
contra las rocas, los cantos de la piedra
agitándose. Párpados soñados donde la pestaña
vuela o nada, gravita y guarda su pupila
Es para correr
vive como el agua llamada tiempo
Tú, sexy mother pregunta también
¿Fluye como el agua?
Desemboca allí cercano a tus labios
Y allí espera mineral, nada al tacto.
Espera velocidad agreste al paso, espera,
la danza es por la noche, plata asolada de la luna
mínima expresión. Hoy no, no representa papel
líquida y su palabra sólida
como el fuego petrificándose.



.


EL ENERO


Libre dulzura del aire
herrumbre y musgo
en el silencio
y sombra fría
Invierno
y su mediodía
de pájaros
nubes por huir
cálidas
hacia la montaña
Esponja del aire
del lujo
de los días


Adivina los encuentros
de alargada mano
En lejanos huecos
la infancia canta
Otras versiones
a nuestro tiempo llegan
la falda
el azul de la sandalia
escapa por encima de las olas
Las sandías junto a nosotros
al pie de la arena
su carne hundida
en las semillas



En el jardín de Ada
revuela el infinito
esponjoso de sus animales
silvestres como rosas
de la luna

Pupilas selváticas
en los amigos gatos que pasan
del río de los espejos
a la tasca del sol

A la cocina entrarán
la tarde y sus dientes
de león brillantes
aún más que las lejanas
vidrieras del monte enloquecido
de verdes adornos
y musgos siderales





Para cuándo
los ahorcados del bosque
El barco viejo y oxidado
que regresa de su travesía
con Rafael e Isaac
Los que ya no están
la casa
en la que no se sabe
quién vive
La hora del atardecer
bajo la tierra
Para cuándo
el mes de enero en la selva
la franja de la frescura
el caballo y los columpios
los del mar
Ya llegan los pájaros
la piel salada
de otra isla


El equilibrio no es más
que un trapecio apuntalado
El cielo una carpa
de mentiras encendidas
bajo su lengua
El suelo se resbala
bajo los pies del musgo


Olga Luis Rivero.


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