domingo, 31 de octubre de 2010

1663.- JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA SOTA


José Fernández de la Sota nació en Bilbao (España) en 1960. Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco y Diplomado en Estudios Europeos por la Universidad de Deusto. Columnista y crítico literario, se dio a conocer a finales de los 80, cuando obtuvo el Premio de Poesía del Gobierno Vasco con su libro Te tomo la palabra y resultó finalista del “Pío Baroja” con la novela Informe Goliat. Con Te tomo la palabra fue, además, finalista del Premio Nacional de la Crítica y con Informe Goliat, finalista del premio Nadal. En 1994 apareció en la editorial Renacimiento su poemario La Gracia del enano y en 1997 publicó en la editorial Hiperión Todos los santos, libro por el que obtendría al año siguiente el premio Euskadi de Literatura. Ha sido incluido en las antologías Poemas para cruzar el desierto, Los nuevos poetas, Un siglo de sonetos en español y Poetas en blanco y negro. “La poesía de Fernández de la Sota”, ha escrito el crítico Pablo Martínez Zarracina, “constituye un empeño por caminar solo. Es como si, mientras los miembros de su generación se demoraban buscando no se sabe bien qué en la cacharrería de la experiencia, el conocimiento y el silencio, el bilbaíno se hubiese ocupado de procurarse el refugio de la sombra y avanzar silbando una canción (...). Una poesía en la que conviven la contención y la hondura, la inteligencia, la música y la capacidad de emocionar.” En 2004 un jurado en el que figuraban Lázaro Covadlo, Juan Bonilla e Hipólito G. Navarro le concedió el Premio Iberoamericano “Cortes de Cádiz” por el libro de relatos Suerte de perro. Ricardo Senabre ha escrito en El Cultural, refiriéndose a Suerte de perro que “algunas piezas podrían figurar como ejemplares en cualquier antología de esta modalidad narrativa”.

-POESÍA
Te tomo la palabra (1989).
La gracia del enano (1994).
Esto no es un soneto (1996).
Todos los santos (1997).
Lugar de paso (2001).
Material de construcción (2004).
Cumbre del mar (2005).
Aprender a irse (2007).
Vacilación (2009).

-NARRATIVA
Informe Goliat (1989).
Elefantes blancos (1997).
Negrita con diamantes (1998).
Suerte de perro y otras historias (2005).

-OTROS
Bilbao, literatura y literatos (2000).
Tiempo muerto [inédito].
Juan Larrea, Versión terrestre (2009).






Del libro Aprender a irse:


CUANDO TÚ ERAS SILENCIO

Cuando tú eras silencio,
antes del primer pálpito,
yo no soñé contigo.

Estaba caminando, desandando
mis pasos sobre el mundo
(que era Abando),
leyendo
las vidas de Machado (Antonio),
Juan Ramón (Jiménez),
Villamediana (el conde),
amando
apasionadamente a Blas de Otero.

Estaba trabajando,
levemente escribiendo,
esperando la carta que el cartero
me entregaba cada mañana y nunca,
nunca llevaba una paloma dentro
(a veces, digo a veces,
traía un muerto). Estaba,
en fin, viviendo,
andando,
interneteando,
y paseando (sobre todo)
al perro.

Eso es lo cierto. Es fácil
montarse una película al respecto
(una película de serie cielo).
Pero yo soy un pájaro terrestre.

Digo que andaba solo sin tu abrigo
pero no me acordaba de quererte,
no lograba inventarte,
no soñaba tenerte como me tienes.
No soñaba contigo. Refractaba
luz negra un cristal ciego.
Estaba mudo.
Y no soñé contigo
(pido que me perdones)
aquella noche donde tú no estabas.







Del libro Material de Construcción:

COMO ABRIR UNA PUERTA

Como abrir una puerta de una casa
iluminada y comprender que al fin
–después de tanto tiempo y tantas vueltas,
tantas derivas en la oscuridad y tanto
traspiés, vapuleado y jadeando como
un perro ante el cristal de una ventana–
ese era el fin del viaje, un no saber
cómo llegaste allí, cómo pudiste
abrir la puerta y escuchar sin llanto
el rumor de la vida a tus espaldas.






UNA MUCHACHA DE RIPOSTES

Una niña tan alta que entró en mi pecho,
dulce savia subiendo por mis dos brazos.
Árbol que echa raíces bajo el helecho
mientras sus ramas surgen igual que brazos.

Una niña me crece dentro del pecho
como musgo amarillo, verde y amargo.
Entre violetas leves que el viento mece
una muchacha esbelta por dentro crece.






Del libro Todos los Santos:
(EDIT. HIPERIÓN)



I

VÍSPERAS


Ya naciste
con la semillar de la muerte,
y floreces.

F.J. IRAZOKI

TEOLOGÍA NATURAL

La junta de accionistas un jefe la preside
y otro jefe revisa las cuentas de la caja
(a veces se despista, pero eso es otra cosa).
El autobús que tomo helado de mañana
una mano lo guía, dos ojos lo conducen,
igual que los domingos de sol municipales,
la música que suena en el kiosko del parque
un brazo la dirige, un oído la ordena.
El agua alguien la corta, el vaso alguien lo llena.
El frugal desayuno, la leche, las tostadas
y poco más, mil órdenes en silencio condensan.
El periódico cuenta en un perfecto orden
los sucesos del día: el terrible accidente
del autobús de línea, el desplome del kiosko,
el desfalco del banco, los pantanos vacíos.
Llego tarde al trabajo. Apuro el desayuno.
La tostada está seca y la leche está fría.





WANTED

Habrá que remover cielos y tierra.
Habrá que contratar a detectives.
Habrá que huronear en los archivos
y revolver en todos los osarios.

Habrá que tantear como los ciegos
tantean el camino. Será arduo
andar siempre buscando y será ingrato
ir desenmascarando a los culpables

de nuestra propia sangre. Si queremos
que se desenmascare al gran culpable,
antes habrá que andar trastabillando
durante mucho tiempo, acaso toda

la vida nos quede. Pero nada
habrá de detenernos. Nuestro es
el cuerpo del delito: Alguien nos hizo
arteramente un día. Ha de pagarlo.





ENEMIGO

Me necesitas como el aire, sé
que no vives sin verme,
sin pensarme.
Sé que soy tu alimento.

Un día, sin embargo, he de dejarte.
Crecerá en ti el vacío
como la hiedra crece por el árbol.





SÓLO HA PASADO EL TIEMPO

Odié a ese niño flaco
temblando en el gimnasio
helado del colegio.
Pero amé su mirada
de triste inteligencia
y su flequillo negro
que auguraba el futuro.
Y odié aquellos hoteles
baratos con lavabo
lejos siempre del centro
de Oviedo, Ponferrada,
La Coruña o Santiago
de Compostela en año
jubilar, por supuesto.

Ahora miro hacia atrás:
lo pero no ha pasado,
sólo ha pasado el tiempo.





TURNO DE MUERTE

Sin familia ni amigos tal vez fuera
posible no pensarla. Sin amor
tal vez fuera posible libremente
haber vivido. Sin las ataduras del trato o la amistad, sin familiares
ni amigos y sin caras conocidas
tal vez fuera posible obviar la muerte.
Familiares, amigos, conocidos
de su dolor nos hacen solidarios.
Van desapareciendo en las esquinas
de nuestra vida, uno detrás del otro,
y su muerte es anuncio de otra muerte,
su ausencia una señal, como un semáforo
encendido en la noche, abierto siempre.





II
DIFUNTOS
Porque morir fue al cabo
el solo modo de vencer a la muerte

JOSÉ ANGEL VALENTE




EL MUNDO NO ES LO QUE ERA

El mundo no es lo que era desde entonces.
Un lejano escenario roído por el tiempo.
Fantasmas familiares recitando
la historia repetida con fmailiaridad.

Ciudadelas sitiadas en la nieve,
océanos ardiendo en un desierto,
muro de acero que se desmoronan.
Altas torres de sangre. Cormoranes
como negras banderas. No es lo que era
el mundo desde entonces. No es lo mismo
desde que yo no estoy, mas es el mismo.
Idéntica la trampa en su animosidad.
Gramófono sonando en la casa vacía.





LOS MUERTOS DE CANSANCIO

No nacimos cansados como dicen
algunos malpensados. Nos cansaron
las cargas de la vida.
Un trabajo mediocre y malpagado,
una mujer ingrata y unos hijos
que sólo fueron causa de problemas
y de infelicidades.
Por eso comprendimos que el esfuerzo
no merece la pena y que la vida
sólo desde la cama es soportable.





COMPASIÓN

Me da pena la pena de esta gente
que transita asustada entre las losas.
Me entristecen sus pasos, sus zapatos
que crujen tristementte. Me entristecen,

no puedo remediarlo, estas personas
que nunca he conocido. no las veo
-no puedo verlas ya- como adversarios.
Son para mí ya sombras sus pisadas,

la huella silenciosa de su pena
o su remordimiento. Me entristecen
sus trajes de domingo, su cansancio,

el tic-tac fatigado de sus pechos.
Me da pena la pena de esta gente.
Su olor desconocido me entristece.





EL DANDY

No nos hacen los libros que leímos
como piensan algunos infelices,
ni los maestros ni las amistades,
ni -aunque ellas lo pretendan- las mujeres
que lentamente nos elaboraron.
Nos hacen las camisas y los trajes,
las corbatas de seda y los zapatos
-a poder ser ingleses- que calzamos
a lo largo del viaje. No nos hacen
las ideas. Nos hacen nuestros trajes.
Hay que ser muy ingenuo o muy soberbio
para creer que las ideas visten
a los desnudos muertos. Son los trajes
los que nos cubren y nos acompañan
de la cuna a la tumba. Solamente
nos arropan los trajes y nos hacen.
El resto es calderilla. Humo de pajas.





EL MALOGRADO

Lo supo todo el tiempo: en esta vida
casi nada se logra con trabajo,
casi todo depende de la suerte.
Lo supo todo el tiempo y por tanto
no trató ni siquiera de intentarlo.
No trató como tantos de engañarse
apelando al esfuerzo, al justo premio
que los dioses otorgan a los justos
y a los perseverantes. Supo siempre
que la gloria no es más que una ramera
y la fama un infame proxeneta.
Su mediana fortuna le bastó
para vivir sin prodigar lisonjas
ni depender de nadie. Sus talentos
él prefirió enterrarlos. Mantenerse
al margen de los otros que compiten
como afanosas hienas deseó.
Nadie supo quién era y mucho menos
lo que pudo haber sido: Adolf Hitler
o San Juan de la Cruz, Manson o Ghandi.
Nadie podrá agradecer que no empeñara
su talento y su vida en descubrirlo.





CASA DE PALABRAS

Quisiste hacer más clara la oscura habitación.
Levantar nueva casa sobre el viejo solar.
Ensanchar las paredes con palabras
y con palabras avivar el fuego,
enjalbegar los muros, satisfacer la renta.
Levantar nueva casa sobre el viejo solar.
Lo pagaste bien caro. Empeñaste tu vida
-tu destino sin letras-
nada más empezar.

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