lunes, 20 de junio de 2011

3951.- MARÍA DEL CARMEN COLOMBO


María del Carmen Colombo (Buenos Aires, 1950). Poeta. Ha publicado La edad necesaria (1979); Blues del amasijo (1985); Blues del amasijo y otros poemas (1992, 1998); La muda encarnación (1993) y La familia china 1999). En 1978, fue premiada por la Fundación Argentina de Poesía en el concurso "Mónica Garcerán" y, más tarde, en 1981, obtuvo el premio "Benito Lynch", otorgado por la Biblioteca Cornelio Saavedra y Union Carbide SAICS. En ese mismo año, logró el primer premio de poesía en el concurso provincial organizado por el Grupo Roberto Artl. En 1992 recibió el "Primer Gran Premio de Poesía V Centenario", organizado por el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires.

Los textos de La familia china, fueron seleccionados para ser llevados a escena durante el I y II Festivales de Teatro del Centro Cultural Ricardo Rojas, realizados en noviembre de 1999 y julio de 2000.






Como un árbol este abanico tiene un solo pie, pero
de varillas, y un país de papel que se despliega, lento
con dos manos.
Florece en cada varilla una escena, muy fija y
finita, pintada con pelo de pincel. Entre una escena y
otra la distancia es inmensa, porque tarda en llegar
la próxima varilla.
Cuando la escena por venir parece que no viene,
los ojos humean de ansiedad, nublando el cristal con
que se mira; en el fondo sus arpones de pez desean
pescar cada una de las miniaturas, que huidizas se
escurren entre el papel de agua.
El pinchazo de un ojo podría ser fatal para un
teclado tan liviano. Por suerte, entre el comienzo
y el final de este despliegue sólo transcurre media hora.
Tiempo suficiente durante el cual un semicírculo puede
alcanzar su personalidad verdadera, y en el instante
hacerse aire, como este abanico.








En espacios reducidos es propio menguar, como la
luna y las mareas: la dirección del movimiento obedece
a la necesidad. Es favorable decrecer con rectitud,
orientados por el mapa nocturno que dibujan las tablas
de planchar, cuando doblan sus hojas y culminan firmes
en una reverencia.
Los biombos se someten al dictado de los tiempos y
ceden, dóciles, las teclas de sus abanicos. Una escalera
devora su propio caracol, peldaño por peldaño.
Algunos pensamientos ensobran sus intimidades
y se apilan, al igual que las sábanas, en prolijos acordeones.
Las mentes más realistas se ajustan tanto al pan pan y al
vino vino, que después se desparraman en otras dimensiones,
como la gente que vive apiñada en una pieza y sueña con la
amplitud del paraíso.









Cuando el ideal baja a la tierra, con la fuerza que derriba
las barricadas metafísicas, sus pies de niebla pequeña
sienten la alegría del descenso. Desnudos, como vinieron
al mundo, se hunden en la línea desafinada de los baches
y felices chapotean en el barro junto a otras flores del arroyo.
A veces parecen margaritas diamantinas sembradas por
el sol. Otras veces brillan en el lodo como el aura abandonada
de algunos santos.

http://alpialdelapalabra.blogspot.com/2011/06/maria-del-carmen-colombo-de-la-familia.html






en las tripas de mi reloj
despuntan
grandes husos de gallo
qui qui ri quí
yo soy el que
recuérdalo
qui qui ri quí
tú la que no
ahora y en la hora



pero mis huesos
blancos y dispersos
en la noche
cantan de pie
no somos del cuerpo

oh mi mano de hojalata sola
cómo brilla
polvo eres pero brilla
un despojo:
—del cuerpo ya no soy



piedra fueron serán ojos?
islas deshechas aspas
en la miseria
a la deriva cuando saltan
del cuerpo ya no son



mira mira las orillas
remos rotos hacia
dónde?
pero la ceja olvida
se levanta del cuerpo:—ya no soy



no tengo el ver
no tengo el verbo
¿hay esperanza para mí?



yo soy el que
tú la que no



doblan campanitas
de cuello amarillo
tú también
por un oído de sombras
escucha
la mañana


(De "La muda encarnación". Último Reino, 1993)

LA MONTAÑA

Si fuera segura
como una montaña --las cosas
claras, la palabra
precisa--. Si fuera calma, una
piedra de quietud, mi derrotero
culminaría --seguramente--
en la cima de cordura
y así colmada miraría
desde allí
un ojo de vértigo, el otro
abismo.



ESPERGESIA

quiero el agua
del paraíso, dice, alba
blanca, pura luz mirando el
reflector dice llena
luna sin culpas
el balde de mi alma
hasta el colmo
como quien toma del gollete
celestial actriz finge
la gota terrenal cuando
enjuga con la punta
del manto una sed de rocío: ella
cree en la eficacia
del vacío y representa
la escena pensada por dios
para salvarnos.


La virgen está ocupada
muy ocupada en arreglarse
las enaguas y el velo
nupcial

más hermosa que nunca
ella brilla
y el susurro barrial
prende estrellas
en su estola de tul

una víbora
el collar de rezos
que se enrosca
a los pies

sube y sube
serpiente bailarina
de penas y dolores

tiemblan las monedas
como la multitud
pero la virgen
se mira en el espejo
vamos a casa papi

la eternidad

suelta su pelo
despreocupado
sobre el mundo.


http://el-placard.blogspot.com/2010/07/poemas-de-maria-del-carmen-colombo.html

1 comentario:

  1. ¿Cómo leer sin sentir que esa escapatoria me devuelve la vida?
    ¿Como vivir sin vida si leer tus poemas convierten la escapatoria
    en alguien que se va y no soy yo? Gracias Coto.
    Hernán.

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