domingo, 18 de diciembre de 2011

5451.- ARMANDO ULLOA

Armando Ulloa Muñoz (CHILE 1899-1928)


Quiero vivir la vida, anónimo y sereno,
humilde y encantado, en mi heredad lejana:
saturarme de sol sobre los campos buenos
y beber el rocío fresco de las mañanas...
Armando Ulloa


Al igual que muchos de los poetas de la Generación Literaria de1920, Armando Ulloa vivió una existencia breve pero intensa. Sumido en la bohemia y víctima de la tuberculosis, no alcanzó a realizar una obra de registro amplio, y sólo alcanzó a esbozar lo que podría haber sido uno de los proyectos de mayor profundidad lírica de las letras nacionales. Nacido en Constitución, comparte con sus coterráneos el tinte local, que va desde el sencillo y nostálgico color de los atardeceres, la quietud y el recogimiento, hasta las poéticas vanguardistas experimentales, todos rasgos tan sutiles pero tan evidentes que cubren la obra de los poetas del Maule: Pedro Antonio González, Jorge González Bastías, Jerónimo Lagos Lisboa, Max Jara, Aída Moreno, Pablo de Rokha, Víctor Barbieris, Raimundo Echeverría y Larrazabal, Joaquín Cifuentes Sepúlveda, Pablo Neruda,Omar Cáceres, Augusto Santelices, Gladys Thein, y tantos otros.
Poco es lo que se sabe de la vida de Armando Ulloa, los pocos antecedentes biográficos conocidos circulan de un artículo o nota de prensa a otra... quedan entonces los recuerdos, las conversaciones de bar, las largas caminatas y los amigos...
El poeta Carlos Acuña, responsable de la publicación del único libro de Ulloa, Poemas de la tierra y otros poemas, recuerda: “Tal vez, fuera del ambiente intelectual, sean pocos los que conocen a Armando Ulloa como poeta, y lo fue, su emoción desbordaba el frío vaso moderno. Su pasión por la cultura francesa no le impidió vibrar con su tierra nativa, sino que le afinó el acento. Fue avaro de su producción, mas, lo que dejó disperso en las revistas, le asigna un sitio honroso entre los poetas de la nueva generación”.
Para el poeta y novelista Juan Marín, Ulloa fue un romántico nacido en una época equivocada, un espíritu frágil que buscaba incansablemente refugio en “una especie de aristocratismo intelectual”, huía de las muchedumbres y del rumor de las calles para refugiarse en sus versos. Versos que contenían el alma de su heredad querida, que evocaban las églogas de Fray Luis de León. Versos puros, quietos y cristalinos, “armoniosos de resonancias virgilianas”.
César Bunster, por su parte, recuerda las hondas y profundas afinidades que existieron entre él y Ulloa. Se trataba de caracteres afines, capaces de vibrar ante idénticos estímulos; cuenta Bunster que escrutaban los mismos horizontes y a partir de ellos divagaban sobre el futuro: “¡Pobre poeta! ¡Tanto como amaba la vida su corazón abiertamente bondadoso! Sentido poético afinadísimo, cultura constantemente fortalecida, eran sus alas vigorosas para alcanzar, camino adelante, las más altas cumbres”.














SONETO


Para escribir mis versos diáfanos y sencillos,
dos cosas sólo pido, con la humildad de un ciego:
un rincón que perfumen rosa, menta y tomillo
y - ¡oh musa inolvidable! – soledad y sosiego.


Quiero que en ellos quede todo lo que fue mío,
la vida que renace con el primer retoño,
el sol que cubre de oro las mieses del estío,
los frutos del invierno y el vino del otoño.


Que viva en sus estrofas todo lo que florece,
el corazón cansado que rejuvenece,
los sueños de la infancia que marchitó la edad.


Los árboles cargados de frutos esplendentes,
los pájaros, las flores, los bosques, las vertientes
y el alma melancólica de mi vieja heredad.








EGLOGA


Lejos de la estulticia quiero tejer mis rimas,
donde no alcance el grito de los doctos graves,
y dar cantos serenos y emociones ópimas
y dejar que el espíritu vuele como las aves…


Donde pueda sentir el ritmo de las horas,
y aguzar los sentidos en un silencio sabio,
y ver el corazón desnudo cuando llora
y entreabrir las pupilas limpias de todo agravio.


Quiero vivir la vida anónimo y sereno,
humilde y encantado en mi heredad lejana;
saturarme de sol sobre los campos buenos
y beber el rocío fresco de las montañas.


Quiero en las noches blancas, bajo la luna errante,
copiar de las estrellas el temblor emotivo,
y lleno de dulzura y de emoción fragante,
tenderme sobre el césped y quedarme pensativo…


Y ver caer las tardes y llegar los crepúsculos
encendido el espíritu, el corazón abierto,
y pasar de la tierra – insensibles los músculos-
a la vida encantada en que viven los muertos…












EL HOMBRE DE LA TIERRA


Buen campesino labra tu campo, abre los surcos,
y esparrama los firmes granos con mano pródiga:
las semillas que hoy riegan tus sudores fecundos,
fecundas te darán mañana el pan que comas.


La tierra, a tus esfuerzos, como una buena esposa
se rendirá y humilde te brindará sus frutos;
tú le darás en cambio tus lágrimas gloriosas,
la sangre de tus venas y el vigor de tus músculos.


Y así, cuando ya sientas temblar tus manos rudas
y esté presto tu espíritu para emprender el vuelo,
ella y tú habréis formado un nudo tan estrecho


que, cerrando los ojos y mirando la altura,
tú, como última ofrenda, le ofrecerás tus huesos,
y ella, en último pago, les dará sepultura…
















CANCION DE LOS SUEÑOS MUERTOS


Uno a uno
mis sueños,
bajo yo no sé qué ala perversa
se han ido muriendo.
El jardín interior no repite
la sombra de mi eco.
Ya no soy el muchacho que sueña,
se han ido los versos…
La ambición del laurel se ha dormido,
el romántico cisne se ha muerto,
la sutil sensitiva desmaya
y se adentra en el alma el invierno…




del Libro POEMAS DE LA TIERRA Y OTROS POEMAS



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