lunes, 16 de enero de 2012

5654.- RAMÓN FERNÁNDEZ LARREA

Ramón Fernández Larrea, nació en Bayamo, Cuba, en 1958. Ha publicado los libros Cantar del tigre ciego, editorial Arlequín-Libros del arrayán, Guadalajara, México, 2001; Terneros que nunca mueran de rodillas, Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España, 1998; El libro de los salmos feroces, Ediciones Extramuros, La Habana, Cuba, 1995; Manual de pasión, Universidad de Guadalajara, México, 1993; El libro de las instrucciones, Colección Ciclos, UNEAC, La Habana, Cuba, 1991; Poemas para ponerse en la cabeza, Editora Abril, La Habana, Cuba, 1989; El pasado del cielo, Ediciones Unión, La Habana, 1987.



Nunca canté en Broadway


no llegues tarde a las tormentas
pierdes lo peor
la posibilidad de subir
por cada poro de la lluvia
te pierdes los rugidos inmensos respirar a plenitud
como todo pirata indeciso


no llegues tarde al aire
todo cambia como la materia y no
nadie está autorizado a darse ese lujo


nunca llegues tarde a la palabra
los mentirosos ocupan las filas de adelante
y jonás y el leviatán completan el podio
y es un gesto pedante levantarse a mear


nunca llegues tarde a la desnudez
es casi la única buena voluntad
mal mirada por las vírgenes viciosas
y los falsos de siempre que se deshidratan
pero la desnudez y tú pueden mirarse
sin tanto problema sin esconderse los problemas


nunca llegues tarde a la tarde
hay muchachas que se acarician
por horror al aroma de los mataderos
y puedes ser de pronto el caballero de cocody
aunque parezcas un desfachatado a la policía


nunca llegues tarde a la verdad
sobran los jueces de ocasión
la verdad es la huerfanita de la casa
todos la acarician pero olvidan su cumpleaños


nunca llegues tarde a las revoluciones
habrán repartido los cariños
y tendrás que marcar en la penosa larga fila
con el traje arrugado y una corbata


nunca llegues tarde a la muerte hijo mío
o al silencio o a la palabra dios
o a la quebrada del yuro o a gethsemaní
o a la cámara de gases
y sé tu propio asesino si puedes


nunca canté en broadway
conozco cada trino de memoria
silbo en la noche las perdidas baladas
los sencillos aullidos del hombre normal.


(De: El libro de los salmos feroces, 1994)










Ametralladoras


ayer me enseñaron a matar
tuve cielo y un hierro ardiente en los dedos
me dijeron
este hierro es el corazón
tuve corazón mataba gente igual


un cielo el cielo de kibala


aprendí a matar en nombre de nadie
en el mío propio aprendí a matar
con un hierro que era el corazón
pero no era mi propio corazón


me dijeron mata por tu país
y antes mi país se confundía con un corazón
antes daba palmadas y sonreía
antes parece que tuve corazón
y no el nombre de nadie el nombre indigno de un país
donde te ponen un hierro en la mano
no un corazón un temblor y en nombre de nadie
te enseñan a matar para que sigas escupiendo
o cobrando papeles para que el hijo sea feliz
o más o menos y nunca se pregunte
si el cielo de kibala abrigaba
o cómo olían los árboles de la nostalgia
si un día el pobre viejo tuvo un corazón
o era un hierro frío y ajeno para matar
para vivir matando para espantar el sueño
y poder echarse un país en el bolsillo
con los ajenos en el nombre de nadie
aprendiendo a matar con su bigote lejano
aprendiendo lo que es un corazón.


(De: El libro de los salmos feroces, 1994)










Somos unos padres magníficos


El niño está inventando pájaros sin cabeza


De un manotazo espanto sus telarañas de colores
pues qué es un pájaro sin el rubí del ojo?
el niño llora hundido entre las lianas
sólo quise enseñarle la verdad de las cosas


es mediodía y ahora va con su espada a colgar garfios
su castillo se eleva tras las paredes carcomidas
quítale rápido las cuerdas invisibles
podrá caer un sueño no se puede escalar
escucha cómo canta desaforadamente
no puede hacer siquiera dos libras de silencio?


en la tarde navega en el pasillo
ha puesto peces que relumbran
la mesa de la lámpara vuelve a ser su canoa
pon orden antes que invente cataratas
va a destrozarse contra las piedras de la orilla


que se comporte como un muchachito decente
que no se escape en el caballo blanco


ya nos salva la noche
está vencido en su pequeña jaula


podré leer ahora respiraremos satisfechos


tú coses en silencio con merecida paz
y el humo de mi pipa llena tus ojos de venados.


(De: El pasado del cielo, Premio “Julián del Casal”, UNEAC)










Muerte del tonto de la colina


bebía grandes tajadas de sol
sus pies su vesícula las diminutas venas de los ojos
estallaban llenas de lumbre y sobriedad


sabía mucho
sabía el horario de las mariposas
las palabras que no decía la gente
al abrazarse doblando las pestañas
él estaba por ahí en su pelota de tierra
en la suave colina donde podía respirar
mirando la rueca hora tras hora
sabiendo lo que pensaban los pájaros de los hombres


nunca mintió
no tuvo nunca día de ponerse una corbata y sonreír
llenar papeles estúpidos con el nombre de su madre
él estaba por ahí mirándolo todo con esa especie de
desdén/
que uno tiene en los ojos cuando conoce el horizonte


II


hoy degollaron al tonto de la colina
le hicieron vomitar toda la luz
y dejaron su lengua sin tesoros


después había burbujas encima de las piedras
donde su rostro vigilaba los fulgores
sacaron de su estómago hasta las últimas estrellas
que todavía latían su vivir


hoy degollaron al tonto de la colina
seguramente está al venir la guerra.


(De: Manual de pasión, Universidad de Guadalajara, México, 1993)










Pero mira cosa buena de mi vida baila mi son


Había mucho jueves en esa forma de esperarla
las frutas ardían solas doce del día el augurio
de un ángel claveteado entre las ropas del closet


Había mucho hueso en su manera de sentarse
ese día a escuchar el canto de los carros
de mirar impasible el salidero de la ducha
entre cepillos y garbanzos que sonreían inocentes


Había mucho niño entre el bigote y el peinado
mucho juguete roto en aguardar aquellos pasos
sentadito mordiéndose la lengua
que había limpiado desde temprano para ella


De todos modos era una historia común
en un jueves común entre una pareja nada sorprendente
después ella llegaba con la ciudad en los ojos
él empezaba a acomodar las casas
los otros rostros incesantes el aire de los árboles
y se ponían alegres como un diploma arrugado
como una pelota destrozada en el patio.


(De: Poemas para ponerse en la cabeza, Premio XX
Aniversario El Caimán Barbudo”, La Habana 1986)










Resumen del guerrero


yo soy el guerrero espantado que han obligado ser
mis piernas me responden me cuido de la cuchillada fatal
yo he sido el que espera para poner el pecho
delante de los que a veces pagan por gritar su nombre
al morir
yo soy el que quizá se desangra en el circo


todo es un circo
hay ángeles y tiranos
cae arena encima de mis zapatos


todo es el enemigo no creo en nada más
porque debo cuidarme los tendones


los perros gimen delante del césar
los bueyes doblan la testuz ante el vikingo
las mujeres se extienden oliendo un general


yo soy el guerrero que va a morir ahorita mismo
en mi nombre abriéndose el vientre
para que llueva para que escampe yo soy el sacrificado
y el sacrificio y la lengua de una estación cualquiera
yo soy la muerte y sus arroyos
o el poderoso que siempre sabe por qué se desvela.


(De: Cantar del tigre ciego, Ed Arlequín, Guadalajara,
México, 2001)










Poema lleno de heroísmo


los soldados toman sopa los martes los jueves
a veces hay sardinas en las bandejas de aluminio
siempre antes del éxtasis riguroso de un sábado
en que salen de vidrio a arañar mulaticas
en un hueco en la hierba de la noche
los soldados se enfundan en una cruda camisa
te cuidan a ti y a mí y las esquinas y los poros
pasan gritando desde un camión su rabia joven


los soldados tienen a veces pocos años
los viejos dignos les miran con expresión complacida
como pensando qué vida tan magnífica
y en los discursos son algo así como héroes


pero quién carajo pone al soldado de soldado
con su hierro asesino a no tener ojos ni novias
a no tener almuerzo los domingos
a ser un animal sin dientes y con sed


pero quién carajo lo saca del hueco
de sus maniobras mortales
no importa que haya bisté y no sea la sopa
grasienta y triste de los martes
el soldado está ahí en su hueco perpetuo
y los viejos le miran alegres y limpios
como diciendo qué vida tan magnífica


algún día no habrá dioses ni perros ni soldados
que griten desde un camión o escupan bajo la luna.


(De: “Terneros que nunca mueran de rodillas”, Premio
Julio Tovar, Santa Cruz de Tenerife, 1997)










Juanita Petitón no camina


debo de estar en realidad enfermo
jamás he amado a greta garbo


enceguecido por la fiebre
tampoco soñé con un rolls royce


las leyes de los hombres me dan vértigo
y cuando los campesinos vietnamitas
festejan que les otorgaron la tierra
bostezo de aburrimiento


he de tener glándulas muy podridas
nunca entendí a brigitte bardot


la miro y en ocasiones mis papilas
encuentran algún sabor en sus ojos
a esa hora sale una foca detrás de su pelo
perros lanudos me interrumpen


las victorias que proclaman los pueblos
me hacen soñar con islas en el profundo sur


sospecho que mi salud no es buena
el cerebro me juega malas pasadas


los ancianos aplauden y nunca sé qué hacer
si alegrarme por sus próximas muertes
o pedirles con amabilidad que me mientan


los dictadores y los futbolistas
no despiertan en mí ninguna pasión


lo peor de todo es mi odio por los hospitales
ese olor a sábanas de angustia


por mí se hubieran ahorrado muchas cosas
el asalto al palacio de invierno
los venenos sutiles de jósef stalin
la construcción de tian amen
la alegría selvática de la sierra maestra
el embalsamamiento de evita y vladimir
abandonar a laika en el cielo


es posible que esté en fase terminal
los castillos medievales y las fuentes
me provocan un ligero hastío
no entiendo el júbilo del hombre
con sus victorias y enterramientos


pero lo que son tus ojos y el mar
me hacen ascender por las frondas


de todos modos estoy grave
jamás me gustó greta garbo.


(De: Nadie será nadie, inédito, Barcelona 2004)










Hombre joven que devora un caballo


mirándolo bien el potro le devora el corazón
pero no parece precisamente esa víscera
pudiera ser una pradera incendiada
algo que recuerda a una mujer que soñaba
junto a una ventana en la calle viladomat


a la derecha el humo se convierte
en una viejecita que rezonga
el animal parece ser mordido por su víctima
que se niega a entregarse totalmente


brillan los ojos de la bestia
y en los del hombre se derraman estrellas
o tal vez unas pupilas que escondía con cierto egoísmo


perversidad
mucha perversidad
y por encima llueve lástima
que hace crecer un pasto en derredor
como un país perdido o una linterna


o tal vez son felices
uno metiéndose de esa manera en el otro
siendo ahora la misma sustancia
esa entrega que le negaron los hombres
con el hacha terrible de la moralidad


la sangre que se advierte es una esencia
como el rumor de un agua que atravesaron juntos
y en el horizonte hay una madre que huye
con una bandera que no reconozco


cuando hayan terminado la acción
es posible que el caballo escriba una carta
un acto asqueroso de contrición
donde culpe al joven por descuidarse tanto


y más tarde la hierba estallará
y las flores parezcan lejanamente desoladas
todo para que no se recuerde la sangre
para que olvidemos pronto la agilidad de la alegre mandíbula


y aquella madre que parece gritar en los límites
deje de verse cubierta por otro incendio.


(De: Nadie será nadie, inédito, Barcelona 2004)










Anatema de mayo


para que todo fuera verde y levemente cálido
para que el mundo se pareciera al pan
para sortear malos sueños
armaba sus sueños cada día sobre una mesa
que construyó un desconocido con su misma esperanza
que barnizó un viejo que sollozaba escondido
que transportó un centroamericano ilegal
que vendió una muchacha
a quien violarían esa misma madrugada


como si se tratara de un ejército de ángeles
que eructaran hartos de penumbra e incienso
acomodaba sobre la tabla sus desvelos
y se decía que era inútil pero
algo podía cambiar aunque fuera en su rostro
en el rosal que no esperaría otro otoño
en la lívida sombra de la pared


y realmente cuando el sol degollado se escondía
cuando había terminado la humedad de este mundo
de aquellas palabras amontonadas
de sus delirios
de toda la montaña de vida que había puesto ante él
brotaba un tímido
un secreto fulgor
que rebotaba en la pupila asombrada
de una salamandra que reía en silencio.


(De: Bienvenida la sombra, inédito, Barcelona 2004-05)










Bienvenida la sombra


cuando caiga la noche y estén
los vasos ya tranquilos como árboles
talados y olvidado el temblor
de nuestros ojos en el trémulo mediodía
una pequeña luz como un hada
inválida y con las alas ardidas
extenderá sospechosamente una tierra ante ti
y ante nosotros en esa espera
que ya una vez fue renuncia
se abrirá el escenario de fantasmas que vuelven
soldados ingleses de aquellos
que una vez atravesaron la niebla de la habana
marcharán sobre la piedra insomne
del puente inmortal de besalú en la ampurdá
tu infancia trepando a un tamarindo
árbol de difícil pronunciación en este idioma
de nostalgias imperceptibles
y un mar el primer mar de tu infancia
retornará a la orilla de nuestros sueños
tal vez trayendo el rostro de un ahogado
que esperó como nosotros la oscura sombra del silencio
la callada noche extranjera donde regresan
equipajes y anhelos perdidos
cuando todo esté quieto
y la pequeña luz se desangre
leve en el invierno de nuestra extrañeza.


(De: Bienvenida la sombra, inédito, Barcelona 2004-05)










El antifaz


la niña de tu abismo murió un verano casi sin dar la cara
aplastada por las noticias del futuro asfixiada por el camino promisorio
apisonada bajo el tejado de otras imágenes
la corrección el hilo de la dicha las palabras perfectas
que debía decir en caso de alegría o de catástrofe


se ensañaron con ella los brillos del porvenir los oros
de un mundo anunciado en talleres de ulan bator o ucrania
la letra sangrante de pavel korchaguin y otros corderos degollados
a punta de pistola en el relámpago del universo


los espontáneos la ensordecieron con jubilosa bondad
le arrancaron su lengua felpuda los maestros
comisarios al uso revisaban sus dientes


atrás quedaron los ojos que debió tener
el anhelo
que iba a ponerse a enarbolar la libertad que comería
la amabilidad de absortas sombras el olor del sonido
a elegir desnuda o abrigada
incendiada o bajando en el marasmo
viva
como una colilla o una burbuja de acero
como han de ser las niñas que brotan de este tiempo


víctima de la guerra que ponen los hombres
en su proceder engañosamente recto
le despojaron de bitácoras le borraron los rictus
y cosieron sus dedos profundos a la tundra


denegado el permiso para tener cumbres en su respiración
denegadas las cuatro estaciones
denegado el debilitamiento o la extraña canción


a ser feliz como decían le mandaron
a crecer en la fronda que vigilaban los de al lado
los tan junto a ella que se confunden con el crujido
a elevarse afirmativamente con una flor en la solapa
un estallido de cartón piedra en su pecho
fabricado estrictamente con minerales del país
nada de turbios callejones de parís o hannover
absolutamente nadita de picadilly circus
negativamente ninguna flor de loto


y apartarse que vienen más
que corren
a quitarse de en medio sin hacer olas
que se acercan
otros recién sacados de la fábrica


la niña que iba a nacer de tus ojos atropellada
nada más decir su presencia bajo la bombilla solemne
de estos tiempos que corren como enloquecidas alpacas
en el río de sangre del matadero
víctima de una guerra secreta el cadáver de ella
la encadenada la espectral la que se desnucó
con el férreo filo del porvenir dictado.


(De: Bienvenida la sombra, inédito, Barcelona 2004-05)

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