domingo, 29 de enero de 2012

5703.- MODESTO CABALLERO



Modesto Caballero Ramos nació en Mayarí, Holguín, Cuba, el 14 de septiembre de 1948. Es Licenciado en Ciencias Penales y graduado del segundo curso-taller Historia y práctica de la creación poética del Centro Cultural Dulce María Loynaz, en el 2006. Su decimario Idolatría del que piensa obtuvo el tercer premio del concurso iberoamericano Cucalambé en ese mismo año. Su primer galardón poético lo alcanzó a los 14 años. Entre sus recientes premios en poesía figuran el Francisco Pereira y el Regino Pedroso en el 2004. Fue finalista en el concurso de novela policiaca Primero de Enero 2005. Autor de diez novelas, dos libros de cuentos, 12 libros de poesía. Cultiva por igual la poesía en estrofas tradicionales como el soneto y la décima, y también los versos libres. Ha sido publicado en cuatro antologías poéticas: Una vez vino un ángel (Editorial Extramuros, Ciudad de La Habana, 2000); Habana 10 (España, 2001); Poesía cósmica Cubana, tercer tomo (México 2002); y Verde ramo en el aire sin dueño (Publicaciones Azucareras, Ciudad de La Habana, 2005), así como en otros medios, como periódicos y revistas, en Cuba y Guatemala. Director del taller literario Majadahonda, adjunto a la Casa de la Poesía del Historiador de la Ciudad de La Habana. Es vicepresidente del Grupo Ala Décima y subdirector de su sitio web Cuba Ala Décima. En el 2006, invitado por la Universidad Autónoma de Guatemala impartió un taller de creación poética dedicado a la décima en la Extensión Cultural de ese alto centro docente, con la participación de 22 poetas guatemaltecos, donde quedó constituido el Club de Amigos del Grupo Ala Décima. Es promotor cultural y ha participado como jurado en diversos certámenes de poesía. En el 2008 vio la luz su decimario Piedra de escándalo (editado por la Universidad de San Carlos, en Guatemala), concebido a partir de una frase del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, de El Salvador. (Fuente: Cuba Ala Décima, espacio virtual coordinado por el poeta Pedro Péglez)




PIEDRA DE ESCÁNDALO
(Primera parte de su libro publicado en el 2008 por la Universidad de San Carlos,
en Guatemala)

Me complace cuando me rechazan
porque me parezco un poquito a
Jesucristo, que también fue piedra
de escándalo.
MONSEÑOR ARNULFO ROMERO





Y me vestiré despacio
bajo el designio del otro.
Cabalgaré sobre un potro
a la Estigia. ¿En el espacio,
será este acaso el prefacio
de mi estirpe como vándalo ?
Quizás perfumado sándalo
sea el madero de mi cruz,
pues como lo fue Jesús,
soy también piedra de escándalo.










PRIMER ACTO
(Se abre el telón)


A desandar la Mancha por la ruta
polvorienta que anduvo Rocinante
quiero seguir hidalgo y caminante
para enfrentarme con la siempre astuta
vanidad de mi tiempo o la cicuta
del Quijote que soy sin los molinos.
¿Dónde asechan furiosos remolinos
las últimas cruzadas de un guerrero?
Se va este desandado hacia el postrero
combate por difíciles caminos.










VIVENCIA


Me han invitado a morir
- no quiero -. Vendrán de nuevo
los jinetes del relevo.
Intentarán omitir
mi derecho a subsistir
en esta fauna violenta.
Hoy un amargo que inventa
convencerme, lo resisto.
Soy hombre como fue Cristo
pero su Dios no me alienta.












AUSENCIA DE FE


El mundo que se abate en estertores
ante mi fe ha llegado y se me rinde.
El sabe que no hay fe que ya no linde
con la savia del odio y los honores.
Hay espacio vacío, desertores
han segado su honor con la mentira
pero el mundo los cruza y no los mira.
Son ausencia de fe; y son baldíos
agujeros en el espacio y fríos
difuntos apocados bajo su ira.












EL SUMARIO DE DIOS


Ando buscando un santuario
donde lavar el pecado
de mi tumba. Reservado
fui al perdón. Con el sumario
sentencié a Dios. El Rosario
de María se transforma
en cancerbero, reforma
que me exorciza la luz
abierta cuando en la cruz
un ángel muere o se forma.












ÁGAPE DEL ULTRAJE


En algún lugar se encuentra
aquella voz que estremece
a mi silencio. Me crece
un árbol sin sombra y entra
pero mi voz no se centra
en su raíz. El follaje
es aquel verde que extraje
de entre la miel y el salitre.
Después, la cena del buitre,
es Ágape del ultraje.
















VISITACIONES


Soy la desnudez del alba
que la noche lo abandona
a la ira del sol. Burlona
oquedad. Ya nada salva
a esta hormiga. Soy la malva
presunción donde la suerte
busca el traje que la inserte
para atarrayar la vida.
Después de cada partida
el sol regresa a mi muerte.










PUNTA DE LANZA


Mis ojos son el deseo
que a este corazón le falta
pero nunca fue más alta
mi visión de Cristo. Hebreo
ha de ser porque no creo
morir soñando la cruz.
Alguien me deja con sus
clavos sangrando amarillo
pero no seré martillo
que inmortalice a Jesús.














ODIOS BLANCOS


Lleno mis manos de besos
para besar cualquier mano.
Me estreno un cuerpo lejano
en cualquier guerra ¿y excesos?
Mis odios son blancos rezos;
la miel, surco en la mentira.
Vaya animal que nos mira
en la vigilia, desnudo,
va consumiéndose crudo
y muriéndose en la lira.










PAISAJE DE CIUDAD MUERTA


Esta absurda ciudad, árboles traga.
Tan blanca de pared no se desnuda
esta ciudad, que nunca me saluda
ni pregunta quién soy. Siempre a la saga
me llevo su recuerdo como daga
en la sangre del lirio que la encumbra.
En ella, sin embargo, se vislumbra
como un cansancio urbe que la emplaza,
que la vuelve ajena y de amor escasa,
sobre el clamor de nos, ¿que la deslumbra?












DESDE EL CONFÍN


Era una esfera de fuego.
Desde lo alto observaba
el genio. Todo era lava.
Después, humo. El andariego
del tiempo vertió su aniego
implacable. Luego, tierra,
mar, lluvia,¿paz?; y la guerra
comenzó por simples larvas.
Ya no hubo paz en las barbas
del reino que nos destierra.












LOMBROSIANO


Nace el hombre ya homicida,
sangre es el primer vestido
de donde emerge abatido
indefensión. Herbicida,
ser, luego, la cumplida
misión de Dante, grotesco.
Es un puñal en el fresco
aire de la ira, diente,
brutal desgarro, inconsciente,
oscuro, sin parentesco.










VOCACIÓN


Soy la copia que origina
un basamento. La lerda
vocación donde se pierda
el azul de la Sixtina
que es sagrada; o la vagina
intacta de toda culpa.
Soy la razón que se inculpa
a sí misma. Se hace fuego
y regresa como un juego
de sangre, toda disculpa.








CANCIÓN A LA GRANDEZA


No se cae el Hombre Grande,
es la tierra que lo besa.
El Hombre Grande tropieza
con las nubes. No se expande
ningún dolor que demande
quebranto sobre la piel.
El Hombre Grande es aquel,
aquel que se sobrepone
al sufrimiento y propone
seguir la marcha a tropel.


Pueden romperse los huesos,
saltar los ojos, verterse
la sangre, el dolor beberse
la angustia de los sucesos.
Pero sobrarán excesos
de coraje para el Hombre
Grande, inmenso, que no asombre,
con su luz, la luz del día.
Es aquel que desafía
la inmortalidad de un nombre.


No busca, no busca amparo
aunque restalle por dentro,
maltrecho, sigue al encuentro
de su destino. Tan caro
vende siempre el desamparo
con que nació y que lo abriga,
que cualquier dolor mitiga
el color de su coraje.
Herido, no hay quien le baje
de Bucéfalo su espiga.


El hombre Grande estremece
de polvo la luz y brota
desde su rodilla rota
¡qué voluntad que ennoblece
desde el árbol que le crece
en cada jirón talado!
Ave Fénix que ha brotado
otra vez de sus cenizas.
Nadie triste, ¡sí sonrisas!
¡El Hombre Grande ha llamado!









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