Guillermo Delgado Cuello
Guillermo Delgado Cuello es un poeta, narrador y ensayista peruano. Nació en 1954 en Lima, Perú.
Ha realizado estudios en letras y psicología en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad Particular Inca Garcilaso de la Vega. Delgado ha incursionado con éxito en diferentes géneros literarios: poesía, cuento, leyenda, fábula, teatro, novela y ensayo. Su obra, producto de más de veinticinco años de fructífera labor, ha merecido comentarios de intelectuales peruanos y extranjeros como Luis Alberto Sánchez, Augusto Tamayo Vargas, Julio Ramón Ribeyro, Mario Florián, Francisco Bendezú, César Calvo, Alfredo Bryce Echenique, el argentino Manuel Ruano y los ecuatorianos Eliécer Cárdenas y Carlos Calderón Chico, el puertorriqueño José Manuel Solá. Parte de su obra creativa figura en antologías de países como Cuba, Puerto Rico, Ecuador, Chile, Costa Rica, España, Argentina, Bolivia, Colombia, México, Paraguay, Venezuela y Panamá. La Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales de los Países de Iberoamérica ha difundido su poesía infantil en diversos países de habla castellana en América. En octubre de 1998, Delgado recibió el reconocimiento institucional por parte de la Biblioteca Nacional del Perú, "por dedicar su vida a forjar en los niños los valores necesarios para la vida a través del libro".
De 1990 a 1998 Guillermo Delgado ha sido Director del Centro de Investigación de la Asociación Profesional de Investigación en Ciencias Sociales (APICS). De 1984 a 1997 codirigió Gabrielle Editores. Actualmente es Presidente del Centro Peruano de Investigación y Capacitación del Educando (CEPICE), y codirige y edita las revistas culturales Cebollas y Cebollitas, La Palabra Perdurable y Hojas Sueltas. Parte de su obra poética ha sido traducida al francés, italiano, inglés, alemán, portugués y sueco por el políglota arequipeño Arturo Cornejo Barreda; al chino, por Claudia Sam y Mariluz Sotelo; al ruso por Yuri Flores y Linbov Alexandrovna; al árabe por Nabiv Issa Shemali y Ghadir Issa. Delgado tiene a su cargo las páginas de creación infantil de las revistas Maestra Peruana y Maestra Latina. Se ha desempeñado como profesor invitado en la Escuela Nacional de Bellas Artes, Universidad Nacional Federico Villarreal, Universidad Alas Peruanas, Universidad Particular Inca Garcilaso de la Vega, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad de San Martín de Porres. En la actualidad dirige el taller teatral del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y es asesor y miembro de número de la Revista Internacional de Poesía Olandina y miembro del comité editorial de Espergesia Revista Cultural Peruana.
Obra
Cebollita
Fabulando refranes
Fábulas del mago
Fabulas del mago
El zorro Julito
Delgado ha publicado las siguientes obras:
Poemarios
Desde un palco a oscuras (1991)
Contracanto (1993)
Las malas conciencias (1998)
Ensayos
Resúmenes de obras famosas (14 volúmenes, 1985-2007)
Dramaturgia
Mascarita (en coautoría, 1996)
En coautoría
Publicó la colección Minilibros (en coautoría, 1992), que incluye 5 volúmenes:
Cuentos Peruanos
España en su literatura
Grandes maestros de la narrativa breve
Cuentos latinoamericanos
La palabra en el tiempo
Poesía
Canto al amor (2001).
Colecciones de cuentos:
Agua que no has de beber (1994)
El gato Botines (1995)
El área de Noe (1999]
El rey de las siete coronas (1999)
Papá Noel (1999)
Huevo mágico (1999)
El zorro Julito (1999)
Colecciones de fábulas:
Fábulas del mago (1999)
Fábulas de coral (1999)
Fabulando refranes (1997)
En coautoría ha publicado las siguientes antologías de cuentos para niños:
Corazón de niño (1993)
Fantasía matinal (1994)
Los hijos del zar
Ronda de ensueños (1995)
DARDOS Y EXTRAVÍOS
Para Alejandro Guerra
y Angélica Domínguez,
lluvia fresca
eternizada
en mi corazón.
MOMENTOS
Espero, espero, el corazón
un huevo en su momento, que se obstruye.
Vallejo.
PRIMER MOMENTO
Nací como nacen todos,
llorando.
Vine como todos
vinieron,
desnudo, desprovisto,
mamando el néctar
de un seno doliente,
mojando mis labios
en la leche caliente
de un mundo extraño.
Del agua a la tierra,
del confín sin aire
al verde que florece,
al azul que humedece
a la luz que ilumina,
vino el cuerpo llorante
a decir su palabra,
a sembrar sus raíces
en un mundo sin historia,
sin pasado, sin memoria.
SEGUNDO MOMENTO
De la casa quedan
solo restos.
Un jardín de espejismos
con sus geranios marchitos,
con sus dientes de león,
con su nisperal frondoso
que daba tantas sombras,
tantos frutos,
tantas vagas alegrías
y otras tantas.
Ya las calles tienen otros rostros,
otros hombres que caminan,
otras voces que se cuentan
sus andanzas y sus cuitas,
otros nombres que las nombran.
Ya no hay risas de niños
ni rodillas sucias;
no pegas ni escondidas
ni la lata chancada
cortando el aire
ni el palito que trisca.
El trompo ya no gira,
los hoyos sin canicas,
la cuerda que no salta,
los yaces que no brincan,
el tejo dormitando en la vereda
entre números perdidos
entre el tiempo y la memoria.
TERCER MOMENTO
Sueño soy de aquella
mujer que duerme
en ese lecho;
sueño fue también
ella en otro tiempo.
Sueños somos de
seres que se repiten
a sí mismos, en tiempos
diferentes, en lechos diferentes,
bajo lunas que se muestran
solo a tientas, entre
sombras temerosas
de amar y ser amadas.
De la vida que pasa
queda muy poco…
casi nada
SOMBRAS BAJO LOS ÁLAMOS
AUSENCIA
Para Susana Icaza
Si vieras como duele, Susana, tu tristeza,
gorrión aprisionado por una mano dura,
plumaje colorido que pierde su belleza
carente de cariño, ausente de ternura.
En un pañuelo rosa, dejaste tu perfume,
las ansias de tus manos, un beso de tu boca,
fragancia que en tu amor el tiempo se consume
en una soledad como una fuerte roca.
Y ahora que tú llanto se pierde en la distancia
recojo los despojos de un vino que no escancia
en una vieja copa que muere en un hotel.
Oh, triste pajarillo, no quieres canturrear,
parece que tu voz se ha cansado de cantar
sobre este añejo vino que yace en el mantel.
QUE LOS HECHOS DEL CORAZÓN...
Que los hechos del corazón
venidos e inesperados
tan vividos, tan sufridos
como llorados.
ANOCHE TUS MANOS...
Anoche tus manos/
mariposas fugitivas/
mi cuerpo con su vuelo
desnudaron.
Mi boca/ una flor entre
tus dedos/ nuez de ballesta
piel de durazno
o lirio blanco.
Mi rostro se sonroja
entre tus manos/ hojuelas
de maicena o polvo blanco
que se hornea en su destello
de placer/ que amarar logra
en mi cuerpo.
El don de la elección
busca su puerto
entre tus ojos/
cuando en la piel me dice
de ellos sus amores/
o cuando baña con tu llanto
sus secretos.
CANTO A LOS SENTIDOS
Yo crecí en la magia
de tus ojos/ y en
ellos me forjé
una gran ilusión.
Yo bebí de la fuente
de tu boca/ y mi
cuerpo se nutrió
del amor que allí
emergía.
Yo sembré en mi corazón
tres rosales con tus manos
y mi sangre/ y en ellos
recogí el aroma de
tus besos/ con mis
manos y tu sangre.
Yo sentí tu lengua
entre mis labios/ y
me postre ante Dios
con la promesa
de adorarte.
Yo escuche tu voz
en el vientre de tu
madre/ y espere
paciente tu llegada.
Hoy, mudo, sordo
y ciego/ muerto a
lo dulce y a lo amargo/
mi corazón trata de
librar a mi alma
de un encierro.
SOMBRAS BAJO LOS ÁLAMOS
All pains the immortal spirit must endure,
all weakness which impairs, all grief´s which bow,
find their sole speech in that victorious brow.
“SHAKESPEARE”
Matthew Arnold
Cuanto más dure el alba
y reverberen las orillas de tus labios;
y tu boca sumisa de fuego
se entregue a las caricias de otros dedos...
Allí estaremos esperando la llegada de la tarde
Cuanto más florezcan los espinos,
y la hierba siempre verde
pierda su humedad y
disipe nuestras sombras...
Allí estaremos bajo el sol del mediodía
Cuanto más dulce y placentera
la nube soñadora que se lleva tu mirada
a mi boca sedienta de tu aliento
resista su partida...
Allí estaremos en el horizonte gualda
cuando de tiempo en tiempo
se esfume una esperanza.
¿Por qué ha de llegar siempre
la noche que nos turba;
filo curvo que nos priva del fuego
de estos cuerpos cubiertos de rocío?
Cuando haya sombra entre los álamos,
alba o mediodía, gualda o noche fría...
Allí estaremos siempre:
yo, hundido entre los brazos de la muerte;
tú, perdida entre la triste soledad
de tus mentiras.
TU AMOR ES EL TRIGO QUE ALIMENTA
Para Cindy Verde
Yo me alimento del trigo
de tu boca/ y bebo cada
noche en la fuente de
tus muslos encendidos.
Cuando mis manos recogen
las mieses de tu vientre
tan pródigo de fuego/
se disipa la penumbra.
de tu rostro sorprendido
en leves juegos lúdicos/
y tú aliento de gacela
en fuga escapa de tu
boca bañada en calicanto/
es tu voz/ viento que surca
los espacios como río
que alimenta bosques de
eucaliptos/ ahuyentando a las
pardelas malhadadas que se
orillan en mis celos. / Espinas
son las que se hunden en
las yemas de tus manos seductoras/
interminables en caricias verbales
hacia el pan que aroma el
fuego de tu boca/ como cada
noche o cada día en que mi
cuerpo rendido se inclina
al lado tuyo
a esperar
su recompensa.
MARZO
Asomo, curiosa, y bella, entre
las calles nuevas y las otras...
¿De dónde venía? Mi corazón
la esperaba. Una canción
de amor calmo mi ardor,
un tambor de niño, albo y santo
como el amanecer.
Estaba libre. Al fin y al cabo
yo era un pájaro más de
aquellos que revolotean, paso
a paso entre la tierra y la hierba, como
en los cuentos de hadas, cantando,
volando libre como una piedra
que sube sabiendo que va a caer.
LLAMA ETERNA QUE DE AMOR SE QUEMA
Me persigue el recuerdo, estoy triste.
¿Eres tú que vuelves como siempre
en labios, dulce, sonriente?
Tu recuerdo, el que persiste,
el que no olvida lo vivido...
lo que se ama es lo sufrido.
Y el alma, la que sufre, resiste
los embates que en la mente, queda,
llama eterna que de amor se quema.
LAGO
Tus aguas, sumisas, sujetas
a los brazos de una voluntad
invisible, deleitan mis sentidos.
Duermes, placido, sin un rumor
que al espíritu perturbe. Mis
manos acarician el velo
que cubre, como una fina piel,
tu superficie azul de primavera.
Las horas pasan como el viento,
y todo es cielo, y todo es nube,
en la noche de luna o en la aurora primera.
Tus aguas, reposadas, quietas
como una roca endurecida,
velan la siesta de la tarde
en donde el alma reposa en su guarida.
RECUERDOS Y TRISTEZAS
Ayer volví, y aún estaba ahí la casa
de mi infancia; el nisperal de antaño
que renace en la memoria entre oscura
sombra.
A la tierra ha vuelto, el viejo amigo,
a ver el cielo en el que tantas veces
se mirara cual Narciso entristecido.
Cerré los ojos y me vino su recuerdo,
estaba triste, mudo, pálido,
con sus gajos resecos y sus hojas grises;
su tronco carcomido de fatigas y de penas
fulminaba su alma, como un cansado río
despidiendo a un viejo amigo.
También las voces de otros tiempos
se han marchado como suelen irse
todos de este mundo, sin prisa,
sin lamento, en un quejido mudo
de silencio.
El corazón se oprime en pensamiento
muerto, y el espíritu encalado que
reina por las calles se llena con
las voces de mi madre; recuerdo
bienamado el de sus ojos garzos
constriñe mi solo pensamiento.
Busco una piedra de esperanza,
una rama, un árbol, un rostro
a quien confiarle mi tristeza
ennegrecida entre cenizas.
El todo se ha borrado con el tiempo:
los colores y las flores, el canto de
los pájaros, las voces de la gente
que me amaron.
Ya anochece en tiempo muerto el
nisperal de antaño y su tumba de cemento,
el silencio de aquellos que se fueron,
la casa gris en que nací...
ya debo regresar a rumiar mi vieja pena.
NOCHE DE SAN JUAN
Junto al arenal
postrada yace el alma
en otros tiempos.
¡ah!, la niñez florida
en que pace el espíritu
honda calma.
La brizna polvorienta
da en el rostro,
el pueril encanto de las flores;
las nubes lentas de la tarde
caen como cuentas de rosario,
sobre las voces perdidas
que al oído susurraron
alegrías y lamentos.
Quedo el corazón por la emoción
vivida, mira en lejanía
un tierno amor que ya se ha ido.
Regresa el tiempo a perturbar
su sueño; a renacer el árbol
se su ensueño. Hora de partir,
anuncia un cuervo inquieto,
dejar atrás los tiernos pensamientos,
la paz sincera de este alejamiento
donde el pasado yace
en flor de muerto.
LUZ, MADRE, LEJANÍA
¿Dónde la luz, Madre querida?
¿Dónde tus manos, tu lejana voz
que susurró en mi oído dulces cantos?
Ya te has ido, Mujer, con tus dolores
y tus penas, con tus oscuros insomnios
de crueles fantasmas.
Te busco, Madre, entre la santidad
de tus santos, en tus dulces oraciones,
en las noches de tus lágrimas heridas,
en el blanco de tus pechos palpitantes
manando eternidades.
Otra vez, como otras veces,
la noche se ensombrece en pensamiento;
ya no temo, Madre, ya no temo.
AÚN SIGUES SIENDO TÚ
Aún sigues siendo tú la gresca matutina,
la noche que detiene la luz de la mañana,
la tela que enmaraña el aire y lo
atrapa a través del día y la esperanza
de vivir en armonía.
Aún eres tú, sin estarlo, el hacer penas,
el hacer desdichas, el hacer frío sin invierno,
el hacer yedra sin pared que te detenga,
el hacer gritos torturando el
silencio que es mi aire y mi lamento.
Aún tú en el fantasma
que atrapa mi sueño porque no te basta
la mañana de vigilia, la tarde de
sol, ni la noche silenciosa con estrellas.
Aún sigues siendo el Dios que castiga,
el duende que asusta, el diablo que
tienta, el ángel de la guarda disfrazado
de ternura y promesas sin cumplir.
Aún tú, siempre, como un cadáver
insepulto que guarda la memoria.
SOY UNA PIEDRA EN TU CAMINO
Soy una piedra en tu camino,
la lluvia que rebota
en la acera desgastadas
del invierno;
el sobre que amarilla
en la gaveta,
el canto de un gallo
prisionero en las paginas
de un libro.
Soy el pez que huye
corriente arriba,
un grano de trigo
que el gorgojo roe mañanero;
la harina de la noria,
el rouge que en tu boca
se magenta en un atardecer
de fuego y de belleza.
Soy el frescor de tu aliento
que arriba en nubarrones,
tu cuerpo que se estira
al despertar, el agua
cristalina del arroyo
que humedece la tierra
en que durmieron
tus padres y los míos
soy el trineo en que tu ser
retumba como una vieja campana;
el rayo que despedazó
la luna con rencor.
ESA IMAGEN QUE VUELVE
Luz, milagro, rosa,
bajo el aire tibio
de una tarde gris
se ha ido silbando.
¡Que blancura que toma
la luz serena,
prendida de la tarde
en que los trinos aman
cuando el sol se asoma!
Luz, ya partida,
milagro que queda,
rosa que se muere
al fin de la vida.
Luz, milagro, rosa,
huracán de arena
que al corazón tu rozas,
abrasando en años
recuerdo y pena.
MEMORARE
El recuerdo, la niñez, la nostalgia,
el amor, mi madre, los libros,
la música, la soledad, los hijos…
todo se agolpa en mareas de vida
que asoman ligeras, turbias,
prendidas de lunas y de estrellas.
Vosotros que habéis tenido
lo que yo he perdido,
decidme si la alondra
os trae la paz
y en su trinar os dice:
Me ha tomado un ángel
con dulzura,
por su amor vuelo de noche,
por su amor duermo de día.
LIBRO CEBOLLITA
EL ENANITO
En un bosque
muy cercano
a la casa de mi abuelo,
habitaba un enanito
rapa, rapa
rapazuelo.
Pequeñito
es mi meñique,
chiquito es de verdad,
pero entre él
y el enanito,
gigantesco
el parentesco.
En un bosque
muy cercano
a la casa de mi abuelo,
habitaba un enanito
rapa, rapa
rapazuelo.
LA ORACIÓN
Soy un rayito de luna
soy un rayito de sol,
porque obedezco a mamita
me quiere el niño Jesús.
Soy un pequeño angelito
soy la creación del Señor,
porque obedezco a papito
me quiere el niño Jesús.
EL TROMPO
Abrazando a mi trompo
va la cuerda,
y en la punta
va el acero
mi trompito carretero.
Mi trompito juguetón
gira y gira
el zumbador.
Run, run,
cataplún,
bate, bate,
tus fulgores
mi trompito de colores.
Ron, ron,
cataplón,
salta, salta
en la vereda
mi trompito carretón.
POLO, EL GRILLO
Cuando Polo, el Grillo,
solía cantar, las hormigas se quejaban
de verlo flojear.
Mas un día de otoño
en que Polo enfermó,
no escucharon su canto
no lo oyeron cantar.
Sólo así descubrieron
que su canto era el viento
y su ausencia el silencio:
la fuerza impulsora
para trabajar.
Pues fue una tarde de otoño
que un ángel pequeño
sus labios cerró
y su canto en el bosque una noche cesó.
LOS RATONES Y EL GATO
Soberbio estaba el gato
en la puerta de la casa,
y en su mirada se leía:
<<Yo mato, y por aquí
ningún ratón me pasa>>.
Mas los ratones se rieron
de aquella mirada felina,
y subidos a una vitrina
todos un queso comieron.
Enterado el gato guardián
de aquella invasión ratonesca,
tomó una actitud matonesca
y se fue tras ellos de prisa.
Y entonces cesó la risa,
y los roedores comprendieron,
que había que tomar en serio
aquella mirada fiera.
Cuando los ratoncitos huyeron
abandonando la vieja casa,
el gato quedóse contento,
pues, había librado su feudo
de una segura amenaza.
Y así se cumplió el vaticinio
de aquella gatuna mirada,
en cuyas pupilas se leía:
<<Yo mato, y por aquí
ningún ratón me pasa>>.
CHUPETITO
Es maguito, ángel de Dios,
tan pequeñito,
que su padre cuando le decía:
¡No te chupes el dedito,
Chupetito!
Y Maguito fue creciendo
día a día,
y con él se fue alargando
su dedito,
es por eso, que ahora
grande, le decimos
¡No te chupes el dedito,
Chupetito!
Pero él, no hacía caso,
y seguía con el dedo
en la boquita,
es por eso, que ahora
grande, le decimos
de cariño y corazón
¡mi Chupetito!
ROMANZA DEL NIÑO MALCRIADO
Los niños jugaban
y las aves cantaban
al pie de la ventana
del niño malcriado.
- Si dejas de llorar
te traeré un petirrojo.
Me dijo que era flojo.
- ¿O quizá un mirlo?
No sé… habría que oírlo
- O mejor un gorrión que
fomenta la unión.
Contestó que no.
Me pidió una alondra;
pero después desistió
porque quizá se esconda.
El sol caía
en la lejanía,
y el niño malcriado
llorando seguía.
Pensé en una golondrina
que con el llanto combina,
pero me decidí por el ruiseñor
que canta mejor.
El dijo: ¿Un picaflor?
Ese canta peor.
Y el niño malcriado
tenía su horario,
por eso pensé
traerle un canario.
Cuando traje el zorzal
y luego al cardenal,
me dijo que le daba igual.
Con el colibrí
dijo que sí.
Pero fue cuando traje al tordo
que me di con la sorpresa,
que este niño majadero
no era malcriado sino sordo
CEBOLLITA
Tomada de la mano de mi madre
Veo los caballos girar
Caballos blancos de madera
que no me canso de mirar
(globos rojos, globos verdes,
son esferas de colores,
de colores celestiales
de los niños sus amores)
Caballitos amorosos
caballitos de madera,
desde hoy seré cebollita
para que ustedes siempre
me quieran.
Tomada de la mano de mi madre
vueltas las niñas darán
Caballos que a su manera
por mis ojos han de pasar.
(globos que con los caballos
vueltas y vueltas se da,
dando alegrías a las niñas
risas de amor llevarán)
Caballitos amorosos
caballitos de madera,
desde hoy seré cebollita
para que ustedes siempre
me quieran.
Tomada de la mano de mi madre
con mi vestidito rosa,
y rosa también el lazo
que ella puso en mis cabellos.
(bajo el toldo verde y rojo
lo carritos van rodando
y entre risas y entre llantos
los niños siguen girando)
Caballitos amorosos
caballitos de madera,
desde hoy seré cebollita
para que ustedes siempre
me quieran.
Cogida de la mano de mi madre
me invade aquel recuerdo infantil.
Una risa, una alegría,
un sollozo, una mirada,
y los caballos y los carros
van girando, van rodando,
y en el disco azul acero
sus pisadas y sus ruedas
los compases van marcando
(paleta de caramelo,
risas de niño pobre,
niño que ríe y goza
subido en aquella rueda,
rueda, que rueda, rueda,
musical y primorosa)
Caballitos amorosos
caballitos de madera,
desde hoy seré cebollita
para que ustedes siempre
me quieran.
Siempre de la mano de mi madre
caballitos de madera,
todos los recordaremos
cada cual a su manera.
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