sábado, 28 de agosto de 2010

717.- ORIANA MÉNDEZ




Oriana Méndez

Oriana Méndez (Vigo, Pontevedra, 1984)




‘Derradeiras conversas co capitán Kraft’, poemas de ORIANA MÉNDEZ
(Últimas conversaciones con el capitán Kraft)




Hace un número incalculable de años
al mismo tiempo en que las glaciaciones indicaban
el estremecer del iceberg, el plenilunio
Aquel instante preciso en el que dio comienzo
esta travesía por los ríos de lo invisible:

se abre el encierro para algunos seres tiernos
y adiestrados en la esquizofrenia de dos mundos
que conviven dispuestos a anularse
protegidos por espirales con tesoros del Capitán Kraft
figura silente que nos presenta las voces
de los protagonistas
en continuo estado de recepción

sometidos en un espacio en el que la ley
es la búsqueda de una forma que la destruya
en la que los cuerpos
laten
y hablan
y dicen:



COMUNICADO

Ella es Sophia.
Él Guillerme y yo, Sandrine.

Sabíamos, como ustedes, que no existía
un segundo de terror en estas calles tan proclives
a la barricada.
Por lo tanto, nace de manera cómoda
nuestro proyecto de construcción
militar:
con un plano idéntico al de cualquier
grande escuela pública
de cualquier barrio olvidado
dimos paso a la producción.

Mantuvimos la presencia de setecientos niños
de los que unos cuatrocientos eran para nosotros.
Cuatrocientos que, desde los primeros años
perciben el movimiento de la cobra en cada edificio
que se levanta.
Hicimos, como ven, personas desbloqueadas
cuyas vidas son espacios vacíos en las que el mundo
sólo se vive en relaciones de igualdad.
Son, claro, libres, de sometimiento imposible
y están armadas.

Hoy conocen la fórmula, pero no existe tratamiento.
Son ustedes enfermos de una enfermedad
degenerativa:
es su sistema el que se extiende hacia la periferia,
pues, como nosotros existen factorías en forma
de zoológicos o familias que ya han dejado de serlo
alrededor de un eje inodoro.

Desde aquí, desconocemos cómo se siente
la incertidumbre
porque ya vemos a los habitantes del subterráneo
derribando sus puertas.

…Y deberían ustedes temer por sus ordenadores.


*Esto se llamó: “El comienzo de la vida”.
Fue pronunciado por Gilles Deleuze
Y puesto en marcha por las Redes Escarlata.


* * *

En las siete cartas que había pensado para ti,
escribía sobre un desierto profundo
un lugar en el que el espacio impide
el libre desarrollo de los sentidos
en el que la escritura adopta un color anaranjado
tan encendido que llega a deshacerse
entre la virtualidad de esta respiración y
lo real acercándose a nosotros desde atrás.
Sin hablar de los intentos imposibles de disfrazarlo,
naufragios.
El espacio, decía, se vuelve fortaleza de mares
interiores, incontrolables los pasos
y las esculturas de aquellas salas repletas ciegamente
por el agua son el único indicio de humanidad.
Habíamos hablado de eso con nuestras lenguas
escribientes:
en la escultura, la distancia es el reloj que permanece
inmóvil el que sólo se parte soñando
la escultura le pertenece al universo
de lo impronunciable
todas las arrugas abiertas de unos cuerpos destinados
al sublime deseo del secreto.
Serán ellas las que construyan un mundo de silencio
y allí ni los aullidos de la memoria, ni los más verdes
aullidos de la memoria
hablarán para nosotros.

Como los ojos infernales de la garza:
los ojos electrónicos del cisne. Samotracia
Mi civilización entera podría vivir siglos en la tensión pálida
de lo que calla Samotracia.


* * *

Etiopía había sido el último golpe de su cuerpo,
allí donde se queman
aquí había sido una larga Historia de vértigo
que transformó las murallas de nosotros mismos
que os transformó a vosotros
en la perfecta inflamación de los ánimos.
Somos los verdaderos hijos de la desesperanza
y nuestra madre es
aquel hombre sentado en la silla que acompaña
a la mesa, en el fondo de la mesa.
Cuando las luces están bajas, lo vemos contemplar.
Los ojos amarillos de nuestra madre consiguen
la contemplación de su país
y escuchan, escuchan murmurar Etiopía
en último aliento pronunciado.

¿Cuándo fue que se nos abrieron las manos?
¿Puede alguien hablar de eso? ¿Puedes tú?
¿Puede alguien escoger los pétalos de esta ciudad?

podría entonces cualquiera de vosotros explicar
por qué se despiden las cabezas
una tras otra setecientas cabezas azules

Dejándonos con la única compañía del nudo
a la espera de que la mayor de las bestias
descubra su nombre.


* * *

¿Dónde nuestra propia maravilla si ni otoño
ni fábrica conservera
si ni ojos de masticar guerras?
Sentir el ritmo del fracaso a través de una larga
estadía en el castillo de los héroes anónimos
y de las señoras irreflexivas
donde los siervos yerguen cada mañana la bandera
color de todas las mañanas erguidos
y transcurre el ritmo codicioso
mientras pasan las mañanas violetas
y nosotros, levantando banderas de clavar
en ninguna parte

(…)

Me lo habían dicho,
pero lo olvidé
y hasta hoy viví una navegación pacífica:
se había criado escondido, durante el éxodo,
en una explotación de gallinas
que explican el nacimiento de aquellas nuevas especies.
La ciencia había fracasado, esencialmente
El conocimiento no llenó nuestras vidas de placeres.

El fracaso es única responsabilidad del Capital.
El placer
el placer.


“Como, entón, o meu propio nome?
Como?”
Chus Pato


* * *

La genética, todopoderosa madre que hizo
de nosotros seres marginales:

Es, de hecho, un hombre marginal. Y está eufórico.
Estamos eufóricos:

en este momento cientos de golondrinas, en bandada
cruzan el continente. Nuestro único continente.
Son golondrinas deseadas, pequeñas golondrinas
poderosas que sobrevuelan arrogantes
las tierras mercantilizadas que las llevan
hacia un espacio que las espera.

Nosotros, los eufóricos, las miramos desde la ventana:
siete golondrinas por siete amaneceres
mientras en esta casa las paredes se van desnudando
de su cal
de acuerdo con las puertas de madera agujereada
porque así es el ciclo de la naturaleza…
Escucha cómo bailamos el rock and roll
gritando llenos de vida
desgarrándonos las venas
eufóricos
porque nadie verá el hundimiento de nuestra casa
de nuestra casa de fuera
de nunca de ningún lugar
de nuestra casa marginal
que no se encuentra en la ruta migratoria
de las golondrinas.


* * *

Desde un lugar capturado,
los habitantes de las ciudades alejadas
de Centroeuropa
se nos muestran tan atractivos como diferentes…

Aquí la legalidad no tiene destino:
el motivo de las normas es siempre
profundo y democrático
pues la norma se cumple mientras está continuamente
en construcción.
Es tan incierta nuestra posición en el mundo
que cualquiera podría elaborar
sobre esta flora
informes ecológicos dispares
—algún asunto que hablase sobre el color que acoge
el castaño
en la invernía—.

Como una tradición
la eterna costumbre de ser cambiantes
de ser
en el umbral de una existencia romántica
seres esquizofrénicos
y la bipolaridad como un escudo preside nuestro camino.

Lejos de Centroeuropa
caen cuchillos de una venganza certera
mientras los habitantes podemos ser
todavía
protagonistas de un himno por inventar.


* * *

Avouer

Querido Cygne,
los ojos verdes, en general,
de este lugar de músicas que tienden a la confusión…
tú sabes, el ritmo bate con fuerza en nuestros corazones
comme il pleut sur la ville e impide la supervivencia
otras Breton…
otras millones de supervivientes colocándose
en largas filas de memoria;
entiendo que son un ejército de conquistas
de conquistas animales.
De nieve, pum, pum, de nieve partida.
Hay un cuchillo en cada cocina dispuesto a acariciar
la yema de nuestros dedos.
París se extiende con sus ojos y navega el Sena
se aleja de la comprensión.
La incomprensión, entonces, permite pensar en una
Nueva Orleáns rumana en todas las ciudades de París
allí donde se vive el vértigo y los líquidos
obstruyen la respiración con amor
con muchísimo amor, doucement,
donde la claridad no es importante.
Vencen a Rimbaud, Cygne,
vencen a Rimbaud cada uno de los seres
que olvidaron su sistema lingüístico
Julia Kristeva vence a Rimbaud colocándose
en la cumbre de un delirio que abarca las montañas
más altas de un país, de un país ciertamente francés.
Tú sabes, Éluard, él conocía los secretos de la Historia
digamos que escondió armas:
Éluard escondió armas en las afueras de esta ciudad y hoy
su cuerpo se alarga como se alargan los cementerios
de París
como se multiplican los techos ahumados y sus cúpulas
que se abren para dejar saludar a las viejas
a las que se levantaron de los cementerios
y volvieron a sus techos
de las que había hablado Zola, las que no fueron
fotografiadas
las que habitaron edificaciones haussmanianas
y no conocieron sus espejos ni el sonido
efectivamente laico
de sus pianos.
Eran las francesas.
Aquellas que caminaban hacia el séptimo piso
por la escalera de servicio
y que no aparecen en la Historia.
La inmensa Historia de un lugar impronunciable,
escrita de nombres propios.
Donatien Alphonse François derritió sus conocimientos
sobre la perversión hasta los muros de la Bastilla
y fue salvado por la République, el, Sade, Noble.
En París, Robespierre.
La medida estalla sus límites con el enorme
Conjunto de palabras que terminaron
de ser pronunciadas aquí
Aquí, la traición, aquí el ejemplo de la melancolía
de Occidente del amor, el ejemplo de la Revolución
El ejemplo de la inexistencia de los hijos ilegítimos
de la República:
el miedo de los otros. Sastre. Sastre.
El pueblo de Argelia, no nievan Champs Élysées para
Los que retorcieron sus lenguas y fueron exitinguidos.
Marguerite Duras, dijo: “es el río”.

Como la destrucción de una colmena:
títulos y Memoria, Cygne, en el capital esto nos devuelve
al imposible conocimiento.
La figura escrita y visualizada por todos significa
la peligrosa desaparición de la realidad
el espectáculo se levantó, caminó hacia nosotros
y nos habló sobre el destino de respirar
para siempre de lo que fue.

No existe, aquí, no existe.

Muchos besos, te pido
hagamos de nuestro territorio prenatal
una máquina de exterminar imágenes. Y salvémonos.
Muchos besos, desde este punto sumergido,
esperando palabras y silencios
que nacerán de nosotros
y que serán bengala. Y que serán cuna.


* * *

Estas han sido mis últimas conversaciones
con el Capitán Kraft.

Efectivamente:
abandonado el vagón que nos condujo durante
décadas escondidos en los lindes de la otredad,
en pro de la experimentación humana por el cambio
violento y definitivo del modo de producción,
el capitán no regresó a su realidad en la Alemania
capturada del siglo S.XXI.

A lo largo del proceso, escuchó y compartió conmigo
interrogaciones y desconciertos sobre lo que estábamos
viviendo. Eran circunstancias fisicamente imposibles,
pero se producían, las producíamos y no supo despedirse
de aquel engranaje que nos erguía en niveles
de información altísimos
que nos erguía poderosos.

El proyecto era temporal y el tiempo se nos agotó.
La información recogida fue guardada escrupulosamente
por algunas manos en cualquier punto del pensamiento
que nunca levantarán la llave de nuestros datos
y de nuestros sueños.
Cada un de nosotros regresó.

Esto se desgrana como un homenaje y despedida
a mis constantes pensamientos sobre la situación
actual del Capitán Kraft, todavía Capitán del ejército
de la otredad, opositor al fin de la Historia:
ningún segundo empleado en sus reflexiones
sobre la organización de las cosas
en el subterráneo fue en vano…
hace tiempo que se empiezan a ver salir
cabezas armadas
de los hombros
de nuestros ciudadanos.


27 de Noviembre de 2010,
19 p.m., noche.
París, centro de un mundo.



ORIANA MÉNDEZ
(’Derradeiras conversas co capitán Kraft’. Ed. Galaxia,
2007. Traducción de la propia autora)



Oriana Méndez: Derradeiras conversas co Capitán Kraf
(Galaxia). Este primer libro de la joven Oriana Méndez
es sin duda uno de los poemarios del año. A partir
del diálogo con un capitán ficticio situado en una acronía
de tintes futuristas, la autora delega la enunciación
en personajes de ficción para reivindicar el pensamiento
alternativo e interrogarse (interrogándonos) sobre
la belleza, el orden impuesto, el derecho a la diferencia
y a la rebelión. Poesía política, de esa que entiende
la creación como un acto de resistencia.
Dolores Vilavedra (*)

* Dolores Vilavedra es profesora de Literatura
gallega en la Universidad de Santiago de Compostela
y crítica literaria.


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