viernes, 24 de diciembre de 2010

2632.- OFELIA FUNES


Ofelia Funes: docente e investigadora argentina, en el ámbito de las artes plásticas. Ha publicado numerosas artículos y ensayos en revistas especializadas. Merecedora del Premio Telefónica a la Investigación Histórica de las Artes Plásticas, año 1999; ensayo editado por la Fundación para la Investigación del Arte Argentino (FIAAR). En diciembre de 2009, la editorial Botella al mar, publicó su primer libro de poemas titulado “El cuarto de atrás”, libro al que pertenecen los poemas aquí seleccionados.






EL CUARTO DE ATRÁS

Atrás, en un recodo de la casa
sólo atrás, yo misma.

Allí,
en el pequeño espacio olvidado
tan olvidado como yo
vuelvo como la lluvia
a su reposo.

Allí
sólo allí, yo misma
suspendida en un recodo
grávido el vientre y en silencio
con los ojos cerrados para ver al mundo.






LA ENAMORADA DEL MURO

La enamorada sabe
que aferrada morirá despacio
que un día el muro beberá su savia
desprenderá en silencio
sin apuro.

Pero sigue aferrada
albergando nidos y culebras
soñando mientras trepa
que llegará al río.







HOMENAJE A EDGAR BAYLEY

(inspirado en el poema de Edgar Bayley
“Alguien tiene un amigo en su sombrero)

I

Alguien golpea a la puerta a cualquier hora
pasea debajo de tu ventana
se asoma de pronto a la cocina
cruza la vereda y te mira.

Pone entre tus dedos
el alba y el ocaso
la brújula
los puertos
los caminos.


II

Acudí
sólo vi una calle
una larga calle que olía a mar y a pescado fresco
a redes húmedas y a piel curtida.
En el umbral descansaba una rosa
aún tenía la noche entre sus pétalos.

En la soledad del cuarto
alguien hablaba el mismo idioma
corría por los techos
cruzaba la calle y me miraba.

Llevaba entre sus dedos
los puertos y el deseo
el alba y los caminos
el viento y la marea.

Alguien golpea a la puerta
a cualquier hora.








TU PAÍS

Ese espacio que un día descubriste
donde se pronuncia la palabra
la que transcurre las noches
la que llega y parte a cada rato
la que se cuelga de los labios.

Atravieso desnuda ese espacio
donde la piedra es agua
y el pequeño rincón
se consume en la hoguera del paisaje.

Lo reconozco
busco la brújula
para no dormir
camino en puntas de pie
sobre mis párpados.

Andar, sólo andar sobre cielos inventados.








ASOMBRO

Mi lengua erraba en la memoria
y el frío saqueaba aquí en mis huesos
las últimas migajas del estío.

Si pudiera rastrear el destello
en los ojos de ese niño,
salir a los caminos y encontrar
detrás de la ausencia del amante
el retorno del verano

y después del largo viaje
junto a la lumbre
escribir con mi cuerpo
los ojos de ese niño.







HOMENAJE

A Juan L. Ortíz, Fernando Pessoa y Gianni Siccardi

Hoy el zorzal se detuvo en mi ventana.

Como la hoja de otoño que acaricia el viento
pienso en aquel que oyó palpitar el río en su oficina
derramó todos los sueños del mundo entre sus dedos
persiguió a la inmensidad
y una lágrima desvió su camino.

Hoy me visitó el zorzal
oí su canto en la mañana.







EL ROBLE

Monto y desmonto el resquicio de las horas
y mi costado grita.
Visto y desvisto el olor a pesadumbre
y mis pies descubren la piedra.
Me tiendo a beber de la brisa
y la tierra se abre

y el viejo roble majestuoso, imperturbable
baña de rojo el otoño

ay, que su belleza duele
que su aventura ofende

en estos días en que no trepo hasta sus ramas
y sólo veo su rostro engarzado en mi río.

Y aquí estoy, mi pena desvanece a su cobijo
me tiendo a beber de la brisa
y espero el verano
en el punto de encuentro de las horas.






LA TORCAZA CIEGA

Noches tributarias de no sé qué destino
auroras de perlas en conchas de nácar
tierra vegetal
manto piadoso
cubre los ojos de torcaza ciega.

Noches tributarias de no sé qué horizonte
ahuecan caderas para dar paso
al grito silencioso
al vástago convicto
que arroja la montaña
cuando el corazón fermenta

pabilos hundidos en la incertidumbre
sudario lunar
manto piadoso
acuna los ojos de torcaza ciega.




LA FRAGUA ("El cuarto de atrás, Botella al Mar)

Reclama tu lecho de fuego
La perfeccion de tu caída
La rebelión sin esperanza
A cambio de un único día
Enrique Molina, "Tránfuga"

No hubo un tiempo de mucho
casi nada demasiado.

Punto de estar y de partida
fusión de metales encendidos
y ya no sé si estoy aquí o me fui

y vino la hora del grillo y la torcaza
del llanto de niño y el rumor de fuente
de nube que vuela como paloma
y desgrana sobre mi río

y el agua alimenta la fragua
el fuego acaricia el recuerdo
la aldea se puebla otra vez.

Tiempo de gozo y despedida
pájaro desnudo
en el rubí de la tarde.





LA SOMBRA

El infierno tiene dos metros y es infinito
camina dentro de mí, usa mis zapatos
se viste con mis ropas.

No tiene puertas ni ventanas.
Allí, los rostros se repiten
las palabras se vacían
los gritos se sofocan.

Es muy pequeño,
tan pequeño como el café de la mañana
o las sandalias de la noche.

El infierno, ese infierno hecho de ríos helados
de casas vacías
de sendas borradas,
ese pequeño infierno
a veces me abraza
y se convierte en sombra.






EL CANTO DE SIRENA

Cuando ella abría la puerta
un aire tibio se colaba.
Por el largo pasillo
llantos furtivos y pequeños pasos
salían a su encuentro.
La humeante cocina recorría silenciosa
las paredes de la vieja casa.

Todo estaba en orden
hasta las cenizas del hogar
que se ocultaban detrás de alguna puerta
de esas que jamás se cierran.
El gato junto al fuego
y el canto de sirena entre sus leños.

Cada vez que abría la puerta
la mujer acomodaba sus cabellos
alisaba sus vestidos
ocultaba las cenizas.

Y otra vez
por el pasillo se escuchaban los pequeños pasos
y esa voz
esa pequeña voz
silabeando a Rosa y a Romero
y los llantos infantiles
y el fuego crepitando en el hogar.




Cuando ella abría la puerta
un aire tibio se colaba
y un canto ambiguo
el canto de sirena
recorría los cuartos de la casa.

Ofelia Funes – de su libro “El Cuarto de Atrás”

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