martes, 12 de julio de 2011

4149.- ANTONIO VARO BAENA



ANTONIO VARO BAENA. Montilla (Córdoba), 1959.
Entender la poesía como evocación y no como una vocación o disciplina, es la guía que rige mi obra, donde los corsés de la forma se entienden como libretad del poeta sujeta al poema, al ritmo del poema especialmente y no a los clichés académicos o vanguardistas. La poesía como presentimiento de la muerte, de la nada, con el epítome fugaz y doloroso del amor, es la temática predominante en toda mi obra. A fin de cuentas los temas universales de la poesía, amor y muerte, pero con la particularidad de una referencia continua a la memoria, a las raíces de la tierra, imbuida de un nihilismo existencial y vital que da paso a la vida y al deseo. Adornados los poemas de un cierto culturalismo como justificación más que de sostén poético. El poema corto es el más habitual en mis libros de poesía y ocasionalmente sirviendo como contraste algún libro de poema largo, pero siempre teniendo presente la unidad del libro como valor destacado. Respecto a mis poetas de referencia en castellano y que más han influido en mi obra han sido Vicente Aleixandre y Vicente Núñez, siguiendo la estela de los que, a mi entender, mejores poetas españoles que en secuencia temporal serían Jorge Manrique, San Juan de la Cruz, Gustavo Adolfo Bécquer, los dos hermanos Machado, Manuel y Antonio y Claudio Rodríguez. De los extranjeros la predilección es por Hörderlin, Shelley, Baudelaire y Elliot.

Publicaciones
"Poética". Ensayo. 2001.
"Entre la espada y la poesía". Poesía. 2007.
"El defensor del tiempo". Narrativa. 2007.
"La luz de los días". Poesía. 2005.
"Decimocuarto Certamen de Poesía Arcipreste de Hita : Camino". Poesía. 1993.
"Hojas Caídas". Poesía. 1993.
"Figuras de sal". Poesía. 2001.
"Algo huele a podrido en Dinamarca". Poesía. 2005.
"Cada mirada : selección de su obra poética". Poesía. 2009.

Otras publicaciones
"El pálido orco". Poesía. 1994.
"Icaria : (poema de la noche y la tierra)". Poesía. 1997.
"Nietzsche extemporáneo". Ensayo. 2002.
"Poemas para Andrómina ". Poesía. 1987.
"Cartas a Emma". Poesía. 1997.
"Flamenco en la sala". Ensayo. 2006.
"María Zambrano, la poesía de la razón". Poesía. 2006.

Premios
XIV Premio Internacional Arcipreste de Hita . 1992. Poesía. Ayuntamiento de Alcalá la Real.
Mención Honorífica Premio Nacional Luis Carrillo de Sotomayor. 1992. Poesía. Ayuntamiento de Baena.
Premio AEFLA. 2007. Poesía. Consejo General de Colegios Famaceúticos.





TRÍPTICO

I
Hoy quisiera escribir
dentro de tus entrañas
y tu vientre está cerrado.
Hija andrómina,
madre aleve.
Sin embargo puedo
rasurar el vello de tu piel
y copiar las huellas de tus dedos,
estrujar tu boca y tu lengua,
manchar tu cara,
pero nada podría escribir sobre ti.
Hija Andrómina, madre aleve





II
Con el demonio y la carne me hablas del mundo.
Escucho la radio, veo la televisión,
paso pesadamente las hojas del periódico.
Luego en el regazo del sillón crees
que me olvido de todo.
Sin embargo, mi confesor sabe
que mi único pecado eres tú.





III
Los muros se estremecen con tus convulsiones.
El viento se derrama en ti como la cal.
Las ideas se truncan como un absurdo estípite.
La dura muerte se diluye y se espesa.

(Del libro Poemas para Andrómina, 1987)











CAMINO

Surge la bruma, leve e insinuante
como una premonición del aire,
Tras las ventanas grises de la sierra,
la duda en los párpados, amanece
honda como el quehacer cotidiano
de la aldea o las hileras garbosas
de olivos. La soledad, así hallada
en los albores del camino, sólo
desaparece a lo largo del día.










PAISAJE

Desnudos los torreones, las viñas cobijan los pies
de las murallas, rodeadas de espanto y de lujuria.
El homenaje ferviente, como un vino seco y recio,
domina la plenitud del llano en que puntean
los verdores. El pasado y la memoria descubren
las madres de la piedra y del dolor, por el acotado
espacio en tímidas nubes, separando la ebriedad
de la verdad y el murmullo de las aves, del silencio.

(Del libro Camino, 1992)










JARDINES LUXEMBURGO

Orgía de hojas caídas
en la estera de la tarde.
Piedras moldeadas
en románticos resortes.
Terrible Verlaine,
hierático Stendhal,
becqueriana George Sand.
Arrecia el anhelo
de asir el momento
que otros encumbraron, mas, inoportuno,
un viento rápido
anuncia la hora del cierre.

(Del libro Hojas Caídas, 1993)











La muerte cautelosa acecha,
embadurnada y febril,
tras las esquinas de piedra
de cada calle vivida,
de cada pueblo soterrado.
Como un ladrón sin aliento
o un penitente encerado,
descarga la bolsa vacía
de los sueños, de las querencias
malditas, del habitáculo
final de todos los pasos.
Es la muerte
lúcida decisión,
vestido exacto,
gratuita herencia.
Y el camino y luna
en la noche sin aceras
sobre el paisaje de la sangre,
conquista inútil.
Iniciáticos sonidos
de la blanca casa
del mármol frío,
vientre fecundo de la tarde.
Ventanas siempre cerradas
para las voces ajenas
pero no al olor fuerte del alimento

(Del libro El Pálido Orco, 1994)









III
Desde la certeza de tus ojos
se vislumbra la rabia de morir.
Soñé la muerta como literatura,
agravio, secuestro,
como sombra y viento del Norte.
Desgajé la memoria
de las evidencias del presente
y sepulté así
las lágrima del desconsuelo.
No hice mucho,
nada que cualquier hombre
no hubiera suscrito.
pero ahora sé que cada silencio
es una pérdida,
que cada palabra
no es sino un engaño del vacío,
que en cada mirada tuya
la realidad es más fuerte
que el tormento de vivir
y también sé,
desde la certeza de tus ojos,
que la única existencia posible
es amarte.

(Del libro Cartas a Emma, 1997)








Por las rendijas de las puertas,
avivando el fuego
de la noche escondida en sueños,
doblando las espigas del trigo
y los sarmientos,
alzando la tierra hacia los cristales
de las ventanas encajadas,
ocultándose tras los cañaverales
y eucaliptus del arroyo seco, hendido,
el Viento del Norte
trocea la voz, horada la piel
del hombre y del caballo,
remueve en el tejado,
arañado y sediento
los jaramagos dispersos.
Es un susurro
que en la medianoche
mata el fuego azuzado
en la agonía del aire.
El erizo guarda las púas
en la madriguera
y el hurón escudriña
los dientes en silencio.
Acurrucados en la sábana,
los ojos en la penumbra
como gatas enceladas,
escuchan la música del lamento.

(Del libro Viento del Norte, 1997)












Cuando el amor llega
no debe andar lejos la muerte.
Me pides un poema
que devore las entrañas,
como el hombre desnudo
para ocultar su impudicia,
como la mujer que implora
el final del dolor del parto.
Ya te di el sonido apagado
de mis palabras escritas,
el punzón de taladro
de las páginas en hueco.
Te di todas mis soledades,
mis ideas, mis sentidos.
¿Quieres un poema?
Tómalo aquí me tienes

(Del libro Viaje en la Noche, 1999)









I
Vuelve la cara sobre tu lecho
olvida la piel de tu izquierda
que gime como una excrecencia.
En verdad soy yo tu demonio
que relame palabras de odio
cuando jadeas su piel oscura.
Al gozar murmura mi nombre
piensa sólo en mis alas tersas
el fuego con que el demonio
calcina las almas vendidas.








VI
Otra vez la noche y tú aquí ramera.
No soportaré más tus abandonos.
¿A esta hora ya la corriente sucia
del placer inundó tu fría espalada?
¿O sentiste solo un gusano negro
que reptaba voraz dentro de mí?
Ojalá se pudra el gusano tibio
y tu espalda se raje como un niño
bífido y tu boca sea una ubre
repleta de almendras rancias y ureicas.
Ya te cegará la luz de tus ojos
viéndote fingir sobre tu lecho de tristeza.

(Del libro Figuras de Sal, 2000)









"Nuestro viaje es por entero imaginario.
Va de la vida a la muerte".
Cèline

Un hombre desnudo
se parece a un libro vacío,
devorado por el mundo
como el sueño por la noche
es sólo un recipiente frágil
una presencia maldita,
un lienzo en blanco
donde se dibujan colores oscuros
y cuelga de una pared blanca.
Es el delirio de un loco
la locura de un sabio,
un viaje sin destino,
es el cuenco del amor.
Por eso navega a la deriva
y viaja, hasta el fin viaja.









La vida es una trampa traidora
Antón Chéjov

Andrei Yefimich descubrió tarde,
cuando el edema le sofocaba el alma
como un aro de hierro,
la trampa de la vida.
No hay motivos Antón Paulovich
para levad la evidencia,
para gritar tras una noche de niebla
de paredes esquivas,
tras los deshechos del cuerpo,
que la libertad es una desdicha
y el placer y el dolor
son las dos caras de la misma moneda.

(Del libro Hipatia, 2003)










El horizonte es un nudo en la garganta,
una serpiente, como un cuerpo desnudo
derramado sobre su lecho de muerte
El frío del invierno
se cuela en las rendijas del otoño
como espinas del aire,
presagia el dulce fuego
de que alimenta el alma.
Cielo de calma aleve.
Cada aguja de luz
guarda un punzón amargo.

(Del libro La luz de los Días, 2004)











PARECE QUE ESTÁ ESCRIBIENDO UNA CARTA

Me respondo en tu piel
porque es redonda como el borde de un ánfora,
un espejo donde veo mis entrañas
como la tiniebla sobre el río.
No dejaré que tu sombra
caiga sobre mí como una piedra,
como una pared adornada.
No sirven abalorios
sobre el cuerpo farsante
que dejaste anclado sobre esta estúpida carne,
un estiércol ardiente
cuando algo olía a podrido en Dinamarca.











DON QUIJOTE SE LA MANCHA

No impacientes si la muerte no llega,
es tan nítido el color de la sangre
que no desaparece ni en la muerte.
¿No sientes el perfume amargo a leche
sobre tu rostro su sonido?
Pues sentir es disponer del olor
como el llanto de un niño
aguarda en su vientre ácido.
¿Qué más lujuria entregas
si no es posible el calor de una mano
arrastrando la piel huida en un rincón oxidado?

(Del libro Algo Huele a Podrido en Dinamarca, 2006)




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