miércoles, 30 de junio de 2010

213.- JAVIER EGEA


Javier Egea,(Granada; 1952 - 1999), considerado uno de los poetas españoles más importantes de los años ochenta y fue uno de los padres del movimiento poético La otra sentimentalidad junto con Luis García Montero y Álvaro Salvador Jofre. Consiguió, entre otros premios literarios, el «Antonio González de Lama» por su libro Troppo Mare y el «Premio Internacional de poesía Juan Ramón Jiménez» por Paseo de los Tristes.

Publicó muy pocos libros de poesía: Serena luz del viento (1974), A boca de parir (1976), Troppo Mare (1980), Paseo de los tristes (1982, tal vez su obra más representativa), La otra sentimentalidad (1983, junto a Luis García Montero y Álvaro Salvador, Argentina 78 (1977, pero editado en 1983 por «La Tertulia»), y Raro de Luna (1990).
Gran admirador de Rafael Alberti, también publicó, junto a Luis García Montero, en 1982, el librito Manifiesto albertista, que ambos leyeron en presencia del poeta gaditano en el local «La Tertulia», en 1982.
Al morir, dejó incompleto un libro que al parecer iba a titularse Los sonetos del diente de oro, los cuales fueron publicados en 2006 por la editorial I&CILE, con reproducción en facsímil.


PASEO DE LOS TRISTES

Entonces,
........en aquella ciudad
o en la intuición primera, vaga, de su cuerpo,
el pensamiento aún flotaba en bucólicos careos,
en versos aprendidos sin historia
y no era posible amar
entre unas calles donde todo era sucio,
carne sin brillo,
cuando aún en el mar, la nube y las espigas
sin historia y sin tiempo, vanos,
estábamos durmiendo
........o ignorando
esa gota de sangre que cuelga del amor
-su blanco cuello herido-,
ignorando la clase oscura en que nacimos,
sin consciencia de naves hundidas,
de rubios naúfragos,
condenados a vivir una historia perdida
de explotación y soledad, de muerte enamorada,
sin saberlo.

Y sin embargo,
entre los autobuses, el gentío,
en la dulce ignorancia,
fue creciendo una luz
que nos hizo sentir un crujido brillante
después que allí, en la sórdida pensión
donde siempre se asilan viajeros sin destino,
gentes oscuras,
en un lugar sin esperanza,
dos cuerpos se sintieron indefensos
sudando en el asombro de la primera felicidad.


19 DE MAYO

Existe una razón para volver.
6 de la madrugada de la calle Lucena
donde los basureros y el sereno
tenían su eterna cita
con el café con leche y el aguardiente seco,
adonde los borrachos concluían
la noche soñolienta del vino repetido.

19 de mayo. Pensión Fátima
en donde la pregunta del abrazo desnudo
supo al fin el porqué de tanta lucha,
la clave del sudor sobre las sábanas,
y la virginidad redonda, amanecida,
reconoció la llave de su casa madura,
con una verde mano le puso rumbo exacto
y la llevó a su centro
y siempre siempre siempre
nació allí la tormenta del esperado amor
como un racimo.

¿Quién hubiera pensado
que la 3ª planta,
la habitación oscura,
el urinario sucio,
las hojas del diario clavado en la pared
y la maceta artificial,
el plástico
de las flores chillonas,
iban a ser testigos
de aquel incandescente poderío,
de tanta luz sin freno,
de aquella tempestad acribillada?

Después de tantos pájaros
persiste en los teléfonos del aire,
en alta mar aún vive
y es el regreso un tramo de la vida.
Existe una razón
para volver a la ciudad del gozo,
a la pequeña aldea de la pensión barata
y las comadres
raídas en la esquina.

Existe una razón
para aquella manzana de casas apagadas,
para una turbia calle
que fue la geografía de mi primer amor,
el mapa donde tuvo mi gran pasión su cuna.


RARO DE LUNA I

Il y a des gens quelque part qui n´en peuvent plus de silence
(Hay en algún lugar personas que no soportan ya el silencio)
Louis Aragon


........Allí
donde las islas
donde floten los párpados aquellos
las negras islas
las definitivas arenas secretas allí
cuando se agota el brillo de los abordajes
allí mientras llaman las sirenas últimas
pequeña perla negra
donde las islas negras
........allí
donde quizá los cofres aquellos entonces entrevistos

........No No era este el lugar
Para ti siempre quise
avenidas sin látigo
plazas sin gentes pálidas que se desploman
chapoteando caen mientras que sangran y por siempre caen
del verdín de las gárgolas y de las cicatrices
sobre reinos vastísimos de laberintos y de topos
........caen

Quizá fuera posible
quizá pensé que al menos esa lluvia de los ojos de patio
algún día tomar las islas negras a embestidas
para tu cuerpo
para las cruces en el mapa de fuego

........No No era este el lugar
ni su aventura alquilada
definitivamente para ti

Pero oigo las andanadas secas contra muros y sueños
todo enmudece frente a las altas sienes sin alba
todos los brazos cierran sus mundos presentidos
en el punto de mira de la noche tirita su silencio
y mis ojos ahora perdidos
-ropa olvidada en perchas ya sin luna-
entre los siete por siete metros de estampida
buscan tus otros ojos perdidos
tus otros bosques sin galope

........Al entrar
siete por siete pozos por siete olas por siete labios despoblados
y a las charnelas
a su desvencijado saludo
respondo siempre habito este palacio
por los reinos del frío del frío
voy a las grutas del 2.º B
nadie con esa llave
nadie con esos ojos al entrar
siete por siete mares por siete soledades

¿Cómo contar ahora que la muerte se llama 2.º B
cómo decir 2.º B sin abismarse
por la tiniebla de porteros eléctricos y solos
cómo decir a nadie yo soy el enamorado del 2.º B
quién saca la basura del 2.º B
dónde se prende la luz del 2.º B
cómo vivir
cuando su nombre pálido te cerca?

Hay noches que no ofrecen
sino palomas ciegas en sus escaparates
Hay en algún lugar personas que no soportan ya el silencio

Soledades al filo de la pólvora
soledades que tienen chaqueta en su respaldo
soledades con banqueros al fondo
soledades de las torres
........las desmoronadas torres
soledades canallas bogando las venas y los albañales

No No era este el lugar ningún lugar nunca más un lugar


POÉTICA

A Aurora de Albornoz
Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía.
Juan Ramón Jiménez


Vino primero frívola -yo niño con ojeras-
y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
o alguna perversión: sus velos y su danza
le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
porque también manchasen su ropa en la tardanza
de luz y libertad: esa tierna venganza
de llevarla por calles y lunas prisioneras.

Luego nos visitaba con extraños abrigos,
mas se fue desnudando, y yo le sonreía
con la sonrisa nueva de la complicidad.

Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad



ME DESPERTÉ DE NUEVO...

Me desperté de nuevo
entre dos sombras.
No quedaban palabras
en mi memoria.

Con los dedos, a tientas,
las fui palpando:
sus ojos enemigos,
sus secos labios,

el mapa señalado,
los hondos cráteres,
corazones escritos
con soledades.

A su fiel prisionero
siempre velando
mis compañeras sombras
de tantos años.

Ellas, que me robaron
la luz de un sueño,
ya no piden rescate
por mi secuestro.



POEMA

Eran tiempos muy duros. No era fácil vivir.

Por eso madrugué por los despachos,
volví mañana, les expuse el caso
y conseguí un empleo para ella:
tras mirarla a los ojos -al menos eso dijo-
le entregaron la llave más preciada,
pusieron a su cargo el alumbrado.

Yo hice lo que pude, lo que en mi mano estaba.

Y no la he vuelto a ver:
aquella misma noche me cortaron la luz.



PRIMER POEMA DE "TROPPO MARE"

A Juan Carlos Rodríguez

No es de Mayo este aire impuro.
P.P. PASOLINI

(I)


Extraño tanto mar, raro este cielo
desgranado de luz sobre la Isleta,
ajeno a este naufragio que se crece en la orilla
en cabos,
jarcias,
mástiles,
jirones de velámenes,
armaduras y redes
que simulan encaje en la escollera,
duelas con algas,
pequeñas almadías despobladas
sobre la espalda azul de exterminio,
raro este cielo para ser de Mayo,
ajeno a este dolor de siglos en la playa.
Tanto mar y de golpe,
tanta historia y vencida,
ya corazón mojado sobre el abra,
ya mensaje dormido, preterido,
en la Bahía de los Genoveses.

Y no sólo el desierto sino dónde tus ojos,
sino tus manos lejos
y cuando tu cintura presentida
por entre los hachones vigías de las pitas,
desde las atalayas del silencio,
no sólo ya las dunas sino rostros en ellas,
vestigios de tu cuerpo,
espejismos al cabo,
restos de la memoria del misterio.
A dónde, dime, a dónde,
si todo está dormido,
si he quedado en la arena como lengua de agua
y la sed permanece mientras llega La Nube.

Inútiles las manos que desde las palmeras
pretenden el abrazo de un horizonte roto
adonde tu recuerdo se avecina.

(De ‘Troppo mare’. Colección Provincia de Poesía.
Diputación Provincial. León, 1984)



POEMA

Venimos a contarles nuestra historia
Y a pediros el voto de la vida.
Somos gente de paz con una herida
De explotación presente en la memoria.

Y en medio del dolor capitalista
Sabemos resistir: porque sabemos
Que de su negro mar de crisantemos
Saldrá la rosa roja y comunista.

Para que todo cambie de verdad,
Para que venga el alba que no miente
Venimos a ofreceros diferente
La rosa roja de la libertad.

Pensad alguna vez lo que sería
Su perfume distinto por el viento
Llevando para el nuevo ayuntamiento
Hasta el Salón de Plenos la poesía.




OTRO POEMA DE "PASEO DE LOS TRISTES"

Sin apenas mirarnos, casi en vilo,
como si hubiesen de venir de pronto
el mar, o los fotógrafos,
con esta dignidad que eleva el humo
de taza en taza,
solos
o entre la tarde y Bach agazapados,
sin apenas mirarnos
sabemos la condena del amor
y cuánta sangre,
cuánta muerte rodando entre nosotros para tomar el té.



NOCHE CANALLA

Yo no sé si la quise pero andaba conmigo,
me guiaba su risa por la ciudad tan gris.
Ella tenía en su boca colinas de Ketama
y el cielo de sus ojos me pintaba de añil.
Yo vi tantas estrellas como ella puso siempre
en aquel cielo raso como un paño de tul.
Ella llevaba el pelo como la Janis Joplin
y los labios morados como el Parfait-Amour.
La he perdido en un bosque de jeringas brillantes
por donde nos decían que se llegaba al mar;
se fue sobre un caballo de hermosos ojos negros,
por más que yo me muera no la podré olvidar.
Bajo el cielo ceniza me conducen mis piernas.
Esta noche no tengo ni esperanza ni amor.
Sólo queda el calor de mi pobre navaja.
Hoy me he visto la cara de un retrato-robot.
A pesar de sus ojos he salido a la calle,
a pesar de sus ojos me ha tocado vivir.
En un barrio de muertos me trajeron al mundo.
Esta noche canalla no respondo de mí.

(Granada Tango, La Tertulia, 1981)


********************



El poeta doblemente muerto

Gregorio MORÁN
LA VANGUARDIA, Sábado, 27 de junio de 2009, página 26.


La sociedad a los poetas los prefiere muertos. Es un asunto que viene de siglos. En vida parecen un engorro, porque no sólo hay que alimentarlos, sino que en general tienen gustos raros; en algunos casos incluso caros, lo que ya es el colmo, pero sobre todo complicados, difíciles, singulares, intratables.

La galería de raros de la poesía española moderna es verdad que tiene algún tipo simpático como García Lorca, también algún humilde como Miguel Hernández, pero predominan los de carácter atrabiliario, a lo Cernuda, o literalmente insoportables como Juan Ramón, sobre el que su propia esposa, santa Zenobia Camprubí, canonizable en su laicismo, se preguntaba cómo era posible un tipo tan perverso como su marido, el gran Jiménez; genial e inaguantable.

Habrá gente a quien el asunto le parezca divertido, pero no lo es. Los poetas, en sociedades agresivas, pobres y cainitas –la nuestra, sin ir más lejos–, son personajes a la intemperie, sometidos más que cualquiera a la lucha por la vida, porque alimentan una dificultad congénita que es la de convivir y adaptarse a un mundo que expresamente los desprecia y los rechaza. El poeta en nuestra sociedad desempeña el papel que antaño representaban los músicos de bodas y banquetes; unos intérpretes que amenizan las fiestas para complacer al público que les paga y les jalea mientras dura el espectáculo.

Y cuando acaba, a su casa, a sufrir la sordidez de la necesidad y la rutina. Alguien me dirá que siempre fue así, y quizá sea cierto, pero entonces el poeta tenía garantizada casa y comida a poco esfuerzo que hiciera por ejercer de siervo y dando por descontado el talento, porque no había tanta competencia. Pero ahora se les pide mucho a los siervos poéticos. Se les exige en primer lugar que crean, y si no, al menos que disimulen. Yo recuerdo, por ejemplo, los años finales de Ángel González, un poeta al que estimo, y me da un cierto amargor evocarle bailando el agua a los señores; porque los de hoy no se llaman Duque de Lerma o de Olivares, sino el poder, el partido en campaña, el galardón ganado a pulso de saliva. ¿Alguien tendrá algún día el valor de hacer la lista de viajes y charlitas en los Institutos Cervantes del mundo entero? Seamos un poco crueles para ser precisos, ¿acaso un notable poeta como Antonio Gamoneda, que arrastró durante décadas, prácticamente toda su vida, una pobreza de público y de gloria, no debe este tardío reconocimiento a ser de León, por más que nacido en Oviedo, y compartir patronazgo con un presidente planetario?

Hoy voy a contarles algo de la historia de Javier Egea, no sólo por poeta excepcional sino porque me peta ahora que se van a cumplir diez años de su voluntaria muerte, y después de saber que al fin acaba de ser recopilada su vertiginosa obra. Fuera de Granada, su casi permanente lugar de vida, nacimiento y fin, y exceptuando la reducida, malévola y endogámica masonería envidiosa de los poetas, Javier Egea es un imperfecto desconocido (este es el momento en el que el enterado de turno se enerva y grita que él estuvo en el recital de Lleida en 1995 y en el de Barcelona de 1996). En más de una ocasión me ha tentado preparar una galería de raros a los que casi nadie hizo maldito el caso, y a los que tras su muerte les florecieron amigos y conocidos hasta el hartazgo. En el caso de Egea y Granada casi se ha convertido en una afición de la inteligencia local. Todos admiraban mucho a Egea, y todos le consideraban un gran poeta, el mejor, bastaba declamar alguna estrofa rotunda de
Troppo mare, o ponerse estupendo con unos versos del Paseo de los tristes. Pero resulta que se murió, o más exactamente se voló la cabeza con su escopeta de caza, un 29 de julio que fue jueves. Y poco antes de llegar hasta ese punto irreversible hizo algo que su postinera familia y sus encumbrados colegas del verso y la veleta no le perdonarán nunca: redactó de su puño y letra un testamento legando sus bienes –un millar y pico de libros, y otro tanto de manuscritos y papeles– a su novia más querida, al tiempo que le hacía un guiño de despedida a su amigo más veterano. De tal modo que la heredera del legado de Javier Egea, gran poeta, pasó a manos de Helena Capetillo, enfermera, quien a su vez confió todo lo referente a concesión de derechos de publicación, al amigo veterano, Pío Alcántara, cartero. Todo el desdén y la desconfianza que abrigaba Javier Egea hacia sus colegas del gran gremio de poetas de Granada, incluida su nada poética familia, quedó patente en ese gesto. No daban crédito a lo ocurrido. Podían pasar por el suicidio a los 47 años –son cosas afines al riesgo de la angustia del creador–, podían admitir que el vate llevaba años muy distante de las preocupaciones de sus compañeros generacionales, incluso que su radicalidad de raíz –rasgo siempre a tener en cuenta en el caso de Egea– le hacía difícil de tragar después del reto que había supuesto su Raro de luna (1990), último libro publicado, apabullante combinación de exquisitez formal y hallazgos rítmicos. Se podía también entender la deriva alcohólica hasta el borde del delirio, su escaso interés por integrarse en las subvenciones que se ganaban a pulso de favores de diputaciones y premios de cajas de ahorros. Pero que se matara sin dejarles la oportunidad de manejar sus restos, sería algo que habrían de pagar la enfermera y el cartero en forma de ofensas, insidias, calumnias y procesos, hasta llegar incluso a aprobar la detención de la novia legataria por la desaparición de un par de cajas de libros del difunto. Que el poeta más brillante de Granada desde García Lorca estuviera bajo la custodia de una enfermera y un cartero se entendió como una provocación, la última y definitiva de Javier Egea hacia las instituciones granadinas, amplias de subvenciones pero cortas de luces y de aliento.

Porque Granada es ciudad de poetas, desde siempre, y algunos buenos, y los poetas muertos son un bien amortizable para los vivos, no sólo en enseñanzas sino sobre todo en prestigio. El joven Egea había formado parte de un trío que se presentaría en sociedad, hacia 1982, como “
la otra sentimentalidad”, un guiño al gran y último don Antonio Machado en su Juan de Mairena. Un grupo nada compacto formado por Luis García Montero, Álvaro Salvador y el propio Egea. Frente a lo que la gente suele creer, la historia es muy importante en la poesía. En octubre de 1982, se había producido en España la victoria absoluta del Partido Socialista, y “la otra sentimentalidad” se situaba entonces en posiciones más críticas y a su izquierda. Una de esas plumas siempre agradecidas a los jefes de la parroquia granadina, Fernando Valverde, escribiría a modo de curioso balance generacional: “Mientras García Montero y Salvador obtenían reconocimiento público, Egea prefirió convertirse en una especie de poeta maldito, alejado de cualquier academicismo”. Fíjense en la señal: “Egea prefirió convertirse en una especie de...” Con esta reflexión ya puedes hacerte cargo del Festival de Poesía de Granada.Detrás de todo mediocre –poeta o periodista– hay un vampiro.


Atento conocedor de su inminente muerte, Javier Egea intuyó lo que vendría, a la manera que lo hacen los suicidas; conscientes del lío que armarán pero seguros de que el tiempo les dará la razón, si es que hay caso. Preparó una antología de toda su obra que tituló a la manera de su adorado Góngora,
Soledades, pero la voluntad de sus devotos albaceas –la enfermera y el cartero– no pudo vencer la incompetencia y el miedo del editor que la contrató. Luego advirtió que no quería “que se le utilizase”, cosa que ronda lo imposible tratándose del mundo de la pluma. Hubo incluso quienes promovieron libros y clubs en la esperanza de sumar su magra obra a la aparición de inéditos del muerto. Al fin, el jueves de la semana pasada se presentaron en Granada cuatro volúmenes con la obra completa de Javier Egea, compilados por Pío Alcántara y Juan Antonio Hernández, en edición artesana de cuatro ejemplares. Cuatro volúmenes y cuatro ejemplares; un testimonio que trata de superar la doble muerte del poeta español más interesante, en mi opinión, del último tercio del siglo XX. Una edición en la que asoma de un modo sarcástico la pretensión del autor en el que fue probablemente su último poema: “Me desperté de nuevo entre dos sombras...”*.

212.- VIVIAN LAMARQUE


Vivian Lamarque nació en Tesero (Trento), Italia, en 1946. Su actividad artística es muy versátil y se divide entre la poesía, por la que ganó el Premio Viareggio en 1981, el Premio Montale en 1992 y el Premio del PEN Club en 1996 y los cuentos de hadas para niños.


CON USTED caminaría
entre el brezo de mi vaso
milímetros y milímetros de camino
microscópico bosque
usted junto conmigo.






LIBERARÁN los cajones
de mis rebosantes palabras
pero quedarán las suyas más discretas más leves
nunca escritas ni dichas
a las aurículas de mi corazón
las predilectas.






Hoy he inventado
que usted estaba conmigo en el mercado
había tantas flores
teníamos los ojos de todos los colores






PERO en el más allá
ya no nos separará nadie:
seremos dos gotas de lluvia iguales
o seremos dos mosquitos con alas
seremos dos caracoles lentos alegres
o dos puntos brillantes de estrellas caudadas
seremos dos granos de tierra redondos
o seremos dos bichos vagabundos
uno delante detrás la otra
caminaremos caminaremos
circunnavegaremos el cristal
de la ventana cerrada pero si abierta
poco a poco hacia el alto cielo subiremos
de vez en cuando usted se volverá
comprobará que yo también le sigo
descuide alma mía le seguiré.





POEMA DE AMOR A UN ÄRBOL MARAVILLOSO

QUERIDO árbol maravilloso
desde el tren alguien (un imbécil)
te ha lanzado
una bolsa
de plástico violeta
y tú la tienes allí
asombrado
en la mano de la rama
casi diciendo
qué es esta flor rara
esperemos que el viento
se la lleve lejos
nos veremos
en el próximo viaje
recordaré el número de la hilera, tus
señas, he contado
los kilómetros tras la estación de mercancías
hasta luego.

211.- KAILASH VAJPEYI


Kailash Vajpeyi nació en la India, en 1936. Poeta, ensayista, catedrático universitario y periodista. Su obra ha sido traducida y editada en inglés, alemán, ruso, danés, sueco, y español. Algunos de sus libros publicados en español son: El árbol de carne (1976); Visiones y mitos: una antología de poesía hindi contemporánea (Poesía contemporánea hindú, con poemas de amor); Visiones y mitos (1979); y Palabras de poder (1977).




Resignación

Te felicito, Siglo Veinte, por tus extravagancias.
Yo aquí me rindo.
noche y día
protestando contra tu demoniolatría
yo, que estoy reducido a una llaga
no tengo deseos de degradarme más.
Me retiro
como el dolor mudo y helado
bajo la costra de sangre seca.

¡Sigue con tus detonaciones, querido Siglo!
Vete a mamar a la madre tierra
o a fornicar con algún individuo anónimo.
No queda nadie que desafíe
tu suave arrogancia.
La poesía está en el exilio.

Te admiro, Siglo Veinte
por tus acrobacias.
Opaco y sólido,
tu gris razonamiento
me recuerda la edad de piedra
con innumerables brutos refinados.
En este laberinto tuyo
donde la bruma reflejaba la ignominia
yo era una rareza,
el vuelo sin sentido
de una mariposa solitaria
en la selva de cactus estramonios.

Antes de volverme totalmente loco,
debo admitir
que te estoy agradecido
por la cosecha de nuestras miserias,
por el impecable transplante de corazón
con abundancia de monóxido para inhalar.

En tu régimen aséptico
donde los desperdicios son el destino de todo talento
y las masas, como abejas asexuadas
forman el saldo en la cuenta bancaria de alguien más,
la sensibilidad de asfalto era un don
sólo que nunca lo pensé.

De otra forma, qué sentido tenía
arrullar a los bebes-robots.
Qué sentido tenía acariciar la espuma.

Como un reloj que aún golpea en la muñeca de un cadáver

seguí escribiendo poemas
seguí quemando inciensos
en una fábrica de armas

Aún así, no te culpo, querido Siglo
por mi derrota prematura.

Después de todo hay ríos
que no llegan nunca al mar.

Monumento de autocompasión

Mientras la ciudad permanece
Yo moriré
Ni el Fondo de Ahorros
Ni la familia
Vendrán a rescatarme
Pero tampoco yo querré que me rescaten.

La vida permanecerá
Y yo moriré.

La gente, ante quien aparezco como enemigo
Seguirá allí (al menos unos cuantos).
Algunos de los que me son cercanos
Jugarán a estar tristes,
Ignorando mis debilidades dirán
Que también fui un hombre.

Mis resentimientos actuales se habrán petrificado.
Las generaciones habrán sido sacrificadas.
Las civilizaciones habrán avanzado algunos pasos
Cuando yo, entre las llamas
-Cómo, no lo sé-
Me haya perdido.

Mi nombre no está escrito en ninguna parte de mi cuerpo,
Aunque la oscuridad de mis poemas
Centelleará a mi alrededor.
Nadie guardará luto por mí.

A pesar de la promesa
La rebelión
El amor
Yo me dispersaré con las cenizas.

La ciudad estará aún allí.
Sólo yo me habré ido.

Ni... Ni

Todos los días agonizantes han muerto
La escritura... difusa.
Mellado e informe como lata vacía y desteñida
¿Debo acaso permanecer en una casa en ruinas?
¿Hacia dónde partiré?
Desarraigado, hundido, ¿qué haré?

Con este cuarto de primeros auxilios;
Esta prisión, dentro de mí...
Algo debo hacer, ¿pero qué?

Un túmulo de semillas de flores chillantes
Fue arrasado por la corriente.
Un bosque verde se hundió y se perdió entre los juncos.

¿Cesaré de gritar? Por Nerón o por Ravana:
¿Abandonaré mi penar?

Dentro de poco todos habrán enloquecido,
En la luz
¿A quién diré:
¡Ven!
Te curan gratis
En un dispensario yanqui o en uno de Mao.

¿Qué remedio?
¿De qué dolor?
¿Quién dará?
¿Quién quiere que así se cumpla?

Algún día en el matadero,
Viejo, enfermo, testarudo o joven
Todos tenemos que morir.
¡Caeré!, pero ¿en dónde debo caer?

En el mar de Arabia
En el río Jehlum
En la bahía de Bengala o quizá
En un pozo seco.

En todos mis días antes y después del día después
¿Cuando no he sido golpeado?
¿Devolveré ahora el golpe?

Entre gente, infectado de
Sinusitis, calor, ardor, hambre;
¿Debo acaso tirarme como un muerto con mi descabezado esqueleto palpitante?
¿o debo ir al grano?

¿Cuál grano?
Decídmelo alguien.

Esta fama
Este honor
Esta hueca neutralidad
Todo ha perdido su sentido
Lléveselo alguien.

Donde difícil es distinguir quién es falso y quién es honesto
Y el asesinato es disculpado.

Fuego
Fuego
Fuego en derredor
¿A quién culpar?
¿Al viento enfermo, a la paja o al mundo enloquecido?

¿Me arrojaré en él?
¿O continuaré... contemplando?

A Mahatma muerto
A Gandhi vivo.



Neo-racionalista



¡Duérmete!
Porque estás condenado
A hundirte en un vacío extraño
Mientras otros lo están a bailar
En la cámara baja de Id
¡Duérmete!
No es que el dolor sea nuevo para ti,
Pero aún así, te resistes al reposo
Soñando con ciertos Pies de Loto
Cuya fragancia presientes
Aun en estos tiempos desflorados.
¡Duérmete!
Porque la luz es un accidente, bien planeado
Nadie la alcanza ni la pierde.
Sólo unos cuantos petrificados
Exhiben pretensiones exageradas.
En este planeta enfangado en el Ego
Hasta la plegaria es una pose.
De nada servirá ya exprimirse el seso
Porque no hay ningún Oriente.
¡Duérmete!
La mente alimentada por el odio
Y el simio abandonado por el amor
Ambos se ahogan
En la Trascendencia, o chocan,
¿Quién lo sabe?
Duérmete antes de que los momentos se tornen tensos
Y comience la masacre.
La vida en estos tiempos es tan delirante
Que el Guru y el soldado desempeñan el mismo papel
Sólo la combustión separa
Al fuego de las cenizas.
Aún quieres meditar.
¿En qué lenguaje lo harás?
Todos los diccionarios del mundo
Están embadurnados
Con los excrementos de los políticos
Quién no está manchado
Por los comerciales
Que vomita
El monstruo monóculo.
¡Duerme! Duerme antes de que comience el drama
Y seas atrapado.
El siglo entero, como
Una lenta escena de violación
Parece atormentador en la pantalla.





El libro de los mantras: Poesía y revelación


El poeta hindú Kailash Vajpeyi ha tratado de llevar al mundo occidental los principios filosóficos antiguos de la India milenaria, que se remontan a más de 5 mil años, a la época cuando se hablaba el Sánscrito, una lengua ya desaparecida que es considerada la madre de todos los idiomas que hoy habla la Humanidad.

Vajpeyi pertenece a la generación contemporánea de escritores del siglo XX en idioma hindi y sus obras han sido traducidas a las principales lenguas de la India moderna; así como también al español, alemán, danés, inglés y ruso.

En su ensayo "Mantras Palabras de Poder", el autor reproduce un antiguo poema védico donde se describe la creación del universo. Cada uno de los versos de esta obra refleja la exaltación del misterio de la creación, del significado y de la interpretación de los elementos de la naturaleza que la civilización hindú dio a este proceso supremo.

"En ese entonces ni siquiera existía la nada ni siquiera la existencia. / No había aire ni cielos más allá. / ¿De qué estaba cubierta? ¿Dónde se encontraba? / ¿Quién cuidaba de ella? / ¿Acaso en las profundidades inmensurables había entonces agua cósmica? / En ese entonces no había ni muerte ni inmortalidad".

A través de la lectura del libro de los mantras, el lector conoce la mente hindú, que desde tiempo inmemorial ha estado empeñada en resolver los misterios del universo.

La teoría de la reencarnación, la Ley del Karma, la existencia del cuerpo astral, la fusión del átomo, el valor del cero y otros aportes de la filosofía antigua que ahora han sido aceptados por el mundo cultural moderno como un aporte para el bienestar del ser humano.

"De acuerdo al pensamiento de los Upanisadas, todo el universo es una unidad espiritual. La vida mortal (la rueda de la muerte y la reencarnación) es indiferente a la contemplación divina. La verdadera contemplación es aceptar el hecho de que existe.", estos son fragmentos de los textos védicos que el autor inserta en su libro.

Vajpeyi también describe algunos conceptos de las ciencias astrológicas que habían sido ampliamente dominados por los sabios de la India milenaria, desde hace más de cinco mil años, mucho antes de que florecieran la astrología egipcia y de las principales civilizaciones orientales.

De acuerdo con la astrología tradicional hindú sólo hay nueve planetas que gobiernan el destino de los humanos. Ellos son el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, Rahu (la cabeza del Dragón) y Ketu (la cola del Dragón), a diferencia de los astrólogos modernos que hoy incluyen también a Neptuno.

Otro de los libros de versos más conocidos de Vajpeyi, en el mundo literario, se titula El árbol de la carne, el cual fue escrito originalmente en hindi, pero se publicó en español en la ciudad de México. También ha escrito numerosos artículos periodísticos y dictado decenas de conferencias para divulgar el valor de estos conocimientos. (Agencia de Noticias Xinhua)

martes, 29 de junio de 2010

210.- GUILLERMO CARNERO


Guillermo Carnero (Valencia, 1947), poeta perteneciente a la corriente de los Novísimos, una de las más reconocidas y relevantes en la poesía española contemporánea; es profesor e historiador de las literaturas dieciochesca y decimonónica (con particular énfasis en el Romanticismo), y ha investigado también el arte de las vanguardias.

Licenciado en Ciencias Económicas y doctor en Filología Hispánica. Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Alicante desde 1986. Ha sido profesor visitante en las Universidades norteamericanas de Virginia, Berkeley y Harvard, y miembro del Consejo Asesor de la Fundación March y de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales para el centenario de Rafael Alberti y la exposición del Museo del Prado y el Centro Cultural Conde Duque, "Tres mitos españoles: Don Quijote, Don Juan Tenorio y la Celestina". Miembro del consejo editorial de las revistas Hispanic Review, Dieciocho, Ínsula, Castilla, Voz y Letra, La Nueva Literatura Hispánica, Studi Ispanici, y de las Sociedades Española e Internacional de Estudios sobre el siglo XVIII. Dirige desde su fundación la revista Anales de Literatura Española y ha sido codirector (junto a Alberto Blecua y Pedro Cátedra) de la colección "Clásicos Taurus". Ha coordinado los vols. 6, 7 y 8 (1700-1868) de la Historia de la Literatura Española fundada por Ramón Menéndez Pidal, y dirigida en la actualidad por Víctor García de la Concha. Ha dirigido numerosos cursos en la Universidad Menéndez Pelayo, y pronunciado conferencias en las principales Universidades españolas, europeas y americanas. Ha practicado la crítica literaria en Ínsula, El País, El Cultural de "El Mundo", Letras Libres y otros periódicos y revistas. Ha publicado quince libros de poesía desde 1967, y existen recopilaciones de su obra poética en 1979 y 1998. Fue uno de los autores incluidos en la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970) de José María Castellet. Sus poemas han sido traducidos al alemán, búlgaro, checo, francés, holandés, inglés, italiano y valenciano. Es especialista en literatura española y comparada de los siglos XVIII y XIX, así como de la época vanguardista; y ha publicado seis libros sobre los temas de su especialidad. Como poeta se le suele encuadrar en el grupo culturalista entre los poetas de los 70 llamados Novísimos o venecianos,.
Ha recibido importantes premios literarios, incluyendo el Premio Nacional de Literatura (2000), el Premio de la Crítica (2000) y el de la Crítica Valenciana (2000) por "Verano inglés"; el Premio Fastenrath de la "Real Academia Española" (2002) por "Espejo de gran niebla"; y el Premio Internacional de Poesía "Fundación Loewe" en su decimoctava edición por "Fuente de Médicis" (2006). En el año 2002 recibió nuevamente el premio de la Crítica Literaria Valencia al conjunto de su obra.

FROWNING UPON ME

Enciendo tantas luces para verte
salir, entre un redoble de tambor,
del pastel, con chistera y tacón rojo,
y tengo otra mirada que te sabe
con más profundidad y más anchura,
abrazando la forma que se pierde;
me las apagas todas con sonrisa
de llevar la otra luz en un estuche,
envuelta en seda negra con su brillo.
Vuelves a sonreír, y si requieres
el arco de una ceja y me disparas
esa condescendencia flechadora
me desmenuzas y liliputizas
y me voy al rincón con un azote
en pantalones cortos sin domingo,
un setter arrastrando las orejas,
el gusano que vuelve a su manzana
y huye de aqueste mar tempestuoso,
pero no: me rescatas con tu risa,
un beso en la nariz y estáte quieto
tumbado ahí como una circasiana,
yo que quería, a guisa de varón,
estrujarte en un puño temblorosa
como King-Kong a la mujer de oro,
desgarrarte el satén con una uña.
Así estoy en tu luz crucificado,
espero y creo en tu misericordia
y sé que harás de mí lo que prefieras:
después de lacerarme con un bucle
y encender en mi piel las cinco heridas
jugando con la lengua y las pestañas,
me dejarás vacío
con un golpe certero de los labios.




ELOGIO A LINNEO

El poder de una ciencia
no es conocer el mundo: dar orden al espíritu.
Formular con tersura
el arte magna de su léxico
en orden de combate: el repertorio mágico
de la nomenclatura y las categorías,
su tribunal preciso, inapelable prosa
bella como una máquina de guerra.
Y recorrer con método
los desvaríos de su lógica; si de pájaros habló,
presentar más atención a las aves zancudas.


PUISQUE RÉALISME IL Y A

Puesto que el realismo existe
Baudelaire

Vuelve la vista atrás y busca esa evidencia
con que un objeto atrae a la palabra propia
y el uno al otro se revelan; en el mutuo contacto
experiencia y palabra cobran vida,
no existen de por sí, sino una en otra;presentido el poema que aún no es
vuelve a clavarse firme en un punto preciso
del tiempo; y el que entonces fuimos ofrece
en las manos de entonces, alzadas, esa palabra justa.
No así; gravitan las palabras y su rotunda hipótesis
ensambla su arquitectura; más allá es el desierto
donde la palabra alucina hasta crear su doble:
creemos haber vivido porque el poema existe;
lo que parece origen es una nada, un eco.
Ver más en: www.artepoetica.net



BREVE CONVERSACIÓN CON DIOS


Alguno que otro día
me amanece el deseo de invitarte un café,
de abrazarme a la certeza
con la que me nombraste para siempre.
Quiero escuchar como respira en vos el universo
y descubrirme en el milagro sin edad de tus pupilas.

Días en los que necesito darte gracias
por lo que me concediste infinito,
por la posibilidad de hacer y re-inventar
cada trozo de vida a mi propia semejanza o a la tuya,
Por la angustia y la fe en lo que anhelo,
por la alegría simple de los frutos.

Vos sabes que este amor mío renegó tanto de nombrarte.
Se ufanó de sí mismo,
evadiendo el diálogo cara a cara,
refugiándose en tu sustancia,
cumpliéndote en los principios
pero sin la humildad serena de aceptarte.

¿De qué he huido?
Si todo rumbo me devolvió tu aliento;
si toda libertad sin vos siempre fue cárcel.
Aquí estoy otra vez,
como emergiendo del útero materno:
confiándote mi vida,
abandonándome a tu ímpetu
despertando a tu amor
fundiéndome en tu nombre.



CAPRICHO DE ARANJUEZ


Raso amarillo a cambio de mi vida.
Los bordados doseles, la nevada
palidez de las sedas. Amarillos
y azules y rosados terciopelos y tules,
y ocultos por las telas recamadas,
plata, jade y sutil marquetería.
Fuera breve vivir. Fuera una sombra
o una fugaz constelación alada.
Geométricos jardines. Aletea
el hondo transminar de las magnolias.
Difumine el balcón, ocúlteme
la bóveda de umbría enredadera.
Fuera hermoso morir. Inflorescencias
de mármol en la reja encadenada;
perpetua floración de las columnas
y un niño ciego juega con la muerte.
Fresquísimo silencio gorgotea
de las corolas de la balaustrada.
Cielo de plata gris. Frío granito
y un oculto arcaduz iluminado.
Deserten los bruñidos candelabros
entre calientes pétalos y plumas.
Trípodes de caoba, pebeteros
o delgado cristal. Doce relojes
tintinean las horas al unísono.
Juego de piedra y agua. Desenlacen
sus cendales los faunos. En la caja
de fragante peral están brotando
punzantes y argentinas pinceladas.
Músicas en la tarde. Crucería,
polícromo cristal. Dejad, dejadme
en la luz de esta cúpula que riegan
las trasparentes brasas de la tarde.
Poblada soledad, raso amarillo
a cambio de mi vida.




CENICIENTA

Esta dama ironiza
en las implicaciones de su beso.
Huella el patio de armas con el Príncipe Azul,
y al ingeniar fruición
lo escuchamos croar en su inquieto regazo.
Y si ella es portadora del hechizo,
¿dónde hallar escarpín para su zarpa?





DAD LIMOSNA A BELISARIO (I)

Durante muchos años la casa se asentó en tierra firme
estrechándola bajo su peso, y creció con ella,
y la tierra cuarteada en estío por el desplome de sus
músicas
miraba entre torrentes de luz derramarse las fuentes;
así al mirarla desde lejos surgía en la memoria
el despliegue de las horas pasadas, la sucesión
de las habitaciones y los objetos con su historia.
Apresar el calor de un instante es haber vivido
durante mucho tiempo en una inmensa casa:
abandonarla un día hacia un país extraño
y trasladar los muebles por el jardín desierto
mientras quedan atrás los muros con su historia,
el sonido del mar y las gamas del aire.
Y sólo el vacío sobrevive: los objetos menudos,
lo que se puede trasladar y transmitir a otros;
el pasado permanece atrás, inseparable
del lugar en que tuvo vida, desplomado en el tiempo
con su magnificencia de cadáver antiguo
que al tocarlo se desmorona en una nube de polvo,
acumulación de joyas sin sentido
que luego redisponen otros, parodiando
con mascarillas, pectorales y ajorcas los contornos de
un cuerpo.
Apresar el calor de un instante es
producir un día de olvido el deleznable milagro
de recomponer el recuerdo con sus límites,
oficiar para otros el triunfo de la ausencia.
Para otros, porque quien asiste a su muerte diaria,
al envejecimiento de la piel y su memoria,
es ajeno a la liturgia de conseguir frente al papel
con sus trastos de buhonero una ilusión de vida
coloreada y presente como un Museo de Cera,
esa evidencia de realidad que sólo en el lenguaje existe
y se traslada en el tiempo rellenándolo
con su carnalidad de serrín y de seda,
creando para lo pasado colores y sentido,
una entidad, incluso, de que no gozó nunca
más que ahora, convertido en un brillante simulacro
el fastuoso fraude en que el tiempo se anula;
si es que el tiempo existió: si es que no es ahora
real, más que entonces acaso, lo que el tiempo destruye,
si es que no produce el lenguaje sus propios fantasmas
que, proyectados hacia atrás, inventan una realidad posible
de que ellos serían reflejo, puesto que de la nada
nada se engendre, y hasta el torpe cadáver que las palabras
hilan
ha de ser hijo de una realidad anterior en el tiempo.
La casa permanece lejos, los ojos no lo saben
y la memoria y la piel interrogadas
responden a su idea con un vasto silencio;
y un día volvemos a ella, contemplamos el pórtico:
de nada es capaz la piel entonces; los muros son distintos.
Y por qué pueda ser el poema lugar de una epifanía
que la piel y los ojos ignoran, salvación de la muerte
que proclaman la piel y los ojos con su silencio oscuro,
dejando a las palabras su miserable tráfico.




DAD LIMIOSNA A BELISARIO (II)

Hemos puesto en cuestión numerosas gramáticas,
leído hasta la saciedad la experiencia de otros
y en fotografías borrosas perseguido su imagen
inquiriendo un volumen para sus gestos planos,
codiciosos de aquello de que era razonable
esperar sabiduría, para obtener al fin
un pobre patrimonio de terrenos baldíos,
una colección de medallas y cintas
símbolo de triunfos que ya nadie recuerda,
juguetes con encaje sucio cuyos ojos hundidos
remiten a una infancia convencional y anónima;
y nos devuelve a ellos la vanidad del coleccionista
que dice poseer con los objetos su alma; nos miran
con fijeza de búhos disecados desde la redondez de su urna;
una apariencia que es muerte y serrín y grandes ojos de
vidrio.

Las palabras nos envuelven en su manto de plomo,
nos inmovilizan las manos con su cetro
mientras la perspectiva de las gruesas columnas
percute nuestros ojos en un punto preciso.
Como perseguirlas fue un viaje por mar hacia las tierras
vírgenes,
cielos de color distinto y animales de fábula,
y un día devuelven las olas el cadáver de un ahogado,
recubierto de algas oscuras, con las órbitas huecas;
arrojado a la luz, mira la fiesta de los sentidos
y otras naves que parten, como un huésped
procedente de un país donde todo es silencio.




DE LA INUTILIDAD DE LOS CRISTALES ÓPTICOS

Si las imágenes se apiñan en un recinto oscuro
nada en ellas hay de movimiento (menos aún hábito de
movimiento);
sí en cambio los ojos de cristal que el taxidermista tan bien
conoce,
con su excesiva holgura en la órbita seca;
un día han de invadir a medianoche
los bulevares de la ciudad desierta,
aterrando con su agilidad a los animales pacíficos,
en una conjunción única que consagre el azar.

El azar, anigquilando en su represalia de hondero
el estupor del que alinea y su conciso cristal.



EL EMBARCO PARA CITEREA

Hoy que la triste nave está al partir,
con su espectacular monotonía,
quiero quedarme en la ribera, ver
confluir los colores en un mar de ceniza,
y mientras tenuemente tañe el viento
las jarcias y las crines de los grifos dorados,
oír lejanos en la oscuridad
los remos, los fanales, y estar solo.
Muchas veces la vi partir de lejos,
sus bronces y brocados y sus juegos de música:
el brillante clamor
de un ritual de gracias escondidas
y una sabiduría tan vieja como el mundo.
La vi tomar el largo,
ligera bajo un dulce cargamento de sueños,
sueños que no envilecen y que el poder rescata
del laberinto de la fantasía,
y las pintadas muecas de las máscaras
un lujo alegre y sabio,
no atributos del miedo y el olvido.
También alguna vez hice el viaje
intentando creer y ser dichoso
y repitiendo al golpe de los remos:
aquí termina el reino de la muerte.
Y no guardo rencor,
sino un deseo inhábil que no colman
las acrobacias de la voluntad,
y cierta ingratitud no muy profunda.

domingo, 27 de junio de 2010

209.- ÁLEX PAUSIDES


Alex Pausides, nació en Manzanillo, Cuba, en 1950. Su infancia transcurrió entre las estribaciones de la Sierra Maestra en una zona llamada La Manteca. Muy joven decidió soltar sus amarras y echarse a la mar de la poesía, quiero decir, que todavía con una pelusilla como barba en sus quijadas afiladas, empezó a pintar con palabras el aire de los riscos desde solía ver la hondonada donde nace el arroyo de la sierra, y en lontananza, la línea azul del horizonte.
Poco a poco diose a conocer el muchacho con unos versos firmes cargados de un lirismo inusual por esos tiempos. Contra viento y marea -estaba en boga la poesía coloquial en los inicios de los setenta- afiló su espada poética en un duelo de tropos donde defendía a ultranza la imagen prístina y bucólica frente a las prosaístas soluciones poéticas del coloquialismo.

Aquello fue un movimiento que se llamó Poesía de la tierra y que tuvo entre sus representantes a Alex, Roberto Manzano, Raúl Doblado entre otros.

Todavía lo recuerdo con una corta veintena de años durmiendo en un sofá cama que yo tenía en mi casa de Clarín y San Basilio, en Santiago de Cuba, adonde solía acudir a pasar los fines de semana cuando le soltaban en el Hospital donde convalecía de una triste enfermedad, felizmente superada.

Después nos vimos en Manzanillo junto al pintor MOA y Emelicio Vázquez, el autor de La poza en uno de esos tan sonados homenajes que por entonces se le hacían a Manuel Navarro Luna. Y ya para entonces Alex era casi una leyenda.

Pasaron los años y me lo volví a encontrar en La Habana donde vicepreside la Asociación de Escritores de Cuba. Esa vez me regaló un hermoso libro Ensenada de Mora donde una de sus secciones me la dedica a mí. Y eso fue una sorpresa después de tanto tiempo.

Ahora Alex organiza cada año a fines de mayo el Festival Internacional de Poesía y escribe apretando la pluma como hace treinta años, como cuidando que nadie le arrebate el arma con que hacer el oficio.

Su bella relación con Aitana Alberti es otra de las formas de hacer poesía, porque, ¿qué cosa es la vida sino poesía si se vive intensamente?



Entre sus libros: Palabras a la innombrable (1992), Cuaderno del artista adolescente (1993); La Casa del hombre (1996). Ha sido traducido al francés, inglés, italiano y ruso e incluido en algunas de las más importantes antologías de la poesía cubana. Ha incursionado también en el performance poético. Fue ganador del Premio de Poesía Gaceta, importante certamen que convoca la revista cubana homónima.
(Pedro Antonio López Cerviño).



BITÁCORA

Todo comienza el día que el mundo acaba
Las aves que alguna vez
cantaron serenas en los árboles de enfrente
comienzan a emigrar
Los días se acortan imperceptibles
y el agua gris de los crepúsculos cede el paso
a una noche que apenas llega
y es ya el misterio en las ventanas
No sé si han sentido esa falta de aire
que turba el equilibrio, ese temblor
en los músculos
El corazón queda exactamente en el abdomen
Uno debe estar listo para enfrentar
ese viento del sur que trae la ausencia
Rotas las amarras debe uno bajar de las naves
simplemente. Quemar las naves, un desastre
si tus pies no tocaron a fondo el continente
Fino y frágil fracaso en las manos flacas de la suerte
Bueno es hacerse a la mar detrás del cataclismo
Recoger del sargazo las ruinas, las fosforescencias ilesas
No detenerse a mirar los peces muertos
Aconsejable asir las algas dislocadas, los hipocampos truncos
Da coraje alzar las criaturas que rompió la tempestad
y no mirar al azul: que te da vértigos
No otear las estrellas
No tocar el cuerpo del viento, ese cómplice hipócrita
No mirar hacia atrás: las sirenas son bellas
inquietante la espuma de las islas
Ah pero yo ordeno el delirio
promulgo el horizonte sin límites
Indico al escándalo de las islas
qué fondos necesitan mis naos
Y nada de alisios
Nada de música de mar
Exijo catástrofes
Rones que intenten echar bruma en mi paso
Magias que me abran de nuevo a la inocencia
Blancos caballos de furia
que hollen la piel con sus cascos más duros
¿A ver qué mínimo dios podría doblegarme?
Vientos, vientos, tomen en mi pómulo
el grano fabuloso del maizal de mi sangre
Que la luz enferma no me alumbre
Ni me ampare la sombra
Yo anunciaré los caminos
las buenas nuevas que anoche trajo el verano
Yo traeré a la mesa las viandas más finas
Yo alzaré en los dedos el trofeo antiguo de la risa
Y estoy seguro será hermoso



LLAMAN DESDE ALGÚN SITIO FELIZ III

Que no se diga Pedro Ángel
por aquí te queremos
deja tranquila esa brizna de la adolescencia
su cojera sus mojados sobresaltos
ponte la suela
ábrete la menuda ventana del amor
entra al mundo que pasa fraterno ante tus ojos
véndele a la angustia
y endereza de una vez tu corazón
te llaman desde algún sitio feliz
responde tú
no tristes tanto ven y canta un poco



ALEJANDRA AMOR MÍO POTRANCA FELIZ

Alejandra amor mío potranca feliz
mañana recostada en la hierba
deja de secarte la memoria
aquel día en que abuela estuvo muy enferma
y nosotros nos medimos la ternura
remontamos el amor arroyo arriba
y dejábamos un hilillo de magia roja
temblando en la corriente
desgajada inocencia
terneza que resbala
mira ahí sale emelicio cantando
con la sierra al hombro y la infancia bajo el brazo
en su rostro arrulla un río
y hay un diminutivo tembloroso
en la distancia que hay de aquí a su corazón



ÓYEME

Óyeme
Ana teme
dice que se le desbordan las ternuras
y que sin poetas el mundo es un escombro




QUIERO UN MUNDO IMBATIBLE ENTRE LAS MANOS

Quiero un mundo imbatible entre las manos
que sea así como un gran espejo
al que puedan arreglarse las imágenes




CEREMONIAS IV

Ese ay tan ay
yo no lo quiero.
Al nacer lo desayuno
en la raíz de la garganta
Que se vaya.
Yo no lo quiero.
Ay no de dolor, nunca
Sí de pena por él,
que yo lo olvido.



LLAMAN DESDE ALGÚN SITIO FELIZ II

PERO MOA CALLA LA BOCA MUSICAL A ESE PINCEL
dame un verde para hablarte de esa venus
escapada del pecho del giorgione en 1532
para venir bajo la lluvia con su humo incontrolable
a enfermarnos la sonrisa
crepitar a cien grados en la suela
a despavorirnos la tribu
a dolerte cruel en el tintero
anda ponle una tapita a tanta rabia entre la voz
y cuídala que ese huracán te rompe a poco los andamios
y no hay oreja que resista el vendaval
mejor nos vamos a tu casa a tu niquero calleoscuro
de amigos muchachitas y un miserable hotel mirando al mar
te digo que iremos a embarrarnos de pudín
de ese olor que esgrime la madre en la sonrisa
y así bajitas las palabras
abrirle fuego a la última mujer
mordida ráfaga en el muro
y desparrámate regio como un ron
pero calla un momento ese pincel
que a esa frente se le vuelan las palabras
eh ven con tu brecha apágale la luz
ponte un candado habrase visto




XI (CEREMONIA)

Xi (ceremonia)

Ahí dentro se me anda
muriendo la tristeza
Yo la llamo le digo
no te asustes pero no
no me escucha le
restañan los dientes
pobrecita se le han roto
de cuajo los temblores
a migajas se le pudren
los huesitos
Que se muere de oscura
sin batallas
Que la risa
le alza un estandarte
Que no puede lidiar
ni convencerla.



SI VAS TRAEME UNA HUELLA DE TUS PASOS EN LA NIEVE

SI VAS TRAEME UNA HUELLA DE TUS PASOS EN LA NIEVE
y saluda a maiakovski y dile
tiene usted la palabra para siempre camarada
y a esenin que me cuide un abedul





Ceremonias I

Anoche las ternuras latieron en mi cama
suaves fieras
sábanas de paso.
Y me dejaron
halado el rostro
y en los ojos
dos avecillas frescas.
Me amanecieron
el sentir la piel
humedecidos.
Por eso ando el día
con esta cantaleta
con esta mojazón.
Cuídense.
Acharco.
La magia moja al pasar.




Ceremonias II

Y a la mansalva toco a la muerte,
tibio;
le saco músicas
del pómulo negruzco.
Y la blando luz
y ahora es un muñón oscuro
que atraviesa
la frase.
Topetón el suyo.
Ya no se pelea
sino a vida
con las cosas.
Le amansé tierno,
niñilo,
el hombro.
Y cantaría sin descanso en sus dominios.
Mi suela aliviaría la sed de las encrucijadas.
Pero qué canto más dulce le saqué del labio.
Qué canto más fino. Qué canto.
Ayer era manca,
le nací manos
y hoy saluda
hasta más no poder.
Me cuido de soñar
si no la sueño.
Mi vida le estalla entre los ojos.
Y ella se asusta.
Y en mi polvillo
rebelde y diminuto ellas se aman.


Ceremonias III

Si traspaso el veril
colindo con la infancia.
Ceremonias del zumbador
en los ítamos.
Rojez tibia al ojo.
Azucena, novia esplendorosa.
Jazmín del cabo, finísimos amantes.
Absorto. Quedo.
Me escabuyo en la noche.



Ceremonias V

Por qué pusieron su aleteo en mí.
Y lo aciago por qué
me lo doblaron
como una pócima
de muerte en esas voces.
Por qué obligarme
a latir
con ese brío
desesperado.
Por qué empañaron
mis visiones
de ese modo
y a golpes de magia
me mojaron
la sangre
de violencia
con volcanes que no eran
aludes
que ofrecer.




Ceremonias VI

En los janes
ha sollozado
un pájaro.
Qué ínfimo
desastre
anuncia.
En los janes
un pájaro en la noche
solloza y solloza



Ceremonias IX

Cisne.
Entré al pecho
y la encontré cantando.
Flotaban ojos magias universos
Y allí mismo
fue el canto de cisne
de la muerte.



Ceremonias X

Si me intenta
le rompo la crisma
le suelto qué ventorral
contra su andamio
la estremezco
la viejo
la bojeo
la contracanto
tendrá que irse de una vez
a alguna parte
aunque a entredientes
Yo no tengo la culpa
de que nunca me haya invadido
la vida
de tal forma.




Ceremonias XI

Ahí dentro se me anda
muriendo la tristeza
Yo la llamo le digo
no te asustes pero no
no me escucha le
restañan los dientes
pobrecita se le han roto
de cuajo los temblores
a migajas se le pudren
los huesitos
Que se muere de oscura
sin batallas
Que la risa
le alza un estandarte
Que no puede lidiar
ni convencerla.

sábado, 26 de junio de 2010

RAÚL ZURITA [208] Poeta de Chile



Raúl Zurita

Raúl Zurita Canessa (Santiago, 10 de enero de 1950) es un poeta chileno, Premio Nacional de Literatura 2000.

Hijo de Raúl Armando Zurita Hinostroza y la italiana Ana Canessa Pessolo, el italiano fue prácticamente su primera lengua: su padre falleció a los 31 años, cuando el futuro poeta tenía solo dos años de edad y su hermana Ana María, tres meses y su madre se hizo secreatria para sustentar a la familia, mientras que los niños quedaron al cuidado de su abuela Josefina, que le relataba distintos pasajes de La divina comedia. Fue así como el gran poema de Dante se convirtió en la primera obra literaria a través de la cual miró el mundo, emergiendo después "de distintos modos en las imágenes y temas que Raúl estaba destinado a escribir".

Sobre su infancia y su madre, recuerda: «Mi mamá era una señora que llegó de Italia a los 15 años, que se casó y de repente se vio sola, con dos cabros chicos, con una madre, y debió salir a ganarse la vida como secretaria. Con mi abuela vivían peleando. La amenaza era siempre la miseria. El de mi infancia fue un mundo de mucha pobreza, pero de una pobreza no proletaria. Se suponía que teníamos unas casas en Iquique, heredadas de tiempos del salitre, pero en realidad valían un pepino. Era una pobreza ilustrada, y bien pobre. De pronto aparecía el italiano de la esquina cobrando lo que mi abuela había fiado en el almacén. Ella despreciaba Chile. Lo encontraba miserable. Los otros italianos que habían llegado se hacían ricos, mientras mi abuela los consideraba unos ordinarios. Mi papá murió a los 31 años. Estudió ingeniería y muy luego enfermó de pleuresía. Mi abuela se opuso terminantemente a que mi mamá se casara con él, porque era un uomo malato, un hombre enfermo. Y fue tal cual. Se murió tres años más tarde. Mi abuela enviudó dos días después».

Zurita estudió en el Liceo Lastarria y posteriormente en la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso, donde se graduó de ingenierio civil en Estructuras. Fue en esa época de estudiante que ingresó en el Partido Comunista

Hacia el año 1970 compartió la bohemia literaria porteña con Juan Luis Martínez, Eduardo Embry, Sergio Badilla Castillo y Juan Cameron, entre otros.

Zurita se casó a los 20 años con Myriam Martínez, la hermana de su poeta amigo Juan Luis; la pareja tuvo tres hijos: Iván (n. 1971, arquitecto), Sileba (1973, artista visual) y Sebastián (1974, cineasta), pero duró poco y el nacimiento de este último se produjo cuando ya estaban separados.

El golpe militar y la dictadura

A las 6 de la mañana del 11 de septiembre de 1973, día en que se produjo el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet, cuando se dirigía a desayunar a la universidad, una patrulla militar detuvo a Zurita.

Su primer destino fue el Estadio de Playa Ancha. Cuatro días después, y por los 21 que siguieron, estuvo preso en las bodegas del carguero Maipo, junto a 800 personas, en un espacio en que con suerte cabían 50 y donde fue torturado.

Después de quedar en libertad, trató de encontrar un trabajo que le permitiera cumplir sus responsabilidades de padre. "Mi mejor trabajo fue vendiendo computadores y demostró que no soy buen vendedor. Sobreviví años robando libros caros, de arquitectura o medicina, para venderlos. Hasta que me pillaron", recordaba en 2014 durante una entrevista. Su hermana Ana María lo rescató de caer preso nuevamente, pero esta vez no por razones políticas sino por robar.

"En 1979, cuando salió mi primer libro, Purgatorio, yo podía verlo en las vitrinas de todas las librerías de Santiago. Pero no podía entrar a ninguna. El acuerdo para no mandarme preso me prohibía ingresar a cualquier librería y quedé fichado en todas", cuenta Zurita.

En el intertanto, realizó diversas acciones artísticas que pretendían integrar y ampliar de forma crítica y creativa las diferentes concepciones de arte y vida.

En esa época nace el grupo CADA (Colectivo de Acciones de Arte), que se enmarca dentro de lo que se conoce como Escena de Avanzada, y donde participa junto al sociólogo Fernando Balcells, y los artistas Lotty Rosenfeld, Juan Castillo y Diamela Eltit, quienes basaban su postura artística en el uso de la ciudad como un espacio de creación.

Con Eltit, a quien conoció en 1974, formaría su segundo hogar, que duraría 11 años y tendrían un hijo, Felipe (músico que reside en París).


Zurita con la escritora y traductora francesa radicada en México Fabienne Badru, 2013.

Zurita, considerado como uno de los más radicales de este grupo, realizó variadas acciones utilizando su cuerpo como medio de expresión, algunas de las cuales llegaban a la autolesión o automutilación: arrojarse amoniaco a los ojos, o quemar su mejilla con un fierro ardiente. Con estos actos que provocaron polémica, el poeta "quería expresar la impotencia frente a la realidad y la necesidad de decir sin palabras". También realizó una performance masturbatoria en 1979 -No puedo más- en la galería Cal de Santiago frente a una pintura de Juan Dávila.

Su primer libro, Purgatorio (1979; alusión a Dante), "desconcertó tanto a lectores como a críticos de la época". La portada era una foto en blanco y negro de la cicatriz que había dejado al poeta aquella autoquemadura que se había hecho en su mejilla. Este poemario fue, según explica Memoria Chilena, "el primer paso de un proyecto de restituir la vida del autor —su mente, su cuerpo, su martirio— en la poesía, a la manera de Antonin Artaud y los postulados de André Breton en los Manifiestos surrealistas de 1924". Antes de esto había publicado en revistas universitarias como Quijada, de su alma máter, y Manuscritos (Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile), que dirigía Cristián Huneeus.

El segundo salió tres años más tarde y se llamaba Anteparaíso. Según Rodrigo Cánovas, autor de Lihn, Zurita, Ictus, Radrigán: literatura chilena y experiencia autoritaria, este poemario, así como el anterior, "una liberación de los códigos represivos que a través de la historia han tratado de subyugar al lenguaje".

El 2 de junio de 1982, su obra creativa da un nuevo paso con el poema La vida nueva, escrito en los cielos de Nueva York, mediante cinco aviones que trazaban las letras con humo blanco y las cuales se recortaban contra el azul del cielo. Esta creación estaba compuesta por quince frases de 7-9 kilómetros de largo, en español. El trabajo fue registrado en vídeo por el artista Juan Downey. En octubre de 2012, el compositor Javier Farías presentó en Nueva York, la pieza coral Cantos de vida nueva, basada en ese poema de Zurita.

Otra acción artística consistió en plasmar en el desierto de Chile la frase "Ni pena ni miedo" (-24.037724, -70.440034), en 1993, cuya fotografía cierra el libro La vida nueva y que por su extensión, 3.140 metros, solo puede ser leída desde lo alto. Con estas iniciativas intenta sobrepasar el concepto tradicional de literatura, acercándose al de arte total.

Entre 1979 y 1993 Zurita escribe la trilogía Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982) y La vida nueva (1993), en la que recorre los más variados paisajes desde desiertos, playas, cordilleras, pastizales y ríos. Estas obras están consideradas entre las más importantes de su producción.

En democracia



Zurita con el hijo mayor de Gonzalo Rojas, Rodrigo Tomás; abril de 2013.

En el siguiente periodo, el poeta comenzó a alejarse del Partido Comunista. En 1990, bajo el gobierno de Patricio Aylwin, es nombrado agregado cultural en Roma.

En 2000, el mismo año en que recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile, "descubrió su amor por Paulina Wendt, una colega de la universidad en la que hace clases, 16 años menor, a la que le propuso matrimonio cuando ya sabía que el mal de Parkinson lo acompañaría de por vida".

Dos años más tarde, estando en Berlín gracias a una beca, recién separado y con una sensación de vacío que le llegó a provocar la idea del suicidio, después de sumarse por inercia a una manifestación contra George W. Bush, comienza su monumental libro (más de 750 páginas) Zurita9 ("suma autobiográfica" lo define Patricio Fernández, director de The Clinic), adelantos del que irá sacando a partir de 2006 hasta la publicación definitiva en 2011.

A mediados de 2007 apareció Los países muertos, libro que provocó una fuerte polémica debido a que en él se mencionan varios personajes del quehacer cultural chileno. A fines de ese mismo año, publica en México Las ciudades de agua, y al siguiente Cinco fragmentos. Continúa sacando fragmentos de Zurita en 2009 y 2010 (el libro completo aparecerá al año siguiente), donde pretende cerrar el ciclo de Purgatorio creando al mismo tiempo un intertexto con su obra de cabecera, La divina comedia (que está traduciendo).

En julio del año 2014 participó en el concierto del trigésimo aniversario de la banda chilena Electrodomésticos, recitando en el escenario la letra de la canción Yo la quería perteneciente al álbum ¡Viva Chile! de 1986.

Zurita ha sido profesor visitante en Tufts University, California State University y enseña en la Universidad Diego Portales.

Sufre de parkinson desde principios de los años 1990. Fue un gran fumador, pero dejó el cigarrillo en 2008.

Varios investigadores extranjeros han dedicado tesis a su escritura poética, como el francés Benoît Santini (Le discours poétique de Raúl Zurita: entre silence et engagement manifeste dans le Chili des années 1975-2000, 2008).

En 5 de marzo de 2015 fue reconocido como Doctor honoris causa por la Universidad de Alicante. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes inaugura en 2015 su biblioteca de autor.

Libros y selecciones de sus poemas han sido, entre otras lenguas, traducidos al inglés, alemán, sueco, bengalí, chino, italiano y ruso.

Influencias

El autor siente una gran admiración por el poeta chileno Nicanor Parra, y su poeta hispanoahablante contemporáneo favorito es Antonio Gamoneda.

Zurita es ateo, si bien gusta de los personajes bíblicos como elementos de creación.

Obras

Purgatorio, Editorial Universitaria, Santiago, 1979 (en España: Visor); descargable desde el portal Memoria Chilena
Anteparaíso, Editores Asociados, Santiago, 1982 (en España: Visor, 1996, edición revisada; en Estados Unidos la Unversity of California Press sacó una edición bilingüe en 1986, trd: Jack Schmitt); descargable desde el portal Memoria Chilena
Literatura, lenguaje y sociedad (1973-1983), ensayo, CENECA, Santiago, 1983
El paraíso está vacío, Mario Fonseca Editor, Santiago, 1984
Canto a su amor desaparecido, Universitaria, Santiago, 1985; descargable desde el portal Memoria Chilena
El amor de Chile, Montt Palumbo, Santiago, 1987; descargable desde el portal Memoria Chilena
Selección de poemas, Eds. Universidad de la Frontera, Temuco, 1990
La vida nueva, Universitaria, Santiago, 1994
Canto de los ríos que se aman, Universitaria, Santiago, 1997
El día más blanco, Aguilar, Santiago, 1999
Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio, ensayo, Editorial Andrés Bello, Santiago, 2000
Poemas militantes, Dolmen Ediciones, Santiago, 2000
INRI, Fondo de Cultura Económica, Santiago, 2003 (Visor, 2004; Casa de las Américas, La Habana, 2006)
Mi mejilla es el cielo estrellado, prólogos y selección de Jacobo Sefamí y Alejandro Tarrab, Instituto Coahuilense de Cultura, Editorial Aldus, Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Saltillo, Coahuila, 2004
Poemas, antología, Codex, Publicaciones del Centro de Estudios de América Latina, India, 2004
Tu vida derrumbándose, Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2005
Mis amigos creen, Editorial Lunes, Costa Rica, 2005
Los poemas muertos, ensayos, Libros del Umbral, México, 2006
Los países muertos, Ediciones Tácitas, Santiago, 2006
LVN. El país de tablas, Ediciones Monte Carmelo, México, 2006
Poemas de amor, selección de Sergio Ojeda Barías; Mago Editores, Santiago, 2007
Las ciudades de agua, Ediciones Era / Universidad de las Américas, México, 2007
In memoriam, Ediciones Tácitas, Santiago, 2008
Cinco fragmentos (adelanto de Zurita), Animita Cartonera, Santiago, 2008
Cuadernos de guerra, (adelanto de Zurita), Ediciones Tácitas, Santiago, 2009 (en España: Amargord, Madrid, 2009)
Pemas 1979-2008, antología, Ventana Abierta Ediciones, Chile, 2009
Sueños para Kurosawa, (adelanto de Zurita), Pen Press, 2010
Zurita, Ediciones UDP, Santiago, 2011 (en España: Delirio. Salamanca, 2012; en México: Aldus, México D.F., 2012)
zurita x 60: textos críticos sobre su obra y su ensayo «Los Poemas Muertos», Editorial MAGO, 2011
Libros de Zurita traducidos[editar]
Dreams for Kurosawa, edición bilingüe inglés-castellano, traducción de Anna Deeny, House Press, Chicago, 2012
Die Wasserstädte, edición bilingüe alemán-castellano, traducción de Liliana Bizama y Stephanie Fleischmann, Trafo Verlag, Berlin, 2012
Purgatorio, traducción al italiano de Claudio Cinti, Raffaelli Editori, Rimini, 2009.
Purgatory, edición bilingüe inglés-castellano, traducción de Anna Deeny, University of California Press, Berkeley, 2009.
Song for his disappeared love, traducción de Daniel Borzutzky, Action Books Press, Chicago, 2009
INRI, traducción al inglés de William Rowe, Marick Press, Michigan, 2009.
Selección de poemas, traducción al bengalí de Aparajit Chattopadayay, Ediciones Ibéricas, Calcuta, India, 2004.
Anteparaíso, traducción al chino de Zhao Deming, Editorial de Yunan, República Popular China, 2001.
Canto dei fiumi che si amano, traducción al italiano de Ignazio Delogu, Le Parole Gelate, Roma, 1993.
Vorhimmel (Anteparaíso), traducción al alemán de Willi Zurbrugen, Da Verlag Das Andere, Nüremberg, 1993.
Purgatory, traducción al inglés de Jeremy Jacobson, LARL Press, Pittsburgh, 1986.
Anteparadise, a bilingual edition, prólogo y traducción al inglés de Jack Schmitt, University of California Press, Berkeley, 1986.
Anteparaíso, prólogo y traducción seleccionada al ruso de Yevgueni Yevtushenko, Inostronnaia Literatura, Moscú, 1986.
« El desierto de Atacama », « Le désert d’Atacama », pp. 74-75, (traducción de Jocelyne Faessel), in CASTILLO DE BERCHENKO, Adriana (coord.), Verso, Anse, n° 83, « Poésie chilienne contemporaine (choix de poèmes) », 1995, 89 p.
« Un matrimonio en el campo », « Une noce à la campagne », « Epilogue », pp. 112-115 (traducción de Gérard Augustin), in RISTAT, Jean (dir.), Digraphe, París, n° 88, « Poésie chilienne 1973-1998 depuis le coup d’Etat », invierno 1998-99, 211 p.
« El desierto », « Le désert », pp. 469-479 (traducción de René Gouedic), in IÑIGO MADRIGAL, Luis (ed.), Poésie chilienne du XXe siècle, Ginebra, Patiño, Edition bilingue, 2004, 520 p.
« Bienaventurados serían los valles » (« Bienheureuses seraient les vallées »), « Pastoral de Chile VIII » (« Pastorale du Chili VIII »), « Pastoral de Chile IX » (« Pastorale du Chili IX ») (Anteparaíso), « Canto de amor de los muertos y los vivos » (« Chant d’amour des morts et des vivants ») (Poemas militantes) de Raúl Zurita, pp. 104-113 (traducciones de Benoît Santini), in Thauma. Revue de Philosophie et Poésie, París, La Compagnie des Argonautes, n° 5, febrero de 2009, « La joie », pp. 104-112.

Premios y distinciones

Beca Guggenheim (1984)
Premio Pablo Neruda 1988
Premio Pericles de Oro 1994 (Italia)
Premio Municipal de Santiago de Poesía 1995 por La vida nueva
Premio Nacional de Literatura 2000
Beca Künstlerprogramm DAAD (Berlín, 2002)
Premio José Lezama Lima 2006 por INRI (Cuba)
Premio de la Crítica 2012 por Zurita (Chile)
Premio de la Crítica 2012 por Zurita (Chile)
Doctor honoris causa por la Universidad de Alicante, España, 2015
Doctor honoris causa por la Universidad Técnica Federico Santa María, 2015






LAS PLAYAS DE CHILE


Chile no encontró un solo justo en
sus playas apedreados nadie pudo
lavarse las manos de estas heridas

porque apedreados nadie encontró un solo justo en esas
playas sino las heridas de la patria abiertas llagadas
como si ellas mismas le cerraran con sus sombras los
ojos

I. Aferrado a las cuadernas se vio besándose a sí

II. Nunca nadie escuchó ruego más ardiente que el
de sus labios estrujándose contra sus brazos

III. Nunca alguien vio abismos más profundos que las
marcas de sus propios dientes en los brazos
convulso como si quisiera devorarse a sí mismo
en esa desesperada

Porque apedreado Chile no encontró un solo justo en
sus playas sino las sombras de ellos mismos flotando
sobre el aire de muerte como si en este mundo no
hubiera nadie que los pudiera revivir ante sus ojos

IV. Pero sus heridas podrían ser el justo de las playas
de Chile

V. Nosotros seríamos entonces la playa que les alzó
un justo desde sus heridas

VI. Sólo allí todos los habitantes de Chile se habrían
hecho uno hasta ser ellos el justo que golpearon
tumefactos esperándose en la playa

Donde apedreado Chile se vio a sí mismo recibirse como
un justo en sus playas para que nosotros fuésemos allí las
piedras que al aire lanzamos enfermos yacentes
limpiándonos las manos de las heridas abiertas de mi
patria





LAS CORDILLERAS DEL DUCE

Frente a la cordillera de los Andes
desde el oeste como la noche
Las cordilleras del Duce avanzando
I. No son blancas las cordilleras del Duce

II. La nieve no alcanza a cubrir esas montañas del
oeste

Detenidas frente a la cordillera de los Andes
aguardando como cordón negro que esperara la
subida final de todas ellas allá en el oeste solas
agrupándose tras la noche

III. Porque frente a los Andes se iban agrupando
como la noche del oeste

IV. Por eso la nieve no cubre las cordilleras del Duce
Sus cumbres son la noche de las montañas

Ciñéndose de negro frente a las nieves de Chile como si
los nevados no fueran otra cosa que espinas hiriendo la
noche y ellas pusieran entonces la corona sangrante de
los Andes

V. Por eso de sangre fue la nieve que coronó las
cumbres andinas

VI. Porque sólo la muerte fue la corona que ciñó de
sangre el horizonte

VII. Y entonces ya coronados todos vieron las
cordilleras del Duce ceñirse sobre Chile
sangrantes despejadas como una bandera negra
envolviéndonos desde el poniente





PASTORAL DE CHILE

II

Los pastos crecían cuando te encontré acurrucada
tiritando de frío entre los muros
Entonces te tomé
con mis manos lavé tu cara
y ambos temblamos de alegría cuando te pedí
que te vinieses conmigo
Porque ya la soledad no era
yo te vi llorar alzando hasta mí tus párpados quemados
Así vimos florecer el desierto
así escuchamos los pájaros de nuevo cantar
sobre las rocas de los páramos que quisimos
Así estuvimos entre los pastos crecidos
y nos hicimos y nos prometimos para siempre
Pero tú no cumpliste, tú te olvidaste
de cuando te encontré y no eras más que una esquirla
en el camino. Te olvidaste
y tus párpados y tus piernas se abrieron para otros
Por otros quemaste tus ojos
Se secaron los pastos y el desierto me fue al alma
como un hierro al rojo sentí las pupilas
al mirarte manoseada por tus nuevos amigos
nada más que para enfurecerme
Pero yo te seguí queriendo
no me olvidé de ti y por todas partes pregunté
si te habían visto y te encontré de nuevo
para que de nuevo me dejaras
Todo Chile se volvió sangre al ver tus fornicaciones
Pero yo te seguí queriendo y volveré a buscarte
y nuevamente te abrazaré sobre la tierra reseca
para pedirte otra vez que seas mi mujer
Los pastos de Chile volverán a revivir
El desierto de Atacama florecerá de alegría
las playas cantarán y bailarán para cuando avergonzada
vuelvas conmigo para siempre
y yo te haya perdonado todo lo que me has hecho
¡hija de mi patria!

(De Anteparaíso)





ZURITA

Como en un sueño, cuando todo estaba perdido
Zurita me dijo que iba a amainar
porque en lo más profundo de la noche
había visto una estrella. Entonces
acurrucado contra el fondo de tablas del bote
me pareció que la luz nuevamente
iluminaba mis apagados ojos.
Eso bastó. Sentí que el sopor me invadía:






EL DESIERTO DE ATACAMA

I. Los desiertos de atacama son azules

II. Los desiertos de atacama no son azules ya ya dime
lo que quieras

III. Los desiertos de atacama no son azules porque por
allá no voló el espíritu de J.Cristo que era un perdido

IV. Y si los desiertos de atacama fueran azules todavía
podrían ser el Oasis Chileno para que desde todos
los rincones de Chile contentos viesen flamear por
el aire las azules pampas de Desierto de Atacama






A LAS INMACULADAS LLANURAS

I. Dejemos pasar el infinito del Desierto de Atacama

II. Dejemos pasar la esterilidad de estos desiertos

Para que desde las piernas abiertas de mi madre se
levante una Plegaria que se cruce con el infinito del
Desierto de Atacama y mi madre no sea entonces sino
un punto de encuentro en el camino

III. Yo mismo seré entonces una Plegaria encontrada
en el camino

IV.Yo mismo seré las piernas abiertas de mi madre

Para que cuando vean alzarse ante sus ojos los desoaldos
paisajes del Desierto de Atacama mi madre se concentre
en gotas de agua y sea la primera lluvia en el desierto

V. Entonces veremos aparecer el Infinito del Desierto

VI.Dado vuelta desde sí mismo hasta dar con las piernas
de mi madre.

VII. Entonces sobre el vacío del mundo se abrirá
completamente el verdor infinito del Desierto de Atacama






AÚN ABANDONADOS FLORECERÍAN

Abandonados no verían las llanuras sino sólo un vocear recorriendo los
valles alucinante creciendo como si un chillido les partiera hecho añicos
sobre sus pastos

I. Porque un crío era Chile chillando por el pasto

II. Por eso todos se partían estremecidos sintiendo sus chillidos

III. Por eso todos aguardaban quebrados por otros pastos que les
enverdecieran sus penas

Para que abandonados empiece a oírse desde los valles el vocear de
nuevos crios enverdeciéndoles sus penas y sólo pastos miraran allí los
abandonados hijos de Chile

IV. Porque allí podrían enverdecer las penas de Chile
V. Incluso los valles crecerían como los crios de una pena
VI. Porque todos los hijos de Chile volverían a tender el verdor
que olvidaron del valle

Para que chillando todos los hijos de Chile se tiendan como un verdor
que les renaciera desde sus penas y allí se les vea venir corriendo sobre
estos pastos todos partidos de gozo cantando aún abandonados flo-
recerían.





COMO PASTIZALES MALDITOS

De duelo los pastos de Chile
Tu madre nunca se perdonaría
por esos pastizales malditos

De duelo hasta el viento crepitaba sobre los quemados pastos de estas
llanuras desplegadas fantasmales secándose como si fueran hojas que
el aire se llevara

I. Como zarzas hasta la madre se ardían sobre los pastos de Chile

II. Sobre los pastos quemados Chile mismo se secaba desmembrado
ardiéndose hasta la madre

III. Amarillo el mismo cielo ardía sobre los valles moribundos
como palos de zarza hasta la madre secándose

En que hasta la madre se hizo palos de zarza ardiendo sobre los pastizales
donde Cliile se parió a sí mismo hecho un dolor bajo estos ciclos caídos
irredentos como paisajeríos malditos que ni tu madre perdonara






DIÁLOGO DE CHILE

Verás un mar de piedras
Verás margaritas en el mar
Verás un Dios de hambre
Verás el hambre
Verás figuras como flores
Verás un desierto
Verás el mar en el desierto
Verás tu odio
Verás un país de sed
Verás acantilados de agua
Verás nombres en fuga
Verás la sed
Verás amores en fuga
Verás el poco amor
Verás flores como piedras
Verás sus ojos en fuga
Verás cumbres
Verás margaritas en las cumbres
Verás un día blanco
Verás que se va
Verás no ver
Y llorarás





EL PRIMER CANTO DE LOS RÍOS

Es el amor … ése es el amor
Ay ése es el amor…

Ay ése es el amor que hemos llorado tanto … se
largan los ríos que se aman … partiendo

Cauce abajo … arrojándose sobre las praderas
que lloraban mirándose … Nosotros somos las
montañas que lloraron mirándose dicen los ríos
que las llamaban … arrastrándolas

Borrascosos … tras las largas praderas que los
vientos subían … Quiénes nos subieron el dolor
de esas montañas se van diciendo las inmensas
praderas del cielo … Somos todos los pastos de
este mundo les contestan largándose los ríos
que se aman … abiertos … tirados … rompiéndose





LA PATRIA DE TABLAS

Que sea entonces una nueva patria
lloramos... y los ríos entraban en el
mar recortándose frente a esas tablas

Que sea así entonces gritábamos mientras las abiertas
aguas se despejaban mostrando las vistas de un largo
maderamen levantándose entre los murallones del océano
desnudo entero clavado emergiendo frente a nosotros...

Y el mar dejó de ser el mar y el cielo el cielo

Y se invirtieron las cordilleras y sus cumbres
eran las raspadas puntas de esos listones

Y suspendidas en el aire las llanuras soplaban
colándose entre los maderos

Y donde todo fue ahora sólo eran las tablas de los paisajes
clavándose unos en otros igual que andamios que nos
entabicaran todo el cielo en los ojos cruzados de agua
arrugándose como nuestras mejillas en el frío de las olas

Y la muerte nos iba alzando y nuestras mejillas
parecían el caído cielo de esas empalizadas

Así se nos derrumbó el horizonte y su caída era
como los escombrados tabiques de los paisajes

Donde hasta las rajadas aguas gritaron mirando
los escombros de esas vistas

Cuando los ríos entraron por el desfiladero abierto del mar
y arrastrándonos nos mostraron el perfil de un país entero
de tablas cruzado entre los dos murallones del Pacífico
roto quebrado y atrás nuestras propias caras aradas de
lágrimas llamándonos desde esos listones mortuorias
prisioneras como vientos de sal azotados entre esas vistas





PRISIÓN TRES ÁLAMOS

-Los andamios de las costas-


Arrojados unos encima de otros, como
tablas, nos íbamos pidiendo perdón y
el dolor de nuestros propios tacos
clavándosenos recordaba que había
sido un sueño el otro mundo. Las
sacudidas del camión levantaban
oleadas de gritos y sin embargo, con
los brazos en la nuca, yo quería
todavía saber a quién cortaba, qué
cuerpo me había quedado debajo
cómo se llamaba el que gemía encima
de mí... de quién era el amor que se iba

Entonces recortándose desde el horizonte igual que un
palafito cubriendo el horizonte surgió ante la vista el
maderamen de Chile

Al fondo como un campamento de tablas alzándose
desde las costas hasta las empalizadas cordilleras
mohosas de viento cortándose al final del cielo

Entre los farellones del mar remarcado allá donde los
andamios del país que fue nuestro se elevaban piso por
piso hasta los parados tablones de los Andes mordido
machihembrado por la nieve Así se vio todo y las tablas
crujían barridas entre las olas cuarteadas llenas de
nudos como carabelas emergiendo tras las rompientes




PRISIÓN ISLA DAWSON

-Las enmaderadas vistas-


Nací bajo Pinochet, viví bajo
Pinochet, morí bajo Pinochet,
pero te amaba yo tanto que
hasta no me parecía tan malo

Como caseríos pegados así se clavaban una con otras
las enmaderadas vistas y sus alturas parecían postes
mirando

Donde la vieja vida se entrevió tras las rompientes
igual que una larga costa de madera azotándose en el
oleaje entarugada mostrándonos sus clavos

Cuando el tapiado horizonte se vio colgando entre los
dos paredes del mar mientras las orillas comenzaban a
desprenderse y era el mismo cielo el techo que se iba
hundiendo hasta ser él el silencio final de los caídos
pegados a esas tablas con los ojos aún abiertos igual
que crucificados mirando la mirada muerta del océano





PRISIÓN CHACABUCO

-La cruz de las olas-

Esa fue la patria, nos decíamos
y sus tablas parecían
extraviarnos entre sus sollozos

Más cerca aún como una basílica inconclusa empezaba
a distinguirse ahora el extendido andamiaje de esas
barracas

Desnudas cortándose entre las vigas donde los viejos
paisajes se volvían a iluminar igual que un espejismo
brumoso despejándose sobre esos tabiques

Donde ni siquiera los sueños volvieron pero sí todo el
dolor rompiendo las maderos hasta sacarles el alma en
sus crujidos y eran el mar nuestras almas azotando
las empalizadas del desierto de las cordilleras de las
resecas costas Allí viví gritábamos y era como si el
Pacífico nos subiera clavándonos a la cruz de sus olas





PRISIÓN BAQUEDANO

-Las empalizadas de los Andes-


Y el espejismo caía sobre Chile
como las grandes nieves muertas
sobre los andamios de los Andes

Entonces coronando las aguas bañados de espumas
se vio los Andes de madera

Elevándose desde las empalizadas costas igual que
columnas que se fuesen curvando hasta recortar el
techo que une las dos murallas del océano clavados
apareciendo entre las marejadas

Tajeados de frío emergiendo de las heladas aguas
como un espejismo que cubriera de nieves las grandes
estacas del horizonte Arriba están los Andes nos
gritaban las aladas rompientes y era el último sueño
hurgando en el palerío amarillento desplomado
como una nevisca muerta coronando esas cordilleras





PRISIÓN VILLA GRIMALDI

-Los envigados farellones-


Y cubriéndolo todo, la nieve de los
muertos caía sobre esas
tablas como firmamentos partidos

Como un atardecer así iban despuntando entonces los
paisajes envigados cubriendo las enmuralladas
aguas

Marchando hacia las tablas que el entramado de Chile
alzaba en el desfiladero del océano Así iban entrando
esas vistas agujereadas como si un llanto las empujara

Cuando las lágrimas se iban acumulando en el corredor
del Pacífico y eran las envigadas costas las que se izaban
contestándonos con nuestro propios cuerpos clavados
en sus maderones como si Chile fuese la cruz y nuestros
brazos el paralizado ruego de esos paisajes solitarios
alzando hasta un nuevo firmamento los quemados ojos





Anteparaíso

III

Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle
si ya ni mis gemidos conmueven
a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras.
Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era
nadie y aún están los muros contra los que llorando
aplastaba su cara mientras al verla
la gente se decía "Vámonos por otro lado"
y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella
pero yo reparé en ti,
sólo yo me compadecí de esos harapos
y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua
de las piedras para que nos laváramos
y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé
los vestidos más lindos para que la gente te respetára.

Ahora caminas por las calles como si nada de esto
hubiese en verdad sucedido
ofreciéndote al primero que pase
Pero yo no me olvido
de cuando hacían un recodo para no verte
y aun tiemblo de ira ante quienes riendo te decían
"ponte de espalda" y tu espalda se hacía un camino
por donde pasaba la gente
Pero porque tampoco me olvido del color del pasto
cuando me querías ni del azul
del cielo acompañando tu vestido nuevo
perdonaré tus devaneos
Apartaré de ti mi rabia y rencor
y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando
incluso a tus malditos cabrones.

Cuando vuelvas a quererme
y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido
deshaciendo las cadenas de tu cuello
y corras emocionada a abrazarme
y Chile se ilumine y los pastos relumbren.




Los nuevos pueblos

Y era tu cara el borde de estos cielos,
el manto mío de las estrellas.
Al mirar hacia arriba no vi nada
sino tu permanencia, las pinturas
de tu rostro, la deriva de tus antepasados
inundando las altas nubes. Esos
son los ríos que se abren.
En otro tiempo fuimos encontrados
y ya vivimos en las primeras células,
en los abismos de los mares,
en las primitivas danzas que el asombro
le ofreció al fuego.

Por eso somos ríos que se abren, brazos, cauces,
torrentes arrojados de un agua única y primigenia
Nada se diferencia de lo que somos y nada de lo que es está fuera de nosotros.
Tú resumes las viejas tribus, las cacerías,
los primeros valles sembrados
y mi sed recoge en ti toda la saga de
este mundo. No son mitos,
el mito es la mentira:
que sólo existimos una vez,
que cada uno es sólo uno.
Todos viven en ti y tú vives.
Las olas del tiempo inmemorial
y las estrellas.
Oh sí manto mío de mis estrellas;
la noche te habla antes de sucumbir
al día, las grandes batallas perdidas,
el pasto de los antiguos clanes y de las tribus
remontando por nuestros cursos el corazón
de los caminos del corazón y tus tocadas praderas.



"INRI" DE RAÚL ZURITA

por Julio Espinosa Guerra

Cuando a comienzos de la década de los ’70 Raúl Zurita comenzaba a escribir el poema “Áreas Verdes” nadie se imaginaba que éste se transformaría en uno de los textos fundamentales de la nueva poesía en lengua castellana y su autor en uno de sus poetas principales. Fue seguramente en la escritura de ese poema donde habría que buscar el germen de la totalidad de sus libros, especialmente Purgatorio, Anteparaíso, Canto a su amor desaparecido y La vida nueva.

Curiosamente, a pesar de su importancia, sus textos siguen siendo leídos por una minoría. Quizá sea en México – y no en Chile, su país de origen – donde más se le admira. Y ni qué decir de España, esta España donde todavía quedan ejemplares de la reedición de su libro Anteparaíso publicado por Visor el año 1992.

Es paradójico cómo las obras que se adelantan a su tiempo o que simplemente constituyen un desafío, incluso siendo un aporte, un paso adelante – o seguramente por lo mismo – no calan en la mayoría de los lectores. No, no hablamos de lectores ingenuos, sino de aquellos que deberían poder leerlos, entrarles. Eso le sucede a Raúl Zurita en España, donde su poesía no tiene semejanza más que en los textos aún mal leídos de Juan Larrea y, hoy en día, en las búsquedas de otro maestro del concepto como Eduardo Scala.

Lo que sucede es que las búsquedas y las tradiciones son diferentes y quizá allí radique esa barrera que existe entre la obra del autor y el público español: se lee detrás de estos textos a Whitman, de Rokha, Huidobro, las Vanguardias y la poesía concreta, un cóctel molotov, se podría decir, para una tradición donde se privilegia al García Lorca de Romancero Gitano, al Cernuda español en contraposición al mexicano, a Alberti y Neruda.

A pesar de eso, la editorial Visor se ha arriesgado a editar INRI, el último libro de Raúl, ya publicado para toda Latinoamérica por el Fondo de Cultura Económica.

Hablar de INRI no es hablar de religión en absoluto. Se equivoca quien hace – en poesía – una lectura lineal de los significantes: sí habría que hablar de esperanza y antes, bastante antes, de ciclo y de historia, de cómo la conciencia y el recuerdo – donde la palabra es el elemento principal – son el único bastión para que ocurra el milagro de la resurrección de la carne y la cura del dolor.

Este libro es una larga elegía y lleva el nombre del cristo porque también es una Pasión y un paso por el desierto en busca de la Tierra Prometida, una especie de éxodo laico. No es que se nombre al dios de los católicos y su crucifixión, no es que se nombre la tradición judía del antiguo testamento, sino más bien se trata de la utilización del concepto INRI, de la odisea judía y cristiana para nombrar otro paso por el desierto: la del Chile bajo dictadura: pueblo que vaga por su propio erial, que tiene sus propias plagas, que tiene su propia noche, su judas, su crucifixión, pero también su resurrección.

Para hacerlo no usa un lenguaje religioso ni pomposo ni panfletario (qué cosa más panfletaria que el dogma religioso). Es aquí donde aparece otro elemento fundamental de la poesía de Raúl: construye este vía crucis sobre la base de un imaginario poderoso en símbolos que están despojados de ideología: playa, mar, peces, desierto, montañas, nieve, lluvia, ríos, piedras. Es la propia geología del país la que personifica el dolor y se transforma en un inmenso cementerio, un osario, pero también en el lugar donde debe nacer de nuevo la vida. Por eso la gente, gente llamada por su nombre: Bruno, María, Rubén, Mauricio, emerge y se hunde, como olas, como las piedras en el río, como flores o trigo cegado de cuajo, pero que de todas formas germina después del invierno.

Este poema de Raúl Zurita es mucho más que una anotación sobre el desastre: se trata de la constatación de la repetición de las experiencias terribles, pero también de la constatación de la esperanza.

Vuelvo a repetir: no se lee esta poesía como una historia sentimental de Chile y por añadidura del mundo, sino que se trata, más bien, de un mural donde, como en el Guernica, la bombilla no es una bombilla, la vela no es una vela y el toro no es un toro, pero lo son: confrontación del lenguaje con el lenguaje para decir lo no dicho, el tabú y así sacarlo de la oscuridad, de la negación de existencia y poner sobre la mesa la realidad de la muerte, su duelo y desde allí intentar la construcción del sueño, la utopía aunque sea (y haya sido en el texto mismo) desde y sólo por medio del germen del lenguaje.




SELECCIÓN DE POEMAS DE LOS PAÍSES MUERTOS 
DE RAÚL ZURITA




LOS PAÍSES MUERTOS


Y COMO TÍTERES CULEADOS MARÍN, P. NAVIA Y EL TELONERO MAQUIEIRA LLORABAN PASANDO POR LAS RAJADAS AGUAS


LA MESIÁNICA ESPINOSA VE GIRAR LAS
CORDILLERAS

Y a la mesiánica Espinosa
se le chorreaba el
patibulario zorraje siguiéndome

JCristo 1

Y el amor mesiánica Espinosa
se me chorreaba
siguiéndome

JCristo 2

Cuando giraron las cordilleras
y te vi como de pura punta
mesiánica Espinosa siguiéndome


JCristo 3


Y lentamente la cordillera empezó a girar sobre sí misma mientras las playas se iban elevando como terraplenes horizontales .. atravesándolas

Formando la cruz que nos iba clavando mundo abajo y
era todo el dolor .. la pasión .. la agonía de esas
muchedumbres atravesándose los pedazos entre las
mutiladas aguas

Cuando el cielo de las cordilleras fue el mismo cielo de
las costas y los cielos cruzados desplegaron el desollado
cuerpo de Chile .. entero llagado .. sangrante .. cayendo en
el hundido aire .. Se nos murieron los aires .. gritábamos
nosotros desangrados cielo abajo .. mar abajo .. como
cortados títeres de paja enfilándonos por esas heridas




MI GORDI BISAMA (DJ) MIRA EL BASURAL DE
LOS PAÍSES

Y más atrás venía Rip Bolaño,
el basural Chile, el lector
Squella y otros muertos que lloraban

 - 2666 (Barcelona: Editorial
Anagrama, 2004). Pg. 1126

Y seguía mi tontín Bisama (Dj),
la turca Richard,
Badilla y los más fiambres del barrio

- Op.cit. 1127

Y todos lloraban pasando

- Op.cit. 1128. En el medio
del paso del mar.


Entonces .. como si fueran dos montañas recortándose en
el medio del desfiladero del mar .. vimos los galpones de
los países

Uno al lado del otro .. allá donde todos íbamos pasando y
el asesinato nos reventaba como las rompientes contra los muros de esas cordilleras

Cuando se tendieron los galpones que los mismos Andes parecían trazar hundidos en el medio del océano .. altos abruptos .. allá donde amontonados los países escriben
sus nombres y son sólo sus lápidas las cordilleras de
escombros que miramos .. en el centro del desfiladero del
mar .. enormes .. absolutas .. cortando en dos el Pacífico



ANTONIONI, FELLINI FEDERICO, VISCONTI
FILMAN LOS PAÍSES MUERTOS



Pero a ti ni de presunta te pescaban
paco merluza

- Fellini Federico mira caer la
última nieve sobre los Andes

Ma chi e?

- Visconti Luchino ve nevar los
últimos países sobre los Andes

Y como de pensar ni raja, bellezo se
mandaba su Rimbaud con
velitas ensiuticando esos lobregales

- Antonioni oye la última lluvia
mojar los países sobre los Andes



Entonces llovieron los países muertos .. enteros de
nieve .. mojados .. como un film blanqueándose sobre
las rompientes

En el centro del mar .. dibujando los galpones de los
países muertos igual que dos flores girando entre las
separadas aguas

Entre las rompientes que continuaban abriéndose como
si una nueva llanura cubierta de flores se tendiera hacia
adelante y nos mostrara como nevadas flores muertas
filmadas en el centro del mar .. allí .. donde los países
muertos nievan y somos nosotros filmando la última
nevada .. alba .. tendida .. esfumándose sobre los Andes




EL SÚPER SUICIDA LIRA, LA BRITO, PARKINSON Y
OTROS EN EL MAR DE LA DESDICHA


Y cerrando la fila, como de tina,
el súper suicida Lira
seguía tajeándose el mar en el cuerpo

 - Anotada: sin amor

Y de uno en uno le tocábamos
la joroba a la Brito
por si nos cambiaba la podrida suerte

 - Anotada: sin amor

Y yo me tiraba con la Parkinson
¿entiendes? me tiraba con la
media cara como del papa recitando

- Anotada: sin amor



Y así llegamos al centro del desfiladero del mar .. rayados
los galpones de los países muertos parecían crecer entre las
paradas aguas

Como dos montañas mostrando sus playas muertas .. sus
laderas muertas .. sus cumbres muertas y sobre ellas los
trapos de la vida que fuimos .. cortados .. doblándonos

Cuando hasta el aire comenzó a doblarse y eran los países amontonados entre las paredes de las verticales aguas
donde el abismo es más hondo y somos nosotros los que
vamos pasando frente a esos montones muertos con los
doblados pedazos quemándosenos en la boca .. igual que
tirados trapos de paja llorando en el mar de estas desdichas




EL NUEVO ESTRECHO.


ZURITA
Poema de amor

Y ya casi amanece y no puedo parar
de llorar; de llorar primero por ti
que te enamoraste de un viejo con
Parkinson, y después llorar por
las que me tomaron de los brazos
para que no me fuera y yo también
lloraba como cuando niño pero igual
me fui viejo culeado que ni siquiera
tuviste el culo de matarte y siempre
optaste por ti egoísta de mierda viejo
conchadetumadre paloma arrancá,
arrancá palomitay que no te conviene.




Corte. Y entonces ............

ZURITA ............

Poema de amor ............

Y ya casi amanece y siento mis
lágrimas correr por mi cara y son
como cuchillos cartoneros las
lágrimas cortándome la cara. Me
hiero y me desangro y mi sangre
está repartida por todos partes
como si me carnearan. Sobre todas
las cosas, en todas las cosas y yo
no puedo, no tengo corazón, no
tengo fuerzas, no tengo valentía.
No es nada ¿sabes?
                                     Duerme
entonces niño, que el mar duerma,
que la inmensa desventura duerma.



Corte. Y entonces ..........



SIN AMOR ............

Todos buscan a todos y todos se
encaman con todos
pero nadie se toca con nadie
Hay chuchas de niñas dibujadas
en el cielo
y los hombres toman demasiado
y patean puertas
y se pescan a sus hijas

Población La Dehesa: ..........
Santiago/ sin amor ................

Y las playas están repletas y las
calles están repletas
y los moteles no tienen cuartos
Ese tipo de ojos azules
quizás reparó en mí, pero todo
está repleto como
un camarín hinchado y el
horroroso olor a sudor de la muerte

Población Zapallar: ..........
Costa central/ sin amor ....



COMO CARAS MUERTAS ........

Y nos íbamos cogiendo por atrás
y arriba mi voz sin amor
ordenándote y abajo tu cara
muerta y tus dientes
como un chirrido en un
estrecho cuarto sucio, chillando

Y lentamente .. parándonos .. volvimos a cargar nuestros
restos

Nuestras caras muertas .. poco a poco enfilándonos por el
nuevo estrecho del mar .. como un río .. con los pedazos
sobre las espaldas .. cargándolos

Cuando el hambre .. cuando la sed de amor nos mostró las
millones y millones de pequeñísimas flores marchando
con nosotros mientras atrás el océano volvía a cerrase y
los ojos volviéndosenos miraban hundirse las últimas
cordilleras .. las ennichados galpones .. los países de
costra y sangre como una cara muerta bajo las rompientes



COMO CELESTES FLORES MUERTAS

Giraste la cara y yo mordía desde
atrás tus pómulos
y adelante las flores celestes
estampadas en la pared
recortaba tus brazos torcidos
hacia atrás, aleteantes,
como destripadas alas buscándome

Y seguían abriéndose las paradas aguas .. cada vez más
anchas .. curvándose

Mostrando las otras islas .. los acantilados furiosos .. los
restos que se nos pegaban llorándonos entre las hoscas
rompientes

Recordando en soplos el atravesado país de tablas .. las
giradas cordilleras .. los países amontonándose igual que
montañas de nichos entre las olas muertas .. Se abrieron
los nichos del cielo y los países giraron por un segundo
arriba como celestes flores en el cielo mientras abajo el
mar se cerraba sobre ellos .. estruendoso .. borrándolos



IN MEMORIAM ............

Rodrigo Marquet ............

Tu cara Rodrigo Marquet, la cara más hermosa
que han visto mis ojos:
elegantísimo, camisa verde de seda, corbata gris,
chaqueta también de seda.
Así te vistió tu hermano Teo, Pablo, para la
última pose, para mi última mirada,
                                                                            tus ojos
de flores entreabiertas.
Y yo trataba de besarte sobre el cristal y era como
si tú también trataras
y un rouge imaginario se me pegaba al vidrio
y mis lágrimas y mi saliva se iban quedando
encima, pegajosos,
igual que aguadas de nubes sobre la mirilla.
Nunca se publicaron tus poemas
y acerca de los detalles técnicos: suicidio,
accidente,
qué se sabe del último minuto.
Trataba de besarte en la boca y el rouge se me iba
quedando pegado al cristal
y era como si tú, sonriendo, abrieras tus labios
diciéndome bien, está bien, besémonos.
En cuanto a si habrías estado o no en la noche
de las banderas,
tampoco son cosas fáciles de responder;
tú de bruces
sin amor, en un cuarto pequeño dos meses antes.

Y sobre tus poemas: me importaban más tus labios
y la dureza del vidrio,
tú sabes; todos los poetas somos amantes e inéditos.



COMO PRECIPICIOS YERMOS

Moviste entonces el sexo inerte
contra mis nalgas
despertándome y la oscura luz
del alba bajando
caía sobre nuestras ropas tiradas
en el suelo como los restos
todavía húmedos de un naufragio

Entonces entrando por la hendidura de las aguas .. se
vieron nuestros cuerpos palpándose

Como pequeños botones de flores abriéndose poco a
poco los entreverados miembros que la muerte nos pegó
cuando morimos .. y fue la muerte el tajo del Pacífico

El tajo de los ríos .. de los desmadrados cauces que se
arrojaron sobre los Andes .. La cruz fue los Andes
apuntan los roqueríos mirando nuestros restos que
comenzaban a moverse sin saber si era sólo el viento el
que los movía .. todavía húmedos .. como un naufragio
ascendiendo desde los precipicios yermos de estas olas




SAQUÉ ENTONCES TUS RESTOS

Saqué entonces de encima mío
tus restos y despertando
miré tu boca abierta
y tus dientes chirriándole
a la luna, tus uñas aún clavadas
en mí y eran tus dientes,
cada una de tus uñas, los
pedazos muertos de mis países

Tú serás entonces mis países y era como el mar .. como
nuestros adheridos pedazos despertando

Abriéndose paso entre las últimas resacas .. allí donde el
corazón del cielo palpitando se alza y son las venas los
torrentes subiendo

Abriendo el nuevo estrecho del mar en el cielo mientras
estallan las espumas de las nubes sobre los arrecifes del
horizonte .. Estallará el cielo grita el Pacífico elevándose
desde sus rompientes hasta donde estarán ahora los países
hasta allí donde de todo un sueño estarán los países .. hasta
allí donde estarán los vientos y serán los vientos tus países



LAS PRIMERAS LUCES

Tomé entonces tu brazo yermo
ya tocado por las primeras
luces y lo abracé a mi cuello
como si fueras tú atrayéndome
a tu boca y nuestras caras
tan juntas y tus obscenidades
ronroneadas a baja voz
como las olas de un mar calmo
donde nunca ni nadie se muere