domingo, 14 de noviembre de 2010

1897.- ANDRÉS ANWANDTER




Andrés Anwandter
Anwandter nació en la ciudad de Valdivia en 1974. Estudió psicología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y actualmente trabaja en temas ligados con dicha especialidad. Ha sido monitor del "Taller de Lectura de Poesía Hispanoamericana" dirigido por Jorge Gissi en la Universidad Católica y es director de la Revista Humo, junto a Alejandro Zambra. En 1993 fue becario de la Fundación Neruda y en 1995 obtuvo el primer lugar en el Concurso de Poesía de la Federacion de Estudiantes de la Universidad Catolica. En 2002 recibió el Premio Municipal de Poesía por Especies Intencionales, su segundo libro.
Desde 1993 integra el grupo cinematográfico Centro de Estudios del Inconciente Óptico
Anwandter destaca como una de las figuras más interesantes de su generación. Productor de una obra disímil, experimental y profundamente rigurosa, el autor rastrea las posibilidades del lenguaje a través de una escritura que supone y evidencia tanto su propia elaboración, como sucede en su primer libro (El árbol del lenguaje en otoño, 1996), como las influencias, lecturas y experiencias que desencadenan en poemas, como sucede en el segundo.
Ambos textos sumados a su último trabajo, Square Poems, funcionan como una suerte de investigación sobre el lenguaje: corte y repetición de experiencias, experimentación con imágenes, sonidos y palabras dispuestas sobre el papel desde distintas perspectivas. En este escenario el hablante zanja la distancia entre el mundo de cosas con las que juega, de las que habla y con las que experimenta, y el mundo desde el cual enuncia, es decir forma y fondo.
El trabajo de Anwandter tiene además la condición de introducir en esas formas unidades temáticas que se cruzan con temas como el concepto de nación, los paisajes del sur de Chile, la contingencia política. Estos discursos se mezclan con otros: las lecturas del poeta, el diálogo de disciplinas y la cuestión –hecha texto- sobre la posible cientificidad de la poesía o bien la afirmación de que ésta puede ser una suerte de rumor controvertido, como el de los mosquitos, sobre toda la comunidad de lectores.

Bibliografia de Andrés Anwandter

Chaquetas Amarillas
El árbol del lenguaje en otoño. Santiago, DAEX, 1996
Especies intencionales. Santiago, Quid Ediciones, 2001
Square Poems. Londres, Writers Forum, 2002.
Banda Sonora. La calabaza del diablo, 2006.
Chaquetas Amarillas. Lanzallamas Libros, 2009
Además, junto a Martín Bakero compuso el disco de poesía sonora Motor nightingale (2002–2005, París, Londres y Santiago).



CLAVES PARA UN MONÓLOGO DE DOS

Caminábamos oscuros por la noche sola
de la mano de unos versos que cosían la boca
con un par de puntos a favor del silencio
-un juego de palabras-, la lengua
se hacía un nudo de hilo, para enredar
la metáfora de esas citas nocturnas
que se llevaban a cabo en parques,
cuyos nombres convertíamos en claves
o cruces para marcar el mapa
de nuestros desaciertos.








CENIZA

Fantasma de fantasma, fotocopia
que mira, ignora, inquieta, cada vez
más tenue en la solapa de su madre
-motivo ocasional de nuestra lírica-
imagen entre imágenes de archivo
marco para declaraciones públicas
graffiti en facultades de provincias
concepto de una "muestra colectiva"
papeles que levantan de la calle
los pasos apenas, el viento.
Basura
que alguien barre, amontona, y luego quema.




EVENTO

Se asoma en el espejo un pez: desaparece
y entonces (su cabeza) queda un círculo
(que ya se multiplica hacia los bordes)
sobre la superficie de tu rostro. Un pez.





CRÁNEO

Si comienzo a caminar por ese espacio cuya forma
es la forma de un espacio que recuerdo y no conozco
o conozco y no recuerdo: en esos casos
el eco -en esos casos, espantoso- de mis pasos me despierta
todavía ante la puerta de esa forma: abierta.



LA LECTURA

El juego concertado de tus párpados
le da ritmo al transcurso de estos versos
o a la imagen que reflejan: tus ojos
te observan igualmente intermitentes
buscándolos perplejo, entre las letras.



CALIGRAMA

Es preciso abrir una ruta en esta prosa,
espaciar ciertas palabras para instalar
los postes de un tendido telegráfico.
Cruzando el texto en diagonal, este verso
asegura que el sentido del párrafo
llegue al punto en forma de poema.



DUELO

Debe parecer como si tienes
-todo el tiempo de apuntar-
antes del punto un cuaderno
que escribir sobre (la muerte
dispara primero) ese resto
de papel entre tu cuerpo y la bala.




EL ROSTRO

Las letras son los rasgos de la muerte
sus cejas cuando frunces el ceño: no entiendes
que en este poema la muerte se escribe en tu cara.

***

Desde hace más de un siglo
la vocación por la poesía requiere
de la cohabitación del escritor
con un demonio. Baudelaire
trató de conjurarlo orando
su humor satánico (secreto
alquímico ausente en los tratados
su posibilidad): la expulsión
de esta bestia en poetas actuales
es signo de su triunfo, y una prosa.

(De El árbol del lenguaje en otoño)




LONG PLAY

(en tomo a "Hat and Beard" de Eric Dolphy)

Un contrabajo camina a tu lado en el otoño de los parques
o en tu cuarto lleno de hojas, das vuelta como un león destronado
calculando el perímetro de la jaula, geómetra
también al disolverte en los deseos y los días
un vaso de agua, esta escritura incipiente
se acumula junto al polvo que levanta el jazz.




NOSTALGIA DE COSAS QUE NO HE VIVIDO

Como la vida privada de los árboles
(o de los náufragos): aferrado a estas palabras
en el océano como una mesa
cubierta de partituras, y un barco
navegando en los ojos, escribo:
una imagen absurda que se confunde
con la nostalgia de cosas que no he vivido,
como la vida privada de los árboles
o de los náufragos.



LAS UVAS

Un racimo de besos, el verso
no alcanza a compararse en su transcurso
más que a sí mismo, dulce y numeroso
como un puñado de pasas, tus besos
se arrugan lentamente en las palabras
del verso con que intento compararlos.





TODOS LOS GATOS DE LA REGIÓN SON UN


RUIDO EN EL TECHO (ANTONIO CISNEROS)

Los gatos de un agosto anterior lloran ahora
con melodía pálida de notas, largas
como un monólogo quejas en el tejado tarde:

los gatos, unos maricas
con todo el llanto envuelto en un paño
a la hora de arrancarse las pestañas
y las uñas,
..... rascan en las tejas
-cascando la cabeza un sobresalto-
para acompasar el bolero, pena

de la cual no anotas más que gatos
-la manera de las mariposas
(su transfiguración)-
un tropo, alguna cita a propósito.





CLAVES PARA UN MONÓLOGO DE DOS

Caminábamos oscuros por la noche sola
de la mano de unos versos que cosían la boca
con un par de puntos a favor del silencio
-un juego de palabras-, la lengua
se hacía un nudo de hilo, para enredar
la metáfora de esas citas nocturnas
que se llevaban a cabo en parques,
cuyos nombres convertíamos en claves
o cruces para marcar el mapa
de nuestros desaciertos.





EL TEMPLO

Tu aliento es la humedad que necesito
para hacer crecer el nombre de una planta
entre las ruinas de este templo: el poema
de tus ojos, un ensayo aún tembloroso
de comparar esas pestañas con helechos.





CARTA

Como se descuelga tu pelo, una canción
o el verso que le da comienzo se descuelga
de mi boca hacia el espacio de tu voz...

-alzas la vista del papel y tu pelo
se escucha crecer con la lluvia
(yo te imagino ante una ventana), escribo:

...la lluvia hace del aire un arpa
que entona la canción de nuestro idilio,
lo conduce lentamente al silencio.





LA INSPIRACIÓN

El inútil corazón de las palabras
late inútilmente otra vez: una figura
que no alcanza a bombearse a sí misma
la sangre que repita el hastío, el inútil
corazón de las palabras exhalando

su postrera expiración.





Condenado a un oficio menor, como barrer
los pasillos que abandonan las palabras
maldigo a mis patrones entre dientes,
entre versos que no alcanzan a roer
la estructura de este viejo edificio: el poema
en que trabajo hace unos meses con desgano.



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